domingo, 11 de mayo de 2025

Y NO hay muerte y NO hay límites. SOLO AMOR. Jn 10, 27-30

ES CUESTIÓN DE VIDA.
De esto nos habla el evangelio de hoy, aunque hayamos dejado los evangelios de los encuentros con el Resucitado.

De la VIDA se trató toda la Pascua.
De Vida que no pasa... de Vida que no depende de cómo estamos ni de cómo nos sentimos.
De Vida Verdadera... de Vida eterna.
De esa Vida que da y defiende el Buen Pastor del evangelio.

Qué difícil nos resulta dejar ciertas ideas sobre lo que significa la Vida eterna... muchos seguimos pensado en una vida biológica en el más allá. Seguimos esperando que después de la muerte se nos devolverá está vida que ahora tenemos. 
Y los evangelios nos hablan continuamente de una VIDA que hay que conseguir aquí y ahora... y que no tiene nada que ver con la biológica.

Cómo nos cuesta escuchar lo que dice la palabra cuando no está de acuerdo a nuestras creencias, a nuestros prejuicios y a nuestras necesidades. Nos olvidamos muy pronto las palabras dichas al anciano Nicodemo: "Hay que nacer de nuevo. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu, es Espíri­tu".

Necesitamos abrirnos a la novedad que nos invita a descubrir que esa VIDA nos alcanza cuándo, llevados por el Espíritu, nos entregamos cómo don a los demás.

De ahí la imagen del buen pastor, que aparece en la Biblia muchas veces como una manera de hablar de cómo Dios vela por la vida de su pueblo; dónde también encontramos denuncias contra aquellos "falsos pastores" que utilizan a Dios en favor de ellos mismos.

"YO SOY EL BUEN PASTOR...
MIS OVEJAS ESCUCHAN MI VOZ...
YO LES DOY VIDA..."
Al mirar cómo Jesús buscaba relacionarse tratando a todos de igual manera, resulta difícil pensar que él se hubiese definido como un pastor que llevaba detrás de sí ovejas.
Aunque si podemos encontrar en él, un modelo de cómo deberían ser las relaciones humanas, dónde nadie se sienta más que nadie... dónde nadie se aprovecha de nadie...
Jesús, a través de ese modo de relación, dónde estaban presentes el servicio y la preocupación de corazón por cada uno, por cada una, llegó a ser plenamente humano... plenamente uno con Dios.
Seguirlo... "ser de los suyos"... significa entonces, comprometer la vida junto con él -y como lo hace Dios- en favor de los demás... llegando a aceptar a los demás como lo que más importa.
Por esa razón no bastará con sólo oír su voz, sino que habrá que ESCUCHAR... 
Es en la ESCUCHA donde percibimos la VIDA que nos viene del BUEN PASTOR...  pero, ¿podemos escuchar cuando hay tanto ruido dentro nuestro? 
"El Silencio no es ausencia de ruidossino ausencia de ego"
¿A quién escuchamos nosotros?
¿A quién queremos escuchar? ¿Acaso no escuchamos muchas veces lo que está de acuerdo a nuestros intereses?

Escuchar significa acercarse sin prejuicios -sin juicios previos- y aceptar lo que nos dicen aunque eso suponga cambiar nuestras convicciones.
Escuchar significa ponernos en movimiento -es salir, ir detrás de...-, buscar alternativas, sabiendo que tenemos en nosotros la posibilidad de vivir la vida de otra manera y que esta coincide con lo mejor de lo humano que llevamos dentro.  
Escuchar es seguirlo en sus formas de romper con la indiferencia -"no elegimos que escuchar o a quién escuchar"-; es romper también, con ciertas maneras de mirar a los demás para posibilitar la misma experiencia, el encuentro con esa vida que todo lo sostiene y que en todos fluye.


ESCUCHAR Y SEGUIRLO... es lo que nos da VERDADERA VIDA.
Si lo escuchamos y lo seguimos, la Vida que está por encima de las limitaciones de lo físico, se despliega en nosotros como sucedió en la persona de Jesús. Somos alcanzados por la Vida en el Espíritu.

Vivir desde esa consciencia, le permite a la vida que nos siga sorprendiendo, aunque sea lo mismo lo que vivamos. Siempre habrá novedad.
Nos libera de "tener que ganar siempre", haciendo que los demás puedan tener un "respiro" de nuestras exigencias, de nuestros chantajes, que se perciben detrás de tantas palabras que decimos; que no hacen más que violentar -de muchas maneras- la vida de los demás.

Vivir desde esa consciencia, nos hace andar más atentos a las actitudes de "ladrón"  que arrebata y no le importa la vida de los demás... cuidando los buenos tratos... no confundiendo esto con poner límites, y haciendo una lectura más delicada si se trata entre niños.

Vivir desde esa VIDA -escucha y seguimiento de los modos de Jesús-, es haber llegado a la misma meta que Jesús:  HACERSE UNO CON DIOS.
Allí no hay muertes, no hay límites. 
Solo AMOR.
Y las entregas son algo espontáneo.
Y la disponibilidad es otra forma de decir HIJO... de decir HIJA.


¿Cuál será entonces el camino para vivir desde este centro?
¿Qué huellas podemos seguir para tomar cada vez más conciencia de quienes somos en verdad -de lo divino que habita en nosotros- y vivir desde ahí?

DESARMARSE. Superando las apariencias. Dejando que el personaje se desarme.
DESPOJARSE.  Saliendo de los engaños, de las mentiras e ilusiones.
DESCENTRARSE. Entrando en la dinámica de nuestra auténtica existencia; siendo conscientes de cuánta atención le damos a nuestro ego.
SILENCIARSE. Para identificarnos totalmente con lo que hay de Dios en nosotros.

Somos "infinita apertura".
Somos "pura receptividad".
Somos "donación".




No hay comentarios.:

Publicar un comentario