martes, 13 de febrero de 2024

CUARESMA, TIEMPO DE ENCUENTROS.

Comenzamos el tiempo de la Cuaresma con el
gesto de la imposición de las cenizas de los ramos de olivos del año pasado.

Aquellos ramos tuvieron que pasar por el fuego para llegar a ser cenizas; y aunque nos hable de algo que muere, las cenizas son promesas, es fuerza de que algo nuevo puede nacer.

Podemos entonces superar ese pensamiento que reduce el gesto de las cenizas sólo a la humildad y descubrir que las cenizas hablan también de vida por venir - de proyecto por nacer.

Permitamos que nuestro viejo corazón se haga cenizas. 
Que el Fuego del Espíritu entre al corazón por las brechas de la vida que nos dejan desnudos, y renazca la vida y la fiesta.
Permitamos que el Fuego de Dios calcine en nosotros y en los demás toda violencia -toda forma de opresión-, todo sometimiento y prepotencia, todo miedo y toda desesperación.
Y cada espacio, descubierto y animado por el Fuego del Espíritu, sea para más apertura y entrega.

Cómo en cada "ahora" que vivimos, la Cuaresma es un tiempo para reencontrarnos con aquellas cosas que apasionan el corazón de Dios.
Es un tiempo para dejarnos tomar de las manos y ser conducidos a MÁS VIDA, que tiene forma de "amor pequeño, inclinado y servidor".

Es verdad que frente al camino que iniciamos hoy - en el horizonte - aparece la cruz - lo desfigurado y deshecho de la vida - lo incierto y lo doloroso del camino también está ahí.
Pero sabemos que cuándo nos hemos confiado -aun caminando cuesta arriba - hemos experimentado más autenticidad en la vida.

No tema el corazón!!! 
Alguien allí se mantuvo amando... 
y dejo el camino abierto.

Para eso nos ofrecen unos medios -oración, ayuno y limosna- que quieren ser pistas por dónde caminar para despertar en nosotros el deseo de más vida.
Descubramos que la oración -"en quién confío?"-, el ayuno -"qué llena mi vida?"- y la limosna -"de quién dependo?"-, iluminan de alguna manera todo nuestro mundo de relaciones que muchas veces está atravesado por lo puramente instintivo que nos lleva al individualismo y a la indiferencia, al uso de los demás y a toda forma de sometimiento.

Nuestro AYUNO será verdadero entonces si nos animamos a despojarnos de todo ese equipaje inútil que busca sostenerse por fuera de Aquel que nos dice Quienes somos.

Será verdadero si tomamos contacto con nuestra pobreza radical que nos hace uno con los demás.
Será verdadero si nos convierte en constructores de reconciliación y libertad - dejando de ser detractores de los demás.

"Este es el ayuno que yo quiero...", 
aquel que abierto a la gratuidad comparte sin calcular con aquellos que viven despojados de lo necesario.
"Este es el ayuno que yo quiero...",
el que hace más lugar a Dios en nosotros porque hay mucho okupa en nuestro interior.

Como en cada "ahora" que vivimos, la Cuaresma es una agenda dónde cada domingo seremos citados en un lugar distinto, con la intención de que nos inclinemos hacía el lugar dónde en verdad acontece la fiesta y así la vida tenga otros colores.
¡¡¡Acudamos a la cita!!!

Buen camino hacia la pascua;
camino hacía dentro;
camino de libertad de lo que esclaviza,
camino hacía la "otra orilla".


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