lunes, 27 de septiembre de 2021

Facilitadores de VIDA. Mc 9, 38-48

"Juan le dijo a Jesús: 
- Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios invocando tu nombre y hemos intentado impedírselo, porque no nos seguía a nosotros. 
Pero Jesús le replicó: 
- No se lo impidan, pues nadie que actúa con fuerza como si fuera yo mismo puede al momento maldecir de mí. O sea, que quien no está contra nosotros está a favor nuestro..."


Quien sabe de dónde le viene lo que tiene... lo que hace... no levanta muros para defender "lo que cree como propio" cuando esto mismo se muestra fuera del ámbito "controlado"... porque sabe que todo es Don y que el único privilegio que celosamente tiene es el ser servidor de un Don que es más grande que él... de un don que nos alcanza.

Pero es una tendencia de nuestro "corazón herido" detenernos en lo que nos divide... en lo que nos diferencia... tal vez... para sentirnos de alguna manera "mejores que los otros" o porque nos creemos "dueños" de lo que in-merecidamente hemos recibido... o porque tenemos miedo de perder algún tipo de privilegio que creemos que viene con el hecho de haber sido encargado de algo.

Nos olvidamos muy rápido que toda persona humana es portadora de un "misterio" que no podemos alcanzar... y tranquilamente seguimos cantando, con nuestras observaciones "fuera de la iglesia no hay salvación"... fuera de nuestra visión -de nuestra concepción- de las cosas no hay nada.

En nuestras maneras de hablar y de juzgar seguimos descubriendo que en nosotros muchas veces el miedo es el criterio desde el cual nos estamos relacionando con los otros y con las situaciones que se nos presentan... cuantas barreras levantamos porque piensan o sienten... o actúan distinto.
Y esto puede aparecer tanto en personas que están aferradas a ciertas normas o mandatos que percibimos como "conservadoras" como así también en aquellas que están abiertas a todo lo nuevo.
Todos podemos absolutizar dichos y formas despreciando a quienes no piensan así... cayendo justamente en lo que se critica.

Y al sentir al otro como amenaza, la mejor herramienta es el juicio duro e intransigente, para separarnos... y quedarnos tranquilos creyendo que Dios hace lo mismo... sin darnos cuenta que al hacer eso hemos hecho de Dios un "ídolo".

Y CUANDO HEMOS JUZGADO YA NOS HEMOS SEPARADO... y es imposible entonces querer acercarse para hacer lo que Jesús llamo "corrección fraterna". 
Y cuanto habrá que desandar para después construir juntos.

Creemos que podemos limitar el amor de Dios... que podemos controlar la "acción de Dios" que transforma la vida desde tantos otros lugares que podríamos juzgar como "no cristianos".

QUIENES DAN VIDA, QUE NO ES OTRA COSA QUE FACILITAR PROCESOS DE MAYOR HUMANIDAD.

SEAN QUIENES SEAN... 
EN EL LUGAR DONDE SEA...
CREAN O NO EN JESÚS... 
LO CONOZCAN O NO...
HACEN REINO DE DIOS 
AUNQUE NO LO SEPAN...
AUNQUE NADIE SE DE CUENTA.

Pero... quienes no están al servicio de la vida... quienes con su mirada aplastan y fulminan los pasos débiles de los demás... 
Quienes no ensucian sus manos con lo despreciable del otro... quienes con sus pies no buscan creativamente donde la vida parece perdida o entrar en la vida del otro pisoteando o usando...
"...si tu ojo... si tu mano... si tu pie..."
Es decir, aunque tenga los papeles que dicen que es cristiano... lejos están del Reino... lejos de su verdad... lejos de su humanidad.


La palabra y los gestos de Jesús son una nueva invitación a romper los esquemas de pertenencia para que, "con ojos nuevos" lo podamos descubrir presente en toda palabra... en todo gesto humano que busca dar vida.

domingo, 19 de septiembre de 2021

SOMOS lo que buscamos. Mc 9, 30-37

¿POR QUÉ TE BUSCAMOS?
¿POR QUÉ TE SEGUIMOS?, JESÚS.

Si atendemos a la verdad de nuestro corazón deberíamos reconocer que muchas veces dentro de nosotros están estos interrogantes... preguntas  que podrían resumirse en una sola:
¿QUIÉN ERES JESÚS?
¿Qué significa para nosotros Jesús?

Buscarlo ha significado muchas veces arriesgarse a andar por caminos que la razón o el "sentido común" nos dirían que estamos equivocados... 
Buscarlo ha significado también tocar nuestras propias sombras y también nuestras expectativas frustradas, ya sea porque las ilusiones de que algo satisfaga para siempre no llega o por querer retener algo que como todo, es un momento.

Buscarlo también ha significado encontrarse con la carencia, con el límite... con la experiencia de saberse en camino... con la percepción de lo inútil que han sido muchas búsquedas y con la impotencia de no poder darse a sí mismo muchas cosas... Experiencias todas estas que han llevado también a dejar de buscar.

"Cuando rezo, ¿a quién le rezo en realidad? Cuando digo "Señor", ¿a quién me refiero?... La respuesta del Abad Eudes resultó totalmente distinta de lo que yo esperaba. Él dijo: "ÉSTA ES LA PREGUNTA, la más importante que se puede formular... en cierto modo, DEBERÍA SER SU ÚNICA PREGUNTA en torno a la cual se organice todo lo que usted hace... ahora requiere una clara decisión si usted desea convertir esta pregunta en el centro de su meditación. Si lo logra, usted descubrirá que ha emprendido un camino largo, muy largo..."
Nouwen H. "Presta atención al Silencio" - 2001

Los discípulos han visto a Jesús hacer milagros... lo han visto acercarse a la gente con muchísima ternura sin importar la historia que cargaban... ellos mismos experimentaron la libertad de saberse con Dios como "amigo" que come con ellos... ríe con ellos... se cansa... trabaja... reza con ellos.
Pero desde hace un tiempo las palabras de Jesús se han vuelto muy duras de entender... hablan de conflicto... de ruptura... de muerte. Palabras que hablan de por dónde pasa a veces, la vida humana, y que nada salva de vivirlas. 
Pero cuánta decepción acarreamos por no aceptarlo.

Creían saber quién era Jesús... pero ahora un abismo los separa... hasta el punto de tener miedo de preguntarle sobre el significado de sus palabras.
Y tal es la distancia con Jesús que pueden seguir discutiendo entre ellos sobre quién era el primero... el más grande.

También nosotros, muchas veces, optamos -sin darnos cuenta- por no preguntar... porque no queremos entender que el camino no pasará por la respuesta inmediata... o por el conflicto resuelto... o por el dolor calmado... o por la herida sanada...

Tal vez no terminamos de convencernos  que el AMOR PASA POR DAR LA VIDA... allí donde sea... allí donde estemos... allí como estemos.
Y QUE ENCONTRAR "VIDA" PASA POR SERVIR... allí donde sea... allí donde estemos... allí como estemos.

Nosotros podemos seguir preocupados por tantas otras cosas: por lo que no logramos; por lo que no conseguimos; por lo que no convencimos; por lo que no fuimos escuchados; por lo que no se dio en el tiempo que nosotros queríamos... etc... etc...
Todas preocupaciones que de alguna manera encierran lo que para nosotros es lo más importante hoy y a las cuales les hemos dado el poder de decirnos si somos valiosos o no... tal vez, en última para sentirnos más importantes que otros... y por ende quién tiene más espacio... 

Y si acaso nos ponemos a servir a los demás -aun desde nuestras profesiones-, cuánto enojo percibimos porque no se nos reconoce... cuánta bronca cuando nos exigen más o las cosas no se dieron como las había planeado... o ya dejan de contar con nosotros.
Sin darnos cuenta que utilizamos "la piedad y la caridad" para diferenciarnos de los demás... para levantar barreras... para sentirnos "buenos" y más cerca de "dios" que no es el Dios de Jesús...

"La piedad interesada provoca divisiones... 
la codicia es la raíz de todos los males..." cfr 1Tim 6

Tal vez necesitamos hacernos conscientes de que seguimos sin entender a Jesús, más aún, de que no queremos hacerlo..., porque de ser así, supondría dejarse llevar por otro camino donde el control no estaría en nosotros... dónde no nos pondríamos a medir la solidaridad o el tiempo que damos... camino donde nuestras pretensiones de poder y reconocimiento... esas... las más íntimas chocarían con un AMOR QUE NO SE IMPONE... no manipula... no obliga... no juzga... mendiga y sirve... es pobre y necesitado.

Tal vez porque seguimos sin querer entender, no preguntamos... no nos preguntamos "¿desde dónde hacemos lo que hacemos? o ¿qué buscamos con lo que buscamos? o ¿quién es el otro para mí?"
Preguntas que nos revelarían a nosotros mismos quiénes somos en verdad y qué es aquello que se está poniendo en juego.  
Preguntas que nos harían entrar en un modo nuevo de entender nuestra espiritualidad -nuestra vida- dónde nosotros -y lo que nos pasa o pretendemos controlar- no son el centro del mundo... dónde en definitiva somos con otros... dónde todo, aun la adversidad, se transforma en don que viene a nuestro encuentro, despertando lo mejor de nosotros... dónde la vida del espíritu entonces, no es una suma de "propósitos de santidad".

En definitiva,
NO QUEREMOS ENTENDER QUE EL CAMINO ES HACÍA LOS DEMÁS... que es allí dónde se nos juega nuestra humanidad... nuestro ser con Dios que se hizo servidor de todos...  y esto aunque estemos dolidos y rengos.
Porque nuestra esperanza no radica en que algún día las cosas sean distintas... o el dolor se calmará... o la herida sanará...

NUESTRA ESPERANZA RADICA -tiene como suelo- EN QUE DIOS ESTÁ CON NOSOTROS ARRODILLADO ANTE TODA VIDA HUMANA... sirviendo... "esclavo como un niño que no cuenta"... no porque "tiene una baja autoestima", sino porque ama.

NOSOTROS HEMOS DECIDIDO LIBREMENTE ADHERIRNOS A JESÚS.
HEMOS CREÍDO QUE ESO ES LO MEJOR PARA NOSOTROS.
Descubramos entonces que en el servicio a los demás además de hacernos más señor de nosotros mismos, más crecemos en humanidad.

"Somos lo que buscamos.
El Mar está en la acuidad
de la gota que somos.
Aún no lo sabemos"
J. Melloni




domingo, 12 de septiembre de 2021

"SOMOS generadores de experiencias". Mc 8, 27-35

Nos acercamos ante un cambio de rumbo no sólo en la vida de Jesús, sino también en la de los discípulos. 
A partir de ahora hay una enseñanza nueva que muy poco tendrá que ver con lo vivido alrededor de Jesús y menos tendrá que ver con las esperanzas -expectativas- que tienen los discípulos.
Es como si aquí el crecer significará abrirse y dejarse configurar de nuevo.

NO BASTARÁ HABER VISTO A JESÚS.
Habrá que aprender a mirar desde la perspectiva de Dios.
Habrá que dejar que su experiencia despierte en nosotros lo que está dormido.

Jesús habiendo decidido subir a Jerusalén comienza por anunciar el mensaje de la cruz tal vez movido por los conflictos que han ido surgiendo a partir de sus palabras y de sus gestos con aquellos que eran los depositarios de la verdad y de Dios.
"EN EL CAMINO" ... en el lugar donde los pies dejan paso al corazón Jesús comienza por preguntar sobre lo que la gente dice de él... no tanto porque le preocupará lo que la gente pensaba de él sino porque tal vez se daba cuenta de que no iban entendiendo nada.

Los discípulos sienten que pueden manejar aquella pregunta... trasmitir información es algo que cualquiera puede hacer... pero de repente esa pregunta es a la propia vida:
"Y USTEDES, ¿QUIÉN DICEN QUE SOY YO?"

No es posible contestarla con definiciones de catecismo o con frases hechas.
Somos como obligados a inventar una respuesta que necesariamente debe surgir de la experiencia.
Es el momento donde sentimos que algo dentro se despierta y que la palabra que damos nos compromete.

"Pedro respondió: TÚ ERES EL MESÍAS"
Es como si experimentará un momento de Dios... como si la aceptación sentida y vivida junto a Jesús le hubiese dado la claridad para poder ver en aquel hombre de galilea -que hacía lo mismo que él hacía- al Dios que tantas veces había escuchado que acompañaba y salvaba a su pueblo.

Es como si Pedro hubiese "despertado" a lo que estaba pasando y decir:
- "Tú eres el Mesías. TÚ ERES LO QUE BUSCÁBAMOS.
Tú eres lo que anhelaban nuestras entrañas más profundas que por mucho tiempo no sabían que hacer ni dónde buscar.
Tú eres Verdad. Nuestra Libertad...
Eres todo cuanto nos habían dicho nuestros padres.
ESTAS AQUÍ Y ME TRATAS COMO AMIGO.

SIEMPRE HAS ESTADO AQUÍ.
Pero que difícil se hizo y se hace reconocerte."
Por eso esta no será la meta a la que tenía que llegar. Tal vez Pedro pensó que habría aprobado los exámenes y que el camino terminaba con descubrir esto.
Pero este era un punto de partida.
Había que comenzar ahora un camino donde el rostro de Jesús se le iba a ocultar cada vez más.

Después de hacerlos callar porque la comprensión de su persona como Mesías no era del todo verdadera "comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos..."
Jesús les dirá que su ser Mesías no pasará por la búsqueda del poder o dominando desde la fuerza sino que será un camino donde preferirá el rechazo, el rebajarse, la pequeñez... para mostrar algo que sólo Dios puede hacer -y no el hombre-: 
-Que el amor es verdadero sólo si se expone al rechazo.
-Que la plenitud humana no va de la mano de algo que nosotros podemos manejar... pero sí disponernos.

Pero Pedro se ve en la obligación de corregirlo convirtiéndose así en un obstáculo para Jesús.
"RETÍRATE, VE DETRÁS DE MÍ SATANÁS", le dice Jesús.
Pedro no puede comprender que lo de Dios venga por otros caminos.
Pedro no conoce a Jesús.

Qué difícil nos resulta aceptar las evidencias de las cosas que no son de nuestro gusto.
O admitir que algunos argumentos desbaratan nuestros mejores sueños.
Podemos alimentar nuestra vida con mentiras o esperando que ciertas cosas se cumplan.
Podemos ser capaces de rechazar lo que nos puede hacer mucho bien porque no viene como lo esperábamos.
Cuánta presunción hay en nosotros queriendo enseñarle a Dios a ser Dios.

Y el camino de Jesús determinará también el camino del discípulo.
"El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo,  que cargue con su cruz y me siga...
Pero el que pierda su vida por mí 
y por la Buena Noticia se salvará..." 

"Si alguno quiere..."
Tal vez quisiéramos que él eligiera por nosotros para que sea menos dificultoso.
"Si alguno quiere..."  Siempre estaremos ante alguien que nunca se impondrá por la fuerza y nunca dejará de respetar nuestra libertad.

PERDER LA VIDA PARA GANARLA.
Que difícil será acostumbrar al corazón a esta forma tan diferente de encontrar VIDA dónde "somos en la medida en que entregamos nuestro ser".
Esto no será en la reserva  o en la construcción de algo, donde mucho o todo está bajo nuestra mirada; no será en la acumulación o en lo que llamamos discreción, tan sujeta a lo que dirán los demás.
No será dentro de los límites que establecen los miedos o las ganas, tan sujetas a nuestros estados de ánimo…  no será en los dogmatismos que encierran y ahogan…

PERDER LA VIDA PARA GANARLA.
Habrá que dejar que ciertas cosas estén en nosotros como las percibimos... no completas ni satisfechas... abrazando cada momento, cada situación como es... con la actitud de quién se abre a recibir.
Habrá que elegir "disminuir para que él crezca" abandonando cada vez más esos impulsos de autoafirmación con los que buscamos defender algo, como si algo de lo que somos o tenemos no lo hayamos recibido. 


"Disminuir para crecer.
Morir para vivir.
Desaparecer para Ser.
Darse para tenerse.
Perder para ganar..."

Dejando de vivir a costa de los demás para ser "ocasión de vida" y no amenaza.
Dejando que el "okupa" sea desalojado para que la entrega de Jesús sea en nosotros.

domingo, 5 de septiembre de 2021

ESCUCHARTE SEÑOR, para volver a decirnos. Mc 7, 31-37

¡ÁBRETE! 
NO TENGAS MIEDO
es el grito de Jesús a nuestras vidas.
es el grito en Jesús, que reclaman los que no tienen voz alrededor nuestro.

Es difícil escuchar este grito cuando tantas han sido las voces que han hecho callar lo defectuoso que hay en nosotros condenándolo como equivocado y malo... hasta llegar a interpretarlo como un "castigo de Dios".
Cuánta censura sigue habiendo en nuestra humanidad para decir lo que sentimos... lo que nos pasa... lo que nos asusta... lo que hay de oscuridad en nosotros.
Cómo expresar lo que se lleva dentro cuando de antemano hubo una historia de sometimiento y el silencio era el mejor refugio.
Cómo escucharse si solo se han recibido palabras de desaprobación que aumentaron las sensaciones de desamparo y de exclusión. 

Jesús comienza por llevarlo aparte...
Como dándose todo en ese tiempo... dedicándole toda la atención. 
Lo lleva aparte de cuanto lo han sometido al silencio y a la exclusión.

La curación -la transformación- no se produce cuando se tiene la impresión de entender hacia donde se camina.  Comienza cuando se entiende que de aquella mano se puede fiar... que podemos volver a decirnos... comienza cuándo podemos volver a experimentar que se ha restaurado el puente de la comunicación, con nosotros  mismos y con los demás.
Pero para eso será necesario dar un primer paso de confianza, que nos hace salir aun del lugar de sufrimiento que, aunque nos aislaba, nos daba una cierta identidad. 
¿Cuáles son las cosas -ideas, prejuicios, enojos, comentarios, resentimientos, indiferencias, etc- a las que seguimos aferrados -y sentimos que nos hacen sentir que vivimos -que algo tenemos- pero nos impiden fiarnos de aquella mano y nos mantienen incomunicados?

Qué difícil que es elegir fuera de lo conocido... tal vez por eso tropezamos varias veces con la misma piedra.
Qué difícil es volver a comunicarnos

¡ÁBRETE! 
NO TENGAS MIEDO, le dijo Jesús.
Ábrete a romper con las historias que te seguís contando para seguir estando en el mismo lugar.
Ábrete a ser consciente de que nada de lo vivido podrá jamás dañar lo sagrado que hay dentro.
Ábrete a soltar los rótulos con los que seguís amordazando la propia vida.
Ábrete a dejar el lugar de víctima y a serte responsable de mirar y de elegir por dónde caminar. Ya no son los otros.
Abre los ojos... y los oídos y escucha a los que también permanecen silenciados y excluidos.

¡Ábrete!
No tengas miedo.
Es la voz de Aquel que sabe que estamos hechos para el encuentro y la comunión... la cerrazón nos enferma... lo "no dicho" nos mantiene prisioneros y nos hace dependientes de cosas que nos dañan.
Es el grito de Jesús que sabe que nuestro corazón se cierra fácilmente buscando tal vez, un poco de seguridad...

Es la voz de Aquel que no renuncia su espacio de “ser el centro” dentro de nosotros…
Es el grito de Jesús frente a la oscuridad de nuestras propias palabras o sentimientos o relativas verdades que no hacen más que confundirnos y hacernos sufrir...

Es la voz de Aquel que nos grita que podemos perder el control… que no pasará nada… que en sus manos estamos… que nuestras vidas no dependen sólo de nosotros.
Es el grito de Jesús frente a los miedos que no hacen otra cosa que paralizar nuestra creatividad… aún nuestros deseos.
Es la voz de Aquel que nos permite experimentar el límite, la debilidad... Que le dice a la vida que es búsqueda y que no se deje paralizar por el miedo a equivocarse.

Es el grito de Jesús que sabe… que cree en las segundas oportunidades…
- ¡CREAN!, nos dice:
LA VIDA ES CAMINO. ES PROCESO.
CREAN EN EL TIEMPO.

Es la voz de Aquel que no se rinde ante nuestra primera reacción que muchas veces es no… y no deja de buscarnos… cree en nosotros… cree en lo que ha creado.

Es el grito de Jesús que nos invita a perder para ganar… a vaciarse para recibir... a soltar para que fluya.

Es la voz de Aquel que sabe de Amor en medio de toda obstinación y ceguera… de aquel que no hace depender la felicidad de lo que pasa.

ABRITE!!!
NO TENGAS MIEDO…
NO CREAS QUE YO NO PODRÉ
BANCAR TU VIDA CON UN POCO MÁS DE LUZ...


¡Qué escuche tu grito, Señor!
cuándo me rinda
cuándo me cierre
cuándo el no ver me paralice
cuándo la queja cubra todo
en la ansiedad
en el dolor
cuándo el rencor me encierre
cuándo mi ego me reclame
en mis lágrimas
en mis miedos
cuándo no quiera escuchar
cuándo el futuro sea incierto
en mi debilidad
en mi oscuridad
cuándo sienta que los sueños se rompen
cuándo me sienta vencido
en mi silencio
en mis dudas.
cuándo ya no rece
cuándo me gane la indiferencia

Cuándo no te pueda ver en mí o en mis hermanos...