Presentir una Presencia
es intuir que Dios está te esfuerces o no... lo quieras o no...lo busques o no... está ahí sosteniendo tú vida.
Y es en los comienzos del camino donde podes percibir un entusiasmo que hace brotar el deseo de escucharlo... tal vez porque has experimentado libertad cuando te has dejado llevar por aquello que has intuido dentro...
Pero también debes reconocer que te "desconectas rápidamente"... que la atención a esa voz es algo "intermitente"... es de a ratos...
Porque escucharlo supone soltar espacios y personas en donde la vida encontró seguridad... escucharlo supone dejar ciertos conceptos o imágenes de uno mismo que mantenerlas exige un alto costo a la propia emotividad...
Escucharlo supone estar atento a los propios sentimientos... sin condenarlos ni reprimirlos... pero sin darle el carácter absoluto que a veces le has dado...
Escuchar aquello que viene de más adentro supone dejar de esperar que los demás, no sólo opinen, sino también acepten tus decisiones...
Escuchar será como andar en medio de la noche... sin saber a donde vas... pero sabiendo que Aquel que te invito a dejar la tierra de tus propias seguridades es fiel...
Dejar para andar... aún todas esas imágenes que te hiciste de Dios... para escuchar una sola voz... que señala, muy en lo profundo, hacía donde caminar...
Y mientras caminas
ser transformado
en aquello que escuchas...
Porque la transformación no puede depender de tú voluntad... frágil y dependiente de tantas cosas... sino de la escucha de Aquel que te habita en lo profundo.
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