Valga este argumento para decir que no es posible negar que dentro nuestro habita un anhelo muy grande de amar y ser amados.
Y tampoco no es posible negar que por razón de las experiencias negativas vividas hemos construido muros para protegernos y guardarnos de lo que consideramos una amenaza a nuestras seguridades.
La búsqueda de Dios se había convertido en tiempos de Jesús en una razón más para levantar muros con otros pueblos - se sentían mejores porque tenían más preceptos que los demás-; y también su observancia era razón para separar puros e impuros... enfermos y sanos... pobres y ricos.
Todo estaba justificado por el cumplimiento o no de una ley que se decía "en nombre de Dios".
¿Qué es lo que estaba bien entonces?
¿Qué era lo correcto?
Podríamos decir que aquel escriba que se atreve a preguntar está inmerso en un tiempo marcado por la confusión sobre qué es lo importante - lo esencial - donde tal vez -como hoy- es de "locos" pensar o sentir de otra manera... donde decir algo que se cree más esencial tiene como consecuencia el ser calificado de un grupo o de otro.
Se había llegado -en la experiencia de fe- hasta el punto de poder justificar el desentendimiento del otro por no romper con una ley... o no cumplir con alguna obligación.
¿QUÉ ERA LO IMPORTANTE EN LA VIDA?
Cuántas cosas -muy importantes- seguimos poniendo en primer lugar o defendemos con mucha pasión descuidando lo esencial... o tal vez atacando al otro... o tal vez descalificando o haciendo sentir al otro todo el desprecio aún el de Dios.
¿QUÉ ES AQUELLO QUE NO PODEMOS PERDER DE VISTA PENSEMOS LO QUE PENSEMOS... O HAGAMOS LO QUE HAGAMOS?
Tenemos muchas razones - demasiadas - para estar lejos unos de otros y aparentemente son cada vez menos las razones para la comunión entre nosotros y con los demás.
"¿Cuál es el primero de los mandamientos?... pregunto el escriba."
Jesús le responde al escriba trayendo del Antiguo testamento lo que está en lo profundo de la vida... aquello que le da verdadera consistencia... aquello que se ha grabado en nosotros y lo percibimos como ANHELO.
"...Escucha Israel: el Señor nuestro Dios es el único Dios; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo..."
Jesús nos vuelve a hacer conscientes de que no es posible una vida sin amor... sin la certeza profunda de esa fuerza que nos habita y que nos hace reconocernos valiosos independientemente de nuestras opciones... y que nos mueve a reconocer a los demás.
"...Escucha Israel: el Señor nuestro Dios es el único Dios; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas..."
Jesús ubica el AMOR como esa única fuerza capaz de totalizar la vida... como esa posibilidad desde donde todo lo demás puede fluir.
Por eso la invitación a ESCUCHAR.
ESCUCHEMOS para no manipular ni condicionar el afecto según lo que quisiéramos conseguir de los demás.
ESCUCHEMOS para vivir en libertad las relaciones con los demás.
ESCUCHEMOS para saber callar y respetar el modo de sentir de los demás.
ESCUCHEMOS... SOMOS AMADOS.
Dentro tenemos una inmensa capacidad para amar y ser amados.
Si no escuchamos nos arriesgamos a vivir esa capacidad según nuestros criterios... según nuestras medidas.
Si no escuchamos la entrega a los demás pierde sentido...y las decisiones contrarias de los demás o los no reconocimientos se transforman en durezas que van cargando el corazón haciendo más pesada la vida.
Y es justamente en la capacidad de amar,
donde se hace visible y creíble el amor que decimos creer y tener.
ESCUCHAR también nos libera de la idolatría que no es otra cosa que haberse puesto en el centro de la vida haciendo girar alrededor de sí -de las propias necesidades y criterios- la vida de los demás.
ESCUCHAR nos libera de la idolatría de la propia imagen donde los logros - aun espirituales- se han convertido en trofeos haciéndonos creer que somos diferentes o mejores que el resto.
ESCUCHAR el anhelo que se identifica, en lo más profundo, con el AMOR gratuito e incondicional de Dios...
NOS abre al reconocimiento del otro de manera gratuita e incondicional... nos hace experimentar a Dios en la vida.
"Y Jesús le dijo: Tú no estás lejos del Reino de Dios"
Para crecer en GRATUIDAD.
Escuchar.
Para crecer en INCONDICIONALIDAD.
Escuchar.
Para crecer en AMOR DE ÁGAPE.
AMEMOS, ESTAMOS EN DIOS.
SU REINO EN NOSOTROS.
AMEMOS, ESTAMOS EN DIOS.
SU REINO EN NOSOTROS.