domingo, 24 de abril de 2022

PASCUA, sólo lo que abrazamos se transforma. Jn 20, 19-31

Cuánta más dolorosa ha sido la frustración 
más dolorosa será la apertura. 
ENCIERRO y TEMOR.
Qué difícil resulta atravesar lo doloroso de la vida y no quedarnos justamente allí sin darnos cuenta de que eso nubla toda la capacidad de percibir la realidad.

Y si unas estructuras de pensamiento como el no querer "abrazar las heridas de la vida" no mueren... lo nuevo no puede nacer.
Que difícil permanecer en la "ESPERANZA" en medio del dolor sin que el pasado vivido lo domine todo; 
sin buscar culpables ni auto-reprocharse por haber elegido o no; 
sin que la ansiedad de sentirse desamparado nos lleve a alejarnos de todos; 

y sin que la sensación de impotencia del momento nos haga creer que nada podemos hacer, marcando así todas las decisiones.

Existe la necesidad de re-aprender muchas veces lo que significa hacer proceso cuando hay que atravesar la muerte, el dolor o cualquier situación dolorosa.
Tal vez habrá que animarse a dar pequeños pasos... el primero de todos: aprender a silenciarnos -dejando tantas creencias que llevamos dentro- y poner en palabras lo que nos ha pasado.
El segundo: dejarnos recibir por otros que sin juicios y desde una escucha atenta abrazan la vida que allí está herida.

De este proceso -que es pascua- nos habla el evangelio de hoy... compartiendo, estando juntos "cerrados y con temor", poniendo en palabras lo que han sufrido, lo que lástima, hacen experiencia de lo sagrado de la vida -de lo valioso que son- y son capaces de percibir que todo, absolutamente todo, lleva dentro VIDA.
Y allí experimentan PAZ... y el encuentro con la "vida hecha de límite" se vuelve "Cuerpo de Jesús", con llagas y todo, dónde el Amor siempre ha estado, haciendo que de las heridas broten nuevas posibilidades.

El "desde dónde mirar" lo que vivimos... como el "desde dónde vivir" es lo que transforma la vida... y esto sucede con el material que la vida nos da, sin negar ni ocultar nada.

Por eso, necesitamos aprender el arte de la espera que sabe "dejarse hacer" con lo que vive... no crecemos si andamos defendiéndonos de todo o quedándonos en la resistencia o en el enojo... u ocultándonos las heridas que llevamos dentro.  
Es posible esperar en esa Vida de Dios que está como un semilla muy pequeña en cada uno y que transforma el límite y el sufrimiento en un potencial de vida y sanación para los demás.

Y es allí, al "poner en palabras la vida", donde se conectan con quiénes son y a quiénes están llamados a ir... y la pascua, como camino de apertura, se vuelve MISIÓN.
Una ida a los demás que será "en nombre de Jesús", siempre y cuando esté atravesada por el don de la Reconciliación.
Habrá Jesús. 
HABRÁ VIDA DE DIOS SÓLO SI HAY PERDÓN.
Y PERDÓN como posibilidad siempre nueva.

Ese camino de "pasar del encierro a la apertura", "del miedo al anuncio", que vive la comunidad, Tomás también lo tendrá que hacer.
Tomás tendrá  que dejarse rescatar de los espacios que lo han encerrado hasta el punto de sentirse incomprendido y solo con sus llagas.
Y es así que al hacer experiencia de unas llagas -de unas heridas que mantenían la vida aprisionada...  que se reconocen... que se pueden narrar... que no se niegan..., Tomás puede reconocer sus propias llagas, las que mantiene seguras porque están ocultas, las que avergüenzan y bloquean la vida y lo dejan solo y enojado.

Cuanta VIDA sigue aprisionada porque no nos animamos a encontrarnos con nuestras heridas.
Cuántas heridas nos encierran y nos hacen andar con miedos.

NECESITAMOS TAMBIÉN QUE A NOSOTROS NOS RESCATEN DE LA ANGUSTIA Y DEL MIEDO, A LOS QUE PARECE QUE TERMINAMOS AMANDO.

Creer en el Resucitado  es creer que Jesús "amando en el extremo de la vida" mostró lo que está escondido como un tesoro en cada situación.

Que nos abramos a esa "mirada nueva" que es capaz de percibir al "QUE VIVE" en las llagas de los hombres y de las mujeres "de las manos rotas y abiertas" por la pobreza, por la enfermedad, por el desempleo, por la violencia... etc... etc.

"La VIDA que transforma todo en camino" vive en las "heridas abiertas del costado" de tantos que se encuentran solos, o se encuentran descartados, excluidos o padecen el dolor insoportable de la pérdida de un ser querido.


PERO
SEAMOS CONSCIENTES,
solos no encontraremos el camino.

domingo, 17 de abril de 2022

VIDA MÁS VIDA. Jn 20, 1-9

¿Qué paso en Jesús?
¿Qué estamos celebrando en este día?

Aquella primera comunidad cristiana descubrió - en la vivencia cotidiana de lo aprendido de Jesús (de sus modos y de sus palabras) que él seguía VIVO en medio de ellos y que les comunicaba su VIDA.
¿Cómo transmitir esta experiencia?
¿Cómo darla a conocer para que otros lo vivan también?

Difícil fue la tarea de poner en palabras dicha experiencia; y difícil para nosotros hoy "descodificarla" para quedarnos con la verdad que allí se encierra y no quedarnos en los razonamientos de cómo es eso de la "resurrección"; o quedarnos en sentimientos bonitos que se van con el primer contratiempo que nos roce.

Las "mujeres del alba" como los discípulos corren a buscar a aquel... o a aquello que habían perdido... al mismo lugar de siempre.
En una tumba... en la oscuridad de los esquemas conocidos de cómo hay que vivir... en lo frío de los razonamientos o de eso que se considera justo... en lo sin vida de los encierros... en la dureza de las defensas que se levantan para evitar el encuentro... en la desolación o desencanto que dejan muchas veces los afectos... allí será difícil encontrarse con la VIDA.

Allí no encuentran nada... solo unos elementos que les dicen que allí a la VIDA no es posible encontrar.

Por eso, tanto ellos como nosotros ahora, tendrán que atravesar esa dinámica que está grabada en el corazón del "camino" humano: "si el grano de trigo no muere..."

La VIDA que estaba en ellos como está en nosotros no es posible encontrarla si antes algo no muere.

La tumba y todos esos elementos encontrados no son más que anuncios de que existe una VIDA -en un modo de entenderla y vivirla- que no se limita... que no está limitada a esta vida biológica... que no está limitada a lo que pensamos, a lo que sentimos ni a lo que podemos.

Pero como aquellas primeras discípulas y discípulos, nosotros también nos ponemos a correr - nos aceleramos dramáticamente - cuando algo nos quitan, cuando algo oscurece nuestro camino... cuándo sentimos que perdemos.

Si la VIDA está en nosotros... no hay necesidad de correr detrás de nada ni nadie... toda situación... todo momento... no será más que un espacio para encontrarse con ella y disponerse a darse a los demás.


Lo que mezquinamos a los demás es proporcional al espacio que buscamos llenar en las tumbas de los actos repetitivos y automáticos dónde nada encontramos.

Por eso será necesario entonces una decisión en la que le demos más valor a esa VIDA que llevamos dentro que a todo aquello que nos hace andar a las corridas.
Será necesario aprender a mirarnos de otra manera y desde otro lugar... agudizando nuestra atención interior... abandonando las prisas y creyendo más en los procesos.

Que muera -que se rinda- entonces ese que busca defenderse en los mismos lugares de siempre, sobre todo cuándo se encuentra con el límite. 
Y que atentos, conectados con la VIDA que tiene sabor a entrega y servicio, todo se convierta en un lugar de apertura... todo se convierta en camino.

Qué lejos esta esto de lo que hoy llaman "tener experiencia de algo".


sábado, 16 de abril de 2022

VIVE en medio nuestro. Lc 24, 1-12

La resurrección de Jesús es un "no" rotundo a la injusticia y a la violencia.

Es proclamar que tiene sentido… que vale la pena… que tendremos Vida plena si vivimos y amamos como Dios lo hace…
Ni los verdugos, ni los acusadores, ni los traidores tuvieron la última palabra.
La fiesta de la Pascua es, sobre todo, una fiesta de la vida recuperada, de la vida auténtica, de la capacidad de mantener la propuesta de Dios por encima de lo mezquino –aún de lo violento- que pueden venir de un sistema, de una institución…
 
La Pascua  es una fiesta que nace del deseo de celebrar de que vale la pena vivir desde la esperanza que surge de permanecer en el amor… nada tiene que ver con celebrar un sentimiento bonito.
 
Celebramos hoy que la existencia de ese hombre sencillo de Nazaret ilumina y cambia la historia humana.
Es una invitación a no dejar que las preocupaciones ni los dolores cotidianos nos hagan creer que sólo eso es la realidad y aten al corazón a la amargura.
La Pascua de Jesús nos abre los ojos a una vida que comienza justo en los límites de la vida… allí donde nada se espera ya.
 Una vida que no nace de la fuerza de voluntad o del poder o del deseo de querer imponer una opinión o un punto de vista.
Todo lo contrario.
 
La resurrección es  vida que nace del perdón.
Es vida que nace de la misericordia y la reconciliación.
Es vida que nace del amor en medio de lo injusto.
 
La Pascua es entonces la fiesta de la esperanza, de esa pequeña virtud que es resistente a cualquier situación.
La pascua es fiesta de la resistencia.
Con la resurrección, Jesús rompe el cerco de la impunidad.
Su actitud de reconciliación es un grito de justicia.

Jesús perdona a sus victimarios porque sabe que ellos están fanatizados por una moral que en nombre de Dios condena y excluye… porque en definitiva las instituciones religiosas y políticas "sólo hacen lo que saben".
Imponen la violencia y la intolerancia como los únicos medios para sentir que tienen el poder.

Pero, con la resurrección, Jesús apela a la justicia de Dios que es el absoluto respeto por la vida humana y la libertad de todo ser humano.
El perdón, entonces, nace de una conciencia madura, tolerante y verdaderamente libre y es lo que nos prepara para una reconciliación verdadera con los demás.
Porque la injusticia cometida no se remedia con una agresión mayor.

Jesús sabe que el perdón no hace desaparecer la atrocidad del crimen.
El perdón cuestiona la conciencia del agresor y la respuesta del ofendido.
Pues el perdón no es un recurso de emergencia para tapar con lindos sentimientos lo terrible de lo injusto.

La reconciliación y el perdón nacen de una fe muy profunda, de una confianza radical en el Dios de la Vida, de una nueva manera de ver la realidad.
Es ser conscientes en última que la vida no se rige ni se sostiene por la fuerza bruta sino que la vida está sostenida por una infinidad de lazos afectivos.
 
Lo aceptemos o no… nos resistamos o no… estemos dolidos o no… estamos hechos para la comunión.
 
De este modo, la historia humana, bajo la luz del nuevo día, muestra un rostro desconocido en el que predomina el encuentro, la generosidad, la entrega, la confianza, la tolerancia y el amor.
Una realidad que no se identifica con esa dinámica que sólo da para recibir… o da para invertir… para ganar algo…
Sino que nos muestra una nueva humanidad con los brazos abiertos… con las manos heridas pero abiertas… ofreciendo su palma como gesto de apertura sincera… (y no un puño cerrado).

Con la resurrección somos invitados a descubrir que la vida es un derecho que no se negocia… que la vida es única y cada existencia tiene un valor infinito.
De ahí el esfuerzo cotidiano por generar un diálogo creativo como único medio para resolver los conflictos que surgen entre nosotros.
 
Con la Resurrección necesitamos comprender cómo una transformación personal, una transformación al interior de un pequeño grupo, es capaz de cambiar el rumbo de la historia de esa comunidad, de ese grupo.
Esto fue lo que les ocurrió a los discípulos y discípulas de Jesús cuando se encontraron de repente con una realidad sorprendente que se les impuso: Jesús había resucitado.
 
No era la ocurrencia de unas mujeres desconsoladas o de algunos discípulos confundidos. Era la potente experiencia de una comunidad que había descubierto que Jesús los estaba llamando para continuar la misión amando como él… viviendo como él… anunciando el evangelio a los pobres.
Entonces, la resurrección  fue para ellos una experiencia que trastocaba sus expectativas y los ponía de nuevo en camino.

La acción más palpable de la resurrección de Jesús fue su capacidad de transformar el interior de los discípulos.
Los convocaba alrededor de su vida y los llenaba de su espíritu de perdón.
Los corazones de todos estaban heridos.

A la hora de la verdad, todos eran dignos de reproche: nadie había entendido correctamente la propuesta del Maestro. Por eso, quien no había traicionado a Jesús, lo había abandonado. 
Y si todos eran dignos de reproche, todos estaban necesitados de perdón.

Volver a dar unidad a la comunidad de seguidores, darles cohesión interna en el perdón mutuo, en la solidaridad, en la fraternidad y en la igualdad… era humanamente un imposible.  Sin embargo, la presencia y la fuerza interior del resucitado lo logró.
Cuando los discípulos de esta primera comunidad presienten interiormente esta presencia transformadora de Jesús, y cuando la comunican, es cuando realmente experimentan su resurrección.

Y es entonces cuando ya les sobran todas las pruebas exteriores de la misma.
La novedad del Resucitado arranca desde los cimientos las falsas seguridades y lanza a toda la comunidad a encarar la misión con una fuerza y una dignidad hasta ese momento desconocida.

domingo, 10 de abril de 2022

Cuándo la FE se vuelve CAMINO y DONACIÓN. Lc 22,14 - 23,56


Nos encontramos comenzando a recorrer estos días que de manera "litúrgica" (simbólica) condensan el drama de una vida entregada a los demás.
De estos días surgen para nosotros "unas respuestas, unos modos" a esas preguntas que siempre están ahí, y que muchas veces son la razón de nuestros sufrimientos; preguntas que no siempre nos animamos a mirarlas de frente: ¿Qué buscamos en la vida? ¿Cómo queremos vivir? ¿En qué vale la pena gastarla? hasta la pregunta de ¿Cómo queremos morir?

JESÚS HA DECIDIDO IR A JERUSALÉN.
Habiendo agotado todas las maneras para transmitir una nueva manera de mirar la vida, de entender a Dios... habiendo sido rechazado su mensaje...
JESÚS SIGUE DECIDIENDO DARLO TODO 
Aun cuando el rechazo de los jefes religiosos y el no entender de sus discípulos lo arrojea una soledad que hace preguntarse "si todo esto habrá valido la pena"...
JESÚS SIGUE DECIDIENDO DARLO TODO.

Jesús entra a Jerusalén montado en la cría de una asna... evocando aquel gesto profético del rey manso y humilde... la gente lo aclama.
Los RAMOS no indican más que el camino "hacía más abajo" que Jesús ha decidido recorrer.
Camino marcado por la violencia, el odio y el poder de aquellos que ven su sistema religioso peligrar ante el anuncio de un Dios que no condena a nadie. Que ama "sin condiciones" a todos.
Así es la FE, 
camino, 
obstáculo, 
rechazo, 
silencio, 
espera, 
entrega.

"MIREN LA HUMILDAD DE DIOS Y DERRAMEN ANTE EL SUS CORAZONES"

Dice San Francisco.

Miren la humanidad de Dios - Jesús - respondiendo a la violencia con perdón... al odio con ternura... al poder con libertad... AMANDO SIEMPRE... como vio hacer a su Padre... dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas.

Nuestro corazón está hecho a imagen de su Corazón... es posible entonces "PERMANECER EN EL AMOR" en medio del dolor y la muerte;
es posible "PERMANECER EN EL PERDÓN" en medio de la violencia y la injusticia;
es posible "PERMANECER EN LA BONDAD" en medio del rechazo y la incomprensión.

Nada nos justifica cerrarnos indefinidamente... ni responder con violencia a la injusticia... ni buscar solo nuestro bienestar... ni pretender que nos satisfagan nuestras necesidades o se sanen nuestras heridas para entonces amar.

La Pascua de Jesús -como lo ha sido toda su vida- nos invita a mirar cómo la fe se convierte en libertad en medio de las ausencias; se hace espera en medio del silencio... se convierte en entrega en medio de los rechazos y fracasos.

Pero nosotros seguimos insistiendo que todo esto -de la semana santa- es "por nuestros pecados"... en el pago de una deuda... en un Dios necesitado de la sangre de su hijo para quedar satisfecho...  en el sufrimiento injusto de ese hijo como parte de un plan... como lo pensamos también en nuestra vida -para purificarnos - para conseguir la salvación - etc.

Con la PASCUA de Jesús cómo con toda su vida, nos invitan a descubrir que hay otro modo de vivir la realidad... esa realidad - a veces injusta y dolorosa- que muchas veces quiere imponerse cómo toda la verdad que existe.




Pero así como aquella comunidad que sufrió el fracaso de sus modos de entender a Dios... que necesito tiempo para encontrarse con el sentido de lo que habían vivido en Jerusalén... con lo que les proponía Jesús; nosotros también necesitamos tiempo para que la "humanidad de Dios que ha amado hasta dar la vida transforme nuestros modos de amar haciendo de ello el sentido de nuestras vidas".

Que su "humanidad decidida a amar sin límites" ilumine nuestras faltas de confianza... nuestras continuas búsquedas de seguridad... nuestros miedos a ser rechazados... etc.

¿Quién podrá detener la fuerza del AMOR hecho ternura y perdón cuando ha decidido ir hasta las últimas consecuencias?

"Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor ni los ríos anegarlo..."
CantC. 8,9






domingo, 3 de abril de 2022

AMIGO de IGUALDADES, JESÚS. Jn 8,1-11

"Bendito seas Señor porque no soy pagano.
Bendito seas porque no me hiciste mujer.
Bendito seas porque no soy ignorante..." 
reza una oración del Talmud recitada varias veces al día - y que hoy puede darnos un poco de luz sobre la situación de exclusión que sufría la mujer en medio de aquel pueblo.

Jesús ha subido a Jerusalén para la fiesta de las Chozas o de las Tiendas - fiesta de la cosecha y la vendimia que después de la experiencia del desierto se había convertido en una fiesta de Acción de Gracias por lo vivido. Y el día más solemne -cuenta el evangelio - Jesús se había proclamado como la "Fuente del Agua viva".

Y buscando formas y excusas para detenerlo porque ponía en riesgo el sistema religioso... fariseos y escribas -considerándose jueces intachables- le traen a una mujer "encontrada en adulterio".
Pero, ¿dónde está el hombre con quien se encontraba? ¿porque esta ella sola?... la ley exigía el castigo para ambos.

La situación se presenta sin salidas para Jesús... decida lo que decida se arriesga a ir contra la ley... comienza "por escribir en el suelo"..., tal vez no haya sido nada más que eso... pero tal vez -como nuevo Moisés que escribió las tablas de la ley - invitaba a ponerse en contacto con aquel mandamiento más esencial.

O tal vez cambio de posición de estar "de pie" -arriba y lejos- a estar "agachado" -abajo y cerca-... poniéndose de parte de la que está sola... tal vez para mirar y escuchar con ella... no lo sabremos.

Fijemos por un momento la mirada en aquella MUJER... seguramente como la tradición lo ha expresado en el arte: está arrastrada y tirada... sola... con miedo a levantar la cabeza... doblada sobre su propia culpa que no deja emitir palabra... sin defensa porque solo el honor del hombre cuenta.

nota: el adulterio solo lo cometía la mujer casada porque deshonraba al marido de quien era propiedad - no había adulterio si era un hombre casado con una mujer soltera.

En ella podríamos decir que se encuentra toda la historia de las mujeres de su pueblo expuestas a cualquier trato - sin posibilidad de defensa - oprimidas y violentadas, consideradas solo por lo que daban... donde aquella oración "bendito seas porque no me hiciste mujer" tomaba rostro de desigualdad y exclusión.

En ella la historia de cada uno de nosotros - esa historia marcada por lo injusto del desamor o del no reconocimiento.
Esa historia herida por lo enfermo del otro con lo que nos seguimos culpando... sintiéndonos como presos de lo vivido... llevándonos a no querernos y a despreciarnos.
Esa historia que muchas veces queremos ocultar o negar... provocando solo enojo... un gasto excesivo de energía para que los demás no se den cuenta... posturas rígidas y reacciones desproporcionadas hacia los demás.
Esa historia marcada por las pérdidas sufridas... por la soledad sentida como abandono.
Esa historia no amada, no reconciliada, que nos enferma -hasta físicamente en muchos momentos-.

Y unas palabras desencadenan ESPERANZA.
Unas palabras que al principio parecen venir de muy lejos:

"El que no tenga pecado que arroje la primera piedra...
E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo..."

Y porque no quieren hacerse cargo de aquella muerte que los llevaría a enfrentarse con la prohibición civil de no poder impartir ese tipo de justicia... se retiran...
Allí queda desbaratada la tradición y la ley que tantas veces habían usado para excluir y mantener la desigualdad entre las personas y sobre todo con las mujeres.

NO HABRÁ NUNCA NADA QUE EN NOMBRE DE DIOS PUEDA SER CITADO PARA LLEGAR A EXCLUIR O CONDENAR A ALGUIEN.
PORQUE NADA PUEDE OSCURECER EL VALOR DE LA PERSONA HUMANA.

Y tal vez la Mujer seguía con la mirada hacia abajo... y nuevamente unas palabras vienen en su rescate...

"Mujer ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?..."

Pregunta que desarma cualquier prisión en donde nos hubiésemos encerrado... pregunta que libera... que abre e invita a mirar hacía adelante.
"Abriré un camino por el desierto... 
para apagar la sed de mi pueblo..."

Son palabras que invitan a creer y a confiar más en su mirada que en la propia.
Son palabras que vienen haciendo recordar el lugar de donde salimos... lugar con olor a hogar... donde la mirada de Dios basta.

"Ella respondió: Nadie Señor..." ya han desaparecido todos... no hay nadie que acuse... ni yo misma puedo hacerlo.
En la mujer son liberados también aquellos hombres que se creían puros... liberados de su propia imagen conservada a costas de los demás.
Podían dejar caer aquellas piedras que no eran más que sus propios aspectos no queridos... ocultos y negados detrás de los actos de aquella mujer.

"Yo tampoco te condeno... 
Vete, y en adelante no peques más..."


La mujer podía ahora recomenzar su vida desde una mirada nueva; desde una relación de igualdad con los demás... desde una perspectiva nueva.
Era AMADA SIN CONDICIONES.

Podía "correr hacia adelante" - como san Pablo- su pasado, en Jesús, ya no era más una piedra con que castigarse.

Y recibía aquella invitación "en adelante no peques más" no como condición para conservar lo recibido... o desde el miedo a perderlo... sino desde el agradecimiento de haber sido encontrada y amada allí en su mayor fragilidad.
Si Aquel que le había regalado perdón sin preguntarle -y sin que ella se lo hubiese pedido-... no la acusaba... entonces, en adelante, nadie podía hacerlo.

¿Será que seguimos sintiendo que no somos amados?
¿Será que nos seguimos despreciando o culpando que por eso no nos cuidamos?

Seguramente con el correr del tiempo esta experiencia de liberación habrá traído a su vida una renovada paz... una alegre paciencia con sus futuras fallas porque había comprendido que el perdón era primero... más aún cuando recordara de donde había sido rescatada.
Y seguramente conservaba los deseos de tantas otras mujeres que bajo la opresión y la desigualdad seguían soñando con un encuentro que libere... que iguale relaciones... que sane y no condene... que posibilite caminar hacia adelante.

SÓLO UNA MIRADA -EXPRESIÓN DE UN AMOR SIN LÍMITES- 
FUE CAPAZ DE HACER SURGIR UNA RESPUESTA AGRADECIDA.
Y SOLO UN AMOR ASÍ PUEDE CONVERTIRSE EN PASIÓN DE UNA VIDA.


Jesús amigo de toda persona humana.
Amigo de igualdades.

Crea en nosotros un corazón más libre.
Con menos condenas hacia los demás.
Capaz de abajarse para abrazar y levantar.
CAPAZ DE CREER QUE EL PERDÓN 
Y EL AMOR VAN PRIMERO.
Amén