SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

EL GRITO DE JUAN


Cada año en el pórtico del Adviento aparece la figura profética de Juan el Bautista.
El preparó el camino a Jesús con un mensaje tajante: “¡conviértanse, cambien de vida, ya llega el Reino!”
Juan habla con una violencia que sorprende y la liturgia se sirve de sus palabras para llamarnos al Adviento.

La dureza de Juan el Bautista pidiendo conversión es urgente y añade: ¡aprisa, hay que dar frutos!

Grita, Juan, que tu voz resuene en los fueros internacionales, en las cumbres políticas y económicas que deciden que los pobres del mundo son cada día más pobres y los ricos cada vez más ricos.
Todos necesitamos convertirnos al amor, a la justicia, a la solidaridad.
No es algo imposible, lo podemos hacer porque el Reino está aquí. Dios nos tiende la mano.

* Encendemos la segunda vela del Adviento, con la siguiente oración:

SEGUNDO DOMINGO: DOS VELAS

Los profetas mantenían
encendida la esperanza de Israel.
Nosotros, como un símbolo,
encendemos estas dos velas.
El viejo tronco está rebrotando, 
florece el desierto…
La humanidad entera se estremece
porque Dios se ha sembrado en nuestra carne.
Que cada uno de nosotros, Señor,
te abra su vida para que brotes,
para que florezcas, para que nazcas
y mantengas en nuestro corazón
encendida la esperanza.
¡Ven pronto, Señor, ven Salvador!




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