martes, 27 de octubre de 2020

BienAventuRada HumaNidaD... Mt 5, 1-12

CELEBRAMOS hoy la esperanza – la vida de Dios en toda persona humana – la Bondad que se abre paso en medio de cualquier situación.
Celebramos la posibilidad que tenemos de ser plenamente humanos – no por nuestras fuerzas – sino por nuestra atención y disponibilidad al "Don que nos habita".

Para celebrar entonces hoy la FIESTA DE TODOS LOS SANTOS necesitamos en primer lugar renunciar a ser perfectos… aunque parezca una contradicción pero no lo es.
Pretender ser perfectos es seguir cargando con una presión que nos llevará, en algún momento, a vivir más desde las apariencias y el ocultamiento que desde lo que experimentamos como más verdadero: nuestra fragilidad y debilidad.

“Fragilidad y debilidad” – condición humana con la que Dios cuenta 
y no necesita cambiarla ni hacerla desaparecer.

Por eso la “santidad” es un vacío que se descubre… que se acepta y que Dios viene a llenar… diría E. Leclerc… los “no sé”… los “no puedo”… las “insatisfacciones cotidianas”… los “silencios”… los “gritos interiores” son anuncios de la presencia de ese vacío… del límite desde donde Dios puede crear todavía.

No somos santos cuando somos perfectos… lo somos cuando nos animamos a vivir desde ese Don oculto en todos nosotros.

Puedo dar perdón porque me habita el Perdón.
Puedo dar bondad porque me habita la Bondad.
Puedo dar amor porque me habita el Amor.

Puedo dar servicio porque me habita el Servicio.
Puedo entregarme porque me habita el Entregado.
Puedo vivir porque me habita la Vida.

Si la "SANTIDAD"fuese una cuestión solo de nuestro esfuerzo… no sólo un día reclamaremos “ciertos derechos y privilegios” de que todo salga como quisiéramos porque lo ganamos… sino que además  nos enojaríamos cuando no fuéramos reconocidos o valorados como pensamos que tendríamos que serlo y probablemente llegaríamos a creernos mejores que los demás. 

Las Bienaventuranzas -"la propuesta de felicidad de Jesús"- vienen a ser llamados a emprender cada día un camino de nuevas relaciones que surgen al no vivir desde la ambición (que valora el tener o el ser alguien importante) y el poder (para sentirse por encima de los demás)… sino que surjan desde el don más precioso que tenemos: nuestra propia humanidad habitada.

ANIMAR –SOSTENER, ACOMPAÑAR - NUESTRA PROPIA HUMANIDAD - FRÁGIL Y DÉBIL - INCOMPLETA Y ROTA - NECESITADA Y ENFERMA...EN SU CAMINO HACIA UNA MAYOR CONCIENCIA DEL DON RECIBIDO ES LA MISIÓN MÁS GRANDE QUE TENEMOS. 

De ahí el ofrecimiento de paz creando espacios de esperanza para los demás, siendo más solidarios y atentos... y no de opresión, siendo indiferentes a las luchas de los demás.
De ahí el ser instrumento de consuelo y no de lágrimas... no juzgando ni condenando a nadie por las opciones de su vida.

Velando por el pan del otro –que tendrá hoy muchos significados además del material- aún a costa de nuestra hambre... poniendo en diálogo los esquemas económicos con los que hoy nos manejamos.

Luchando por la justicia y la misericordia aún a costa de nuestro reconocimiento... educando menos para el individualismo y la competencia y más hacia una "cultura de la fraternidad".

El desvivirnos por quienes están sufriendo sin hacer uso de ellos para elevar nuestra estima personal o para propagandas políticas... 

¡cuánto santo sin nombre descubrimos en la vida!
    
  “porque lo que hiciste con el más pequeño de mis hermanos a mí me lo hiciste”.


domingo, 25 de octubre de 2020

JESÚS, camiNo de DioS paRa AmAr. Mt 22, 34-40

"MAESTRO, 
¿cUÁL es el mandamiento más grande de la Ley?"


Aunque la pregunta busca ponerle otra trampa a Jesús, no deja de descubrir aquella exigencia que surge del interior de la espiritualidad judía.
Aquellos hombres buscaban lo que Dios quería y lo hacían siendo fieles a todo lo que la ley mandaba..., pero esa búsqueda llevó a poner normas y leyes para cada cosa de la vida cotidiana... de alguna manera todo eso se podía contabilizar.
Pero ante tantas leyes lo esencial... lo que expresaban todas esas normas... se fue olvidando.
POr eso tal vez Jesús corriéndose de la intención de aquel hombre - percibiendo una búsqueda sincera -  responde a la pregunta tomando algunos pasajes de los primeros libros de la Biblia.

Y declarando la fe en un único Dios, del libro del Levítico, excluyendo cualquier ídolo, vuelve a proponer aquello que se da por el hecho mismo de vivir... la total pertenencia al Amor de Dios "con todo el corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu"...

Dios invadiendo toda la persona... con todas las facultades.
Y allí, en el Amor de Dios que nos atraviesa, Jesús se nos hace camino hacía el otro.


"El segundo es semejante al primero:
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas."


Hay un amor a sí mismo que es la base del auténtico amor a los demás.
Hay una relación consigo mismo que constituye el fundamento de las relaciones auténticas con los demás.
¿Cómo podremos amar si nos aborrecemos?
¿Cómo podremos perdonar si no nos perdonamos?

¿Cómo dar algo si antes no lo recibimos?
No es posible dar a los demás algo que a nosotros mismos no nos damos... que no es otra cosa que lo que recibimos.
Sin este primer movimiento lo que damos puede convertirse en una búsqueda de nosotros mismos que con el tiempo, además de reclamar se quebrará.

SIN EL AMOR QUE ES DIOS... sin la experiencia de recibirnos desde esa Presencia que está más allá de nuestros manejos y al mismo tiempo está más adentro que nosotros mismos... nuestro amor -nuestra aceptación- a los demás sería incomprensible y también imposible.

DIOS QUE ES AMOR ES EL CAMINO PARA LLEGAR A LOS DEMÁS porque ante ese amor somos capaces de renunciar a todo egoísmo para encontrarnos.
En los intentos por amar a los demás amamos a Dios... es el mismo amor, va en la misma dirección. 


El amor es la expresión más clara y concreta 
de que estamos agradecidos por la vida recibida... 
por el Amor que nos ama.

Si queremos saber cómo nos estamos relacionando con Dios, miremos cómo nos relacionamos con los demás. 
TRATAMOS A DIOS CÓMO TRATAMOS A LOS DEMÁS. 

Y esto será siempre un camino que se hace con otros... soltando la ilusión de creer que porque lo pensamos o entendimos o porque lo decimos, ya lo estamos viviendo. 
Basta mirar las muchas situaciones de hoy donde el amor (el cariño, la aceptación, el valor del otro, etc.) se siente resentido por la ausencia de una actitud esencial del amor como es la escucha. 
EL AMOR ESTÁ RESENTIDO POR LA FALTA DE ESCUCHA.

La falta de escucha es expresión del encierro en nuestras propios mundos que nos vuelve cada vez más indiferentes e intolerantes.
La falta de escucha es ausencia de silencio que nos lleva a reaccionar y no a responder desde nuestra verdad.

¿QUÉ SIGNIFICA VERDADERAMENTE "ESCUCHAR" AL OTRO?
ESCUCHAR es estar con todos los sentidos para el otro.
ESCUCHAR es abrazar las luchas del otro sin querer dar consejos. 
ESCUCHAR es recibir, sin juicios ni poniendo nuestros ejemplos en el medio, el desahogo del corazón del otro.
ESCUCHAR es buscar juntos la verdad que libera frente a esa otra que encierra a algunos en la cárcel.
ESCUCHAR es fidelidad a lo sagrado del otro aun en medio de la debilidad (cuántas veces vemos utilizar la debilidad del otro buscando sacar ventajas en algo)

Pero es verdad que para aprender a escuchar... como para aprender a amar... necesitamos callar y abrirnos a ese silencio que nos conecta con lo interior… y escuchar… dejando que en lo profundo del corazón nos miren, nos escuchen... experimentando que allí nadie nos presiona, ni nos juzga, sólo nos abrazan y acompañan.

CÓMO ESCUCHAMOS A LOS DEMÁS, ESCUCHAMOS A DIOS.

Entonces, "¿cuál es el más grande de los mandamientos?"
Jesús comienza por invitarnos a sacar la mirada de un escrito.

Porque lo esencial nunca viene escrito.
Y nos lleva a descubrir un rostro... una variedad de rostros.
LO ESENCIAL SIEMPRE TIENE UN ROSTRO.

Cuándo juzgamos desaparece el rostro.
Y la no aceptación nos encierra.

Tal vez después de haber leído en ese rostro... podremos volver a leer lo que dice el texto para descubrir si lo interpretamos bien.

el AMOR es don que se descubre… 

SE RECIBE… porque está… 

porque es DIOS EN NOSOTROS.








martes, 20 de octubre de 2020

Donde eStaMos, TÚ nos enCuentRas. Mt 25, 1-13

"...el Reino de los Cielos es semejante a diez jóvenes que fueron con sus lámparas al encuentro del esposo... y también llenaron de aceite sus frascos. Como el esposo se hacía esperar, les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: 'Ya viene el esposo, salgan a su encuentro'. Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas..."   

Para acercarnos a esta Palabra necesitamos despegarnos de esas lecturas cerradas y moralizantes que han hecho hincapié en que dios está detrás de una puerta para agarrarnos desprevenidos y no confesados.
Pensar así ha hecho crecer en nosotros la sospecha y la duda sobre nuestra dignidad y estima porque "hagamos lo que hagamos al final seremos juzgados y de seguro saldremos perdiendo".

Pero el evangelio de hoy es la Palabra celebrada por una comunidad que tuvo que re-ubicarse frente al momento que vivía cuando todas sus expectativas estaban puestas en la inminente llegada de Jesús.
¿Qué había pasado que Jesús no volvió a ellos inmediatamente?...
¿Acaso habían entendido mal?...

¿COMO ENTONCES MANTENER VIVA LA FE.?
¿Qué es lo que podría mantener viva la llama de la esperanza?…

POr eso la parábola de hoy no es una Palabra que habla de lo que vendrá... es para el hoy… interpela nuestro hoy…  el ahora de cada uno de nosotros invitándonos a leer el hoy y el ahora en clave de espera... en clave de encuentro... en clave de alianza.

Pero nosotros que tendemos a rechazar lo que vivimos porque duele... porque nos confunde... seguimos pensando que lo mejor está siempre por venir.
Soñamos con el mañana… que será diferente…
Mañana seremos felices… si esto que nos pesa no esta…
Mañana seremos felices... si esto que nos aburre desaparece…
Mañana seremos felices... si este conflicto se termina... etc... etc.
Y esto nunca llega… y nos enojamos...
Y nos adormilamos porque en todos nosotros habita la necia y la prudente.

La parábola viene entonces a nuestro encuentro COMO UNA INVITACIÓN A DESCUBRIR EN PRIMER LUGAR LO QUE TENEMOS DE DIOS EN NOSOTROS.
Descubrirlo… reconocerlo… desplegar-lo… como una realidad que está en nosotros más allá de lo que hoy sentimos... o pensamos... y hacemos.
Pero esto no se puede improvisar en un instante - como las necias-.

Necesitamos seguir descubriéndonos en camino...
Necesitamos aprender a dialogar con nosotros mismos y preguntarnos sobre lo que esperamos en verdad.
Al detenernos podemos tomar distancia de lo que sentimos y de lo que pensamos... aun de lo que estamos viviendo y rechazamos...
Y descubrir que la esperanza no es una perspectiva de futuro de que mañana las cosas estarán mejor y entonces podremos ser felices... sino que es una actitud frente al presente que nace de la certeza de que Dios está en nuestra humanidad abriéndose paso a través de todo lo que nos pasa.

De ahí que todo en nuestra vida puede tener otro sentido...
PERO PARA QUE ALGO NUEVO SURJA ALGO TIENE QUE MORIR...
ALGO TIENE QUE ABRIRSE.
Y qué lento y que doloroso puede ser este proceso.

¿QUIENES NOS GRITARÁN QUE VIENES SEÑOR?

En medio del silencio te esperamos pero te apareces haciendo ruido con la gente que hace fiesta o que llora o que protesta.
Te esperamos trayendo claridad y vienes en medio de la oscuridad.
Te esperamos buscándote con la mirada y nos estas llamando desde dentro.

Creemos saber por dónde vendrás y tú eres experto en abrir caminos.
La propia debilidad nos lo grita.
Lo vulnerable del otro nos los grita.
TU HUMANIDAD ABIERTA NOS LO GRITA.

Llegas en las oscuras quebradas donde el miedo tiende a vencernos.
Llegas en medio del oleaje del mar de nuestros afectos que nos tironean y que muchas veces nos hunden.
Llegas en medio de tantas voces que buscan decirnos quienes somos.

Llegas en medio de la impotencia que provoca la espera.
Llegas con el grito de dolor por la pérdida del hijo... o del amigo... o del compañero/a de vida.
Llegas con las palabras justas cuando la soledad pareció decirnos que no hay salidas.

Llegas en medio de nuestras manos dispuestas a soltar la bronca y el enojo.
Llegas con el corazón que permanece abierto aun cuando se siente morir.

Llegas cuando nos descalzamos para comprender la vida del otro.
Llegas con la posibilidad nueva que dimos y con el perdón que fuimos capaces de recibir.
Llegas con los intentos de confiar en la vida y en la vida de los demás.

Llegas en tu Palabra que despierta, levanta, consuela, ilumina y envía.
Llegas en la Mesa de la Comunidad renovando la memoria de que vale la pena vivir para los demás.
Llegas en nuestra humanidad rota, incompleta y fallada para mostrarnos el Tesoro de la que es capaz de guardar.

DÓNDE ESTAMOS... TÚ LLEGAS...
TÚ NOS ENCUENTRAS.

Que nuestras vidas - lámparas en tus manos- estén dispuestas a dejarse consumir.
Que no temamos quedarnos sin aceite -la propia vida en favor de los demás- para iluminar allí donde vienes.
Y cuando se nos acabe el aceite que podamos reponerla en vos, el único capaz de transformarlo todo en don para los demás; aun lo que huele mal... aun lo que rechazamos.


YA LLEGA, SALGAN A SU ENCUENTRO...
aunque la apariencia no sea de nuestro agrado.




domingo, 18 de octubre de 2020

Restituir "LO DE DIOS" en la vida de SU GENTE. Mt 22, 15-22

"Devuelvan al César lo que es del César, 
y a Dios, lo que es de Dios."

Nos encontramos ante una de las respuestas de Jesús, en medio de uno de los muchos conflictos que se le presentan, que muchas veces hemos reducido a una simple cuestión: la de la relación iglesia-estado o fe y política; y como sentimos que tal vez no nos atañe a nosotros,  nos desentendemos de esto con muchísima rapidez. 

Y lo de Jesús, como siempre, va mucho más allá de las cuestiones prácticas o de comportamientos concretos porque estos, aunque exigen respuestas inmediatas, nos alejan muchas veces de lo que realmente está en discusión, dejándonos en la superficie de las interminables discusiones. 

Justamente porque el evangelio no nos da una respuesta concreta hasta donde llega la fe... que parte se mezcla con la política... es que se dan muchas interpretaciones. 

Aquí será conveniente volver a considerar que la realidad que vivimos las personas es algo complejo... en cada momento de la historia valoramos las cosas de formas distintas... etc; por ende la palabra de Jesús será siempre una invitación a decidir desde un valor más grande, en favor de la libertad y del bien de los demás, atendiendo a quienes menos tienen y denunciando cualquier atropello.

El texto comienza con una pregunta que, aunque pareciera que la intención fuese la de no pagar impuestos, plantea una situación mucho más compleja: estamos ante la experiencia de un pueblo sometido que siente no sólo vergüenza por pagar impuestos sino que además siente que traiciona a Dios con esto, porque solo a Él le debe toda fidelidad y todo reconocimiento.

En esa historia, fariseos y herodianos -acomodados y oportunistas- le preparan un trampa a Jesús sin ningún espacio para poder maniobrar. Diga lo que diga se pondrá en contra de algunos y a favor de otros.

¿CUÁNTAS COSAS SON PRESENTADAS HOY DE ESTA MANERA? 
Necesitamos aprender a mirar desde otro lugar donde lo esencial que une y no divide sea un espacio superador.
La superficie siempre nos llevará a partidismos. Lo esencial no sólo nos dice que somos uno sino que además facilita el encuentro y el diálogo.

Frente a la pregunta, Jesús se ve obligado a entrar en un juego en donde tendrá que declarar sus verdaderas intenciones... con quienes quiere caminar... de qué lado se pone... a quienes defiende... su respuesta lo ubicará como un "oportunista más" -amigo del sistema- o como un rebelde.

Jesús aunque les descubre que no hay una búsqueda auténtica de la verdad, acepta la pregunta y pide que le muestren una moneda, algo que él no tiene.
Los defensores de la ley no dudan en hacer uso de las monedas, lo que los hace parte de ese sistema.

Tal vez a nosotros nos estaría faltando un poco de esa libertad de Jesús que justamente por no tener ningún poder, por no poseer nada, ni privilegios, ni fuerza... tiene libertad de hablar y sus palabras son creíbles.

"Ellos le presentaron un denario. Y él les preguntó:
-¿De quién es esta figura y esta inscripción?"

Jesús los invita a mirar más allá del conflicto entre Dios y el César y a descubrir que es lo que realmente se está poniendo en juego... porque el no estar con el César no significa que se esté con Dios... con sus modos... con sus maneras.

Mirando la imagen y la inscripción de la moneda es muy fácil reconocer que es lo que le corresponde al César... pero lo más difícil ... lo que realmente está en juego... es descubrir lo que le corresponde a Dios y para esto habrá que buscar en otros rostros... donde la imagen de Dios -aunque a veces borrosa o dañada- se encuentra.

Y es justamente en esa humanidad que ha sido privada de su dignidad -en su libertad y en sus necesidades básicas- dónde Dios quiere ser restituido.

Pero cuántas veces nos encontramos considerando a Dios como alguien que viene a liberarnos de nuestras responsabilidades sociales, a darnos privilegios, excepciones.
Cuando Jesús está de por medio, los compromisos aumentan y no hay lugar para exenciones o rebajas.
O cuántas veces hemos utilizado a Dios como si fuese un César, exigiendo obediencia, privando libertades y dando castigos.
Cuando la comunidad cristiana se hace con este poder, hay alguien y hay algo que siempre queda fuera: Jesús, su evangelio y mucha gente lastimada. 
O cuantas otras el César se ha creído Dios; y se ha olvidado que en el cumplimiento de sus deberes con la gente está restituyendo las cosas de Dios.

Salgamos de nuestros encierros y desánimos, apostemos por todo aquello que es más humano, valorando la vida de las personas teniendo detalles de cercanía y empatía... ampliando la capacidad de diálogo, escuchando todas las voces -sin censura ni juicios-, dejando que aparezcan dentro las verdaderas intenciones... sin vergüenza y sin absolutizaciones. 

Seamos capaces de poner en diálogo 
la primacía de Dios -que quiere ser restituido en la vida de su gente- y la libertad de nuestra conciencia CON los derechos y los deberes del estado.
 

domingo, 11 de octubre de 2020

Ensanchando el Corazón y la Mirada. Mt 22, 1-14

Así como el evangelio de los "llamados a trabajar a la viña en diferentes horas", nos encontramos con otra invitación, y con las diferentes reacciones frente a lo que aparece como novedad, y que de alguna manera compromete la vida.  Lo "gratuito" además de romper con esa "meritocracia" con la que nos manejamos en la vida, movilizará el corazón y lo llevará a pensar en sus juicios, como así también en sus búsquedas de sacar ventaja con todo lo que hace o en sus relaciones con los demás, donde están muchas veces presentes la imposición y el chantaje.

Decidirse por Jesús será entonces, entrar en una dinámica -en una manera de vivir- donde la exclusión, la marginación y el sentirse mejores que los demás no tienen lugar.

Vivir la vida en clave de ofrecimiento -como Jesús- es hacer de nuestra vida una búsqueda de aquello que es más verdadero en nosotros y que se convierte en "fuente de verdadera vida" para los demás. Y al mismo tiempo favorecer -sin imposición y sin presión- esa misma búsqueda e inquietud en los demás.

Necesitamos volver a descubrir que encontrarse con Jesús es encontrarse con la respuesta de Dios a las esperanzas más genuinas que todos llevamos dentro... a los gozos y a las incertidumbres.
Decir que DIOS ES UNA CONSTANTE INVITACIÓN es anunciar con nuestra vida que los anhelos más profundos atravesados por la tristeza, la duda, el miedo, la incertidumbre y la marginación han venido a tener en Jesús un sentido distinto que abre... que posibilita caminar y crecer.

Con la metáfora de un banquete somos invitados a hacer de lo que vivimos -sea lo que sea- un camino de búsqueda hacia lo que realmente anhelamos... pero ¿cómo escuchar que hay otro modo de vivir lo que la vida nos presenta si buscamos callar el dolor, la soledad, la tristeza, el enojo con tantas cosas que no hacen más que volvernos cada día más sordos y ciegos frente a lo realmente vale la pena?.

DIOS ES "INVITACIÓN A UN BANQUETE DE BODAS".
En su invitación no hay excluidos... nada de nuestra vida queda fuera.
DIOS ES PARA TODOS Y PARA TODO.
Y se lo encuentra en el camino... mirando hacía lo que está al borde de nuestra vida... mirando hacía los que están al borde del camino.
Creando vínculos. Soltando estructuras de pensamiento.
Ensanchando el corazón y la mirada... porque si no se ensanchan se achican.

Así lo veremos a Jesús...
Yendo hacía los que están más lejos... como si hubiese algunos que están en el centro.
Yendo hacía los que están más abajo... como si hubiese algunos que están arriba.

Entrar en la dinámica del Reino será estar continuamente en salida... porque el Amor siempre es entrega y apertura.
Entrar en la dinámica del Reino será expresar con los gestos y con las palabras de cada día que no basta para vivir con la seguridad o el bienestar conseguidos para sí... sino que es en la medida en que la vida se comparte...

Nada más alejado a los modos de Jesús que una vida cerrada sobre sí misma; preocupada solo por su bienestar espiritual o por lo inmediato que la alejan de ser respuesta a la fiesta... donde "buenos y malos" son invitados.

La invitación abierta es lo que da fuerza a la esperanza.
Es lo que mejor expresa quién es Dios en nosotros.

APERTURA... ACOGIDA... ABRAZO.
Siendo así una alternativa a lo estrecho de cómo se presentan tantas cosas alrededor nuestro.
Alternativa a esa violencia que la marginación y la indiferencia genera.

APERTURA... ACOGIDA... ABRAZO
Siendo así una alternativa al mal trato que a veces aparece en medio nuestro, que expresa la no aceptación de que el otro vive y siente este momento -por ejemplo- cómo puede, tal vez con desaliento, enojo, o con esperanza y ánimo- porque no hay una sola forma de vivir y sentir la vida.

APERTURA... ACOGIDA... ABRAZO
Siendo alternativa al miedo que nos ha enfermado a todos; dejando de ser "pájaros de mal agüero" y siendo más solidarios.
Siendo expresión de la vida cuando hay todavía gente "al borde de los caminos.

DIOS ES INVITACIÓN A LA MESA DE LA VIDA... a ese bien que está a veces muy envuelto y escondido.
De esa vida que tocamos cuando la compartimos... de esa vida que se encuentra en el camino... que crece cuando la damos.
POdemos pasar por la vida sin descubrir el don que se nos ha dado porque la seguimos identificado con formas o con nuestras propias expectativas. 
pOdemos rechazar la invitación...


NO HACER DE NUESTRA VIDA UNA MESA PARA LOS DEMÁS...
ES NO HABERLO DESCUBIERTO.

Y ENCONTRÁNDONOS...
NOS SABREMOS SENTADOS A UNA MISMA MESA.