domingo, 17 de marzo de 2024

Morir para tener "más vida". Juan 12, 20-33

Habiéndose quedado tal vez con aquello de que "todo el mundo lo sigue" después de la entrada a Jerusalén dice el evangelio de Juan que unos griegos se acercan a los discípulos para querer ver a Jesús.


Al enterarse de que lo andan buscando Jesús responde con cualquier otra cosa: "...si el grano de trigo que cae en tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto."

Es como si Jesús estuviese desahogando el corazón expresando el sentido que ha tenido toda su vida... el para qué ha vivido o detrás de qué ha corrido.

MORIR PARA DAR VIDA.
MORIR PARA TENER VIDA EN VERDAD.
Pero... ¿qué es lo que tiene morir?

"Ha llegado la hora"
 donde se mostrará con más claridad que sigue siendo tan válido el permanecer en la entrega aun cuando se haga presente el rechazo y la incomprensión.
Tal vez lo que tiene que morir entonces es esa búsqueda de asegurar la vida... de conservarla a lo que dé lugar... Y no por un rechazo a la vida sino por percibir que hay otra vida que trasciende lo físico -que no se alcanza a percibir con nuestros sentidos- pero que se muestra en toda la vida entregada de Jesús y de manera más plena en la entrega de la cruz.

Pero para comprender esta nueva lógica necesitamos aprender otro tipo de sabiduría... esa que sabe descubrir fuerza allí donde solo aparece debilidad.
Esa que surge de mirar cómo actúa la levadura en la masa... esa que no se deja condicionar por los números ni por las estadísticas... donde el aparente fracaso de ciertas entregas transforman la vida.

Por eso tendremos que aprender a mirar más allá de los resultados de nuestros proyectos o de las decepciones tenidas.
Tendremos que acostumbrar al corazón a una alegría que viene bajo unos aspectos diferentes... hasta contradictorios.

Hacer nuestro el modo de vivir de Jesús es encontrar VIDA en unas claves muy distintas a las que estamos acostumbrados... de eso se trata "dar fruto".
No será a partir de la reserva de la propia vida -o de buscar siempre lo que nos conviene-.
No será a partir del resultado de lo que construimos o del éxito de algo que hicimos, donde de alguna manera mucho o todo está bajo nuestra mirada y control.
No será en la acumulación de cosas o de méritos o en lo que llamamos ser medidos o cautos tan sujeto a lo que dirán los demás.
No será dentro de los límites que establecen los miedos o las ganas tan sujetas a nuestros estados de ánimo...
No será en la defensa de formas litúrgicas o de ciertos dogmatismos que tantas veces nos han encerrado y desde los cuales hemos condenado.
No será lejos de los que no cuentan o de aquellos que nos incomodan con sus reclamos o gritos.

Hacer nuestro el modo de vivir de Jesús es encontrar VIDA poniendo nuestra vida bajo la dinámica de la apertura y la entrega.

Poner la vida bajo la dinámica de la apertura y la entrega va más allá de una ley moral...

ES LA DINÁMICA DEL REINO.
ES MORIR PARA DAR VIDA.

Es dejar que ciertas cosas no estén completas en nosotros... es dejar que ciertos vacíos sigan así... para poder recibir.

Es dejar que ciertos hambres queden insatisfechos - ciertos vacíos permanezcan - para que aparezca aquello que hace que la capacidad de amar crezca... y de esa manera surja aquello que nos hace más humanos.

Y descubriremos quiénes somos.
De qué estamos hechos.
Nos haremos un poco más conscientes de la razón de nuestra vida.
El por qué vivir.

Pero como Jesús también sentiremos la "turbación" del permanecer bajo esas claves cuando la oscuridad y la incertidumbre se hagan más intensas.

Permanecer "¡Si para eso he llegado a esta hora!" será entonces una decisión que surge de haber percibido dentro de sí que amar así... vivir así... vale más que la vida.


Vivir en clave de apertura y entrega descubre cómo fuimos creados, de qué estamos hechos y a que estamos llamados.
Lo contrario que tiene la seguridad y la comodidad como criterios de vida no harán más que encerrarnos sobre nosotros mismos... haciendo más apesadumbrada la vida... convirtiéndonos en esclavos de deseos cortos y estrechos.

"Y habremos vivido... amado tal vez... 
conocido a Jesús tal vez"... sólo de oídas. 

Dios quiere ser en nosotros el que se sigue dando a los demás:
cómo misericordia que alcanza hasta lo más oscuro de la vida;
cómo búsqueda sin dar a nadie por perdido;
cómo abrazo que sana y libera de todo prejuicio;
cómo mirada que entiende y respeta los tiempos;
cómo encuentro... cómo aceptación de lo que es.

Dios quiere ser en nosotros la entrega, el servicio, la búsqueda, el camino, el perdón... quiere seguir siendo, a través nuestro, un don para los demás.

Y a más Dios, más humanidad reconciliada y plena.
Y estaremos "dando fruto" porque la vida estará hablando de Dios.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario