Cuando en realidad, sin caer en fatalismos ni en optimismos baratos, tuvimos que volver a aprender que significa que "somos uno" ... que nos necesitamos unos a otros... que somos responsables unos de otros... y aun, con todo lo vivido, esto sigue siendo una deuda.
Lo mismo sucedió en tiempos de Jesús, frente a las situaciones contradictorias había que buscar la razón para la esperanza; y que mejor manera de hacerlo que leer todo como si Dios estuviese detrás de todo lo que sucedía como si fuese un plan bien orquestado.
Seamos entonces conscientes que ya no tenemos que esperar ninguna salvación que venga de fuera.
Todo lo que podemos llegar a ser ya está en todos nosotros.
Pero tal vez, como aquella primera comunidad, seguimos sin saber o sin atrevernos a darnos cuenta.
Sigue siendo más fácil estar esperando que nos resuelvan de fuera las cosas y no hacernos cargo de que tenemos una tarea: descubrir nuestro verdadero ser y simplemente serlo.
¿Por qué esto?
Porque caminar hacia allá, supondrá un lento y progresivo desalojo de sí mismo, para estar más disponible, más abiertos, a recibirse de un Otro que fluye como "FUENTE" dentro nuestro.
Por eso necesitamos crear tiempos litúrgicos -como el tiempo del Adviento- para hacernos conscientes de que necesitamos DESPERTAR A LO QUE SOMOS DESDE SIEMPRE: APERTURA Y DONACIÓN.
Y QUE ESTO ES LO QUE SIGNIFICA QUE "JESÚS NAZCA DENTRO NUESTRO": que seamos cada vez más apertura para recibir quienes somos y de esa manera hacernos don para los demás.
No nos perdamos entonces, ni en los textos ni en las interpretaciones que nos hablan de que hay algo que esperar que venga... cuando es hacía dentro que tenemos que mirar.
Allí el Jesús interior tiene la pretensión de ser para nosotros “único camino”.
HABIENDO VIVIDO A TOPE SU VIDA – OFRECE ESA MISMA POSIBILIDAD A TODOS.
En él estamos invitados a encontrar “alternativas” para toda situación humana: Modos de mirar la realidad… modos de resolverla… que esperar… donde buscar… que vivir… que me debe preocupar… hacia donde debo mirar… hacia donde caminar para encontrar… donde la paz… como poner límites… como cuidarme… como sentir placer… como amar… como servir… COMO CONFIAR… COMO ESPERAR.
Jesús nos muestra el “hasta donde” es posible en nuestra vida… SOMOS POSIBILIDAD… y como buen compañero de camino… "el Espíritu de Dios en nosotros", acompaña el lento proceso de liberación: el lento y progresivo proceso de desalojo de todas aquellas cosas que solo alimentan ese "falso yo" que no hacen otra cosa que mantenernos dormidos y satisfechos.
De ahí que toda situación…toda debilidad, la propia y la ajena, esconde en su interior una POSIBILIDAD PARA CRECER. Para crecer en comprensión… en entendimiento… en paciencia… en acción de gracias… en esperanza… en Jesús.
Es por eso que podemos celebrar con certeza de que nada... nada... nada... podrá jamás alejarnos de Dios.
TODO SERÁ SIEMPRE UN LUGAR DE ENCUENTRO.
¿PERO COMO VAMOS A PERCIBIR ESTA INVITACIÓN SI ANDAMOS COMO DORMIDOS?
DESPIERTEN!!!, dice san Pablo (cfr Rom 13, 11-14).
Sacúdanse el polvo de… cuanto tiene aprisionado lo que es verdadero en ustedes… de cuanto hace creer que lo real es eso que pasa y no más.
Andar por la vida sin ver ni sentir… pretendiendo que las cosas no nos afecten… haciendo de las propias necesidades algo absoluto… ES ANDAR DORMIDO.
Sacúdanse el polvo de… cuanto tiene aprisionado lo que es verdadero en ustedes… de cuanto hace creer que lo real es eso que pasa y no más.
Andar por la vida sin ver ni sentir… pretendiendo que las cosas no nos afecten… haciendo de las propias necesidades algo absoluto… ES ANDAR DORMIDO.
Estar atrapados por lo que pasa rápido – usar y tirar – llenos de imágenes, de sonidos… como única motivación “sentirse bien”…ES ANDAR DORMIDO.
Confiar solo en lo que se siente o en lo que de primera se piensa… sin un espacio de reflexión y de escucha… rechazando toda espera… todo esfuerzo…todo tironeo…ES ANDAR DORMIDO.
Calmar la sed de vínculo y relación con las redes sociales... ES ANDAR DORMIDO.
Temerle a la libertad por miedo a quedar solos o a quedar señalados… pensar y volver a pensar, sin llegar nunca a tomar una decisión, una posición y actuar en consecuencia… no arriesgar… ES ANDAR DORMIDO.
Hacer de la experiencia único criterio de vida… teniendo miedo a pararse y preguntarse por quién y por qué se corre y se agita…ES ANDAR DORMIDO.
Andar por la vida viviendo la genitalidad sin importar el afecto… eligiendo siempre la comodidad al encuentro gratuito con el pobre… postergando siempre el servicio desinteresado... ES ANDAR DORMIDO.
Estar preocupados excesivamente por el trabajo… por el dinero… por la salud... haciendo de la vida un problema…ES ANDAR DORMIDO.
Confiar solo en lo que se siente o en lo que de primera se piensa… sin un espacio de reflexión y de escucha… rechazando toda espera… todo esfuerzo…todo tironeo…ES ANDAR DORMIDO.
Calmar la sed de vínculo y relación con las redes sociales... ES ANDAR DORMIDO.
Temerle a la libertad por miedo a quedar solos o a quedar señalados… pensar y volver a pensar, sin llegar nunca a tomar una decisión, una posición y actuar en consecuencia… no arriesgar… ES ANDAR DORMIDO.
Hacer de la experiencia único criterio de vida… teniendo miedo a pararse y preguntarse por quién y por qué se corre y se agita…ES ANDAR DORMIDO.
Andar por la vida viviendo la genitalidad sin importar el afecto… eligiendo siempre la comodidad al encuentro gratuito con el pobre… postergando siempre el servicio desinteresado... ES ANDAR DORMIDO.
Estar preocupados excesivamente por el trabajo… por el dinero… por la salud... haciendo de la vida un problema…ES ANDAR DORMIDO.
Podemos andar por la vida dormidos.
PODEMOS PASAR POR LA VIDA SIN HABER VIVIDO.
En la EXPERIENCIA DE JESÚS, Dios nos regala descubrir quienes somos en verdad... de qué estamos hechos... cual es nuestra mayor riqueza… cual es nuestra meta… cuáles son nuestras verdaderas posibilidades.
Y Dios es un ETERNO HOY y su ofrecimiento es para HOY, no es para mañana o para cuando las cosas “mejoren”.
SU OFERTA DE VIDA VERDADERA SE LLAMA JESÚS.
Y ESTÁ COMO UN "TESORO ESCONDIDO" EN TODA SU CREACIÓN.
¡Qué respiremos Señor esperanza!
Porque no abandonas la obra
que has comenzado en nosotros
ni retiras tu oferta de plenitud.
Amén