¿Qué tenemos que esperar?
¿Qué significa que Dios viene?
La primera comunidad de Jesús, tuvo que buscar, frente a las situaciones contradictorias que vivía, razones para la esperanza; y que mejor manera de hacerlo que leer todo cuánto estaba ocurriendo, cómo si Dios estuviese detrás de todo lo que sucedía como si fuese un plan bien orquestado.
Tal vez estamos de acuerdo que así es... que nada sucede fuera de Dios... pero tal vez la interpretación de qué significa eso o de cómo eso se da, está sujeto a una manera de concebir la vida, el mundo y a Dios.
Y siempre tendremos necesidad de sostener la esperanza; de buscar las razones que animen la vida...
Por esa razón, seamos conscientes, cada día un poco más, de que no tenemos que esperar ninguna salvación que venga de fuera... o de arriba.
Todo lo que podemos llegar a ser ya está en todos nosotros cómo don -cómo regalo, cómo promesa-... y qué en nosotros -en nuestras decisiones y opciones- está la respuesta a muchos de los males que nos aquejan cómo mundo.
Sigue siendo más fácil estar esperando que nos resuelvan de fuera las cosas y no hacernos cargo de que tenemos una tarea: descubrir nuestro verdadero ser y simplemente serlo.
¿Por qué esto?
Porque caminar hacia allá, supondrá un lento y progresivo desalojo de sí mismo, para estar más disponible, más abiertos, a recibirse de un Otro que fluye como "FUENTE" dentro nuestro.
Por eso necesitamos crear tiempos litúrgicos -como el tiempo del Adviento- para hacernos conscientes de que necesitamos DESPERTAR A LO QUE SOMOS DESDE SIEMPRE: APERTURA Y DONACIÓN.
Y QUE ESTO ES LO QUE SIGNIFICA QUE "JESÚS NAZCA DENTRO NUESTRO": que seamos cada vez más apertura para recibir quienes somos y de esa manera hacernos don para los demás.
No nos perdamos entonces, ni en los textos ni en las interpretaciones que nos hablan de que hay algo que esperar que venga, cuando es hacía dentro que tenemos que mirar.
JESÚS, HABIENDO VIVIDO A TOPE SU VIDA –
OFRECE ESA MISMA POSIBILIDAD A TODOS.
En él estamos invitados a encontrar “alternativas” para toda situación humana: Modos de mirar la realidad y modos de resolverla; que esperar, donde buscar; que vivir y que me debe preocupar; hacia donde debo mirar y hacia donde caminar para encontrar; donde la paz; cómo poner límites; cómo cuidarse; cómo sentir placer, cómo amar, cómo servir; CÓMO CONFIAR y CÓMO ESPERAR.
Jesús nos muestra el “hasta donde” es posible en nuestra vida.
SOMOS POSIBILIDAD.
Y como buen compañero de camino -"el Espíritu de Dios en nosotros"- acompaña el lento proceso de liberación: el lento y progresivo proceso de desalojo de todas aquellas cosas que solo alimentan ese "falso yo" que no hacen otra cosa que mantenernos dormidos y satisfechos.
De ahí que toda situación, toda debilidad, la propia y la ajena, esconde en su interior una POSIBILIDAD PARA CRECER: para crecer en comprensión, en entendimiento, en paciencia, en acción de gracias, en esperanza, en JESÚS.
Es por eso que podemos celebrar con certeza de que nada...nada... nada... podrá jamás alejarnos de Dios.
TODO SERÁ SIEMPRE UN LUGAR DE ENCUENTRO.
Y esto es razón suficiente para la ESPERANZA.
En la EXPERIENCIA DE JESÚS, Dios nos regala descubrir quiénes somos en verdad, de qué estamos hechos, cuál es nuestra mayor riqueza, cuál es nuestra meta y cuáles son nuestras verdaderas posibilidades.
Y cómo Dios es un ETERNO HOY, su ofrecimiento es para HOY, no es para mañana o para cuando las cosas “mejoren”.
SU OFERTA DE VIDA VERDADERA SE LLAMA JESÚS.
Y ESTÁ COMO UN "TESORO ESCONDIDO" EN TODA SU CREACIÓN.
¡Qué respiremos Señor esperanza!
Porque no abandonas la obra
que has comenzado en nosotros
ni retiras tu oferta de plenitud.
Amén
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