¿Qué es lo que tendríamos que descubrir con nuestra mirada?¿Por qué lo tosco de la vida es portador de más luz si lo aceptamos cómo es?
¿Hay algo en verdad que puede limitar la capacidad de mirar?
Creo que estamos de acuerdo que la capacidad de ver es uno de los sentidos que más valoramos; siendo además una facultad de la que nos enorgullece tenerla a la hora de hablar de alguna situación.
Nos creemos lo que vemos; olvidándonos por supuesto que nuestra perspectiva es sólo eso "nuestra perspectiva", una entre muchas... que depende de nuestra percepción la cuál esta bajo la influencia de creencias y mandatos.
¿Qué es lo que no podía ver aquel hombre ciego?
Y ¿qué es lo que los demás decían ver pero tampoco lo estaban haciendo?
"no hay peor ciego que aquel que no quiere ver ... cómo no hay peor sordo que aquel que no quiere escuchar"
"al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento..."
La VIDA, y Jesús ahí, se encarga muchas veces de tomar la iniciativa en buscar sacarnos de las ceguera en las que estamos instalados y seguros.
Creo que somos conscientes de que permanecer en ciertas situaciones, aunque sean conflictivas, pueden traernos beneficios como desligarnos de responsabilidades o regalarnos la ilusión de una aceptación que hay que cuidar y defender.
El ver nos responsabiliza y compromete.
El ver nos pone en movimiento.
El ver nos libera de los prejuicios y de la indiferencia en los que la ceguera o la pretensión de estar viendo nos instaló.
El ver es cómo un despertar ... un salir de ... una apertura a una dimensión de las cosas que aunque es nueva, ya estaba allí.
"Y escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)..."
Situaciones no siempre cargadas de luz -cómo el barro- son portadoras de una promesa qué para alcanzarla supone el ejercicio de esa libertad que es capaz de permanecer creyendo en el camino, que acepta los tiempos y se abre a los procesos... aún cuando no se vea lo que consideramos que se tendría que dar.
En todo camino de nuevas miradas y de aperturas hay una cuota de desapropiacion e impotencia... hay cómo una suspensión de nuestra capacidad de entender. Actitudes para las cuales no fuimos enseñados habitualmente.
¿Cuál habrá sido la primera reacción de aquel ciego al encontrarse con barro... y llamado a caminar? ¿Cuánto tardo el trayecto?
Y aquella experiencia abrió su vida a una libertad para nada aceptada por aquellos que hubiesen preferido que permaneciera en la postración de la ceguera.
Aunque nos parezca inconcebible, no es fácil abandonar el control en favor de la vida y de los tiempos de los demás; muchas veces lo conocido o lo negado en uno mismo, nubla la mirada como la capacidad de apertura.
Un poco de agua y tierra... algo que no deja de fluir desde dentro con algo que parece obstáculo... la obra de la creación continúa.
Aceptar que nos levanten ... reconocernos ciegos -que partes de la realidad siempre están ahí por abrirse-... dejar que nos pongan en movimiento habiendo escuchado lo que "resonó dentro"... aceptar caminar cómo se pueda... y volver a la fuente -"a la del enviado "- que nos revela el tesoro que oculta toda vida, todo momento y todo dolor.
No será posible ver con más amplitud a los demás o escuchar los tonos intermedios de lo tosco de la vida, si no es posible vernos a nosotros mismos en todo su misterio... si hay rechazo o negación hacia algun aspecto de nosotros mismos.
Allí dónde estamos...
nos alcanza.