¿De donde vendrá el auxilio?.... ¿cuándo?... ¿cómo?... y la desesperanza y el miedo de quedar allí comienzan a hacerse presente...
La sensación de no recibir lo que más necesitamos se nos presentará como algo insoportable... y más cuando percibimos que no nos podemos dar a nosotros mismos ni el consuelo ni la sanación ansiada.
Tal vez conocen los miedos del camino... de los cansancios... y también de alguna fuente que puede saciar nuestra sed... mientras vamos de camino.
No es fácil confiar en otros porque tal vez tenemos dentro la pretensión de que debemos saberlas todas... pero la experiencia de tantos hombres y mujeres nos dice que el camino y el permanecer en el se debió en mucho a la ayuda que recibieron de los llamados "guías espirituales" o "acompañantes".
Un otro que nos escuche... que nos pueda comprender... no es un amigo o una amiga... aunque lo parezca... es alguien que por momentos nos vuelve la mirada a Jesús porque tal vez no lo estamos mirando... olvidándonos entonces que esto que vivimos es parte de un camino... de un lento proceso que hará de nosotros personas más libres... más abiertos...
"porque estamos de camino esto nos pasa..."
Un otro que a veces puede parecer exigente... que no entiende todas nuestras necesidades...
Un otro que pregunta sobre aquellas cosas que quisiéramos no hablar porque los sentimientos nos invaden...
Un otro que nos devuelve la mirada... y que en algunos momentos nos hace dudar.
Pero desconfiar en aquel que nos acompaña nos hace más vulnerables... hace que otras voces se levanten con más fuerza...
No dejemos de decirles si la desconfianza se hace presente... será tal vez una nueva posibilidad para escuchar que siguen optando caminar con nosotros...
"...Ellos se detuvieron con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió:Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días.
¿Qué cosa? les preguntó.
Ellos respondieron: Lo referente a Jesús el Nazareno..." (cfr Lc 24, 13-33)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario