lunes, 26 de julio de 2021

dE dónde nAce la feCundiDad. Jn 6, 1-15

¿QUIÉN COMPRENDERÁ EL CORAZÓN HUMANO, ENFERMO DE DESEO?
¿Cuándo entenderá que muchas veces no sabe lo que quiere cuando busca a Dios?
¿O que muchas veces no se da cuenta que no ve más allá de las apariencias?

La gente se ha ido detrás de Jesús buscando lo que tal vez no pudo encontrar en otros lugares y es el mismo Jesús que a través de sus gestos y de sus palabras nos conducirá, a largo del cap. 6 de san Juan, a comprender en verdad que significa "seguirlo" -optar por vivir de acuerdo a la fe- .

Comienza por encontrarse en primer lugar con lo que la gente necesita, con lo que busca, con lo que en apariencia desea: salud, descanso, aprender... saciar su hambre.
Como si fuesen primero necesarios los gestos que dan vida, que brindan confianza y seguridad, para que después el encuentro con él se transforme en una verdadera búsqueda de sentido.


"Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: ¿Dónde compraremos pan para darles de comer?. Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer..."


Y frente al desafío que les presenta a los discípulos, las respuestas de Felipe y de Andrés como las reacciones de la gente frente a las palabras de Jesús, pueden iluminar nuestras propias respuestas y también los obstáculos y resistencias al momento de ser invitados -dónde se juega la libertad- a caminar hacia lo que es más verdadero en nosotros como son la confianza, el perdón y el compartir.

Si algo tan simple como el conseguir el pan está sujeto a otra cosa como el tener dinero...  entonces la vida de las personas está sujeta a las condiciones económicas que se tengan... y por ende el pan, como la vida, parece no estar al alcance de todos.
Dentro de esa estructura que esclaviza a las personas a la miseria o a la protección de lo que se tiene no es posible dar de comer... "Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan", respondió Felipe.


Por otro lado Andrés ofrece todo lo que tenía un niño -como aquella viuda del templo- pero sigue sin poder ir más allá de las apariencias... se queda sin poder comprender que para dar vida basta la totalidad en los pequeños gestos.



Jesús toma lo que se le ofrece y lo eleva a Dios recordándonos que todo alimento... que todo en la vida es un regalo para todos.
Es como si nos liberará de esa actitud posesiva de querer tenerlo todo para sí para que los demás puedan tener también lo necesario.
Es como si nos liberará de tantas cosas de las que hemos hecho depender nuestra felicidad... nuestro deseo de vida... y nos invitará a descubrir que al COMPARTIR LA VIDA con todo lo que eso significa experimentaremos lo que en verdad significa "estar vivo".

Pero nosotros seguimos buscando a Jesús sin querer soltar lo cómodo y lo seguro que sin darnos cuenta nos atan y estrechan la vida.
Seguimos sin comprender que a Dios lo encontraremos en el camino de hacer que los demás se encuentren con lo más auténtico y verdadero que llevan dentro, porque eso libera a las personas y las pone de pie... pero nadie puede ayudar a los demás si antes no se ha encontrado con lo auténtico que lleva dentro...
A cuántas cosas, también a Dios, le seguimos pidiendo que estén a nuestro servicio.
Seguimos sin creerle a Dios que LO MEJOR PARA NOSOTROS es aprender a vivir desde lo más auténtico que llevamos dentro.


NAdie puede negar que nos gusta hacer cosas para los demás pero nos sigue dando miedo dejarnos llevar por el DON que nos habita.
Dios sólo quiere que seamos auténticos... pero nosotros muchas veces hemos reducido el seguimiento a Jesús a una cuestión solidaria.
No hemos dejado de calcular entonces.
El centro del corazón lo seguimos teniendo nosotros y no Jesús.

Por eso como aquella gente lo volvemos a querer hacer "REY" buscando refugio y protección tal vez frente a lo que sentimos como doloroso y decepcionante y no viendo en ellas oportunidades para aprender a ser más don.
Que sea "REY" entonces podemos permanecer en nuestras distracciones mientras él se hace cargo de lo que necesitamos -de nuestros pequeños hambres-.
Que sea "REY" y podremos conservar la imagen falsa de Dios que nos deja tranquilos con nuestra comodidad.
Que sea "REY" para que nos calme de vez en cuando la culpa o los dolores que buscamos tapar  mientras seguimos esclavos de tantas adicciones.

Como aquella gente que sigue a Jesús necesitamos encontrarnos con el pobre y limitado que está oculto en nosotros y dejarnos llevar desde las apariencias que nos engañan a lo que es más auténtico en nosotros... descubriendo esos deseos -esas búsquedas- que nos mantienen lejos de nuestra verdad más profunda.

Necesitamos sentarnos junto a aquella gente aceptando esa parte de nosotros mismos que nos negamos a ver, que nos negamos a reconocer para que en el encuentro con Jesús la unidad de nuestro corazón pueda restablecerse...

PORQUE DEL CORAZÓN UNIFICADO NACE LA VERDADERA FECUNDIDAD DE NUESTRA VIDA.


COMO AQUELLA GENTE,
HERIDOS, atormentados por muchas necesidades y divididos llegamos ante Jesús.
Aceptando que muchas veces por miedo nos defendemos o levantamos barreras; que para no sentir la angustia o la soledad nos llenamos de distracciones.
Aceptando tal vez que la comodidad -justificada por tantas renuncias que hemos tenido que hacer- nos mantiene esclavos y que la susceptibilidad se ha convertido en el pretexto para aislarnos o para no buscar con otros. 

PERO, ¿QUÉ PASARÍA SI DEJÁRAMOS EN SUS MANOS TODO LO QUE LLEVAMOS?
Tal vez Jesús volvería a rezar su acción de gracias como lo hizo con aquellos "cinco panes y dos pescados", liberándolos de toda apropiación egoísta y de todo miedo a perder...

Y nuestra fragilidad y debilidad -lo que está y no lo que querríamos conseguir- sería como una semilla muy pequeña que crecería poco a poco y se transformaría en alimento para otros.


domingo, 18 de julio de 2021

Y nuestro DESCANSO será que otros DESCANSEN. Mc 6, 30-34

"Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco..."
Nuevamente estamos invitados a ir más allá del texto -más allá de la localización geográfica- y descubrir otro tipo de localización en la persona de Jesús.
De esa manera nos encontramos con que el descanso de los discípulos más que ambientado en un determinado lugar está colocado junto a una persona.

Es la vuelta a la FUENTE de dónde todo mana y todo es expresión – así el encuentro con la gente… ahora el contacto con lo verdadero que llevan dentro.

Y más allá que aquí parecen dos tiempos distintos, la experiencia nos invita a encontrarnos con esa Fuente, allí donde justamente nos estamos dando… dónde muchas veces tendremos que dejar que las cosas sean mostrando tiempos y formas distintas a las que esperábamos. 
En la atención de Jesús, la impaciencia no tiene lugar como así tampoco el defenderse de lo que suceda – de lo que sé aunque sea desagradable-; y como tampoco hay lugar para andar demostrándose a sí mismo nada… porque se sabe quién a todos nos habita…porque se ha caminado hacia allá… no hay necesidad de obligar ni de imponer nada… y todo se vuelve un aprender con otros –aún desde los errores que también son de todos, como los aciertos-.

 En el espacio que se crea interiormente – nosotros como los discípulos- vamos aprendiendo a corrernos del centro – a dejar de alimentar a nuestro ego que busca hacer de todo una competencia, una búsqueda de sí mismo, dónde los demás como las situaciones contradictorias se vuelven enemigos y no situaciones para seguir aprendiendo.

Ésta atención no nos desentiende de los demás… al contrario ensancha aún más la capacidad de entrega; tal vez por eso no hay enojo cuando la gente rompe con el descanso... nadie se irrita por el cambio de planes… 
No hay quejas ni un decir “ya fue suficiente” porque el contacto con lo más verdadero no mide ni calcula las entregas porque éstas forman parte de lo que fluye desde dentro.

Y al prevalecer la MISERICORDIA comienza el milagro de la multiplicación de los panes que vendrá después.
Y el descanso de los discípulos se transforma en hacer descansar a otros.

Cuando no hay nada que conseguir porque todo es compartir aquello de dónde todos salimos y volvemos, se comprende que a los demás los encontramos donde ellos están –y en el momento que ellos quieran- y no dónde nosotros quisiéramos... y perdemos el miedo –aunque también el control- de que los demás también sean.

"Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y compadeciéndose de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.."

Es la COMPASIÓN  la que pone en movimiento la vida en el lugar donde nada se espera.
La «compasión» es el verdadero lugar en el que se ambienta el milagro.

COMPASIÓN que no es lástima de parte de alguien que se siente más que los demás... sino expresión de ser uno con los demás... que crece cuando nos alcanza la debilidad que se sabe habitada y amada.

Un "lugar desierto" –como el corazón de toda vida humana- se ha convertido, por la compasión, en un lugar para enseñar y después de alimento.
LA COMPASIÓN TRANSFORMA LOS INCONVENIENTES.
LIBERA DE LOS MIEDOS.
POne en movimiento la creatividad.
Es fuente de FELICIDAD.

LA SOLEDAD entonces se volvió COMPASIÓN.

El contacto con Jesús – el hacerse presente a uno mismo en lo profundo de sí mismo- jamás puede convertirse en aislamiento, siempre se traducirá en solidaridad y en compasión... si no es así no sólo no nos hace más humanos sino que además no es auténtico encuentro.
A MÁS COMPASIÓN, MÁS HUMANIDAD.

¿Por qué entonces tanta falta de humanidad entre nosotros?
¿Por qué la compasión se ha limitado a ciertos gestos de justicia con los que consideramos de alguna manera y no con todos?
¿Qué buscamos conseguir con lo que hacemos?
Si estamos en contacto con el Dios que nos habita a todos y todas, no es posible no perdonar, no servir, no amar, no dialogar, no respetar lo sagrado del otro…

¿Detrás de qué estamos corriendo? 
¿Qué alimenta nuestra vida?
Como discípulos estamos invitados a despertar a quién nos habita y esto se transforme en la fuente de nuestra misión como personas, que junto a otros seguimos aprendiendo a ser humanos.

Por eso es en el encuentro con Jesús donde aprendemos a permanecer con las manos abiertas al DON, recibiendo lo que somos no para sí ni para hacer de ese espacio un negocio... sino para dejarnos llevar por las manos –imagen más cercana para expresar el Don- que hacen lo que son… son lo que hacen: SER DON PARA LOS DEMÁS.

Y cuánto más nos dejamos llevar por la verdad, más verdaderos somos.


Verdad que nace de un encuentro en la soledad del corazón (conscientemente elegido)…cuando fuimos capaces de detenernos y respirar profundo… cuando sentimos que el corazón estaba dónde estaban los pies… cuando nos hicimos plenamente presentes despertando a nuestra "verdad habitada".

Y cuando esto sucede se descorre –como si fuese un velo- lo que nos separa de los demás y nos hacemos conscientes de lo que sucede alrededor –de la debilidad y de la miseria de la gente que siempre ha estado ahí-... 
y de esa forma compartimos con Jesús el camino de la vida de los demás… 
y nuestro descanso será que otros descansen.





lunes, 12 de julio de 2021

Convertirnos yendo a lo esencial. Mc 6, 6-13

Habiendo recibido rechazo e incomprensión Jesús no deja de seguir "enseñando", como si el hecho de estar anclado en lo esencial hiciera que la dificultad fuese abrazada como parte del camino.
En ese camino de salida y encuentro pone ahora a los que había elegido para que estuviesen con él.
Y de alguna manera a través de las palabras y los gestos de Jesús que habían estado compartiendo este tiempo, aquellos discípulos, debían haber aprendido el modo de estar en medio de la gente y de que se trataba la buena noticia de Jesús.

SON ENVIADOS PROVISTOS ABUNDANTEMENTE DE TODA FALTA DE SEGURIDADES.
Tienen que marchar estando dispuestos a vivir la misión en condiciones no favorables, contando con el rechazo y la incomprensión.
Tienen que ir sabiendo que el éxito no está asegurado.
Tienen que salir al encuentro contando con los compañeros del camino y con la gente, necesitando de los demás... y de esa forma descubriendo en todos algo para dar cómo algo para recibir.

No dice mucho sobre el contenido del anuncio más que aquel de volver a lo que realmente es verdadero -"predicar la conversión"-; y liberando de todas aquellas cosas que intentan oscurecer u obstaculizan el encuentro con nuestra verdad -"echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban"

POR ESO LO IMPORTANTE SERÁ MARCHAR... SALIR AL ENCUENTRO... CÓMO ASÍ TAMBIÉN SABER PERMANECER EN MEDIO DEL CAMINO.

Tal vez la imagen de unos "hombres enviados en medio de lo que no se conoce ni controla" nos puede ayudar a pensar sobre lo que nosotros anunciamos... sobre la experiencia que quisiéramos transmitir a un mundo que ya no cree ni piensa a Dios como antes ni cree en que la iglesia tenga algo para decirle a su vida.

Tal vez  esa imagen nos ayuda a preguntarnos qué nos pasa que hablamos tanto de aprender a acercarnos al otro pero que a la hora de hacerlo nos sigue acompañando un modo de pensar la vida y la fe tan rígidos dónde lo diferente queda afuera... o dónde queremos seguir vendiendo "espejitos de colores" o "falsas ilusiones" para buscar adeptos... etc. 

¿No será que muchas veces hablamos de cosas que sabemos pero que no hemos experimentado?
¿Cuántas veces, cuando nos equivocamos, nos hemos enojado y desanimado, teniendo miedo a que nos dejen de querer o a que nos ocurran cosas peores?, y ¿cuántas otras invocamos castigos para los demás?

Tal vez el anuncio de la CONVERSIÓN debería comenzar por nosotros; y no como una cuestión moral poniendo el acento en el pecado, lo que tal vez sea consecuencia de otra cosa; sino más bien cómo pregunta que desnude el hacia dónde corremos nosotros buscando llenar el anhelo de vida, de amor y de felicidad... cayendo en la cuenta de que convertirse no es otra cosa que "cambiar de dirección", de pasar de buscar hacia fuera lo que ya está dentro.

Y de esa manera contagiar a los demás de que no es necesario correr hacia fuera buscando más cosas o más vínculos... o más que se yo... buscando de esa forma sentirse valiosos o más queridos o peor tal vez, que les digan quiénes son...

... sino que hay que caminar hacia dentro porque allí hay una VIDA que ya está y nos habita... y es más fuerte que cualquier palabra que tienda a condicionarnos... y más fuerte que cualquier situación que provoque miedo.

Dicha experiencia está despojada de los VESTIDOS de la seguridad y la protección que dan las normas, los mandatos y las doctrinas que nos han alejado de las verdaderas compañeras de camino como son los pequeños e inciertos pasos, la desapropiación de la verdad y la fragilidad de las formas.

Dicho anuncio no tiene puesta su confianza en los BASTONES utilizados para condicionar o para condenar buscando de esa forma que el evangelio sea aceptado, sino que cree en la fuerza de la bondad que habita en todos... aunque por momentos esté perturbada por vivencias desagradables o dormida por tantas distracciones.

Por eso nada más alejado del camino de la BUena Noticia de Jesús que la facilidad o la impaciencia.
No es fácil desaprender un modo de vivir dónde por mucho tiempo nos dijeron que si cumplíamos tales cosas conseguimos otras... y no era poca cosa lo que nos prometían.

En el camino, nos encontraremos con la pobreza de no poder darnos vida a nosotros mismos simplemente porque es don... así también sentiremos la incapacidad de cambiarnos... posibilidad tremenda para contagiar libertad y dar serenidad a los demás.

TODO EN NOSOTROS... aún las equivocaciones y fallas -los aciertos y desaciertos del camino- que nos acompañarán hasta que nos muramos... 
son la posibilidad más sentida que tenemos para abrirnos a Aquél que en verdad nos dice quienes somos... 
y con todo,  así lo sostiene.

Nuestras manos frágiles y pobres, que pueden cerrarse y convertirse en agresión y poder...
PUEDEN hacer experiencia del don que gratuitamente le han puesto en lo profundo...
Y DE ESA MANERA ser también portadoras de una buena noticia... de una intuición que no deja a nadie afuera... 
Pueden ser capaces de salir al encuentro, de dar consuelo, de generar espacios de libertad, de ofrecer perdón, de sacar de la postración... etc.

SOMOS PORTADORES DE UNA VIDA que es más verdadera que lo que sentimos, o pensamos, o creemos, o hacemos.

Pero seamos conscientes también de que no podemos contagiar lo que no hemos experimentado.
Por eso que se anime el corazón a dejar de correr hacia afuera -hacía eso que cuanto más sentimos que no llena más sentimos que nos vacía- ... y a confiar más buscando más hacia dentro... 

Grande puede ser el temor en el camino, pero mucho mayor es el motivo para confiar.

domingo, 4 de julio de 2021

CuAndo DiOs se visTe de oRdinArio. Mc 6, 1-6

Una vez más nos encontramos con que las palabras y los gestos de Jesús generan escándalo, ahora entre aquellos que lo han conocido..."los de su patria".
Jesús es juzgado por su gente como alguien que está haciendo algo que no es propio de él, algo incorrecto, algo que no podría estar saliendo de él... porque lo conocen.

Este es un hecho que los discípulos deberán recordar cuando sean ellos los que se encuentren con el fracaso de no poder hacer algo o cuando se encuentren frente al límite -a la resistencia, al no- que los demás le impongan -aún los más cercanos-... o cuando sea Jesús también para ellos un motivo de escándalo.

"¿De dónde saca todo esto?
¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y eso grandes milagros que se realizan por sus manos? 
¿No es acaso el hijo...?...
Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo."


Todo comienza con un asombro que podría haberlos llevado a comprender algo más de lo que estaba ocurriendo  pero fue aplastado inmediatamente por la duda y la vergüenza tal vez de confiar demasiado en un "carpintero".

Se habían hecho la pregunta justa -"¿DE DÓNDE SACA TODO ESTO?... ¿NO ES ACASO...?"- reconocen que están frente algo que no es común; pero inmediatamente al darse una respuesta muy rápida deciden quedarse con lo ya conocido y no hacer de aquella inquietud un camino de búsqueda.

"¿NO ES ACASO EL CARPINTERO...?
¿QUIÉN ES ESTE...?"

Pregunta fundamental que atraviesa todo el evangelio de Marcos.
Pregunta que atraviesa continuamente nuestra vida.
¿QUIÉN ERES JESÚS?

Pregunta que aquella gente buscará responder muy cerca y muy de prisa... Creyendo que las preguntas fastidiosas se resuelven liquidándolas con lo que ya se sabe en vez de dejarlas abiertas buscando y sufriendo la espera de lo no se conoce ni se controla.

Nos resulta muy fácil hablar de disponibilidad -de apertura, de diálogo, de escucha- pero tal vez -como aquella gente en Nazaret-  nos tenemos que dar cuenta que solo estamos dispuestos a recibir lo nuevo... "lo inesperado"... solo si entra dentro de nuestros parámetros... sólo si es compatible con nuestra programación. Pensemos que nos pasa con algunas situaciones de la vida que condenamos porque no son como deberían ser, olvidándonos que detrás siempre hay una persona.

CUÁNTA FIDELIDAD LE TENEMOS A LO INSTALADO... al "siempre se hizo así"...
Que poca es nuestra apertura y fidelidad a las formas y modos que surgen de la VERDAD del EVANGELIO que inquieta y que no permite ser domesticado bajo ninguna forma o concepto.

"¿NO ES ACASO EL CARPINTERO, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?"
El encasillamiento cierra y asegura pero solo la inquietud, hermana de la escucha y del diálogo, nos mantiene abiertos frente a una pregunta fastidiosa.
Jesús no sólo no coincide con las expectativas que tienen de Dios sino que además tiene la "mancha" de una familia insignificante...
DE ALLÍ NADA PUEDEN ESPERAR.

No es posible un Dios tan cercano y tan humano.
No es posible que sea camino de humanización.
COMO NO RESPONDE A LAS PROPIAS EXPECTATIVAS -de cómo deberían ser las cosas- NO EXISTE; en vez de soltar las imágenes falsas que se tienen de él o de lo que consideramos "normal" en la vida.
Dios es experto en crear dificultades.
Para algunos el no ver se resuelve con el no creer pero para otros justamente el ver se ha convertido en motivo de desconfianza y de dureza para los demás.
Para algunos es mejor renunciar a Dios antes que a la imagen que sea fabricado de él que ya no responde a sus pedidos.
Para otros el creer se ha convertido en una muralla desde dónde se juzga y se condena... desde dónde se deja afuera a todos aquellos que son diferentes... ¿estarán estos creyendo en el Dios de Jesús?. 

Lo de Nazaret también nos puede pasar a todos en muchos de los espacios de la vida.
Allí donde podíamos esperar coraje, participación y apertura de los demás, descubrimos indiferencia, cerrazón e incluso hostilidad.
Allí donde hubiésemos querido encontrar una mano fraterna 
que acompañe y reciba, una mirada de misericordia-, tropezamos con la desconfianza, con la duda, con el juicio y la condena... con esa pasión tan humana como es la envidia que convierte todo en una constante competencia dónde siempre tiene que haber un ganador y un perdedor.

Tal vez en esas situaciones convendría dejar de preguntarnos los "por qué" nos pasa lo que nos pasa... soltar las quejas de "esto no es justo"... o las lamentaciones del "por qué a mí".
Y tal vez descubrir que la incomprensión, la torpeza, el rechazo y lo mezquino que hay en nosotros y en los demás nos ayudan a aclararnos... nos ayudan a discernir mejor desde donde hacemos lo que hacemos... qué estamos buscando en verdad.

SENTIRNOS EXTRAÑOS EN LA PROPIA CASA...
Aunque es desagradable nos ofrece también la posibilidad de sentirnos en casa en todas partes... aún entre aquellos que no están dentro de nuestros círculos.
ENSANCHA EL CORAZÓN.
Nos abre al encuentro de personas que no nos esperan ni nos conocen... y que probablemente de muchas otras maneras eran causa de escándalo para nosotros.
ALIGERA EL CORAZÓN.
Dejando de ser una víctima y aceptando el simple hecho de no haber sido tomado en serio.

"Y NO PUDO HACER ALLÍ NINGÚN MILAGRO, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos..."

Seamos capaces de detenernos... de mirar a los costados... y descubrir y llevar el corazón a las personas que se revelan frente a la hostilidad y a la desconfianza general... y permanecen -como aquellos pocos enfermos- con sus llagas abiertas ante Jesús, el carpintero... sin dejarse intimidar por lo aprendido de Dios y por los que dicen en su nombre que ellos no son dignos.

Salgamos nosotros también al encuentro de esas personas que siguen esperando aun en medio del desaliento y del dolor... confiando en el Dios que los acompaña aún frente al juicio de otros que los ven condenados... con ellos tenemos la posibilidad de reconocer a Jesús... amigo de toda vida.

Y descubriremos que lo verdaderamente 
extraordinario de Dios en nosotros 
es lo que todos tenemos en común 
y no lo que nos diferencia.