"Entonces los escribas y fariseos le llevaron a una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola frente a él, le dijeron: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos manda en la ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?”
Le preguntaban esto para ponerle una trampa y poder acusarlo. Pero Jesús se agachó y se puso a escribir en el suelo con el dedo. Como insistían en su pregunta, se incorporó y les dijo: “Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra”. Se volvió a agachar y siguió escribiendo en el suelo.
Al oír aquellas palabras, los acusadores comenzaron a escabullirse uno tras otro, empezando por los más viejos, hasta que dejaron solos a Jesús y a la mujer, que estaba de pie, junto a él.
Entonces Jesús se enderezó y le preguntó: “Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Nadie te ha condenado?” Ella le contestó: “Nadie, Señor”. Y Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno..." Jn 8, 1-11
Lázaro... Magdalena... Pedro... Judas...
Vos... yo... cada uno de nosotros...
Podemos pasar del reproche a ser voz portadora de esperanza.
Podemos abandonar el prejuicio y ser mirada de aceptación.
Podemos soltar nuestras razones y ser palabra que alienta.
Podemos ser manos que levanten.
Ser pies que busquen y generen encuentro.
Ser corazón que ama y perdona.
AGRADECIDOS seamos con los que en nuestra historia personal lo han sido ... lo son ... para cada uno de nosotros.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario