TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

¿QUE HEMOS DE HACER?
Tampoco Juan Bautista entendía a Jesús. Ante tanta injusticia, tanta corrupción y esclavitud de toda índole, esperaba un Mesías castigador y eficaz en su lucha contra el mal.
Pero Jesús no castigaba a nadie sino que, por el contrario, buscaba a los publicanos y pecadores y se sentaba a la mesa con ellos.
La pregunta de Juan en busca de aclaración dio pie a Jesús para mostrar la identidad y talante de su misión: “los ciegos ven, los leprosos quedan limpios… a los pobres se les anuncia la Buena Noticia”.

La misión de Jesús no va por el camino del castigo o la represión, sino por el de la bondad y solidaridad con todos los que sufren en la vida.

Para hacer visible hoy la presencia de Jesús en el mundo y celebrar la Navidad es necesario actualizar los signos de su presencia, signos de su liberación y solidaridad con los más necesitados. 
Además hay unas bienaventuranzas para quienes aceptan a Jesús y su misión: “dichoso el que no se siente defraudado por mí”.

* Encendemos la tercera vela del Adviento, con la siguiente oración:


En las tinieblas se encendió una luz,
en el desierto clamó una voz
se anuncia la buena noticia:
El Señor va a llegar.
Preparen sus caminos, porque ya se acerca.
Adornen el alma como una novia
se engalana el día de su boda.

Ya llega el mensajero.
Juan el Bautista no es la luz
Sino el que nos anuncia la luz.

Cuando encendemos estas tres velas
Cada uno de nosotros quiere ser
Antorcha tuya para que brilles,
Llama para que alivies.
¡Ven, Señor, a salvarnos,
Envuélvenos en tu luz,
y que tu amor llene nuestro corazón!

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