Octavo día: MIRAR A MARÍA

Nos acercamos en este día a lo más íntimo del corazón de María. Por ser lo más íntimo, es lo más simple, lo más pobre, lo más pequeño, lo más tierno… lo más humano. 
Dios padre, por medio de su Palabra, no “arrimó” a la fidelidad tibia de sus entrañas, desde dónde nació en María su respuesta y su canto.

Probablemente MARÍA, como otra mamá, ha pasado horas imaginando cómo será su hijo… sus manitos… sus pequeños pies… su color de ojos… su cabello… la ternura y la suavidad de su piel…

Y ella no sólo es capaz de acompañar la vida nueva que nace en su seno, también MARÍA parte, casi de apuro a prestar un pequeño servicio a su prima Isabel… y mientras está con ella quizás su corazón seguía haciéndose mil preguntas… y sabiendo de silencios permanece meditando estas cosas en su intimidad.

Miremos a MARÍA para aprender de ella, 
fidelidad, servicio, silencio y también alegría y canto…

-acercamos la imagen de María y encendemos una velita-

Miremos detenidamente el rostro sereno de MARÍA. 
La Madre de Dios siente una dulce paz, porque su espera es dulce.
La Madre de Dios se siente libre, porque ha aceptado el proyecto de Dios para su vida.
La Madre de Dios no se inquieta por nada, porque lo fundamental lo ha dejado en manos del Espíritu.
La Madre de Dios experimenta una alegría profunda y verdadera, porque es dichosa al haber confiado.
La Madre de Dios está feliz, porque se sabe amada y elegida en su pequeñez.

Pidamos a MARÍA que seamos capaces de PROCLAMAR con la vida las cosas buenas que el Señor hace en nosotros. 
Digamos a cada oración:
MI CORAZÓN CANTA TU BONDAD, SEÑOR.

Porque miras nuestra debilidad con ternura…
Porque te haces uno con nuestros dolores…
Porque te acordás con amor de tu pueblo…
Porque nos llevas en las palmas de tus manos…
Porque nos reguardas al abrigo de tus alas…
Porque te comprometes con nuestra historia…
Porque le das sentido a nuestra espera…

Rezamos juntos.
ALEGRATE MARÍA,
TUYO ES EL AMOR DEL PADRE, TU ERES SU PREDILECTA
LA VIRGEN QUE SE GUARDÓ PARA SÍ
LA NIÑA DE SUS OJOS, LA CUNITA DE JESÚS.
LLENA ESTÁS DE SU GRACIA,
COLMADA DE SU FAVOR,
PLENA DE SUS DONES
EMBARAZADA DE DIOS.

EL SEÑOR ESTÁ CON VOS,
ES EL SANTO EN MEDIO TUYO,
EN TUS ENTRAÑAS.

BENDITA ERES ENTRE LAS MUJERES
ELEGIDA DE DIOS
SERVIDORA DE SU PALABRA
ROSTRO MATERNAL DEL PADRE.

BENDITO EL FRUTO DE TU VIENTRE
PEQUEÑO Y POBRE
HIJO DE TU ALMA
DULCE COMO LA MIEL.

MARÍA,
NO TIENES AUN AL NIÑO ENTRE TUS BRAZOS
EN TU SENO VIRGEN RESPIRA LA PROMESA
DICHOSA ERES POR CREER QUE TE SERÁ CUMPLIDA.

MARÍA,
PIDE POR NOSOTROS AL SEÑOR
AHORA Y SIEMPRE. AMÉN

Oración final:
Te pedimos Padre, que así cómo miraste la humildad de María, y ella fue capaz de abrir su corazón a tu deseo, nosotros también podamos responder a tu proyecto de Reino al servicio de Jesús que busca nacer en cada realidad humana.
Así sea

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