...cuánto tiene aprisionado lo que es verdadero en ustedes…
...de cuánto hace creer que lo real es eso que esta pasando -o sintiendo- y no más.
Andar por la vida sin ver ni sentir, pretendiendo que las cosas no nos afecten, haciendo de las propias necesidades lo único importante,
ES ANDAR DORMIDO.
Estar atrapados por lo que pasa rápido – usar y tirar – llenos de imágenes, de sonidos, como única motivación “sentirse bien”,
ES ANDAR DORMIDO.
Atender sólo a lo que da un beneficio personal; no responsabilizarse de nada ni de nadie,
ES ANDAR DORMIDO.
Confiar solo en lo que se siente o en lo que de primera se piensa, sin un espacio de silencio y escucha; rechazando toda espera, todo esfuerzo, todo tironeo.
ES ANDAR DORMIDO.
Calmar la sed de vínculo y relación en la compañía de la televisión o de una computadora,
ES ANDAR DORMIDO.
Temerle a la libertad por miedo a quedar solos o a quedar señalados; pensar y volver a pensar, sin llegar nunca a tomar una decisión, una posición y actuar en consecuencia, no arriesgar,
ES ANDAR DORMIDO.
Hacer de la experiencia el único criterio de vida, teniendo miedo a pararse y preguntarse por quién y por qué se corre y se agita,
ES ANDAR DORMIDO.
Andar por la vida viviendo la genitalidad sin importar el afecto, eligiendo siempre la comodidad al encuentro gratuito con el pobre, postergando siempre el servicio desinteresado.
ES ANDAR DORMIDO.
Estar preocupados excesivamente por el trabajo, por el dinero, por la salud, haciendo de todo un problema,
ES ANDAR DORMIDO.
Podemos andar por la vida dormidos.
PODEMOS PASAR POR LA VIDA SIN HABER VIVIDO…
PODEMOS PASAR POR LA VIDA SIN HABER VIVIDO…
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