domingo, 31 de enero de 2021

LIBERAR del tormento que hace insoportable la vida. Mc 1, 21-28


Cafarnaúm será para aquellos que se fueron "detrás de Jesús" el lugar dónde el corazón del discípulo se formará... lugar donde experimentarán el entusiasmo frente a la novedad de Jesús pero también la duda frente al no cumplimiento de muchas de sus expectativas. 
La actividad de ese día, comienza en la sinagoga, en ese lugar privilegiado de encuentro con Dios que le ha quedado al pueblo judío después del exilio fuera de Jerusalén.

Y será la "enseñanza de Jesús" la que asombre a quienes la escuchan hasta el punto de comparar su autoridad con aquellos que deberían ser los "especialistas de la palabra".

Jesús se hace escuchar... su palabra asombra y pone en movimiento toda vida. De "cómo habla" y "de lo que dice" todos están como invitados a preguntarse "quién es este que nos habla con autoridad"...

Ni el rechazo ni las oposiciones serán para la palabra de Jesús un obstáculo... porque lo más duro para la palabra será el no movilizar nada; el no generar ningún movimiento que haga que las personas salgan de las situaciones o esquemas que los encierran o no sientan la invitación a abrirse a nuevos caminos.

Como si hablase por experiencia - tal vez esta sería hoy la traducción del "habla con autoridad"-, Jesús libera a Dios de todas aquellas normas e interpretaciones con las cuales se sometía a las personas... y de esa manera son llamadas a experimentar dentro un espacio de libertad jamás imaginado.
Por eso, todos cuantos se acercan, además de ser tenidos en cuenta en la situación en que se encuentran, son obligados a salir de la situación en la que están...

¿QUÉ HEMOS HECHO NOSOTROS DE LA PALABRA?
Tal vez debemos reconocer que muchas veces somos "simples repetidores de la palabra" y no "testigos"; o que muchas veces proclamamos algunas cosas y vivimos otras - según nuestra conveniencia-; o también que la Palabra para muchos de nosotros ya nada nos dice... porque es aburrida... porque no la entendemos... etc...etc.

Y la Palabra de Jesús es una palabra cargada de VERDAD y LIBERTAD que frente a aquella persona 
"poseída por un espíritu impuro" (que no tiene nombre - que somos cada uno de nosotros)- se vuelve acción que libera y hace crecer. Todo esto narrado según los modos de hablar de aquel tiempo que consideraba a muchas enfermedades y dolencias -hasta ese momento desconocidas en su origen- como cosas del demonio.

Hoy que sabemos más de la naturaleza de muchas de nuestras dolencias podríamos coincidir que Jesús, se encuentra con una persona "desintegrada" - "dividida interiormente" - "ocupada" abusivamente por fuerzas que la bloquean -  "inmovilizada" y "zarandeada" por cosas que siente que no puede controlar - "perturbada" por interpretaciones erróneas de lo que vive - "ahogada" sin ninguna posibilidad de mirar de otra manera - sin poder hacer pie en ella misma y sin poder descubrir que eso que la tiene mal pretende ocupar todo el espacio - toda la atención, toda la mirada- lo que hace que la vida misma se vuelva una presión insoportable.

Podríamos decir entonces, que Jesús se encuentra con ese SUFRIMIENTO provocado por una situación de dolor, de molestia (sea la que sea) que al no ser bien acompañada, ni comprendida aún por la propia persona;  es vivida desde la culpa como castigo... como algo injusto y no como experiencia por la que todos pasamos.

Jesús se encuentra con ese SUFRIMIENTO que surge de un dolor -de una situación- vivido en soledad que vuelve insoportable la vida... sufrimiento que encierra y que bloquea cualquier contacto con los demás.
SUFRIMIENTO generado por la violencia que trae la injusticia social o muchas relaciones familiares que encierran a las personas en el silencio y en el resentimiento.
SUFRIMIENTO que surge de la incomprensión por las opciones hechas o por sentir que con esas decisiones no encaja ni en la familia ni en la sociedad.
SUFRIMIENTO que surge de toda esa maraña de pensamientos y reacciones por no aceptar que algo no controlamos... olvidando que las molestias propias y las que no producen los demás no son más que expresión de nuestro ser imperfectos.
SUFRIMIENTO que surge de la sensación de sentirse "impuros"... "sucios"... "malos" frente a una predica de Dios utilizada para hacerse de más poder y de más control.

JESÚS se encuentra con una "vida sufrida"... con un "cuerpo sufrido" que lleva sobre sí las marcas de lo no dicho... de lo que conviene ocultar y que con los años se han transformado en "fantasmas" que obligan a defenderse... a cuidarse de los demás por miedo a ser rechazados.


JESÚS se encuentra con el "cuerpo sufrido" de una humanidad obligada a ocultar toda debilidad y a vivirla con culpa... condenada por ser diferente… avasallada por una cultura que busca que “vivamos nuestros impulsos como animalitos" y  "autosuficientes e indiferentes" sin un sentido trascendente de la vida; y no como personas "tremendamente afectivas”, “habitando un ser que se está siendo con los demás" y "sedientas de sentidos y significados".

NO PODEMOS NO EXPERIMENTAR DOLOR... 
EL DOLOR FORMA PARTE DE NUESTRA HUMANIDAD EN CAMINO.
EL DOLOR ES EL LUGAR DONDE MEJOR CRECE NUESTRA LIBERTAD INTERIOR.

PERO SÍ PODEMOS EVITAR MUCHO SUFRIMIENTO... 
PODEMOS LIBERARNOS Y LIBERAR A LOS DEMÁS DE MUCHOS TORMENTOS QUE HACEN DE LA VIDA UN LUGAR INSOPORTABLE.

Ese SUFRIMIENTO... oscurece la capacidad de mirar, haciendo desaparecer cualquier rastro de los demás... donde parece que estamos solos y nuestra vida vale por lo que merece o no merece... por lo que puede resistir o no... 
"¿Que tienes que ver con nosotros? Jesús de Nazaret... 
sabemos quién eres..." 
Y heridos y enojados, nos encerramos, evitando así que alguien se nos acerque y se meta en nuestros asuntos...
Ese sufrimiento cierra cualquier comunicación y rompe toda comunión con los demás... por eso como aquellos "demonios", bajo pretexto de "autenticidad" -de ser uno mismo, etc- en medio  de ese sufrimiento y entrampado en sus lógicas diremos que nada tenemos que ver con Jesús y menos con los demás.

Y ALGO DEBE CORRERSE, algo debe quebrarse...
ALGO DEBE SALIR para reencontrarnos con esa unidad perdida "interiormente"... para encontrarnos con la serenidad que brota de un corazón unificado.

Cuando podemos mirar fuera de ese sufrimiento y aceptar que solos -en el dolor- no estamos ni tenemos que poder solos... que el dolor que sentimos es posibilidad para crecer y que necesitamos ser tenidos en cuenta... ese dolor o esa situación se vuelve un espacio de libertad y de una profunda comunión consigo mismo y con los demás.

Necesitamos "exorcizar" muchas maneras de pensar y de actuar que encierran a las personas en el sufrimiento... aunque el "usurpador indebido" nos grite que no nos metamos...
 

domingo, 24 de enero de 2021

Convocados a "DEJARNOS HACER". Mc 1, 14-20

Nos encontramos con el evangelio de los comienzos; con un texto simple y claro que busca ponernos en contacto con la experiencia de Jesús sin muchas explicaciones o discursos; y en esa experiencia descubrir, una vez más, al Dios que siempre busca "bendecir" y "liberar".

Ponerse entonces, de parte del Dios de Jesús, será estar de parte de toda liberación humana: 

Liberación de los propios esquemas defensivos con los cuales vivimos, dónde los miedos nos llevan a escapar de la soledad, del encuentro verdadero con los demás, o a buscar gratificaciones inmediatas frente a la angustia o al vacío personal. 

Liberación de cuánto oprime y somete la vida de los demás, donde la apropiación y la envidia hacen estragos en unas relaciones que deberían expresar aceptación y servicio.

Estar de parte de Jesús será entonces, abrazar la verdad personal soltando tantas identificaciones interiores que no hacen más que sujetarnos a creencias y mandatos a los cuales, muchas veces, les sacrificamos la propia vida, con sus anhelos más profundos.

Será soltar esos "mecanismos" con los que nos defendemos cuando percibimos que es "demasiado a lo que se nos invita"... y nos llenamos de justificaciones para no dejar tantas compensaciones que atan la entrega y el servicio a nuestras búsquedas egoístas; o dejamos de optar por Jesús porque su camino exige esfuerzo, tiempo y disponibilidad a re-comenzar cada día. 

En esa realidad compleja, tan cotidiana, la Palabra proclama que Dios actúa... "el tiempo se ha cumplido"... nos ubica frente a la fuerza del "aquí y ahora"... a la experiencia del "HOY" que parece limitarnos, que desarma la omnipotencia con la que pretendemos vivir, que deja sin efecto las racionalizamos con las que buscamos controlar todo... y que invita a hacer de la paciencia y de la humildad, compañeras de camino. 

En el "HOY" de nuestra historia personal y social, que muchas veces aparece lejano... insignificante... descalificado para muchos... sin sentido para otros... Dios, como en aquella Galilea, se hace presente descubriendo el "tesoro escondido" que oculta lo cotidiano, lo insignificante de la vida.

Eso podríamos decir que es Jesús... el HOY DE DIOS PRESENTE EN LO COTIDIANO que muchas veces no queremos y rechazamos... buscando con nosotros la manera de poner en movimiento la vida.

Y después del anuncio a descubrir que el "tiempo es hoy", Jesús llama a seguirlo y lo hace primero con una MIRADA que es propuesta de amistad... y con una PALABRA que se hace camino de vida, respuesta existencial de quien la recibe.

LA PALABRA CREA DISCÍPULOS. 

Se deberán fiar de esa palabra que no da muchas explicaciones... y cualquier cálculo o pregunta frente a la tarea puede esconder miedo a comprometerse... o búsqueda de algún tipo de seguridad...

Y sin decirnos qué sintieron los discípulos, se nos presenta la respuesta de ellos, cargada de renuncia, separación y alejamiento... porque quien se encontró con Jesús, no necesitará convertir a nadie más y a nada más en el centro. 

Aceptando un proyecto de vida -no una idea o una norma- se van detrás de Jesús; y será en la medida en que caminen en sus huellas -viviendo sus modos, abandonando toda "relación de consumo" con las cosas y las personas- que lo conocerán... y descubrirán que esa manera de vivir los hace crecer en humanidad.

"YO LOS HARÉ PESCADORES DE HOMBRES" y esta será la primera tarea que con mucha humildad y paciencia habrá que aceptar... la de DEJARSE HACER.

DISCÍPULO ES ALGUIEN QUE SE ESTÁ HACIENDO SIEMPRE.

Dejarse hacer es dejar que la mirada de cómo percibimos la vida y lo que es más esencial cambie.

Dejarse hacer es abrir las manos y soltar esa manera de entender la conversión como la de "dejar un pecado que afea nuestra imagen"... aceptando que la conversión es una manera nueva de mirar la vida.

Dejarse hacer es abrazar la limitación como algo que nos constituye y no un error o un mal a atacar.

Dejarse hacer es aceptar que aprendemos a partir de nuestros errores... que sin ellos no habría posibilidad de crecer como personas.

Dejarse hacer es dejar que nos desapropien de nuestras ilusiones egoístas y de las gratificaciones inmediatas porque hemos encontrado una "perla de mucho valor".

Dejarse hacer es dejar que nos saquen de la comodidad que nos encierra y nos pongan en movimiento hacia los demás descubriendo que la vida cotidiana, con sus luces y sombras, es el "tiempo favorable".

Dejarse hacer es dejar que la mirada cambie y liberados de la queja descubramos que toda la vida es Galilea... que toda la vida es un espacio donde Dios quiere ser encontrado... buscado... abrazado... recibido... servido... anhelado...

DEJARSE HACER... 
ES AMAR MÁS. CONTROLAR MENOS.
ES CONFIAR MÁS. CALCULAR MENOS.
ES ABRAZAR MÁS. DUDAR MENOS.
ES...


lunes, 18 de enero de 2021

RecorDarAn cuaNdo tengAn exPerienCia. Jn 1, 35- 42

Sin importarle que la gente deje de seguirlo y haciendo que sus propios discípulos sigan a Jesús... Juan después de dejar el desierto siendo “una Voz” se convierte ahora en un dedo que señala: “Este es el cordero de Dios…”

Con el Bautista aquella comunidad de cristianos al llamar a Jesús como “Cordero de Dios” está volviendo la mirada a la experiencia de liberación del primer Israel pero al mismo tiempo señala la novedad.
Jesús viene como "CORDERO" pero no por su aspecto "sacrificial" -que tanto nos gusta resaltar a nosotros para que de alguna manera nos sintamos obligados a cambiar o para aumentar nuestro sentimiento de culpa o de falta de agradecimiento... sino como aquel que viene a nosotros de manera mansa... humilde... expuesto al rechazo y a la incomprensión... viene entregado.

Y así de ese modo es liberado el "pecado del mundo".

Pero cuánto hemos reducido esta expresión "que quita el pecado del mundo" a la liberación de nuestro pecado personal porque este nos lleva al reconocimiento de la fragilidad que no se despega de nosotros.
En el evangelio de Juan "el pecado del mundo" está identificado con todo aquello que daña a los demás...  con todo aquello que impide crecer y que oprime la vida de las personas. Por eso encontraremos denuncias contra aquellos que ponen trabas a la vida de las personas y contra aquellas estructuras que someten, esclavizan y oprimen.

JESÚS quitó de su propia vida todo cuanto podía apartarlo de su propia verdad.
Haciendo esto en su vida... se liberó de cuanto podía dañar a los demás.
PORQUE NADIE PUEDE LIBERAR A OTROS SI ANTES NO ES LIBRE.
Descubramos entonces que muchas de las opresiones a las que sometemos a los demás no son más que opresiones que sentimos en nosotros.
Y otras tantas que nos permitimos soportar no son más que faltas de amor verdadero a nosotros mismos.

"Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús.
Él se dio vuelta y viendo que lo seguían, les preguntó:
¿Qué quieren?
Ellos le respondieron: Rabbí -que significa Maestro- ¿dónde vives?.
"VENGAN Y LO VERÁN"..."

No será posible ir detrás de Jesús si no se está dispuesto a entrar en una pedagogía nueva... donde las preguntas descubran aquellos fondos del corazón donde están las búsquedas más profundas.

¿Qué quieren?... ¿Qué buscan?.
¿Qué desean?... ¿Qué esperan?.


Necesitaremos una y otra vez animarnos a clarificar las motivaciones que nos llevan a seguirle.

Necesitaremos caer en la cuenta de que muchas veces nuestras decisiones descansan en la búsqueda de que ciertas expectativas -algunas infantiles- se cumplan.
Necesitaremos aceptar con mucha humildad que no siempre nuestro "ir detrás de Jesús" es buscando sus modos para construir una sociedad más solidaria, más justa y más hermana.

Y la respuesta de los discípulos no se hace esperar... quieren saber cómo es su estilo de vida... que es aquello por lo cual vale la pena vivir... "¿Dónde vives?"

"Vengan y lo verán"


La presencia de Jesús provoca, invita a desplazarse, a cambiar de lugar y de postura.
Es una invitación a seguir buscando.
Es una invitación a hacer experiencia.

Y ¿Qué fue aquello que vieron que los llevó a decir que se habían encontrado con Aquel que habían estado esperando no sólo ellos... sino todo su pueblo?
¿Cuál fue la experiencia que tuvieron con Jesús que los llevó a unir todas aquellas profecías con aquel pobre predicador nazareno?

Tal vez se encontraron siendo ellos mismos... se encontraron siendo interpretados.
Tal vez alrededor de una mesa vieron como las diferencias desaparecían... o junto a los enfermos vieron como la aceptación curaba y liberaba... o en unas palabras cercanas y familiares experimentaron que Dios estaba buscándolos... porque los amaba.
Tal vez se sintieron entendidos... encontrados y por primera vez experimentaron lo que significaba la libertad.

Y el encuentro se hace anuncio.
Se hace camino para otros.
Jesús se encuentra con PEdro haciendo de este momento un espejo para nuestro propio camino de seguimiento.
Como Pedro, también nosotros, nos tendremos que fiar cada día más de su mirada que de la nuestra... sobre todo cuando sintamos que nuestras expectativas no se cumplen o cuando nos sintamos lejos no sabiendo a quien estamos siguiendo.

Será de toda la vida confiar más en su mirada que abre y que descubre posibilidades allí donde nosotros sólo vemos debilidad y obstáculo.
Nos tendremos que fiar cada vez más de esa mirada que no da nada por perdido en nosotros... que lo transforma todo en oportunidad.

Fiados en la mirada de Jesús que descubre lo mejor de nosotros...
sigamos buscando el mejor lugar o lo que mejor exprese quienes somos en verdad...
allí está nuestra vocación.


Y sabremos generar preguntas
con nuestro estilo de vivir...
Y sin miedos invitaremos a los demás a venir y ver...
a venir y a experimentar al Dios que nos hace hermanos de todos.





lunes, 11 de enero de 2021

El AmoR de DioS en NosoTros. Mc 1, 7-11

"Mirad a mi siervo, 
a quien sostengo; mi elegido... 
Sobre él he puesto mi espíritu...
Yo, el Señor... te he formado,  
y te he hecho alianza de un pueblo...
Para que abras los ojos... saques a los cautivos..."  (cfr. Is 42, 1-4.6-7)

"...Me refiero a Jesús de Nazaret, 
ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, 
que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos... 
porque Dios estaba con él."  (cfr. Hech 10, 34-38)

"...y al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu Santo descendía sobre él como una paloma; y una voz desde el cielo dijo: Tú eres mi Hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección."  (Mc 1, 7-11)

Tiempo hacía que el profeta Isaías había suplicado en nombre de su pueblo: "Otea desde el cielo, mira desde tu morada santa y gloriosa: ¿dónde está tu celo y tu valor, tu entrañable ternura y compasión?... ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases...! (cfr Is 63, 15. 19b)

Y ahora el cielo se abrió y una Voz se escuchó.
Dios respondió a la súplica... mostrando su entrañable ternura y compasión.
EN JESÚS.

Jesús desciende al lugar donde Juan bautiza -movimiento profético que expresa desde dónde vendrá la salvación, cómo buscarla-. 
Jesús desciende al lugar de los que se experimentan necesitados de Dios... llega junto a aquellos que experimentan el límite como una opresión y una carga, porque no hay peor cosa que experimentar el límite desde la culpa.

JESÚS SE IDENTIFICA CON ESA HUMANIDAD
Y LA ACEPTA
Y REZA
SE ABRE...

Y allí hace experiencia de "saberse habitado".
Y descubre quién es él y cuál es su misión.
Se le regala saber de quién depende... quién lo anima... quién lo sostiene... por quién vive... para qué vive.

Y EXPERIMENTA QUE SU CORAZÓN, HUMANO Y FRÁGIL,
ES CAPAZ DE AMAR COMO AMA DIOS, SU PADRE.

Y esta es la señal de que el Espíritu de Dios está en él.

Sus gestos y sus palabras exentas de sentencias absolutas...de condenas irreversibles... lejos de las normas religiosas y de las leyes del templo... expresan la libertad que da el Espíritu; sin dejar de ser humano y limitado y expuesto a los mismos rechazos e incomprensiones que nosotros.

"...No gritará, no clamará...
No romperá la caña quebrada
ni apagará la mecha que arde débilmente..."

La libertad de los propios criterios y juicios... de las posturas rígidas que excluyen... que condenan - que marcan el error en los demás... que controlan y someten... que imponen y chantajean... es el criterio que revela si estamos animados o no por "el Amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (cfr Rm 5,5).

Esta "libertad que libera a otros" brota de una experiencia que fundamenta nuestras vidas... Es la experiencia de Jesús de saberse "MI HIJO, EL AMADO, EL PREDILECTO"... que el evangelio nos relató a través de signos sensibles para que la entendamos.
Dicha libertad entonces no es cuestión de voluntad... porque ésta choca con la frustración que surge del encuentro con nuestros límites...
DICHA LIBERTAD SURGE DE LA EXPERIENCIA QUE JESÚS NOS REGALA AL DARNOS SU ESPÍRITU... LA DE "SABERSE HABITADO"... LA DE SABERSE "HIJO AMADO" - "HIJA AMADA".

Y mientras tanto ¿Qué podemos hacer?
Limitados como somos podemos hacer silencio... callarnos interiormente un poco... escuchar más.
Abrirnos a una Mirada... a una Presencia.
A UN AMOR QUE NO PONE CONDICIONES...
A UN AMOR QUE ES CAPAZ DE TRANSFORMAR NUESTRAS VIDAS.

Solo el contacto con esa Presencia nos libera de nuestra impaciencia y de cómo deben darse las cosas para tener más vida...
Solo el contacto con esa Presencia nos libera de los juicios hacia los demás donde lo que rige es lo emotivo...
¿Cómo amar con "el Amor de Dios  derramado en nosotros" cuando dentro llevamos mucha agresividad acumulada?
¿Cómo no querer quebrar la vida débil del otro o apagar lo poco que en ella se da... cuándo dependemos tanto del afecto o de la aprobación de los demás... cuándo entonces algunos son percibidos como amenaza o como competencia?








JESÚS NOS COMUNICA
SU MISMO ESPÍRITU (cfr. Jn 1,33)...

Espíritu - AMOR que transforma y enseña a amar...
Espíritu - ESPACIO donde podemos experimentar la misma relación que tiene él con el Padre...
Espíritu - LIBERTAD de ciertos modos de vivir y esquemas mentales que oprimen y enferman; y de ciertas relaciones que asfixian...

Espíritu - DISPONIBILIDAD a aprender cosas nuevas según  el momento vital que se vive saliendo de la lamentación de lo que ya no se puede...
Espíritu - APERTURA hacia los demás cuando nuestras heridas nos llevan a cerrarnos...
Espíritu - CAMINO DE ACEPTACIÓN -"experiencia de Misericordia"- de nuestra condición humana, limitada y necesitada...
Espíritu - CONFIANZA en la propia bondad y en la bondad de los demás...

EL ESPÍRITU  ES EL AMOR DE DIOS EN NOSOTROS.
Don de Dios dado por Jesús en la cruz  a toda la humanidad.

Si caminamos hacia el lugar donde "somos habitados" se nos regala mayor IDENTIDAD...
Y por el camino del perdón y la aceptación, hace posible la transformación de nuestras heridas, en espacios de encuentro y compasión con las heridas de los demás.

NOS HACE JESÚS PARA LOS DEMÁS... 

que es nuestra MISIÓN.






domingo, 3 de enero de 2021

DESDE SIEMPRE, aceptados y amados. Jn 1, 1-18

"Por medio de la Palabra se hizo todo... en la Palabra estaba la Vida...el mundo se hizo por medio de ella... Vino a su casa..."


El himno de Juan nos invita experimentar una certeza que nos sigue costando celebrar... que Dios, desafiando cualquier obstáculo, desde siempre ha salido a nuestro encuentro.

La Palabra realiza entonces todo un recorrido para volver a decirnos que nuestra vida está unida a Dios y esto no se sostiene con nuestra voluntad ni se gana con nuestros logros.

"Éstos no han nacido de sangre, no de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios..."
Su Vida circula en nosotros como "aire nuevo"... como "nos amó primero" así también "se hizo uno con nosotros primero".
Somos esa casa a la cual la Palabra, que es Vida, ha venido a habitar... y esta verdad está al comienzo de nuestra existencia.
Verdad que nos libera de la duda de si seremos amados o no... aceptados o no... al percibir en nosotros el error y la debilidad.
Descubramos una y otra vez que el miedo a perder engendra la codicia... el maltrato... la culpa... engendra violencia hacía nosotros y hacía los demás.
DIOS ES UNIDAD.
Entonces. No hay necesidad de seguir castigándose.
No nos dejan de amar por el error cometido.

"Y la Palabra se hizo carne..."
El alejamiento del Verbo al hacerse carne no rompió esa Unidad con Dios... bajo llevando en sí mismo aquella relación.
Y bajo hasta más allá de la muerte... es decir... hasta la más lejana separación. Abrazando toda distancia - todo alejamiento.
Nada quedaría afuera... y ninguna oscuridad se vería impedida de luz.
Nuestras oscuridades... nuestros propios distanciamientos se han transformados en posibilidades de encuentro.
Podemos percibir "el estar tocando fondo" con alguna situación humana pero aún ese fondo esta sostenido... está habitado... tengo la posibilidad de gritarle a Alguien.
DIOS ES SEPARACIÓN.

"se hizo carne..."

Dios se hizo humanidad... entonces mi humanidad es lugar de encuentro.
TODA HUMANIDAD ES LUGAR DE ENCUENTRO.
Y entonces nuestros gestos y palabras hacía los demás pueden expresar la ACEPTACIÓN recibida gratuitamente.
Podemos dejar de castigar a los demás por su error o debilidad.
DIOS ES ENCUENTRO.

"Vino a su casa, y los suyos no la recibieron..."
Aún a sus discípulos les fue difícil descubrir a Dios en él; Un Dios hecho carne... hecho camino de humanidad... sin cosas fantásticas... sin sorpresas.
Perdonando siempre... poniendo el corazón en la miseria humana... no condenando a nadie, al contrario, rompiendo sentencias.
Queriendo poner una y otra vez sus manos sobre nuestros ojos para que miremos bien... los demás no son árboles que caminan...
Si fuéramos personas reconciliadas dejaríamos el juicio y la condena.
DIOS ES CONFLICTO.

"...les da el poder para ser hijos de Dios..."
Y descubriríamos que a más entrega de los propios criterios... de las propias interpretaciones... más crecemos en humanidad... más "hijos de un mismo Padre" se reflejaría.
Cuándo nos aferramos a nuestros propios criterios... o a nuestras propias formas de mirar la realidad creyendo que es la única... corremos el riesgo de encerrarnos y hacernos esclavos de eso que defendemos... y tendemos a esclavizar y a someter a los demás.
Puedo correr el riesgo de perder... de no tener siempre la razón... porque lo más esencial no se corre nunca... y es justamente allí donde está el valor y la dignidad de nuestra persona.
DIOS ES ENTREGA.

En la manera de relacionarse Jesús nos mostró aquella primera relación que daba sentido a su vida.

ACEPTADOS Y AMADOS COMO SOMOS estamos en disposición para responder con libertad... con más humanidad... a las situaciones cotidianas.

ACEPTADOS Y AMADOS. LIBRES.
PARA LIBERAR.

Pido al Espíritu que nos habita que nos renueve la ESPERANZA frente a lo que nos toque vivir este año nuevo... que no hay amenazas sino oportunidades.
Y que nos renueve la PACIENCIA frente al ritmo del tiempo.


viernes, 1 de enero de 2021

"La cultura del cuidado como camino de paz». Lc 2, 16-21

Nos encontramos celebrando el AÑO NUEVO deseando el don de la PAZ para todos los pueblos mirando con sumo cariño a María, Madre de Dios.

"CELEBRANDO EL AÑO NUEVO"
Al comenzar un año nuevo nos haría mucho bien renovar el sentido de la historia... el sentido del tiempo como don DON que se nos ha dado.

"El DON DEL TIEMPO" que nos hace caer en la cuenta de que somos peregrinos de un camino donde otros hombres y mujeres -antes que nosotros- lo transitaron.

TIEMPO que nos hace parte de una HISTORIA que no comenzó ni terminará con nosotros... pero que al mismo tiempo nos hace protagonistas y responsables de este momento.

Recibir este nuevo año en clave de Jesús es renovar la búsqueda y el esfuerzo por todas aquellas actitudes y espacios de vida que nos hagan crecer en humanidad... donde un primer aspecto será el hacernos más conscientes de que somos UNO CON LOS DEMÁS... que no somos seres separados de los demás como intentan proclamar ciertos parásitos bajo pretexto de comodidad y seguridad.

Al mismo tiempo no somos ingenuos del año que comienza... como el pasado sabemos que los improvistos nos encontrarán en el camino.
Celebrar entonces al Señor en este primer día del Año es renovar nuestra confianza en el Señor de la Pascua que le regaló a todos los aspectos de nuestra vida, la posibilidad de un sentido nuevo... de una interpretación nueva.

Comenzamos el año nuevo sabiendo con certeza que nada de lo que vivamos estará fuera de la pascua de Jesús.
Todo se encuentra atravesado por este Misterio de Amor que tiene la fuerza de transformar los espacios de dolor, de rechazo y de muerte en espacios de más vida... porque justamente allí, en la capacidad de entrega se mide la libertad y la vida personal.

Por eso, que se anime el corazón y que se sienta profundamente desafiado a vivir el año en clave de esa libertad, capaz de salir de sí, aun en medio de cualquier situación.


"La cultura del cuidado como camino de paz»



Dice el lema de la Jornada Mundial de Oración por la Paz propuesto por el Papa Francisco para este nuevo año.

El Papa nos invita a dejarnos enseñar por todo lo que fuimos viviendo en el año que se fue... dónde fue muy importante aprender a hacernos cargo los unos de los otros y también de la creación, para construir una sociedad basada en relaciones de fraternidad. De ahí que propone la Cultura del cuidado para erradicar la cultura de la indiferencia, del rechazo y de la confrontación

Nos invita a volver a aprender la “gramática” del cuidado que tiene como lenguaje: la promoción de la dignidad de toda persona humana, la solidaridad con los pobres y los indefensos y la preocupación por el bien común y la salvaguardia de la creación.

Para aprender está gramática, el Papa invita a educar a la cultura del cuidado que tiene como compromiso común, solidario y participativo, la protección y promoción de la dignidad y el bien de todos.
La disposición al cuidado, a la atención, a la compasión, a la reconciliación y a la recuperación, al respeto y a la aceptación mutuos es un camino privilegiado para construir la paz. Compromiso que deberían asumir todos en la sociedad civil.


"Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores. Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón."
cfr. Lc 2, 16-21

Y comenzamos el año celebrando la FIESTA DE MARÍA MADRE DE DIOS.
Fiesta donde hacemos memoria de aquella "actividad del corazón" de María por la que podía unir lo que vivía y aquello que le había sido anunciado.
"Actividad del corazón" por la que todo se convertía en un espacio de encuentro... en un lugar de anuncio... donde el corazón era llevado a dejarse sostener solo por Dios.

"Conservar y meditar..." son propias de la persona que quiere vivir en clave de Reino... en clave de Jesús... que posibilitan mirar más allá de lo que se vive... permitiendo que cada situación, que cada encuentro, tengan un significado para la vida... ayude a crecer... descubra una posibilidad nueva.


Que podamos, acompañados por María, pensar de otra manera lo que nos pasa.
Que podamos, acompañados por María, leer la vida desde la certeza de estar habitados por Dios.
Que podamos, acompañados por María, aprender la gramática del cuidado.

Buen comienzo de año.