domingo, 26 de junio de 2022

Discípulos del Camino... Lc 9, 51-62

“Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén.

Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?».
Pero él se dio vuelta y los reprendió..."

La comunidad cristiana tiene en la memoria que alrededor de la persona de Jesús y su mensaje se generaron muchas resistencias... y que aun así él siguió viviendo en clave de apertura a todos, mostrando de esa manera un Dios diferente, amigo siempre y habitando en toda persona humana sin distinción ni condiciones... vivir desde esta verdad lo llevo a la muerte.

Este camino es lo que celebra aquella primera comunidad, haciendo de su manera de amar algo digno de creer porque no se corrió aunque sintió rechazo... no uso el poder para imponerse sino que a más resistencias, más desarmado se mostró...

De esta manera la comunidad comprendía que la "elevación al cielo" solo es un camino de más entrega, de más servicio, de más apertura.

Y en el camino aquel pueblo "samaritano" que en el evangelio de Lucas tiene los mayores ejemplos de lo que significa estar en consonancia con el mensaje de Jesús rechaza recibirlo.
Tal vez si los discípulos hubiesen expuesto lo nuevo de Jesús sobre el verdadero templo que es cada uno y de donde surge la verdadera adoración; de seguro lo hubiesen recibido.
Pero no sabemos cuáles fueron las palabras que provocaron el rechazo. Si sabemos la reacción de Santiago y Juan frente al rechazo... reacción que hemos visto en muchos momentos de nuestra historia: pedirle a Dios que acabe con los que sentimos que están en nuestra contra; hacer desaparecer lo diferente por sentirlo cómo amenaza. 

Jesús los reprendió... si es buena noticia no hay imposición ni amenazas frente al rechazo... no cabe entonces responder con violencia... y no basta tampoco esa cierta tolerancia comprensiva que nos hace permanecer en el centro; creyéndonos la medida de todas las cosas. 

"Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: 
«¡Te seguiré adonde vayas!».

Y en el camino que, parece ser la forma de vida habitual de Jesús... además del rechazo sufrido se da el seguimiento... de allí que nos presentan algunas claves de lo que esto significa.

Claves exigentes - aparentemente duras - que expresan con total claridad la radicalidad de optar por Jesús... lo que no puede ser de otra manera porque la vida se vive así o no se vive.
Y aunque no se está obligado a seguirlo ni tampoco hay una condena de parte de Jesús a quién no lo quiera hacer... hace consciente a quienes quieran hacerlo de que no es posible tenerlo todo... caminar detrás de él supone elegir... porque nuestro crecimiento está hecho de opciones que lo favorecen o no... opciones que expresan o no nuestra libertad... por ende que hablan o no del Reino.

"Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas   
y las aves del cielo sus nidos,  
pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza»..."

Jesús ha optado por la vida Itinerante. Su estilo de vida pobre expresa total disponibilidad a la causa del hombre.
Construir nidos -dejar de buscar, no inquietarse por la vida- será expresión de no confianza en aquel que sostiene la vida.
Somos caminantes y esta condición nos da verdadera libertad.

"Un día el Bienaventurado Francisco llamó a fray Leòn y le dijo: "Escribe, fray León". Y él respondió: "Estoy listo". "Escribe -le dijo- cuál es la verdadera alegría".
Viene un mensajero y dice que todos los maestros de París entraron en la Orden. Escribe: no es verdadera alegría.
Y lo mismo de todos los prelados del otro lado de los Alpes, arzobispos y obispos; y lo mismo del rey de Francia y del rey de Inglaterra. Escribe: no es verdadera alegría.
Y que todos mis hermanos fueron a los infieles y los convirtieron a todos a la fe; y que tengo tanta gracia de Dios que curo a los enfermos y hago muchos milagros. Te digo que en todas estas cosas no está la verdadera alegría.
¿Cuál es, entonces, la verdadera alegría? 
Regreso de Perusa y llego aquí muy de noche y es invierno, con barro y mucho frío, hasta el punto que el agua congelada en el borde de la túnica me golpea las piernas y sangran las heridas. Y lleno de barro, con el frío y el hielo, llego a la puerta y, después de mucho aporrear y llamar, viene el fraile y pregunta: ¿Quién es? Yo respondo: Fray Francisco. Y él dice: "Vete, estas no son horas. No entrarás". Y al insistir de nuevo responde: "Vete, eres un simple y un ignorante; de ningún modo vendrás con nosotros; somos tantos y tales que no te necesitamos". Y yo sigo aún en la puerta y digo: "Por el amor de Dios, hospedadme esta noche". Y él responde: "No lo haré. Ve al lugar (hospital) de los Crucíferos y pide allí".
Yo te digo que si tengo paciencia en esto y no me molesto, esa es la verdadera alegría y la verdadera virtud y salvación del alma..."

Por eso "ser discípulos del Camino" es estar expuestos al encuentro, sin miedo a las situaciones de la vida ni a la gente... soltando la tranquilidad de estar con quienes piensan igual... DISPONIBLES... saliendo del encierro (que nos ilusiona con una falsa seguridad)
ABIERTOS... aún en medio del rechazo...  lo que seguramente generará la pregunta en quienes lo vean...

Y dijo a otro: «Sígueme». El respondió: «Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre».
Pero Jesús le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios».
Vivir en clave de Jesús es vivir y anunciar el Reino que rompe con muchos aspectos culturales que reclaman "obediencia ciega" de unos hacía otros.
El Reino -expresado en los modos de amar y vivir de Jesús- están por encima de cualquier mandato familiar... están por encima de cualquier aspecto cultural.
Estos modos de relación tienen como único fundamento la INCONDICIONAL ACEPTACIÓN DE DIOS... de allí que anunciar el Reino es liberar a las personas de la búsqueda de cualquier otra aprobación.

Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, 
pero permíteme antes despedirme de los míos». 
Jesús le respondió: 
«El que ha puesto la mano en el arado 
y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios».

Vivir en clave de Jesús es llegada... es BIENVENIDA.
No hay partidas porque es el descubrimiento de que la humanidad toda es nuestra familia...
Somos parte de ella... la humanidad es nuestro único hogar...
Vivir en clave de Reino es dejar entonces que el corazón se reconozca parte de ... no algo separado de los demás... porque lo cerrado hiere...
Vivir en clave de Reino es descubrir que somos parte de esa humanidad -que con su debilidad muchas veces sufrida - camina abierta a la Misericordia... donde el dolor del otro es nuestro dolor... y la alegría del otro es nuestra alegría.

CaMinO y DiSponiBilidad 

AcEptaCión y LiBertaD 

HumAnidaD y ApeRturA












domingo, 19 de junio de 2022

"DeNles de coMer ustEdes miSmos". Lc 9, 11b-17

Creo que todos podemos dar cuenta de que, frente a muchas situaciones personales y comunitarias, hemos sentido aquel mismo sentimiento de impotencia, con el cual se encontraron los discípulos frente al mandato de Jesús, de dar de comer a aquella gente que se podía morir de hambre en el camino.

Una multitud necesitada de sanación. Hambre e intemperie. Impotencia sin salidas.
Una multitud necesitada de que algo fuese más fuerte "dentro suyo" que los ayudase a seguir transformando toda situación en camino... que sea tan significativo que alimente la vida y regale la sensación de cobijo y hogar.

Tal vez lo vivido por aquella multitud puede estar lejos de la realidad que nosotros vivimos… pero no podemos negar que hoy toca a mucha gente en nuestro mundo.

Pero el relato del evangelio no quiere expresar un hecho histórico sino más bien que viene a decirnos de donde surge la verdadera fecundidad de nuestra vida.
Fecundidad que no viene del esfuerzo personal… o del éxito de algún tipo de emprendimiento… o de la resolución definitiva del hambre del mundo.

La Fecundidad del evangelio es expresión de una vida –pobre e impotente-  que se atreve a poner sus propias manos vacías -TODO LO QUE TIENE- al servicio del hambre de otros… al servicio de lo más esencial… como lo hizo Jesús con su propia vida.

El evangelio nos habla de la CAPACIDAD de ENTREGA y de SERVICIO… que crece si nos animamos a no defendernos, en tiempos de mucha vulnerabilidad y de mucha pobreza.

EL DON CRECE EN LA DEBILIDAD, si nos mantenemos en la entrega. 

De esto es signo la EUCARISTÍA.
Es el gesto de ENTREGA y SERVICIO -asumido hasta las últimas consecuencias- que "resume" toda la vida de Jesús...
Lo que aquí celebramos y nos compromete es cómo él vivió.

Jesús hizo de la carencia de unos pocos, un lugar de comunión.
Transformó la impotencia en un espacio de fecundidad, de vida para los demás.
Sus manos permanentemente abiertas y vacías fueron para todos aquellos con lo que se encontraba signo de la "cercanía de Dios"... y en la cruz, signo de un Amor que no se corre aún siendo heridas.

Por eso la Eucaristía quiere llevarnos a que nos hagamos cada vez más conscientes de lo divino que nos habita... que cuánto más nos damos cuenta de eso más tendríamos que ser "entrega y servicio" para los demás, cómo lo hizo Jesús; y que si esto no ocurre esta celebración no tiene ningún sentido.

Pero cómo tal vez este camino suponga muchos contratiempos... como por ejemplo... tener que morir a muchas cosas que creemos que nos van a dar vida... preferimos convertir la eucaristía en algo "tan sagrado” -solo para algunos y encerrada en las iglesias- que reclama nuestra adoración... y que nos da un boleto para el más allá.
¿Se imaginan a Jesús pidiendo que la gente que lo buscaba se pusiera de rodillas? ¿acaso nos olvidamos que él se puso de rodillas ante sus discípulo y discípulas?
Para nosotros sigue siendo más fácil arrodillarnos aquí dentro... que ir detrás de Jesús haciendo gesto su servicio y su disponibilidad a todos.

Para los primeros cristianos celebrar la Eucaristía-"hacer eucaristía"- era hacer algo subversivo…  porque rompía barreras y reglas que decían que unos eran mejores que otros... era sentarse a la mesa de la propia a "todo tipo de gente".

Celebraban la Eucaristía porque estaban dispuestos a vivir lo que esto significaba, es decir, que en el modo de tratar a los demás -en el servicio y la entrega- todos pudieran reconocer al Dios que llevaban dentro.

Por eso, “HACER EUCARISTÍA” es comprometerse a construir Comunidad.
Es saber que todos tienen como vocación la Unidad.
Es regalarse Igualdad, aceptando toda diversidad... el pan se hace de muchos granos.
Es descubrir que lo que nos da vida no es el pan que recibimos sino el pan que damos.

Para esto no es necesario que todo nos vaya bien; para aprender a ser don, para estar al servicio de los demás, no es indispensable no encontrarse con obstáculos. 
De ahí el evangelio que nos enseña que en el desierto -como a los discípulos- somos “descascarados”  de tantas cosas que creemos ser, mostrándonos que "verdad" estamos escuchando... en que nos estamos apoyando... que esta buscando nuestro "ego" alimentar con lo que hacemos. 

En el desierto nos invitan a mirar hacía dentro -a lo profundo-... a encontrarnos con "quienes somos en verdad" -"quién nos habita"-...  que hace del encuentro con la propia debilidad un lugar donde aprender a ser compasión con las heridas de los demás...
Que es capaz de hacer del encuentro con el propio vacío, un lugar dónde aprender de ternura frente a la panza vacía de los más pobres... 
Que hace del encuentro con nuestras propias sombras, un lugar dónde aprender acompañamiento de aquellos que se buscan a sí mismos...
Y así con cada situación humana...

Y así cada situación se transforma -desde quienes somos en verdad-en posibilidad de ser eucaristía... 
de convertirnos en pan para los demás.

Pero nosotros seguimos buscando arrodillarnos frente al Santísimo, siendo indiferentes e ignorando la necesidad de los demás, olvidándonos que "todo lo que le hicieron al más pequeños de mis hermanos, a mi me lo hicieron"... 


Lo más importante de la Eucaristía es el signo del pan que se parte y reparte, 
porque eso fue toda la vida de Jesús - porque así es Dios.
Recibamos entonces lo que somos... y convirtámonos en lo que recibimos.





domingo, 12 de junio de 2022

SOMOS "expresión de un Amor que se entrega a los demás". Jn 16, 12-15

Hemos celebrado en estos domingos aquello que tal vez por tantas voces que escuchamos y por tantas historias personales vividas… olvidamos y nos enredamos… que 
ESTAMOS HABITADOS.

Que nuestro camino de seguimiento a Jesús es un estar volviendo a quienes SOMOS en verdad.
A ese lugar nos conduce el Espíritu: 
más hacia dentro, más hacia lo que somos,
más íntegros, más humanos, más Jesús.

Y aunque hacia allá vamos -de dónde hemos salido-, y es grato saberlo, eso mismo no nos libera (podríamos decirlo así) de tener que decidir abrirle al Espíritu -aún con dolor- los espacios que necesitan aire en nuestra vida –lo que huele mal-; y también bancarnos, de alguna manera, que los ritmos no los marcamos nosotros.

SOLO DESPOJADOS DE LAS IDENTIFICACIONES CON LAS QUE CREEMOS SER ALGUIEN, TENER ALGO, SABER ALGO...
LLEGAMOS A PRESENTIR EN VERDAD QUIENES SOMOS.
Cuántas posibilidades para esto nos da la vida!!!

Y TAMBIÉN LLEGAMOS A DESCUBRIR
EN QUIÉN NOS CONFIAMOS EN VERDAD.


Por eso uno de esos tantos despojos por los que pasamos será el de darnos cuenta que por más palabras que podamos decir sobre Dios... a Dios no lo podemos agarrar... NO LO PODEMOS COSIFICAR... más aún, a muchos de nosotros las palabras que usamos para pretender explicar quién es Dios... cómo es... no nos dicen nada. Un ejemplo es todo lo que hemos llegado a decir cuando hablamos de la fiesta que hoy celebramos:
la Santísima Trinidad… que desde lo que percibió la primera comunidad en Jesús hasta lo que hoy decimos hay una gran distancia.

Volver a la “simplicidad de la experiencia de Jesús” es percibir que todo cuanto nos habla de Dios, nos habla de RELACIÓN, de DON, de APERTURA, de ENCUENTRO, de SALIDA, de movimiento.

Que se convierten para nosotros en un estilo de vida... en un modo de estar con los otros.... no para cumplirlo porque es una obligación o por miedo a algo; sino porque esos modos se convierten para nosotros en un camino - en una posibilidad- para que surja la "mejor versión" de nosotros mismos.

Si elegimos vivir en clave de haber sido creados a "imagen y semejanza de Dios" podemos decir entonces que, "a más profundidad -a más encuentro con nosotros mismos-, más don... más apertura... más humanidad".

Entonces la calidad de nuestra vida se mide por la capacidad de construir relaciones con sabor a reino... se mide por la capacidad de apertura que tengamos.
Cuánto trabajo habrá que seguir haciendo con nosotros para crecer en un modo de relación que exprese apertura y no cerrazón, que hable de acogida y no de juicio, que hable de diálogo e inclusión y no de resistencias ni barreras ni imposiciones.

El Dios que se hace presente en la experiencia de Jesús y que lo anima con su Espíritu es APERTURA... siempre y todo el tiempo... a lo distinto, a lo que tiene ritmos diferentes... hasta el punto de cambiar las normas y las reglas, los lugares y los modos, para que nadie se sienta más lejano o con menos posibilidades de las que ya experimenta para vivir con otros -es lo que llamamos inclusión-.
Contemplemos cuál fue el lugar del anuncio de Jesús -no fue un templo sino dónde estaba la gente-, con quienes se sentó a la mesa -publicanos y pecadores-, a quiénes dejo que lo tocaran -impuros y enfermos-, con quienes se puso a hablar -niños y mujeres-... etc.

El Dios que nos acerca la experiencia de Jesús no es un dios de tolerancias y respetos... Jesús se acerca descubriendo en toda persona humana aquello que lo habita... es frente a esa PRESENCIA que se despoja, se descalza, se "desprejuicia", se hace servicio, se hace don.

Seamos capaces de cambiar en nosotros y en nuestro entorno todo aquello que haga sentir al otro que con su debilidad -o con su déficit- nada tiene que hacer entre nosotros.

Seamos oportunidad de encuentro para todos aquellos 
que sienten con mucho peso la exclusión y la condena.
Y entonces presentiremos algo de esa "dimensión trinitaria" 
-dimensión relacional, de apertura y encuentro- que nos atraviesa.

domingo, 5 de junio de 2022

La CONFIANZA está ahí... al comienzo de todo. Jn 14, 15-16. 23b-26

Así como en el comienzo de la vida pública de Jesús, con PENTECOSTÉS se quiere resaltar que algo nuevo comienza... ahora es nuestro tiempo... el tiempo de la COMUNIDAD.
La Presencia del Espíritu en nosotros es el mayor TESTIMONIO de la "Vida de Dios" en nosotros.
De que no somos huérfanos.
De que tenemos hogar - de que hay algo en nosotros más definitivo- donde podemos experimentar estar a salvo de nuestros propios juicios y de las presiones que nos imponen.

Su PRESENCIA  es LIBERTAD en nosotros... desafiándonos a salir de donde estamos...  nos pone en movimiento... nos empuja.

NOS EMPUJA DE LA DUDA A LA CONFIANZA.
DE LA IMPACIENCIA AL TIEMPO HABITADO.
NOS EMPUJA DEL DESALIENTO AL CORAZÓN DESPIERTO A SU MAYOR VERDAD.

Todos tenemos experiencia de que el Evangelio es camino... es Promesa... y que nos invita siempre a estar en búsqueda  sin dar certezas… haciéndonos conscientes de que nuestra fragilidad no nos abandona.
Por eso "el ESPÍRITU viene en ayuda de nuestra fragilidad" para hacernos experimentar esa CONFIANZA que no podemos darnos a nosotros mismos... pero que sí podemos caminar hacia ella.

Caminar hacia la confianza comienza por soltar todas esas opiniones de nosotros mismos y esa cantidad de comparaciones con las que vivimos.
Comienza por atrevernos a poner entre paréntesis lo aprendido de como tienen que ser las cosas… o por dónde tienen que ir.

CAMINAR HACIA LA CONFIANZA EXIGIRÁ DE LA ESCUCHA ATENTA A LA VIDA... TAL COMO APARECE... NO PARA CAMBIAR NADA.

Escuchar se convertirá en una profunda valoración de sí mismo… de querer aprender… supondrá desinterés de nuestra parte… porque "nada se da ya y ahora"... descubriendo una vez más que el tiempo es nuestro compañero de viaje para crecer.

La ESCUCHA de nosotros mismos – de nuestros propios ritmos - es la que nos salvará del DESALIENTO que llega cuando experimentamos que no llegamos… o que “otra vez estamos con lo mismo” (expresión terrible y nefasta).
Y nos abrirá a lo que tiene la vida de POSIBILIDAD y NOVEDAD... aunque venga bajo la misma apariencia.

Pero como estar abiertos a la NOVEDAD si queremos sentirnos seguros todo el tiempo… si  creyendo saberlo todo queremos tenerlo todo ordenado... todo bajo nuestro control.
Como estar abiertos a la NOVEDAD si andamos con tanto MIEDO.
El miedo ha sido utilizado (y lo es todavía) dentro del cristianismo como arma – como estrategia para despertar la atención. Ha causado y causa mucho mal – de ahí que percibimos muchas cosas en nosotros como amenazas – como si por el hecho de pensar esto… o sentir aquello… o hacer tal otra... se nos quitará algo que Dios nos regaló "sin condiciones".

LA PRESENCIA DEL ESPÍRITU ES TESTIMONIO DE QUE NO HAY SITUACIÓN QUE DIOS NO ABRACE, NO ACOMPAÑE Y NO AME.

 Y nos hace comprender que "sabernos en sus manos" - "seguir a Jesús" - "experimentar-nos amados"  es ALGO MUY FRÁGIL.
No se apoya en lo que sentimos hoy... o en lo que sabemos... o en lo que percibimos de nosotros mismos... Además de que se "CAMINA A TIENTAS", se apoya en la CONFIANZA.

NECESITAMOS RECOBRAR LA CONFIANZA.
HACIA ALLÍ NOS EMPUJA EL ESPÍRITU.

Caminar hacia la confianza es caminar hacia nuestro propio corazón.
Caminar hacia la confianza es saber que nuestro corazón no se adhiere fácilmente al Evangelio.
Caminar hacia la confianza es creer que la transformación requiere infinita paciencia – y que podemos en todo momento acoger el Perdón.

SE HAN PREGUNTADO ALGUNA VEZ,
SI LA CONFIANZA DEL CORAZÓN ESTUVIERA AL PRINCIPIO DE TODO, ¿QUE SERÍA DIFERENTE?...

Si estuviese en la base de nuestras maneras de encarar las cosas?
Si estuviese ahí cuando algo nos sale mal… cuando tropezamos?
Cuando experimentamos el límite?
Cuando sentimos las resistencias a ponernos en camino?
Cuando somos rechazados o nos dicen una palabra que no nos gusta?
Cuando nos corrigen?

Si nuestra confianza depende de la presencia de ciertos apoyos… ¿Qué pasará cuando no estén?
NADIE PUEDE CONSTRUIRSE DESDE LA DUDA Y LA SOSPECHA.
DE QUE SI MAÑANA NO HACEMOS ALGO O ALGO NOS SALE MAL ...
NOS DEJARÁN DE QUERER…

El Espíritu en nosotros - verdadero HOGAR  de nuestras vidas - nos dice que SOMOS HIJOS... QUE HABITAN EN NOSOTROS SIN CONDICIONES.
Podemos entonces experimentar PAZ... porque allí nadie nos exige ni nos esclaviza.

PAZ QUE SURGE DE UN CORAZÓN DESPIERTO -NO DORMIDO- A QUIEN REALMENTE LO HABITA.

PAZ que surge de saber que nuestra VERDADERA IDENTIDAD no depende de hacer bien todas las cosas.

Esto no significa ausencia de tironeos...lucha o dolor... más aún caminar hacia esta confianza supondrá ser despojados... porque para "estar en camino" no podemos llevar mucho equipaje.


Hermanos y hermanas...
Hoy frente a nuestras vidas como ayer en Betania -frente a la tumba de Lázaro - el Espíritu de Jesús vuelve a gritar "quiten la piedra..."
Quiten lo que impide que el “aliento de Dios” penetre en cuanto hay de cerrado en nosotros... o en nuestras comunidades... o en nuestras familias.

Con su "confianza en nosotros" vayamos entonces al encuentro de esa Fuente que nos habita...  animemos-nos a atravesar todos esos lugares que nos mantienen alejados de nosotros mismos -y por ende de los demás - y que no nos permiten disfrutar de la vida que surge de esa "agua nueva".

ABRIR LO CERRADO...
PORQUE ALLÍ HAY RIQUEZA POR DESCUBRIR.

El Espíritu que es VIENTO Y FUEGO "viene en ayuda de nuestra debilidad..." Iluminando nuestra consciencia - abriéndonos a la presencia de los otros - desatando los nudos de nuestra historia - soltándonos de los afectos enfermizos - abrazando con nosotros el dolor y la muerte - comunicándonos vida - haciéndonos recordar que el Perdón que nos habita sostiene la confianza.
PODEMOS ENTONCES DEJAR DE DEFENDERNOS... no hay necesidad de negar nada (aun lo que huele mal)... comprendiendo que nuestra desconfianza brota de nuestras heridas.

Abramos el Libro de nuestra Historia Personal 
con sus recuerdos y sus ausencias a la FUERZA de este Viento y Fuego.
Abramos el Libro de nuestra Historia Familiar 
con sus recuerdos y sus ausencias a la FUERZA de este Viento y Fuego.
Abramos el Libro de nuestra Historia Comunitaria 
con sus recuerdos y ausencias a la FUERZA de este Viento y Fuego.

Confiados en palabras que le dijo al Anciano Nicodemo:
-"El viento sopla... no sabes de donde viene ni adónde va... lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu."


No hay tiempos entonces, ni ritmos que nosotros podamos medir...

solo CAMINAR EMPUJADOS HACÍA LA CONFIANZA.