domingo, 27 de febrero de 2022

De la aBundanCia del coraZón... Lc 6,39-45


Nos encontramos tal vez con una palabra que  intentó agrupar en torno al "sermón de las Bienaventuranzas" una serie de dichos que habrían sido dados por Jesús en varias oportunidades.
Y aunque esto pueda ser así, cada uno de los dichos y a su manera, no dejan de ser una invitación a estar atentos a nuestros modos de mirar y de acercarnos al otro.


Creo que todos, teniendo en cuenta cada vez más nuestras formas de percibir la realidad tan afectadas por nuestras propias historias, podemos estar de acuerdo en la necesidad de seguir cuidando nuestras maneras de acercarnos a los demás.

El evangelio viene a ser entonces una invitación a descubrir la dificultad que primero tenemos con nosotros mismos a la hora de mirar nuestras propias cegueras que imposibilitan de alguna manera el poder ver con más verdad la realidad del otro y lo que el otro puede llegar a necesitar.
Cómo decir lo que se debe hacer en tal o cual situación cuándo hay tanta dificultad para mirarse a si mismo o no hay un ejercicio de soltar en algunas situaciones los propios esquemas desde donde se mira.
Habrá que descubrir que en muchísimas ocasiones somos como "ciegos" pretendiendo "guiar a otros ciegos".

SOMOS CIEGOS...
Somos ciegos cuando nos creemos los dueños de cómo tienen que ser las cosas.
Somos ciegos cuando no contamos con las propias cegueras y andamos por la vida resolviendo los problemas de los demás.
Somos ciegos cuando nunca dudamos de nuestras propias interpretaciones  o de aquello que llamamos "primeras intuiciones".
Si estamos ciegos con nosotros mismos nos saldrá con mucha facilidad marcar lo dificultoso del otro porque nuestra capacidad de percibir y mirar no será más que aquella que surja de las rendijas por donde... aún en medio de la ceguera... se percibe o entra un poco de luz.

Tal vez será muy bueno recordarnos la necesidad que tenemos de una actitud interior que sea expresión de la bondad que nos habita que podríamos llamar como "aprender a descalzarnos" frente a la realidad sea cual sea.

DESCALZARNOS...
Descalzarnos será permitirle a nuestra condición de caminantes que marque el modo -que sea el criterio- de mirar la vida de los demás.
Descalzarnos será abrazar nuestra identidad de pobres y limitados soltando esa pretensión de aparecer perfectos y mejores que los demás.

Descalzarnos será mirar con ternura... o volver a mirar abriéndonos a la pregunta que surge de aquello que no podemos comprender sin querer agotar el misterio de la persona en la respuesta que tal vez pudiésemos encontrar.
Descalzarnos será dejar hablar al corazón que es capaz en medio de cualquier situación encontrarse con la bondad que todo lo habita.

Descalzarnos será permitirle al "asombro" decirnos una y otra vez que todo o algo no lo es del todo como nosotros lo vemos.
Descalzarnos será caminar despacio porque nuestras propias heridas nos acompañan y reclaman paciencia y mucha humildad.

Descalzarnos será caminar hacia el encuentro con los demás dejando la prepotencia que cierra y dejando también el creernos el ser dueños de la verdad que solo genera rechazos y  barreras.

Que de las raíces de nuestra verdad más profunda surjan los gestos y las palabras con las cuales intentamos vivir y vivir con los demás.
Y que no nos desanime el darnos cuenta que esto nos llevará toda la vida.

domingo, 20 de febrero de 2022

El AMOR no dice BASTA. Lc 6, 27-38

"Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio... y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos."

No tendremos otra manera de aprender a ser "hijos del Altísimo" si no es mirando a través de los gestos y de las palabras de Jesús porque él mismo dijo que quien lo ve a él ve al Padre.

En sus palabras como en sus gestos  -hasta en su camino de pasión- nos encontraremos con esa decisión de Amar de parte de Dios que permanece y que jamás será respuesta a nuestras buenas acciones.

Será parte de un largo camino comprender que este amor que está al inicio de nuestras vidas es el que posibilita la locura de amar hasta a aquellos que nos golpean pudiendo superar la dinámica del "ojo por ojo" o la de la venganza frente al golpe recibido.

Pero una manera de amar así no surge espontáneamente… no nos sale de manera instintiva.
Tampoco es respuesta a lo que el otro hace o deja de hacer... no es consecuencia del buen trato o del cambio del otro.

"Amen a los enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman.", dice Jesús.

Abra entonces que decidir una y otra vez disponernos interiormente a mirar hacia Jesús.
Mirar para aprender a que las personas que se acerquen a nosotros no se sientan juzgadas sino que se sientan con mucha confianza a mostrarse como son... sobre todo en este tiempo en donde la apariencia -lo de afuera- parece que lo es todo.
Mirar y aprender de Jesús en su modo de hablar de los demás donde está ausente la crítica o el hablar por atrás... donde las personas sintiéndose seguras pueden acercarse sin cuidados y sin miedos a ser heridos.

Tal vez tendremos que aprender de Jesús, para llevar el corazón a amar hasta los límites donde, dejando el error o la equivocación, se mira y se celebra la posibilidad de cambio que los demás tienen.

Abra que decidir una y otra vez disponernos interiormente a mirar a Jesús en su búsqueda constante de lo perdido... de lo último... de lo que no cuenta... rompiendo con todas las estructuras mentales y religiosas para incluir... soltando etiquetas para posibilitar la vida.
Y aprender que nadie es mejor que nadie... que los demás no son una amenaza a nuestro bienestar porque nos cambian las cosas o no hacen lo que nosotros queremos.

Le tendremos que permitir a Jesús que nos enseñe a no reaccionar tan mal cuando vemos el error del otro... y descubrir que la intolerancia no es más una gran falta de ignorancia... porque, ¿quién deja de amar alguna parte de su cuerpo aun cuando le duela?

Jesús que quiere llevar nuestro corazón y su capacidad hasta el límite no dice "comprendan" - "aguanten" - "soporten" - sino que dice "amen y rueguen por sus enemigos".
Amen y rueguen en medio de lo que les provoca enojo y repulsión sin que esto signifique volver a exponerse al mismo agravio.

NO CONVIERTAS A NADIE EN ENEMIGO, nos dice Jesús... aun cuando se piense distinto… aun cuando nos calumnien… aun cuando el otro nos vea y obre con nosotros como un enemigo.

Sentirse herido… disentir… enojarse... sentirse atacado… cuidarse… es humano… muy distinto es convertir al otro en enemigo porque es lo que te hace actuar con violencia.
ES COMO DARLE AL OTRO UN PODER QUE NO TIENE.

Y convertir al otro en enemigo nos imposibilita para amar; porque es en el "amor a nuestros enemigos"  - en el modo de amar a quien nos hirió como aquel que no responde como nosotros quisiéramos- dónde se nos juega lo que decimos con la palabra AMOR en otros lugares... más aún pone en evidencia de que están hechos los otros amores.

"Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios (Mt 5,9). 
El siervo de Dios no puede conocer cuánta paciencia y humildad tiene en sí, mientras todo le suceda a su satisfacción. Pero cuando venga el tiempo en que aquellos que deberían causarle satisfacción, le hagan lo contrario, cuanta paciencia y humildad tenga entonces, tanta tiene y no más"
Adm 13, san Francisco de Asís

¿Quiénes son tus enemigos, entonces?
¿Qué es aquello que no les permite vivir como ustedes quisieran?
¿Quiénes son aquellos que su sola vida es un obstáculo para sus vidas?

¿NO SERÁ QUE NO EXISTE OTRO ENEMIGO QUE NOSOTROS MISMOS?
Entonces habrá que comenzar por amarnos más.
Y comprender que no hay enemigos.




domingo, 13 de febrero de 2022

BIENAVENTURADOS... Lc 6, 20-26

Podríamos acercarnos al evangelio de hoy preguntándole a Jesús que es lo que ha percibido en su propia humanidad que, al mirar la realidad no se deja llevar por la desesperación ni por la indiferencia, sino que le surge decir "felices ustedes..."

Todos somos conscientes de las situaciones difíciles que atravesamos como humanidad, en donde muchas personas se siguen experimentando fuera de una estructura que parece decirles que "no hay lugar para ellos".
Y también somos conscientes de la importancia de la mirada que podemos tener frente a la realidad del otro... sabemos que el sentido que le damos a una misma situación hace la diferencia... esa primera interpretación puede abrir y levantar la esperanza o puede cerrar y atar al desaliento...

"Que nos convirtamos en gente misericordiosa o en asesinos, depende mucho de quien nos cuente acerca de la vida..." H. Nouwen

Sabemos que estamos atravesados por el dolor y la injusticia en donde muchos sienten que las atraviesan solos -ni escuchados ni acompañados-... y hacia donde otros miran y pasan como simples espectadores de una realidad que ya han dado por pérdida en muchos de sus aspectos... o simplemente no les interesa porque tendrían que dar de su tiempo o les traería más problemas a la vida.

Jesús se encuentra con la mirada de aquellos que experimentan en sus vidas algún tipo de carencia o de situación injusta... y al decidir no pasar de largo es capaz de encontrarse con esos modos de mirar que atan la vida y sus posibilidades a la resignación o a la postergación porque parece no haber una alternativa...
Y es justamente allí donde Jesús también se pone en contacto con los anhelos que aquellas situaciones de injusticia y de hambre muestran... por eso: ¡Felices ustedes los pobres... Felices ustedes los que lloran... Felices ustedes los que tienen hambre..."

Es una palabra que quiere romper con unos modos de mirar la realidad y de encontrarse con ella que nada tienen que ver con las posibilidades más humanas y más auténticas que todos llevamos dentro.

Las "bienaventuranzas" surgen del encuentro de la vida, atravesada muchas veces por la injusticia y el dolor, con el corazón de Jesús que es capaz de percibir allí mismo la fuerza -"los anhelos"- que tiene la propia vida de abrirse caminos a través de las peores circunstancias.

Son una invitación a darnos cuenta que cuando la vida atraviesa esos momentos no nos sale ser espectadores pero si podemos tomar una actitud pasiva cerrándonos en el resentimiento no permitiendo ningún tipo de ayuda o seguir pensando en la idea de un Dios que permite tales cosas y por ende hay que aceptarlas creyendo también que después llegará una recompensa - si no es aquí será más adelante, en el cielo-.
Pensamientos que parecen amortiguar la situación que vivimos no descubriendo que el hoy cargado de dolor y de injusticia guarda todavía en su interior la posibilidad de responder con más humanidad y con más vida a la dificultad.

Por eso las bienaventuranzas quieren sacarnos de esa mirada negativa que evita todo dolor o conflicto -que lo interpreta como castigo o como injusto- negándose a crecer y hacerse cargo.

Es una invitación a percibir que la carencia sentida nos conecta con la urgencia de buscar, no sólo para nosotros mismos, sino también para los demás aquello que nos hace más humanos.

La carencia llamada "bienaventurada"  se convierte también en expresión del clamor de muchos que los que están "saciados" les puede resultar difícil ver.

Jesús llama bienaventurados a los que
experimentan estas carencias  - no para pedirles que se conformen - sino para que descubran que nada podrá arrebatarles jamás la posibilidad de buscar para sí y para los demás aquello que hace más saludable y humana la vida.

Necesitamos entonces descubrir que en la búsqueda de pan para los demás es saciado el hambre de vida y de sentido que tenemos.
Que en la preocupación por no ser causa de lágrimas para los demás somos consolados.

Necesitamos descubrir que no podemos pasar por la vida siendo indiferentes y lejanos a los demás... y que no basta con no ser la causa de la pobreza o del llanto de los demás... sino que el bienestar que buscamos para nosotros se encuentra en el camino de compromiso por el bienestar de los demás.

De esto nos hablan las carencias sentidas.
Las injusticias que nos atraviesan.
El dolor que siente el corazón en las situaciones que vivimos.
Que pueden ser para nosotros una fuente inagotable de vida tanto para nosotros como para los demás.

Y no porque Dios las quiera o las permita.
Están ahí... vienen.
Generadas o no.
No seamos nosotros la causa para otros.

Pero ninguna de ellas es más fuerte 
que la capacidad humana de crecer aún en medio de ellas.




domingo, 6 de febrero de 2022

Reconciliados "rescatando gente" Lc 5, 1-11

Nuestras historias de fe y de relación con Dios son precedidas por la experiencia de otros y afectadas por el presente.
Es así que Pedro llevaba sobre sí el aparente "silencio de Dios" que el pueblo padecía, como así también la incertidumbre de vivir dominados por un imperio extranjero.
Por  estas vivencias Pedro tal vez vive sin esperanzas, metido en sus negocios, acostumbrado al nuevo régimen.
Ni aún la noticia de un nuevo profeta lo había movilizado, ya habían pasado tantos. Y será Jesús quién tome la iniciativa, y no sólo saldrá a su encuentro sino que además lo invitará a seguirlo, sin resolverle ninguna de sus dudas.

Qué difícil es para nosotros aceptar ciertas invitaciones que nos saquen del lugar de donde estamos siendo hombres y mujeres que lo racionalizamos todo y que no damos un paso si no vemos todo claro o que no nos arriesgamos a más si antes no nos aseguran que grande será el beneficio.
Parecería que nos tuviese que pasar algo muy fuerte para movilizarnos... para que nos preguntemos el porque de algunas cosas... porque lo cotidiano ya no lo notamos.

"...la gente se agolpaba alrededor de Jesús
para oír la palabra de Dios..." dice la palabra.
Jesús se toma tiempo para hablarle a la gente... se detiene allí donde la gente está... a la orilla del mar... entre los olores del pescado y el sudor de la gente... entre el griterío de los niños y los retos de las madres... en la calle.
Y para tener mejor perspectiva y ser mejor escuchado le pide la barca a unos pescadores para subirse en ella y alejarse de la orilla... y siguió enseñando.
Pedro no había ido a escuchar a Jesús ni tampoco parece que le ha llamado la atención.
De alguna manera está "no escucha" de Pedro refleja la indiferencia frente a sus propios anhelos que han sido callados por tanto desaliento y por tanto silencio... refleja su propia lejanía con él mismo.

"Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: 
Navega mar adentro y echen las redes..." 
Pedro y sus compañeros habían trabajado toda la noche sin pescar nada... no tenía ningún sentido lo que les está pidiendo.
Podría decirle que tal vez de palabras al pueblo él no tenía mucha idea pero de pesca sí... más aún podría enumerarle las veces en donde el fracaso de una buena pesca se había hecho presente.

Pero Pedro no se quedó encerrado en la amargura que tal vez esos intentos inútiles habían producido  -la amargura provoca siempre desconfianza- sino que... sin saber muy bien porque... dijo: "...pero , por tu palabra... si tú lo dices... echaré las redes..."

¿Cómo hemos reaccionado nosotros ante nuestros fracasos, ante nuestras decepciones?
¿Qué hemos hecho con la amargura que produjeron?
¿De dónde el desaliento que nos acompaña por momentos en la vida?
¿Cuánto  de desconfiados nos hemos vuelto?

No sólo Pedro se atreve a ir mar adentro... a salir de la orilla... a dejar la superficie que solo registra intentos y fracasos... sino que confiado... apostando a una palabra que escucha... decide hacer algo extraño -ridículo-... la pesca siempre es de noche o de madrugada.

Nuestra verdad... lo que somos... lo que da sentido de camino a nuestras vidas y que es capaz de iluminar y abrazar hasta aquello que percibimos como fracaso... solo se encuentra en lo profundo... pero nosotros seguimos estando en lo superficial.

Si a esa verdad la buscamos en la superficie de la vida quedaremos esclavizados por tantas miradas de cómo debe ser las cosas y dispersos al pretender responder a todas las exigencias que vienen de fuera.

La abundancia en la vida, no vendrá del esfuerzo,
sino de la apertura a la confianza... 
dejando de escucharse sólo a sí mismo.


La abundancia no vendrá de los logros alcanzados... sino de la experiencia del límite aceptado y reconciliado... navegando mar adentro... perdiendo pie... rompiendo con la seguridad que dan las orillas... la profundidad siempre será apertura porque "somos apertura".
Y esa nada... vista hasta hace un momento como fracaso y amenaza... se convierte en posibilidad para que Jesús obre la abundancia.

ABUNDANCIA DE ANHELOS QUE VAN MÁS ALLÁ DE UN LAGO CONOCIDO.
ABUNDANCIA DE VIDA VERDADERA QUE SÓLO SE ENCUENTRA EN LO PROFUNDO Y SE COMPARTE EN EL CAMINO.
ABUNDANCIA DE IDENTIDAD QUE SÓLO SE ENCUENTRA CUANDO ERES LLAMADO POR OTRO.

Y frente a la abundancia... como Pedro todavía tiene una imagen falsa de Dios dice a Jesús: "Aléjate de mí Señor que soy un pecador..."
Vuelve a querer poner distancia... "la culpa de no ser perfecto sigue generando miedos y vergüenzas".

"¡No tengas miedo!" Pedro.
- No tengas miedo que ni tu historia ni tus negativas son más fuertes que la decisión de amarte...
-No tengas miedo Pedro que nada podrá borrar jamás quién eres y a que estás llamado.
-No tengas miedo Pedro que tu debilidad ni tu fragilidad es una amenaza para mí.
Cuento con ella.

"...desde ahora serás pescador de hombres..."
Porque te atreviste a confiar en la palabra de un extraño... más allá de tus amarguras... o de tus conocimientos... o de tus miedos... ahora puedes ayudar a otros a fiarse también.

Porque confiando pudiste soltar la vergüenza de hacer algo irracional, ahora puedes seguir conmigo rescatando personas en el ancho mar de la vida donde algunos racionalmente han dado por perdidos a muchos.
Porque te atreviste a dejar las orillas de tú propia vida y te internaste en lo profundo... puedes ayudar a otros a caminar hacia dentro - a conectarse con lo profundo "donde están sus verdades".

Por eso nuestro primer gran servicio a los demás es ser hombres y mujeres reconciliados con esos fondos oscuros y luminosos que están dentro de nosotros.
Porque si no iremos a ellos como ciegos, buscando que completen en nosotros lo que sentimos como carencia y vacío; y sin verlos ni reconocerlos los haremos responsables si la carencia continua. 

Este primer gesto de Jesús sanó a Pedro... lo liberó de sí mismo... lo despego de su propia imagen... de sus propios esfuerzos y valoraciones... lo abrió a la novedad que no tiene límites... y se encontró con su verdadera identidad.
Pedro se alejará de Pedro siempre que deje de escuchar quién le dice quién es él...

"...y abandonándolo todo lo siguieron..."
y abandonaron todo otro apoyo,
toda otra mirada
toda otra valoración
toda otra búsqueda
toda otra medida del amor



miércoles, 2 de febrero de 2022

"SOMOS UN MAR DE FUEGUITOS". Lc 2, 22-40

De esperanza en esperanza… 

Siempre de noche, 

naciendo de nuevo...”

P Casaldáliga

Hay ciertos relatos en el evangelio donde parece que nos invitan a mirar hacia ciertos lugares donde hoy no miraríamos… las reacciones de un viejo y de una viuda en un templo (cfr. Lc 2, 22-40)

Ambos han guardado algo muy valioso pero difícil de conservar: la esperanza.

¿Cómo se hace para permanecer en la esperanza cuando nada queda? ¿Cuándo las pérdidas parecen tener la palabra más fuerte en nosotros?
¿Cómo se hace para permanecer en la esperanza cuando desde muy joven, como Ana, te has visto cercada por la pérdida, el vacío y la carencia? 
"La agraciada" significaba su nombre en hebreo, pero su vida tenía otros registros...la exclusión... la vulnerabilidad...
¿Cómo se hace para permanecer en la esperanza cuando parece que solo saboreas amargura y decepción de vos misma?
¿Dónde apoyarnos cuando el ánimo parece desgastarse como el vestido más nuevo? ¿Cuándo el entusiasmo no nos quiere acompañar más? ¿Cuándo el realismo escéptico nos lleva a replegarnos afectivamente porque el abandono es insoportable?

¿QUÉ FUERZA ESCONDE ENTONCES NUESTRA VULNERABILIDAD QUE ES CAPAZ DE PERMANECER EN LA ESPERANZA CONTRA TODA ESPERANZA?

Simeón y Ana son testigos de la esperanza que no brilla con fuerza ni hace mucho ruido… han sido capaces de no cerrar la ventana de sus vidas y decir basta… continuaron eligiendo la vida… no sé si sabían hacía donde los llevaba esa terquedad pero le permitieron a la ternura que viene del contacto con la vida que los mantuviera abiertos.

No se quedaron en sus auto lamentaciones ni en la nostalgia de tiempos pasados… no le permitieron que los aislarán… se mantuvieron en la apertura… no de forma omnipotente… sino con pasos muy pequeños…  salir de la casa… caminar y mirar el cielo... atender lo de Dios… atender a los demás... verlos... hacer silencio... ver a un niño… ver lo que pasa...  hablar con una madre… escuchar a un viejo… saludar a extraños... hablar con la gente que parece escondida... expuestos a ser mal mirados...
Podrían haberse quedado a morir… encerrados en sus miedos a que algo les pasará… aislados… quejándose tal vez, de que nadie los visitara...

PORQUE NO HABÍAN CERRADO LA VENTANA… PORQUE NO SE QUEDARON ENCERRADOS…  PUDIERON RECONOCER LA VIDA HECHA CARNE...
PORQUE NO LE TUVIERON MIEDO A LA PROPIA VULNERABILIDAD PUDIERON RECONOCER A DIOS HECHO UNO DE NOSOTROS "HUMANO, FRÁGIL Y VULNERABLE".

Le permitieron a la vida… aún en medio de las situaciones contrarias… a que los transformarán…a que fueran luz para lo que había de oscuro en la propia vida…a la ternura para lo que había de rígido… a la misericordia para lo que había de no aceptado… a la alegría para lo que había de bloqueado en la propia… a lo nuevo para lo que había de inflexible…  a la inquietud para lo que había de estancado… al amor –al contacto con los otros- para lo que había de marchito…

Luz. Ternura. Misericordia. 

Alegría. Novedad. Inquietud. Amor...

les alcanzarán la Vida Verdadera… JESÚS.


Esto les exigió un trabajo arduo con el propio corazón… de mucha escucha y atención... de aprender a callar... de permitirle a la lentitud que obligaban los años a darle un ritmo de no prisa a la vida... 

No se podía pasar por alto lo que la vida les iba regalando.

De esta manera se fueron encontrando con aquel recurso humano más genuino… el ADN como dice un padre obispo…  CON LA ESPERANZA… la expresión más genuina de Dios en nosotros… LA VIDA QUE NO SE BANCA QUE LE PONGAN LÍMITES... que le digan hasta acá…

“Somos un mar de fueguitos” dice un hombre Negua… 
que necesidad tenemos de descubrirlo.

QUE EL SEÑOR NOS ENCUENTRE 
ALIMENTANDO LA ESPERANZA.