Es así que Pedro llevaba sobre sí el aparente "silencio de Dios" que el pueblo padecía, como así también la incertidumbre de vivir dominados por un imperio extranjero.
Por estas vivencias Pedro tal vez vive sin esperanzas, metido en sus negocios, acostumbrado al nuevo régimen.
Ni aún la noticia de un nuevo profeta lo había movilizado, ya habían pasado tantos. Y será Jesús quién tome la iniciativa, y no sólo saldrá a su encuentro sino que además lo invitará a seguirlo, sin resolverle ninguna de sus dudas.
Qué difícil es aceptar ciertas invitaciones que nos saquen del lugar en dónde estamos, siendo hombres y mujeres que lo racionalizamos todo y que no damos un paso si no vemos todo claro, o que no nos arriesgamos a más si antes no nos aseguran que grande será el beneficio.
Ni aún la noticia de un nuevo profeta lo había movilizado, ya habían pasado tantos. Y será Jesús quién tome la iniciativa, y no sólo saldrá a su encuentro sino que además lo invitará a seguirlo, sin resolverle ninguna de sus dudas.
Qué difícil es aceptar ciertas invitaciones que nos saquen del lugar en dónde estamos, siendo hombres y mujeres que lo racionalizamos todo y que no damos un paso si no vemos todo claro, o que no nos arriesgamos a más si antes no nos aseguran que grande será el beneficio.
Parecería que nos tuviese que pasar algo muy fuerte para movilizarnos... para que nos preguntemos el porque de algunas cosas... porque lo cotidiano ya no lo notamos.
"...la gente se agolpaba alrededor de Jesús
para oír la palabra de Dios..." dice la palabra.
Jesús se toma tiempo para hablarle a la gente... se detiene allí donde la gente está... a la orilla del mar... entre los olores del pescado y el sudor de la gente... entre el griterío de los niños y los retos de las madres... en la calle.
Y para tener mejor perspectiva y ser mejor escuchado le pide la barca a unos pescadores para subirse en ella y alejarse de la orilla... y siguió enseñando.
Pedro no había ido a escuchar a Jesús ni tampoco parece que le ha llamado la atención.
De alguna manera está "no escucha" de Pedro refleja la indiferencia frente a sus propios anhelos que han sido callados por tanto desaliento y por tanto silencio... refleja su propia lejanía con él mismo.
"Cuando terminó de hablar, dijo a Simón:
Navega mar adentro y echen las redes..."
Pedro y sus compañeros habían trabajado toda la noche sin pescar nada... no tenía ningún sentido lo que les está pidiendo.
Podría decirle que tal vez de palabras al pueblo él no tenía mucha idea pero de pesca sí... más aún podría enumerarle las veces en donde el fracaso de una buena pesca se había hecho presente.
Pero Pedro no se quedó encerrado en la amargura que tal vez esos intentos inútiles habían producido -la amargura provoca siempre desconfianza- sino que... sin saber muy bien porque... dijo: "...pero , por tu palabra... si tú lo dices... echaré las redes..."
¿Cómo hemos reaccionado nosotros ante nuestros fracasos, ante nuestras decepciones?
¿Qué hemos hecho con la amargura que produjeron?
¿De dónde el desaliento que nos acompaña por momentos en la vida?
¿Cuánto de desconfiados nos hemos vuelto?
No sólo Pedro se atreve a ir mar adentro... a salir de la orilla... a dejar la superficie que solo registra intentos y fracasos... sino que confiado... apostando a una palabra que escucha... decide hacer algo extraño -ridículo-... la pesca siempre es de noche o de madrugada.
Nuestra verdad... lo que somos... lo que da sentido de camino a nuestras vidas y que es capaz de iluminar y abrazar hasta aquello que percibimos como fracaso... solo se encuentra en lo profundo... pero nosotros nos seguimos quedando "en las orillas".
Si a esa verdad la buscamos en las orillas de la vida, quedamos esclavizados por tantas miradas de cómo deben ser las cosas, y dispersos al pretender responder a todas las exigencias que vienen de fuera.
La abundancia en la vida, no vendrá del esfuerzo,
sino de la apertura a la confianza...
dejando de escucharse sólo a sí mismo.
La abundancia no vendrá de los logros alcanzados... sino de la experiencia del límite aceptado y reconciliado... navegando mar adentro... perdiendo pie... rompiendo con la seguridad que dan las orillas... la profundidad siempre será apertura porque "somos apertura".
Y esa nada -esa situación difícil, dolorosa-, vista hasta hace un momento como fracaso y amenaza... se convierte en posibilidad -en una grieta- en un espacio dónde despertar a quiénes somos en verdad... en apertura para que Jesús obre la abundancia
ABUNDANCIA DE ANHELOS QUE VAN MÁS ALLÁ DE UN LAGO CONOCIDO.
ABUNDANCIA DE VIDA VERDADERA QUE SÓLO SE ENCUENTRA EN LO PROFUNDO Y SE COMPARTE EN EL CAMINO.
ABUNDANCIA DE IDENTIDAD QUE SÓLO SE ENCUENTRA CUANDO ERES LLAMADO POR OTRO.
Y frente a la abundancia... como Pedro todavía tiene una imagen falsa de Dios dice a Jesús: "Aléjate de mí Señor que soy un pecador..."
"...la gente se agolpaba alrededor de Jesús
para oír la palabra de Dios..." dice la palabra.
Jesús se toma tiempo para hablarle a la gente... se detiene allí donde la gente está... a la orilla del mar... entre los olores del pescado y el sudor de la gente... entre el griterío de los niños y los retos de las madres... en la calle.
Y para tener mejor perspectiva y ser mejor escuchado le pide la barca a unos pescadores para subirse en ella y alejarse de la orilla... y siguió enseñando.
Pedro no había ido a escuchar a Jesús ni tampoco parece que le ha llamado la atención.
De alguna manera está "no escucha" de Pedro refleja la indiferencia frente a sus propios anhelos que han sido callados por tanto desaliento y por tanto silencio... refleja su propia lejanía con él mismo.
"Cuando terminó de hablar, dijo a Simón:
Navega mar adentro y echen las redes..."
Pedro y sus compañeros habían trabajado toda la noche sin pescar nada... no tenía ningún sentido lo que les está pidiendo.
Podría decirle que tal vez de palabras al pueblo él no tenía mucha idea pero de pesca sí... más aún podría enumerarle las veces en donde el fracaso de una buena pesca se había hecho presente.
Pero Pedro no se quedó encerrado en la amargura que tal vez esos intentos inútiles habían producido -la amargura provoca siempre desconfianza- sino que... sin saber muy bien porque... dijo: "...pero , por tu palabra... si tú lo dices... echaré las redes..."
¿Cómo hemos reaccionado nosotros ante nuestros fracasos, ante nuestras decepciones?
¿Qué hemos hecho con la amargura que produjeron?
¿De dónde el desaliento que nos acompaña por momentos en la vida?
¿Cuánto de desconfiados nos hemos vuelto?
No sólo Pedro se atreve a ir mar adentro... a salir de la orilla... a dejar la superficie que solo registra intentos y fracasos... sino que confiado... apostando a una palabra que escucha... decide hacer algo extraño -ridículo-... la pesca siempre es de noche o de madrugada.
Si a esa verdad la buscamos en las orillas de la vida, quedamos esclavizados por tantas miradas de cómo deben ser las cosas, y dispersos al pretender responder a todas las exigencias que vienen de fuera.
La abundancia en la vida, no vendrá del esfuerzo,
sino de la apertura a la confianza...
dejando de escucharse sólo a sí mismo.
La abundancia no vendrá de los logros alcanzados... sino de la experiencia del límite aceptado y reconciliado... navegando mar adentro... perdiendo pie... rompiendo con la seguridad que dan las orillas... la profundidad siempre será apertura porque "somos apertura".
Y esa nada -esa situación difícil, dolorosa-, vista hasta hace un momento como fracaso y amenaza... se convierte en posibilidad -en una grieta- en un espacio dónde despertar a quiénes somos en verdad... en apertura para que Jesús obre la abundancia
ABUNDANCIA DE ANHELOS QUE VAN MÁS ALLÁ DE UN LAGO CONOCIDO.
ABUNDANCIA DE VIDA VERDADERA QUE SÓLO SE ENCUENTRA EN LO PROFUNDO Y SE COMPARTE EN EL CAMINO.
ABUNDANCIA DE IDENTIDAD QUE SÓLO SE ENCUENTRA CUANDO ERES LLAMADO POR OTRO.
Y frente a la abundancia... como Pedro todavía tiene una imagen falsa de Dios dice a Jesús: "Aléjate de mí Señor que soy un pecador..."
Vuelve a querer poner distancia... "la culpa de no ser perfecto sigue generando miedos y vergüenzas".
"¡No tengas miedo!" Pedro.
- No tengas miedo que ni tu historia ni tus negativas son más fuertes que la decisión de amarte...
-No tengas miedo Pedro que nada podrá borrar jamás quién eres y a que estás llamado.
-No tengas miedo Pedro que tu debilidad ni tu fragilidad son una amenaza para mí.
Cuento con ella.
"...desde ahora serás pescador de hombres..."
Porque te atreviste a confiar en la palabra de un extraño... más allá de tus amarguras... o de tus conocimientos... o de tus miedos... ahora puedes ayudar a otros a fiarse también.
Porque confiando pudiste soltar la vergüenza de hacer algo irracional, ahora puedes seguir conmigo rescatando personas en el ancho mar de la vida donde algunos racionalmente han dado por perdidos a muchos.
Porque te atreviste a dejar las orillas de tú propia vida y te internaste en lo profundo... puedes ayudar a otros a caminar hacia dentro - a conectarse con lo profundo "donde están sus verdades".
Por eso nuestro primer gran servicio a los demás es ser hombres y mujeres reconciliados con esos fondos oscuros y luminosos que están dentro de nosotros.
"¡No tengas miedo!" Pedro.
- No tengas miedo que ni tu historia ni tus negativas son más fuertes que la decisión de amarte...
-No tengas miedo Pedro que nada podrá borrar jamás quién eres y a que estás llamado.
-No tengas miedo Pedro que tu debilidad ni tu fragilidad son una amenaza para mí.
Cuento con ella.
"...desde ahora serás pescador de hombres..."
Porque te atreviste a confiar en la palabra de un extraño... más allá de tus amarguras... o de tus conocimientos... o de tus miedos... ahora puedes ayudar a otros a fiarse también.
Porque confiando pudiste soltar la vergüenza de hacer algo irracional, ahora puedes seguir conmigo rescatando personas en el ancho mar de la vida donde algunos racionalmente han dado por perdidos a muchos.
Porque te atreviste a dejar las orillas de tú propia vida y te internaste en lo profundo... puedes ayudar a otros a caminar hacia dentro - a conectarse con lo profundo "donde están sus verdades".
Por eso nuestro primer gran servicio a los demás es ser hombres y mujeres reconciliados con esos fondos oscuros y luminosos que están dentro de nosotros.
Porque si no iremos a ellos como ciegos, buscando que completen en nosotros lo que sentimos como carencia y vacío; y sin verlos ni reconocerlos los haremos responsables si la carencia continua.
Este primer gesto de Jesús sanó a Pedro... lo liberó de sí mismo... lo despego de su propia imagen... de sus propios esfuerzos y valoraciones... lo abrió a la novedad que no tiene límites... y se encontró con su verdadera identidad.
Pedro se alejará de Pedro siempre que deje de escuchar quién le dice quién es él...
"...y abandonándolo todo lo siguieron..."
y abandonaron todo otro apoyo,
toda otra mirada
toda otra valoración
toda otra búsqueda
toda otra medida del amor
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