Cuándo hacemos espacio a Aquel que nos da la vida... no sólo aparece lo mejor de nosotros... sino que también la vida, toda vida, se transforma en tierra sagrada...
Y lo más sencillo, cómo puede ser un encuentro de mujeres que se necesitan, se transforma en buena noticia.
Cuando lo "más verdadero de cada una" se hace presente -que surge como Don de la Fuente que las habita... que coincide con esa humanidad abierta y disponible...- entonces, lo cotidiano -aún lo adverso- tiene la fuerza de transformar la historia.
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