domingo, 12 de enero de 2025

Tú eRes mi HijO, el aMado. Lc 3,15-16.21-22

"Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido...  Sobre él he puesto mi espíritu...
Yo, el Señor... te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo...
Para que abras los ojos... saques a los cautivos..."  (cfr. Is 42, 1-4.6-7)




"...Me refiero a Jesús de Nazaret, 
ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, 
que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos... 
porque Dios estaba con él."  (cfr. Hech 10, 34-38)

"...Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego...
Y, mientras oraba, se abrió el cielo, 
bajo el Espíritu Santo sobre él...
y vino una voz del cielo: 
Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto."  (cfr. Lc 3, 15-16.21-22)

Tiempo hacía que el profeta Isaías había suplicado en nombre de su pueblo: "Otea desde el cielo, mira desde tu morada santa y gloriosa: ¿dónde está tu celo y tu valor, tu entrañable ternura y compasión?... ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases...! (cfr Is 63, 15. 19b)

Y ahora el cielo se abría y una Voz se escuchaba.
Dios que respondía a la súplica... mostrando su entrañable ternura y compasión.  EN JESÚS.

Jesús desciende al lugar donde Juan bautiza, al lugar de los que se experimentan necesitados de Dios; llega junto a aquellos que experimentan el límite como una opresión y una carga.
JESÚS SE IDENTIFICA CON ESA HUMANIDAD
Y LA ACEPTA. Y REZA
SE ABRE...


Y allí hace experiencia de "saberse habitado". Se identifica con lo que se le revela.
Se le regala saber de quién depende... quién lo anima... quién lo sostiene... por quién vive...

Y EXPERIMENTA QUE SU CORAZÓN, HUMANO Y FRÁGIL,
ES CAPAZ DE AMAR COMO AMA DIOS, SU PADRE.
Y esta es la señal de que el Espíritu de Dios está en él.

Sus gestos y sus palabras exentas de sentencias absolutas, de condenas irreversibles, lejos de las normas religiosas y de las leyes del templo, expresan la libertad que da el Espíritu, sin dejar de ser humano y limitado y expuesto a los mismos rechazos e incomprensiones que nosotros.

"...No gritará, no clamará...
No romperá la caña quebrada
ni apagará la mecha que arde débilmente..."

La libertad de los propios criterios y juicios, de las posturas rígidas que excluyen y condenan - que marcan el error en los demás, que controlan y someten, que imponen y chantajean, es el criterio que revela si estamos animados o no por "el Amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (cfr Rm 5,5).


Esta "libertad que libera a otros" brota de una experiencia que fundamenta nuestras vidas.
Es la experiencia de Jesús de saberse "MI HIJO, EL AMADO, EL PREDILECTO"... que el evangelio nos relató a través de signos sensibles para que la entendamos.

Dicha libertad entonces no es cuestión de voluntad; porque ésta chocará, muchas veces, con la frustración que surge del encuentro con los límites propios y ajenos.

DICHA LIBERTAD, 
SURGE DE LA EXPERIENCIA QUE JESÚS NOS REGALA,
AL DARNOS SU ESPÍRITU. 
LA DE "SABERSE HABITADO". 

LA DE SABERSE 
"HIJO AMADO"  "HIJA AMADA".

Y mientras tanto, ¿qué podemos hacer?
Limitados como somos, podemos hacer silencio, detenernos haciéndonos conscientes del ruido en el que estamos metidos, permitiendo así una mayor apertura de nuestro espacio interior, para escuchar más.
Abrirnos a una Mirada... a una Presencia.
A UN AMOR QUE NO PONE CONDICIONES...
A UN AMOR QUE ES CAPAZ DE TRANSFORMAR NUESTRAS VIDAS.

Solo el contacto con esa Presencia nos libera de nuestra impaciencia y de cómo deben darse las cosas para tener más vida.
Solo el contacto con esa Presencia nos libera de los juicios hacía los demás donde lo que rige es lo emotivo...

¿Cómo amar con
"el Amor de Dios  derramado en nosotros"
cuando dentro llevamos tanta agresividad acumulada?
¿Cómo no querer quebrar la vida débil del otro o apagar lo poco que en ella se da, cuándo vivimos tan identificados con lo que conseguimos de los demás?

JESÚS NOS COMUNICA SU MISMO ESPÍRITU (cfr. Jn 1,33)...
Espíritu - AMOR que transforma y enseña a amar...
Espíritu - ESPACIO donde podemos experimentar la misma relación que tiene él con el Padre...
Espíritu - LIBERTAD de ciertos modos de vivir y esquemas mentales que oprimen y enferman; y de ciertas relaciones que asfixian...
Espíritu - DISPONIBILIDAD a aprender cosas nuevas según  el momento vital que se vive saliendo de la lamentación de lo que ya no se puede...
Espíritu - APERTURA hacía los demás cuando nuestras heridas nos llevan a cerrarnos...
Espíritu - CAMINO DE ACEPTACIÓN de nuestra condición humana, limitada y necesitada...
Espíritu - CONFIANZA en la propia bondad y en la bondad de los demás...

EL ESPÍRITU  ES EL AMOR DE DIOS EN NOSOTROS.

Don de Dios dado por Jesús en la cruz  a toda la humanidad.

Si caminamos hacia el lugar donde "somos habitados" se nos regala mayor IDENTIDAD...
Y hace posible la transformación de nuestras heridas en espacios de encuentro y compasión con las heridas de los demás.

NOS HACE JESÚS PARA LOS DEMÁS... que es nuestra MISIÓN.


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