domingo, 15 de mayo de 2022

¿Y si el amor empezase por vos?. . Jn 13, 31-35

"AHORA el hijo del hombre
ha sido glorificado
y Dios ha sido glorificado en él..."


Ante la mirada de aquella primera comunidad cristiana está la "Palabra hecha carne" por medio de la cuál Dios nos habló definitivamente.

Ante la mirada de aquellos hombres y mujeres está Jesús quién es "es el resplandor de la Gloria de Dios y la impronta de su ser..."  
(cfr. Hb 1, 1-3)

Y como la "Gloria de Dios" es Dios mostrando su ser en acciones concretas podemos entonces decir que la vida de Jesús - su palabra y sus gestos -desde nacer pobre hasta darse como alimento- muestra la "Gloria de Dios". Por eso la pasión de Jesús será "la hora"donde más se revela "la gloria de Dios" porque es el lugar donde más se reveló quién es Dios dando vida.

Viéndolo amar en medio del rechazo revelaba que DIOS ES AMOR SIN LÍMITES.
Percibiendo su mirada revelaba que DIOS ES TERNURA.
Escuchándolo perdonar revelaba que DIOS ES MISERICORDIA.
Dejándose traspasar revelaba que DIOS ES SALVACIÓN.
Dando la vida por amor revelaba que DIOS ES VIDA.

LA PALABRA ES AMOR
Y EL AMOR SE HA CONVERTIDO EN VIDA.
"PORQUE LA GLORIA DE DIOS ES QUE EL HOMBRE VIVA"
 (s Irineo de Lyon)

Si nos preguntarán si Dios existe o si damos "gloria a Dios", bastaría con una respuesta: Miren...
- Miren como buscamos dar vida... como nos tratamos... como nos ponemos al servicio...
- Miren como nos comprendemos... como nos perdonamos.
- Miren nuestros rostros... miren como celebramos vivir... aún en medio del dolor.
- Miren como atendemos a los más débiles... como compartimos lo que tenemos... como luchamos por una vida mejor para todos... etc... etc...

Bastaría con esta respuesta... pero no, como aquellos discípulos que durante la cena no entendieron a Jesús y durante la pasión se perdieron; nosotros también podemos seguir sin entender o andar perdidos en discusiones que nada tienen que ver con aquello donde la Verdad de lo que creemos se nos juega...

"Así como yo los he amado, amanse también ustedes los unos a los otros..."
"AMAR" - y no de cualquier manera - sino "COMO ÉL NOS AMA" es lo que hace que nos llamemos CRISTIANOS... es lo que habla de que la Vida de Dios está en nosotros. Y  esto NO es una obligación... no es un precepto...  es lo esencial a nuestra vida de seguimiento a Jesús de Nazaret. Pero nosotros seguimos buscando la "añadidura" y no lo "esencial".

"De la abundancia del corazón hablaba la boca", dice un biógrafo de san Francisco.
¿Qué es aquello que sale más de nuestro corazón?
De lo que llevamos dentro - con quién allí nos relacionamos - tendrían que hablar nuestros modos de relacionarnos con los demás.

"En esto reconocerán que son mis discípulos
en el amor que se tengan los unos a los otros."
No es una invitación a amar sólo a los míos - o solo a los que me quieren - o solo a los que me caen bien... se trata de amar y servir como Jesús lo hace... a todos aquellos que se cruzan en nuestro camino...  porque "
Somos lo que amamos y somos desde quien nos ama;  HAY VIDA DONDE HAY AMOR Y DONDE CESA TODA FORMA DE AMOR, CESA TODA FORMA DE VIDA..." (cfr. González de Cardenal, “La entraña del cristianismo”).

Por eso necesitamos comenzar por superar nuestras repulsiones... esa tentación a ignorar - a no escuchar - lo que nos viene de tantas ocasiones extrañas con las que nos encontramos en nuestro camino... Necesitamos descubrir que aquello que rechazamos del otro puede ser  para nosotros voz de Dios... invitación a amar más... a comprender más... a perdonar más... a servir más... a encontrar más vida.

¿CÓMO DECIR QUE CREEMOS EN EL DIOS DE JESÚS -QUE AMAMOS COMO ÉL AMA- SI VEMOS LA NECESIDAD DEL OTRO Y LA RECHAZAMOS O LA IGNORAMOS?


La necesidad del otro interrumpe nuestro camino... nos saca de lo organizado que teníamos nuestro tiempo... o nuestro espacio de trabajo... desestabiliza nuestro ánimo... nubla nuestro entendimiento... El no ver - el ignorar - el no escuchar - el buscar razones - no son más que justificativos para quedarnos en el mismo lugar...

Vemos dolor y nos negamos a comprender.
Vemos soledad y vacío y nos negamos salir al encuentro.
Vemos la ira ajena - las malas respuestas - y nos negamos a escuchar.
Vemos la pobreza y nos negamos compartir.
Vemos debilidad y nos negamos al perdón.
Vemos las capacidades de los demás y nos negamos a reconocerlas.

O vemos nuestro propio miedo a la soledad y nos exponemos a relaciones que nos dañan.
Vemos nuestro miedo al abandono y nos encerramos a todos.
Vemos nuestra dependencia de la mirada ajena y no nos arriesgamos a valorarnos.
Nos vemos mendigando afecto y no nos cuidamos... no ponemos limites... no nos escuchamos.
Vemos nuestra vergüenza por vernos limitados y nos ocultamos... y no hablamos... enfermándonos muchas veces.

ESCUCHAR - COMPRENDER - CUIDAR las propias necesidades como las de los demás es expresión de amor.

SON PUENTES PARA CRECER ... demandan... exigen una mirada nueva... una percepción nueva... una conciencia nueva... una capacidad nueva de paciencia y aceptación...

EXIGEN QUE SUPEREMOS NUESTRAS REPULSIONES.
Que bajemos nuestras barreras...
Que rompamos con nuestros prejuicios...
Que perdamos control...

QUE CONFIEMOS QUE ESOS GRITOS
NOS LLEVARÁN A UNA VERDADERA LIBERTAD...
DE nosotros mismos... de nuestras interpretaciones erróneas que nos encierran... de la desconfianza de lo que surge dentro nuestro... de nuestro narcisismo que exige culto...etc.
Libertad también a los demás... de tener que responder a todas nuestras exigencias...de tener que ocultarnos sus carencias por miedo a nuestras reacciones... etc.

Entonces... ellos y nosotros... nos encontraremos expresando la VIDA DE DIOS QUE ES AMOR según nuestros propios modos... sin necesidad de ocultarlos porque son diferentes... y estaremos glorificando a Dios en nuestras vidas.

Señor Jesús, 
manso y humilde de corazón.
Que podamos ser en medio del mundo
una presencia pacífica,
que alivie la vida de los demás,
dónde todos puedan sentirse seguros,
a salvo, sin miedos a ser evaluados por nosotros.
Señor Jesús, 
rostro de la Misericordia de Dios
enséñanos a amar como Tú.
Amén.









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