Pero ¿qué es eso "dado... recibido" que es comparable a los talentos?
Nuevamente necesitamos dejar esas interpretaciones que reducen los talentos a la posesión de bienes como algo proporcional a lo bueno que uno hace como así también identificarlo con las cualidades que cada uno tiene haciendo a Dios alguien muy cruel que no solo hace diferencias sino que además da para exigir más. Seguimos necesitando superar esas maneras de hablar donde "dios reparte..." "dios determina..." "dios elige..." que tan mal nos hacen.
La palabra quiere conducirnos a través de la imagen de los talentos a percibir que nosotros poseemos "un tesoro escondido" que va más allá de todo cálculo... aún más allá de la propia posibilidad de conseguirlo.
Tendríamos entonces que comenzar por descubrir aquello que hay de más común en todos nosotros; y que nada justifica guardarlo ni esconderlo y que por sobre todas las cosas nos hace crecer en humanidad.
DIOS EN NOSOTROS... su presencia que renueva la vida en nosotros... es lo más verdadero... es el talento recibido... que se IDENTIFICA con aquello que moviliza y hace más humana la vida.

Lo experimentamos como "deseo de más" dentro nuestro... como búsqueda de que la vida tenga sentido... y justamente su presencia es lo que hace que la vida sea valiosa.
Y esto se convierte en una "manera de vivir" donde la creatividad, el servicio y la vida compartida se transforman en los criterios desde los cuales se vive y se sueña.
La vida adquiere movimiento y lo cotidiano, que asusta con su rutina, se transforma en un espacio donde se continúa aprendiendo a amar... a ser con otros.
Y esto se convierte en una "manera de vivir" donde la creatividad, el servicio y la vida compartida se transforman en los criterios desde los cuales se vive y se sueña.
La vida adquiere movimiento y lo cotidiano, que asusta con su rutina, se transforma en un espacio donde se continúa aprendiendo a amar... a ser con otros.
Para esta "forma de mirar y de vivir"... que está en todos como posibilidad... no hay situación que pueda impedirlo.
NO HAY AÑOS PERDIDOS.
Pero es verdad que muchas veces el miedo al qué dirán o a perder cierta seguridad o apoyo nos ha llevado a cuidarnos... a evitar desafíos o búsquedas nuevas bajo pretexto de prudencia o para guardar la calma familiar.
Pero es verdad que muchas veces el miedo al qué dirán o a perder cierta seguridad o apoyo nos ha llevado a cuidarnos... a evitar desafíos o búsquedas nuevas bajo pretexto de prudencia o para guardar la calma familiar.
Cuánta quietud... cuanto aburrimiento hay en nosotros, porque elegimos la tranquilidad y no esos caminos de mayor entrega y servicio que probablemente nos hubiese llevado a descubrir nuevas posibilidades en nosotros.
Cuántas situaciones de dolor y de pobreza de los demás, dejamos pasar por miedo a perder tiempo y comodidad.
Con cuánto miedo nos encontramos al momento de salir nosotros, o los demás, de situaciones que esclavizan... y que nos hacen permanecer en el estado de víctimas que tanto nos daña.
Cuanta creatividad se encuentra sujeta al miedo que desautoriza y trunca caminos, porque siente la "novedad" como amenaza a su propia valoración y al control del "siempre se hizo así".
Cuánto miedo a decir por lo que en verdad vale la pena jugarse, para no quedar marcados... cuánta falta de "espíritu profético" hay en entre nosotros.
El miedo produce barreras.
Nos hace creer que el cumplimiento de las normas nos salva.
El miedo paraliza la vida y no nos permite avanzar.
dOS actitudes frente a la vida...
Una lucha en el corazón...
Cuando nos dejamos llevar por la generosidad... por la creatividad... por la capacidad de amar... por el poder del perdón... por el amor a la vida... que todos llevamos dentro, encontramos lo que hay de más verdadero en nosotros.
Y nos descubre lo valioso y lo digno que somos.
"...y fui a enterrar tu talento...", le dijo quién había recibido un talento.
Nos hace creer que el cumplimiento de las normas nos salva.
El miedo paraliza la vida y no nos permite avanzar.

Una lucha en el corazón...
Cuando nos dejamos llevar por la generosidad... por la creatividad... por la capacidad de amar... por el poder del perdón... por el amor a la vida... que todos llevamos dentro, encontramos lo que hay de más verdadero en nosotros.
Y nos descubre lo valioso y lo digno que somos.
"...y fui a enterrar tu talento...", le dijo quién había recibido un talento.
Guardarnos... escondernos... replegarnos... acaparar y querer controlar es privarnos de lo que nos hace más humanos y hemos recibido como don.
La seguridad que da el no correr riesgos frente al "señor exigente"... que podemos identificarla con maneras de vivir que nos dejan siempre en la comodidad y en la indiferencia con los demás... no nos salva de la duda sobre nosotros mismos... porque nada de lo que hagamos podrá hacer valiosa la vida... y nos sentiremos tironeados a silenciar esa duda con acciones buenas que no hacen otra cosa que volvernos cada más más rígidos.
Lo primero expresa GRATITUD.
Lo segundo falta de CONFIANZA EN LA VIDA.
Ésta le pone límites a la vida...
Aquel solo sabe de la vida como camino...
El evangelio es una provocación a nuestra libertad para hacernos más conscientes de la necesidad de un PARA QUE en la vida... de un PARA QUÉ, que exprese lo que ya somos y llevamos dentro.
Que sea el PARA QUÉ de Jesús...
donde no hay lugar para el miedo.
Lo segundo falta de CONFIANZA EN LA VIDA.
Ésta le pone límites a la vida...
Aquel solo sabe de la vida como camino...
El evangelio es una provocación a nuestra libertad para hacernos más conscientes de la necesidad de un PARA QUE en la vida... de un PARA QUÉ, que exprese lo que ya somos y llevamos dentro.
Que sea el PARA QUÉ de Jesús...
donde no hay lugar para el miedo.
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