Todos conocemos la respuesta a la pregunta que el Padre Dios espero del ángel.
La Mujer que "le había caído en gracia" había respondido con total disponibilidad.
Pero es necesario para llegar a comprender el sentido de este texto ir más allá del relato... tal vez será necesario dejar esa comprensión tan literal que nos hace alejarnos de aquella VERDAD que por ser tan inabarcable tiene que ser contada de una manera mítica... Si así lo hacemos podemos comenzar por preguntarnos:
- ¿CÓMO ESTAMOS NOSOTROS BUSCANDO A DIOS?
- ¿SOMOS CONSCIENTES DE QUE EN NOSOTROS HAY UN DON DADO GRATUITAMENTE?
- ¿QUE HACEMOS NOSOTROS FRENTE A ESE DON RECIBIDO?
Tal vez nos podemos llegar a sorprender descubriendo en nosotros... todavía... ciertas oraciones o acciones buenas... motivadas por la búsqueda de devolverle algo a Dios... o de comprar su voluntad en favor de alguna necesidad... o haciendo sacrificios para que nos quite lo humano del padecer o del dolor de haber entregado... que lejos nos ubican estas motivaciones de recibir gratuitamente lo que gratuitamente se nos da.
Como nos cuesta entender que nuestro Dios se hace presente como Vida nueva justamente allí donde nadie elegiría... como aquella vez que eligió Nazaret -pueblo que nadie conocía - y no los palacios o los templos donde sería más rápido reconocido... o como aquella vez que eligió a una simple Mujer -fiel y pobre- como tantos otros, para hacerla toda ella "Morada del Altísimo".
Como nos cuesta aceptar que DIOS ES ENCARNACIÓN... Que Dios está en nuestra humanidad como ella está y no como nosotros quisiéramos que este.
Decir que Dios es encarnación es decir que Dios está en nuestra historia -como nuestra historia es - para "salvarla" -para transformarla- desde dentro...
¿Y qué significa esto?
Significa que podemos re-descubrir quiénes somos en verdad, a partir de nuestros vacíos que nos dejan tan desprotegidos a todo.
Que hemos sido hechos para la apertura y la entrega aun cuando nos amenazan los miedos.
¿Y qué significa esto?
Significa que podemos re-descubrir quiénes somos en verdad, a partir de nuestros vacíos que nos dejan tan desprotegidos a todo.
Que hemos sido hechos para la apertura y la entrega aun cuando nos amenazan los miedos.
Significa que podemos elegir VIVIR DESDE un DON RECIBIDO y que esto significa hacer experiencia de salvación - de plenitud - de vida verdadera... aunque esto no nos salga de una manera pura totalmente.
Por eso, deseemos poder hacer nuestras las posibilidades que llevamos dentro.
Que nos abramos al material del que estamos hechos... que el dolor y la muerte pueden no ser amenazas.
Una vez más descubramos que no depende de nosotros el que Dios esté en nuestra vida... de si somos buenos o malos.
ES DON GRATUITO.
NO PODRÁ NUNCA NACER DE NOSOTROS...
NI SER MERECIDO, MENOS COMPRADO... ES DON.
RECIBE... ALÉGRATE!
Lo gratuitamente dado no dejará de serlo por miles de gestos que podemos llegar a ser para sentir que lo hemos merecido... ni tampoco dejará de serlo porque lo rechacemos al no sentir que nos salva de lo feo que estamos viviendo.
Descubramos entonces, que lo seguimos esperando en lo espectacular... en el milagro de que algo desaparezca de nosotros... o en la búsqueda de una paz que tiene más que ver con el cementerio que con aquella que se dio en medio de la oscuridad...
CUANTO MÁS ABRAZAMOS NUESTRA HUMANIDAD,
CUANTO MÁS ABRAZAMOS NUESTRA HUMANIDAD,
MÁS COMPRENDEREMOS LA ENCARNACIÓN.
"Dios está contigo..." le dijo el Ángel a María. Como esta dicho en nuestra vida.
"Dios está contigo..." le dijo el Ángel a María. Como esta dicho en nuestra vida.
Todo su ser... lo que es... su fuerza y su pasión por la vida está en nosotros. No viene desde afuera... sino que está dentro... en lo profundo... pero permanecerá siempre como "a la puerta de nuestra vida" esperando la apertura... nuestro "así sea".
¿Para qué?
Para seguir poniendo sus pequeños pies en nuestra debilidad y de esa forma descubrirnos lo que llevamos dentro, es decir: la posibilidad de crear... de amar... de esperar... de soñar... como Él lo hace.
Para descubrirnos que todo en nosotros es un lugar de encuentro.
Señora del Silencio y de la Espera...
deseamos velar contigo
hasta que nazca el Señor
en la pobreza más radical,
en el abandono más áspero,
en el dolor más extremo,
en la vida más desolada...
Y que nos alcance en medio de la noche
el canto de los ángeles que anuncian
que Dios sigue amando...
y que nuestros pies se contagien
yendo al encuentro de los demás
generando paz, buscando justicia,
portando alegría.
MARÍA, Señora de la Nochebuena,
Madre de la Luz. Amén.
Que el Señor nos encuentre camino a Belén.
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