Que es difícil, para no decir imposible, encontrar un discípulo completamente hecho, perfecto, sin ningún error o equivocación.
DISCÍPULO será simplemente aquél que se está haciendo.
En ese camino nos encontramos hoy yendo con Jesús desde la sinagoga -donde había liberado lo más sagrado de una persona generando preguntas sobre su autoridad - a la casa de Pedro y después hacia la calle.
Todos los espacios y no sólo la sinagoga -que tendía a aprisionar lo sagrado- donde la gente se encuentra y vive se han transformado en espacios de encuentro.
Las barreras de lo sagrado y lo profano en Jesús han desaparecido.
Y ya en la casa nos encontramos con un hecho muy simple - "una mujer en cama con fiebre": fiebre como expresión de que algo quema dentro... señal de infección... forma en que el cuerpo se defiende de un intruso que genera conflicto... que tironea y violenta.

Un simple gesto cargado de humanidad y de familiaridad hace presente el Reino... no hay teatro ni nada que lo registre.
El Reino de Dios entra en la vida de aquella mujer a través de la puerta del servicio simple y sencillo: "La tomó de la mano y la levantó"...
Aunque podríamos estar ante una lectura que evoca la vida que recibimos en el bautismo porque está usando un verbo que indica la resurrección; conviene quedarnos con esa situación de postración en la que muchas veces nos encontramos también nosotros.
En la CASA -convertida en pequeña Iglesia- aquella mujer encuentra una mano a la que puede agarrarse; se encuentra con la vida nueva que no viene por la ley que se encuentra en la sinagoga.
Aquella mujer se encuentra con una mano que la levanta y la ayuda a caminar.
Una mano que la reconcilia con sus deseos y necesidades que tal vez en su interior generan conflicto y hacen dificultoso el camino de la aceptación personal.
Jesús la toca y su aceptación la libera de sus conflictos.
Y la pone al servicio... en el camino de la "DIAKONÍA"... en el nuevo modo de estar con los otros en comunidad... como Él que "no vino a ser servido sino a servir".
¿No será este nuestro camino... pasar de la enfermedad -de las fiebres que nos mantienen postrados- al servicio?
De las fiebres que nos provocan nuestros miedos a no ser tenidos en cuenta.
De las fiebres que nos provocan nuestras continúas comparaciones.
De las fiebres que nos vienen de las culpas que no dejamos.
De las fiebres que nos vienen del descontento de todo.
De las fiebres de los conflictos no resueltos pero tampoco rezados.
De las fiebres que nos vienen del omnipotente que todos llevamos dentro.
Y será Pedro quien habiendo aprendido el gesto de "poner de pie" lo repetirá unos años después con el paralítico a las puertas del templo: "En una ocasión, Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la tarde. Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del Templo llamada «la Hermosa», para pedir limosna a los que entraban. Cuando él vio a Pedro y a Juan entrar en el Templo, les pidió una limosna. Entonces Pedro, fijando la mirada en él, lo mismo que Juan, le dijo: «Míranos». El hombre los miró fijamente esperando que le dieran algo. Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina». Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; de inmediato, se le fortalecieron los pies y los tobillos. Dando un salto, se puso de pie y comenzó a caminar..." Hech 3, 1-8
Si queremos entonces ser Comunidad discípula de Jesús debemos aprender a ser "casa de salvación" donde repitamos aquel simple gesto: "PONER DE PIE".
Aprendiendo a "poner de pie" seremos palabra y gesto de aquel que "tomó nuestras flaquezas y cargo con nuestras enfermedades" Is 53,4
Atendiendo al dicho "dime con quién andas y te diré quién eres"... vemos a Jesús rodeado de toda una humanidad enferma, necesitada... miserable... que nos descubre quien es Jesús... Dios en medio nuestro que no mantiene distancias con el dolor humano.
Aunque podríamos estar ante una lectura que evoca la vida que recibimos en el bautismo porque está usando un verbo que indica la resurrección; conviene quedarnos con esa situación de postración en la que muchas veces nos encontramos también nosotros.
Aquella mujer se encuentra con una mano que la levanta y la ayuda a caminar.
Una mano que la reconcilia con sus deseos y necesidades que tal vez en su interior generan conflicto y hacen dificultoso el camino de la aceptación personal.
Jesús la toca y su aceptación la libera de sus conflictos.
Y la pone al servicio... en el camino de la "DIAKONÍA"... en el nuevo modo de estar con los otros en comunidad... como Él que "no vino a ser servido sino a servir".
¿No será este nuestro camino... pasar de la enfermedad -de las fiebres que nos mantienen postrados- al servicio?
De las fiebres que nos provocan nuestros miedos a no ser tenidos en cuenta.
De las fiebres que nos provocan nuestras continúas comparaciones.
De las fiebres que nos vienen de las culpas que no dejamos.
De las fiebres que nos vienen del descontento de todo.
De las fiebres de los conflictos no resueltos pero tampoco rezados.
De las fiebres que nos vienen del omnipotente que todos llevamos dentro.
Y será Pedro quien habiendo aprendido el gesto de "poner de pie" lo repetirá unos años después con el paralítico a las puertas del templo: "En una ocasión, Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la tarde. Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del Templo llamada «la Hermosa», para pedir limosna a los que entraban. Cuando él vio a Pedro y a Juan entrar en el Templo, les pidió una limosna. Entonces Pedro, fijando la mirada en él, lo mismo que Juan, le dijo: «Míranos». El hombre los miró fijamente esperando que le dieran algo. Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina». Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; de inmediato, se le fortalecieron los pies y los tobillos. Dando un salto, se puso de pie y comenzó a caminar..." Hech 3, 1-8
Si queremos entonces ser Comunidad discípula de Jesús debemos aprender a ser "casa de salvación" donde repitamos aquel simple gesto: "PONER DE PIE".
Aprendiendo a "poner de pie" seremos palabra y gesto de aquel que "tomó nuestras flaquezas y cargo con nuestras enfermedades" Is 53,4
Atendiendo al dicho "dime con quién andas y te diré quién eres"... vemos a Jesús rodeado de toda una humanidad enferma, necesitada... miserable... que nos descubre quien es Jesús... Dios en medio nuestro que no mantiene distancias con el dolor humano.
Y después de una jornada muy intensa en favor de los demás Jesús se retira a orar a solas como si fuese necesario caer en la cuenta de que sin oración privamos a los demás del verdadero servicio.
Solo la ORACIÓN profundiza la COMUNIÓN, ambas se acompañan y se profundizan mutuamente.
Jesús nos quiere llevar a la verdadera comunión con los demás por el camino de la verdadera soledad.
POrque podemos quedar esclavos justamente de aquellos a los cuales queremos acompañar en su liberación.
Quienes no son capaces de "correrse" terminarán por comprometerse menos porque sentirán agobio y tirantez o porque no reciben lo que esperaban... y se enojarán con ellos mismos y también con los demás... todo porque se creyeron que eran ellos los que cargaban con el dolor de los demás.
Solo la ORACIÓN profundiza la COMUNIÓN, ambas se acompañan y se profundizan mutuamente.
Jesús nos quiere llevar a la verdadera comunión con los demás por el camino de la verdadera soledad.
POrque podemos quedar esclavos justamente de aquellos a los cuales queremos acompañar en su liberación.
Quienes no son capaces de "correrse" terminarán por comprometerse menos porque sentirán agobio y tirantez o porque no reciben lo que esperaban... y se enojarán con ellos mismos y también con los demás... todo porque se creyeron que eran ellos los que cargaban con el dolor de los demás.
Y cómo a Pedro que le reprocha el tiempo de soledad a Jesús porque "todos lo buscan", nosotros también podemos dejarnos llevar por la tentación de buscar que no se olviden de nosotros o por el miedo a no querer defraudar a nadie.
La comunión se afirma también "saliendo fuera" y no buscando no defraudar sus esperanzas. A veces un No es también servicio a la comunidad.
Lejos de buscar asegurar lo ya conseguido (la popularidad, el entusiasmo y el cariño de la gente), la oración y el silencio de Jesús abre a Pedro y a los discípulos a nuevos caminos... "vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido".
Lejos de buscar asegurar lo ya conseguido (la popularidad, el entusiasmo y el cariño de la gente), la oración y el silencio de Jesús abre a Pedro y a los discípulos a nuevos caminos... "vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido".
No hace oración para mantener algo o para sentirse más bueno sino para hacerse más dócil... para calcular menos y dejarse llevar aun cuando aparezcan más riesgos.
¿Cómo es entonces nuestro servicio a la gente?
¿Cómo es entonces nuestro servicio a la gente?
¿Qué buscamos nosotros con lo que hacemos a los demás?
¿Sigue nuestro servicio a ellos en el silencio y la oración... o creemos que somos nosotros los que llevamos el "dolor del mundo"?
¿Cómo es entonces nuestra oración?
¿Qué buscamos con el silencio que hacemos?
¿Qué buscamos con el silencio que hacemos?
¿Será que la oración no nos satisface que la dejamos?
¿Será que por eso entonces nos cuesta tanto comprometernos con los demás en un servicio... o con el camino de una comunidad?
"Quién no ha nacido a la verdadera soledad,
tampoco ha nacido a la verdadera comunión..."
P. Toinete
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