domingo, 1 de enero de 2023

TodO es tuYo SeÑor que aMas la VidA. Lc 2, 16-21

Nos encontramos celebrando el Año Nuevo deseando el don de la Paz para todos los pueblos mirando con sumo cariño a aquella que es Madre.

"cELEBRANDO el Año Nuevo"
Donde nos haría mucho bien renovar el sentido de la vida atravesada por una Presencia que está más allá de eso que llamamos tiempo y que por momentos nos genera tanto miedo.
Para quienes caminamos bajo esa consciencia no hay apuros, ni retrasos; ni la ansiedad ni la impaciencia tienen lugar. Porque así cómo ayer, será "aquí y ahora", y por supuesto será mañana, que la Vida se nos dará como Don.

Y buscaremos transparentar lo que somos.
Agradecidamente abrazaremos todo cuánto llegue.
Y en la apertura y en la donación nos encontraremos siendo felices.

Que la consciencia del Don que nos viene en todo momento nos haga libres de ese modo de vivir que dicta el tiempo aprisionado por lo que ya paso o atrapado por el miedo a lo que vendrá.

Abiertos al Espíritu -Presencia de Dios en nosotros- que se hace silencio y nada, pobreza y hermano... sean iluminados los modos y las actitudes que nos hacen crecer en verdad... que nos hacen caminar hacía nosotros mismos. 

Por eso, no somos ingenuos del año que comienza... como todos los años vividos sabemos que los imprevistos nos encontrarán en el camino...
Por eso al celebrar al Señor en este primer día del Año renovamos nuestra confianza que "en él vivimos, nos movemos y existimos"... que nada sucede por fuera de esa Presencia que nos habita y que nos trasciende... regalándole así, a todas las situaciones y momentos de la vida, una posibilidad nueva, un sentido distinto: ser cada vez más transparencia de un Dios que es Don.


«Nadie puede salvarse solo.
 Recomenzar desde el COVID-19 para trazar juntos caminos de paz» , dice el lema de la Jornada de Oración por la Paz 2023.

En las palabras de Papa Francisco podemos visualizar tal vez, el llamado a ser más conscientes de la experiencia vivida... nos dimos cuenta que nos necesitábamos... que nos extrañábamos... que el descuido podía ser causa de contagio para otros... que la desatención, la indiferencia y la soledad provocaban mayor sufrimiento...

Volvamos ahí, no para lamentarnos, sino para descubrir que sus heridas siguen presentes, que lo que hemos perdido está ahí condicionando nuestra apertura y nuestra solidaridad.

No es posible creer que ya lo hemos superado... 
Y si lo creemos así, miremos a nuestro alrededor... miremos a los niños, miremos a las familias, miremos a nuestros ancianos... y seamos conscientes del miedo que nos habita, de la angustia que por momentos nos atraviesa, del querer vivir al límite para sentirnos vivos, de cuánto ya no tiene sentido sostener... etc... etc...

Necesitamos "recomenzar" para trazar juntos caminos... 
Porque nadie se salva solo... porque todo cuanto hagamos -o dejemos de hacer- repercute, no sólo en nosotros, sino también en los demás

"Cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción..." 

Gal 4, 4-7

Comenzamos el año celebrando la Fiesta de María Madre de DIos.

Fiesta donde hacemos memoria de aquel primer "Sea en Mí..." con el cual comenzó la buena NOticia de Jesús...
Un Sí esperado y aguardado por un Dios que se acomodaba a los tiempos de una Mujer...
Un Sí que hizo de María una creyente...una mujer confiada a no tener más seguridad que una palabra dada...

Por este "Hágase..." María no buscará planificar ni adelantarse... sino que se hará a los pasos de Aquel que la invitó a caminar...
Por este Sí entraremos en los "tiempos finales" en los cuales el Padre nos habló definitivamente por medio de su Hijo...

En este Sí... en estas palabras de consentimiento aún en medio de la noche y la incertidumbre... María nos abrirá a todas las posibilidades que llevamos dentro para que también nosotros podamos decir "Sí"...

En su SÍ está como "en promesa" 

el comienzo de muchas historias de salvación...

Comenzar entonces el Año NUevo haciendo memoria de Aquel primer Sí... es volver la mirada hacía aquel otro Sí dado por Dios -para siempre- a nuestra humanidad en la Encarnación... y que busca hombres y mujeres de todos los tiempos que se atrevan a expresarlo en sus vidas.

Atrevernos a expresar el Sí de Dios en nuestras vidas es en primer lugar abrirnos a la escucha...
Es descubrir que todo en nosotros siempre será respuesta porque la iniciativa -aún de amar- la ha tenido Dios.
Es percibir que la vida es camino... es aprendizaje... es apertura a lo imprevisto.

Atrevernos a expresar el Sí de DIos en nuestras vidas es optar por la vida siempre...
No excluyendo a nadie... no pasando por alto a nadie...
Buscando la paz haciendo que los demás vivan mejor.


Atrevernos a expresar el Sí de Dios en nuestras vidas será...

Creo que cada uno -desde su propio lugar de seguimiento- podrá seguir escribiendo...


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