La Pascua les había abierto los ojos - Dios era cercanía -"Abba" que amaba - los otros tan humanos - hermanos.
"A ese hombre que había sido entregado... ustedes lo hicieron morir; clavándolo en la cruz por medio de los infieles... Pero Dios lo resucitó...
Y TODOS NOSOTROS SOMOS TESTIGOS..." (cfr. Hech 2, 1-47)
A partir de la pascua de Jesús los discípulos experimentaron que la vida tenía otro sentido... lo percibían en la libertad con la que iban viviendo... en el sentido nuevo que le daban a las cosas... en la manera nueva que tenían de relacionarse entre ellos.
¿Cómo callar esta experiencia?
Pero también, ¿Cómo transmitirla?... de allí los relatos y las palabras con las que hoy nos encontramos que no buscan otra cosa que acercarnos a esa misma experiencia.
"Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas, por miedo a los judíos..."
"Encerrados" y "con miedo"... así los había dejado aquel viernes santo; que ni el anuncio de la Magdalena había logrado hacer algo.
"Encerrados" y "con miedo" que lleva siempre a dividir "los de adentro" y "los de afuera"... que lleva "a cerrar puertas"... levantar muros... volver absolutas normas insignificantes... todo para defenderse de aquellos a los cuales son enviados.
Pero seguir al Resucitado es seguir al "hijo del carpintero" que hace puertas y ventanas y no al "hijo del piedrero" que hace muros y paredes; por eso habrá que dejar que los miedos se aflojen... se abran las puertas y con libertad y sin condiciones se acoja a los demás.

Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado..."
En medio de aquellas relaciones que iban dejando espacio a un modo de amar que no calcula y no pone condiciones... perciben que Jesús está porque "en esto reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros..." (cfr Jn 13, 35).
Y pueden dejar que las propias llagas queden expuestas porque TOCAR LAS LLAGAS DE LOS OTROS ES TOCAR LAS LLAGAS DE JESÚS... "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos lo hicieron conmigo..." (cfr Mt 25, 40)
Las llagas abiertas y presentes en Jesús son el más contundente testimonio de que de nuestras propias llagas brotará también vida.
Sus "heridas abiertas" no acusan... traen PAZ... abren el horizonte... quita los miedos... libera de las miradas cerradas y estrechas donde las propias llagas encierran.
Y anuncian que toda lágrima... toda pena y angustia... todo dolor y muerte... toda entrega y abandono... han entrado para siempre en el camino de transformación iniciado por Él en la pascua.
Sus llagas -sus heridas- sus marcas son las nuestras... tocar entonces nuestras llagas es entrar en contacto con lo más sagrado de nuestras vidas -con aquello que guarda como un "tesoro escondido"- con el "... AMOR derramado en nosotros por el Espíritu que se nos ha dado." (cfr Rm 5,5)
"Soplo sobre ellos y añadió:
Reciban el Espíritu Santo..."
Pero Tomás "no estaba con ellos cuando llegó Jesús..." y su miedo a ser descubierto en sus dudas y en sus heridas más profundas lo llevan a descreer del testimonio de la comunidad... de alguna manera él necesita tener experiencia...
SÓLO EN COMUNIDAD PODEMOS PONERNOS EN CONTACTO CON EL VIVIENTE... porque si no corremos el riesgo de que nuestra fe se vacíe de sentido...
Y allí está Tomás... y Jesús se hace presente -"porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre yo estoy presente en medio de ellos..." (cfr. Mt 18,20) e invita a dejar los miedos regalando paz aún en medio de las dudas...
Invita a Tomás a dejarse mirar y amar... a percibir que sus mayores heridas son comprendidas y amadas.
"Trae aquí tu dedo, aquí están mis manos...
Acerca tu mano, métela en mi costado..."
Jesús lo invita a entrar en su modo de estar y acercarse a través de sus manos atravesadas... en su manera de amar a través de su costado abierto.
Y a experimentar que así como HAN PERMANECIDO SUS LLAGAS y están ahora llenas de vida y misericordia... así también SU AMOR HA PERMANECIDO...PORQUE DIOS ES INMUTABLE EN LA FIDELIDAD DE SU AMOR.
Tomás puede animarse a tocar sus propias llagas porque ahora son de Jesús...
La COMUNIDAD se ha transformado en lugar y expresión del DIOS que ama desde siempre y para siempre... y también hoy.