lunes, 6 de abril de 2020

Lo que salva es el Amor - Mt 21, 1-11

Jesús toma la decisión de subir a Jerusalén; decide ir por el camino de darlo todo y de no reservarse nada para sí aun en medio de la aceptación o del rechazo... como si este fuese el último recurso para que pudiesen comprender la novedad del Reino.

Y entra a la ciudad no como un príncipe guerrero dispuesto a conquistar con la fuerza sino como un rey pacifico... pobre y expuesto a todo comentario y rechazo.
ES UN GESTO PROFÉTICO.

¿Quiénes entendieron el signo?
Escuchando a la gente que lo recibe aclamándole como "Rey y Mesías" da la sensación que le gritan a otro tipo de Mesías.
Qué lejano podemos poner a Dios cuando queremos seguir alimentando nuestras expectativas o nuestros modos de entenderlo... cuando la verdad parece no entusiasmarnos demasiado.

Ante las falsas expectativas de algunos que solo le entusiasman las conquistas... ante el rechazo o la indiferencia de otros... ante la incomprensión de los propios discípulos... Jesús permanece en la decisión de ir hasta el final en su decisión de "Amar como Dios ama"...
SÓLO SERÁ AUTÉNTICO SI NO SE CORRE.

Y a los cantos de adhesión le seguirán los gritos de "crucifícalo"... las palmas y mantas se cambiaran por una cruz y unos clavos... a las expectativas frustradas le seguirá la crueldad de la cruz.


¿Cómo interpretamos semejante desenlace?
Atendamos a esto... porque la interpretación que hagamos de la pasión de Jesús determinará nuestro modo de ser cristianos... más aún... nuestro modo de alcanzar mayor humanidad.

Comencemos por darnos cuenta de que tal vez hemos reducido la pasión de Jesús a un simple recuerdo de algo que por momentos nos hace sentir culpables... o nos emociona... centrando nuestra atención en el dolor o en el sufrimiento o en el pecado.

O tal vez seguimos pensando que la pasión de Jesús es iniciativa de un Dios que quiere el sufrimiento de su Hijo para salvarnos... o como pago de nuestros pecados... como si Dios necesitara de sangre para perdonarnos... como si nuestros pecados tuviesen algún poder sobre Dios.

Para acercarnos a una lectura de la muerte de Jesús que no cierra todo al sufrimiento, es necesario dejarse iluminar por sus palabras... por sus gestos... es necesario mirar como él vivió: dando vida... poniéndose al servicio... no condenando a nadie... rescatando dignidad... poniéndose siempre de parte del más débil - del más pobre - del que no cuenta. Y esto lo hizo no de cualquier manera sino dándose... haciéndose DON PARA LOS DEMÁS.

Jesús muere entregado como vivió entregado. 
LO IMPORTANTE ES LA ACTITUD VITAL CON LA QUE VIVIÓ 
CADA MOMENTO DE LA VIDA... Y DE LA PASIÓN.

Muere como consecuencia de su opción de vida... de su humanidad atravesada por un "Amor que vale más que la propia vida"...

Muere por permanecer en una Verdad que desafío un sistema de creencias que anulaba y excluía personas...

Muere porque molestaba su forma de entender a Dios... "un Dios al servicio de la vida del hombre" liberaba personas de cualquier búsqueda de poder.

Muere para decirnos que el Amor de Dios no se aleja jamás de nuestras vidas... que Dios es Fiel aun en medio de nuestro rechazo.

Amar así crea un modo nuevo de vivir donde no hay lugar para dominar ni oprimir ni controlar a nadie... ni aun teniendo buena los razones para hacerlo.
Amar así crea un modo de vivir donde el darse a los demás, aun en medio de la debilidad y dolor, nos conecta con lo más verdadero de nuestra humanidad... nos hace plenos.

"...y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: 
la vida que sigo viviendo en la carne, 
la vivo en la fe en el Hijo de Dios, 
QUE ME AMÓ Y SE ENTREGÓ POR MÍ." Gal 2, 20

El camino de Jesús que termina en "más vida" - en "más entrega" - es un camino que no pasa por asegurar la propia vida... sino en hacer de la propia vida un DON para los demás.

"...y hagan del amor la norma de sus vidas,
a ejemplo de Cristo que nos amó y se entregó
así mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio..." Ef 5,2


Por eso COMPARTIR LA PASIÓN DE JESÚS no es subir a la cruz con Jesús sino en vivir pendiente de aquellos que todavía permanecen en la cruz y ayudarlos a bajar de allí.

"¿Se olvida una madre de su criatura...
¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!
Yo te llevo tatuado en las palmas de mis manos..." Is 49,15-16

"TATUADOS EN SUS MANOS"
Cuando le abrieron las manos en la Cruz... Jesús lo vio... 
y no quiso hacer otra cosa que Amarnos porque era un hombre de palabra.

Lo que nos salva no es la cruz sino el Amor.
La cruz aporta una sola cosa:
AMAR ES POSIBLE EN TODA CIRCUNSTANCIA.
NO hay excusas.

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