Un compaÑEro nos han DADO para el CAmino...
Esta es la experiencia que tuvo aquella primera comunidad... Alguien animaba sus vidas. Que todo era DON.
Presentían una Presencia que los invitaba a la apertura... a dejar el encierro y el miedo.
ESPÍRITU era llamada esa Presencia.
El Espíritu es Dios dándose a nosotros.
Es Dios habitando en nuestras vidas.
Es el AMOR DE DIOS en NOSOTROS.
Y si esto es así el ESPÍRITU entonces es RELACIÓN.
NO es un privilegio.
Al ser relación es principio de Libertad.
Al ser Libertad es principio de Unidad - de armonía - de la propia persona.
Porque solo nos relacionamos desde quienes somos.
El sabernos habitados -sin ninguna condición previa- nos hace libres.
EL SABERNOS AMADOS NOS HACE LIBRES.
POr eso la primera tarea del Espíritu en nosotros es hacernos personas íntegras... y libres de cualquier cosa que quiera someternos.
Miedos - mandatos culturales - el deber ser - el buscar caerle bien a todos - nuestros propios complejos... libres de ese sistema al cual quieres responder porque te deja calmado pero te vacía... libre de esas relaciones posesivas... de las adicciones... de toda rigidez...
El Espíritu viene a iluminar todo cuanto nos desintegra... nos descentra y esclaviza.
PARA QUE SEAMOS.
No tiene dones que darme porque es "Dios mismo el que se da"...
"Tú estabas dentro y yo fuera"... decía san Agustín.
Es ante todo un DON QUE SE RECIBE... que se reconoce... del cual no somos ni dueños ni podemos exigirlo... es don gratuito.
De ahí que quién se deja empujar por el Espíritu no busca apropiarse de los demás... es capaz de correrse... de apartarse para dejar vivir... para posibilitar camino... no necesita controlarlo todo...
SOLO EL INGRATO ES TIRANO.
Es capaz -quién se deja empujar por el Espíritu- por el agradecimiento del don que ha recibido, de dejar la queja dando lugar a la transformación... al cambio... que viene de la mano de cualquier situación humana.
El Espíritu es "FUERZA INTERIOR"... desde adentro... desde abajo...
No esclaviza ni presiona.
Está preocupado por la VIDA.
Es FUERZA que integra lo diverso... Une lo distinto.
En Pentecostés todos llegan a entenderse... a abrirse a la escucha y al diálogo con la Palabra... porque Jesús había destruido los muros de separación.

ES UN SALVADOR DE LA RELACIONES.
Frente a nuestra pretensión de querer un orden único... frente a nuestros miedos que pretenden la uniformidad o el cumplimiento estricto de las normas... el Espíritu busca todos los modos... los diferentes lenguajes para hacerse entender... para unir en lo diverso.
Crea en nosotros una dinámica nueva que nos hace capaces de escuchar lo que va naciendo en la vida de los demás.
El Espíritu UNE EN LA LEJANÍA.
RECUERDA EN EL OLVIDO.
Pentecostés es VIDA FRATERNA...
Sin la escucha y sin la compasión rengueamos.
Solo la disponibilidad para ayudar a los demás -para expresarle mi afecto- nos hace más sensibles ante Dios.
Pero, ¿cómo descubrirlo en nosotros?...
¿Cuáles son las condiciones para que esto crezca en nosotros?
La primera y más fundamental es crecer en la consciencia de estar habitados por ese Dios a quién llamamos Padre y Madre… y nos ama y sostiene y acompaña…
DENTRO NUESTRO NO ESTAMOS SOLOS/AS... con nuestros “demonios”… con nuestras sombras ni tampoco con las luces.
“Somos un fueguito” simplemente por estar vivos… no midamos esto por la percepción de la carencia o de la debilidad que podemos sentir.
Abracemos el hoy de la vida… seamos consciente del aquí y ahora aun en medio de lo que no gusta. NO nos vayamos con el pensamiento para adelante ni para atrás.
SOMOS PRESENTE… COMO EL ESPÍRITU ES PRESENTE.
La segunda condición será seguir descubriendo que los demás no son objetos para cambiar... ni escalones para ascender... Animándose -como el Espíritu- a ponerse al lado para acompañar sin escandalizarse por las decisiones del otro... sabiendo esperar... sabiendo dar tiempo... rompiendo con los miedos que apuran, estropean, reclaman y tiranizan... porque la Vida de Dios que habita también en los demás es más fuerte.
Y por último se animará a creer en la capacidad de dar sin fingimiento, no buscando nada a cambio... siendo capaz de permanecer dando aún en medio de la incomprensión.
Porque el Amor es cosa débil... no será nunca un trueque.
No impone, ni maltrata ni obliga.
ES CAPAZ DE ACERCARSE PARA QUE SURJA LO MEJOR EN EL OTRO. Porque es lo que ha experimentado que ha hecho Dios en su vida.
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