domingo, 22 de septiembre de 2024

Siempre es, hacía los demás. Mc 9, 30-37

-¿POR QUÉ TE BUSCAMOS?
¿POR QUÉ TE SEGUIMOS?, JESÚS.


Necesitamos ser conscientes que más de una vez, sobre todo cuando algo nos desconcierta o cuando percibimos el "silencio de Dios" en muchas situaciones que vivimos, están estos interrogantes que se pueden reducir a una sola pregunta:

¿QUIÉN ERES JESÚS?

El evangelio viene a nosotros como si fuese un espejo que ilumina que significa seguirlo... ponerse de su lado.

Muchas veces "seguirlo" ha significado arriesgarse a andar por caminos que la razón o el "sentido común" nos dirían que estamos equivocados... 
Ha significado tocar nuestras propias sombras; nuestras expectativas frustradas ya sea porque no se dio lo que queríamos o no pudimos retener algo por más tiempo.
Ha significado encontrarse con la carencia, con el límite, con deseos tan opuestos a lo que decimos querer vivir; con la experiencia de saberse en camino y con la percepción de lo inútil que han sido muchas búsquedas y la impotencia de no poder darse a sí mismo muchas cosas... 
Experiencias tenidas que ha muchos los ha llevado a desanimarse y a dejar de buscar... o a buscar atajos que prometen soluciones más rápidas o más mágicas.

Cuántos compromisos se han roto al experimentar la fragilidad de una institución que no ha sido del todo coherente con el mensaje de Jesús. 


"Cuando rezo, ¿a quién le rezo en realidad? Cuando digo "Señor", ¿a quién me refiero?... La respuesta del Abad Eudes resultó totalmente distinta de lo que yo esperaba. Él dijo: "ÉSTA ES LA PREGUNTA, la más importante que se puede formular... en cierto modo, DEBERÍA SER SU ÚNICA PREGUNTA en torno a la cual se organice todo lo que usted hace... ahora requiere una clara decisión si usted desea convertir esta pregunta en el centro de su meditación. Si lo logra, usted descubrirá que ha emprendido un camino largo, muy largo..."

Nouwen H. "Presta atención al Silencio" - 2001

Los discípulos han visto a Jesús hacer milagros, lo han visto acercarse a la gente con muchísima ternura sin importar la historia que cargaban; ellos mismos experimentaron la libertad de saberse con Dios como "amigo" que come con ellos, ríe con ellos, se cansa, trabaja, reza con ellos.
Pero desde hace un tiempo las palabras de Jesús se han vuelto muy duras de entender, hablan de conflicto, de ruptura, de muerte.

Palabras que hablan de  experiencias por dónde pasa la vida humana, y que nada salva de vivirlas. 
Cuánto sufrimiento inútil cargamos, cuánta decepción por no aceptar que estas experiencias forman parte de la vida.

Creían saber quién era Jesús, pero ahora un abismo los separa hasta el punto de tener miedo de preguntarle sobre el significado de sus palabras.
Y tal es la distancia con Jesús - es tan insoportable lo que sus palabras sugieren- que se desconectan... es preferible irse detrás de pensamientos -de ilusiones- que calmen la angustia que sienten... se ponen a discutir sobre quién era el primero, el más grande.

También nosotros, muchas veces, optamos -sin darnos cuenta- por no preguntar... porque no queremos entender que el camino no pasará por la respuesta inmediata, o por el conflicto resuelto, o por el dolor calmado o por la herida sanada...
Tal vez no terminamos de convencernos  que el AMOR PASA POR DAR LA VIDA, allí donde sea, allí dónde estemos, allí como estemos.
Y QUE ENCONTRAR "VIDA" PASA POR SERVIR... por hacer de nuestra vida una entrega allí donde sea... allí dónde estemos... allí cómo estemos.

Nosotros podemos seguir preocupados por tantas otras cosas: por lo que no logramos; por lo que no conseguimos; por lo que no convencimos; por lo que no fuimos escuchados; por lo que no se dio en el tiempo que nosotros queríamos... etc... etc...
Todas preocupaciones que de alguna manera encierran lo que para nosotros es lo más importante hoy, y a las cuales les hemos dado el poder de decirnos si somos valiosos o no... tal vez, en última para sentirnos más importantes que otros y por ende quién tiene más espacio... cómo si todo eso nos diera la sensación de "ganarle" a otros.
Y si acaso nos ponemos a servir a los demás -aun desde nuestras profesiones-, cuánto enojo percibimos porque no se nos reconoce; cuánta bronca cuando nos exigen más o las cosas no se dieron como las había planeado o ya dejan de contar con nosotros.
Sin darnos cuenta que utilizamos "la piedad y la caridad" para diferenciarnos de los demás... para levantar barreras... para sentirnos "buenos" y más cerca de "dios" que no es el Dios de Jesús...


"La piedad interesada provoca divisiones... 
la codicia es la raíz de todos los males..."
cfr 1Tim 6

Tal vez necesitamos hacernos conscientes de que seguimos sin entender a Jesús, más aún, de que no queremos hacerlo, porque de ser así, supondría dejarse llevar por otro camino donde el control no estaría en nosotros... 
dónde no nos pondríamos a medir la solidaridad o el tiempo que damos... camino donde nuestras pretensiones de poder y reconocimiento... esas... las más íntimas chocarían con un AMOR QUE NO SE IMPONE... no manipula... no obliga... no juzga... mendiga y sirve... es pobre y necesitado.

Tal vez porque seguimos sin querer entender, no preguntamos... no nos preguntamos -"¿desde dónde hacemos lo que hacemos? o ¿qué buscamos con lo que buscamos? o ¿quién es el otro para mí?"

Preguntas que nos revelarían a nosotros mismos quiénes somos en verdad y qué es aquello que se está poniendo en juego.  
Preguntas que nos harían entrar en un modo nuevo de entender nuestra espiritualidad -nuestra vida- dónde nosotros -y lo que nos pasa o pretendemos controlar- no son el centro del mundo... dónde en definitiva somos con otros... dónde todo, aun la adversidad, se transforma en don que viene a nuestro encuentro, despertando lo mejor de nosotros... dónde la vida del espíritu entonces, no es una suma de "propósitos de santidad".

En definitiva,
NO QUEREMOS ENTENDER QUE EL CAMINO ES HACÍA LOS DEMÁS.
SIEMPRE ES HACÍA LOS DEMÁS.
Porque es allí dónde se nos juega nuestra humanidad; nuestro ser con Dios que se hizo servidor de todos...  
y esto, aunque estemos dolidos y rengos.

Porque nuestra esperanza no radica en que algún día las cosas sean distintas... o el dolor se calmará... o la herida sanará...
NUESTRA ESPERANZA RADICA -tiene como suelo- EN QUE DIOS ESTÁ CON NOSOTROS ARRODILLADO ANTE TODA VIDA HUMANA... sirviendo... "esclavo como un niño que no cuenta"... no porque "tiene una baja autoestima", sino porque ama.

NOSOTROS HEMOS DECIDIDO LIBREMENTE ADHERIRNOS A JESÚS.
HEMOS CREÍDO QUE ESO ES LO MEJOR PARA NOSOTROS.
Descubramos entonces que en el servicio a los demás además de hacernos más señor de nosotros mismos, más crecemos en humanidad.

"Somos lo que buscamos.
El Mar está en la acuidad
de la gota que somos.
Aún no lo sabemos"

J. Melloni


lunes, 9 de septiembre de 2024

Soltar para que la vida fluya... Mc 7, 31-37

 
¡¡ÁBRETE!! 
NO TENGAS MIEDO,
es el grito de Jesús a nuestras vidas;
es el grito de Jesús escondido en los que parecen "no tener voz" alrededor nuestro.

Es difícil escuchar este grito cuándo tantas han sido las voces que han hecho callar lo defectuoso que hay en nosotros, condenándolo como equivocado y malo, hasta llegar a interpretarlo como un "castigo de Dios".
Cuánta censura sigue habiendo en nuestra humanidad para decir lo que sentimos, lo que nos pasa, lo que nos asusta, lo que hay de oscuridad en nosotros.
Cómo expresar lo que se lleva dentro cuando de antemano hubo una historia de sometimiento y el silencio era la mejor protección.

Cómo escucharlas si solo se recibieron palabras de desaprobación, que aumentaron las sensaciones de desamparo y de exclusión. 
Jesús comienza por llevarlo aparte...
Como dándose todo en ese tiempo... dedicándole toda la atención. 
Lo lleva aparte de cuánto lo han sometido al silencio, al anonimato y a la exclusión.

La curación -la transformación- no se produce cuando se tiene la impresión de entender hacia donde se camina.  
Comienza cuando se entiende que de aquella mano se puede fiar; que podemos volver a decirnos. Comienza cuándo podemos volver a experimentar que se ha restaurado el puente de la comunicación, con nosotros  mismos y con los demás. Comienza cuándo experimentamos -tal vez por vez primera- que alguien "nos ve y nos entiende".
Pero para eso será necesario dar un primer paso de confianza, que nos hace salir aun del lugar de sufrimiento que, aunque nos aislaba, nos daba una cierta identidad. 
¿Cuáles son las cosas -ideas, prejuicios, enojos, interpretaciones de lo pasado, comentarios, resentimientos, indiferencias, etc- a las que seguimos aferrados -y sentimos que nos hacen sentir que vivimos -que algo tenemos- pero nos impiden fiarnos de aquella mano y nos mantienen incomunicados?

Qué difícil es elegir por fuera de lo conocido... tal vez por eso tropezamos varias veces con la misma piedra.
Qué difícil es volver a comunicarnos... a decirnos.

¡ÁBRETE! 
NO TENGAS MIEDO, le dijo Jesús.
Ábrete a romper con las historias que te seguís contando para seguir estando en el mismo lugar.
Ábrete a ser consciente de que nada de lo vivido podrá jamás dañar lo sagrado que hay dentro.
Ábrete a soltar los rótulos con los que seguís amordazando la propia vida.
Ábrete a dejar el lugar de víctima y a serte responsable de mirar y de elegir por dónde caminar. Ya no son los otros.
Abre los ojos... y los oídos y escucha a los que también permanecen silenciados y excluidos.

¡Ábrete!
No tengas miedo.
Es la voz de Aquel que sabe que estamos hechos, para el encuentro y la comunión... para la apertura y la entrega... la cerrazón nos enferma... lo "no dicho" nos mantiene prisioneros y nos hace dependientes de cosas que nos dañan.
¡Ábrete! No tengas miedo.
Es el grito de Jesús que sabe que nuestro corazón se cierra fácilmente buscando tal vez, un poco de seguridad.

Es la voz de Aquel que no renuncia su espacio de “ser el centro” dentro de nosotros…
Es el grito de Jesús frente a la oscuridad de nuestras propias palabras o sentimientos o relativas verdades que no hacen más que confundirnos y hacernos sufrir...

Es la voz de Aquel que nos grita que podemos perder el control… que no pasará nada… que en sus manos estamos… que nuestras vidas no dependen sólo de nosotros.
Es el grito de Jesús frente a los miedos que no hacen otra cosa que paralizar nuestra creatividad… aún nuestros deseos.
Es la voz de Aquel que nos permite experimentar el límite, la debilidad... Que le dice a la vida que es búsqueda y que no se deje paralizar por el miedo a equivocarse.

Es el grito de Jesús que sabe… que cree en las segundas oportunidades…
- ¡CREAN!, nos dice:
LA VIDA ES CAMINO. ES PROCESO.
CREAN EN EL TIEMPO.

Es la voz de Aquel que no se rinde ante nuestra primera reacción que muchas veces es no… y no deja de buscarnos… cree en nosotros… cree en lo que ha creado. CONFÍA.

Es el grito de Jesús que nos invita a perder para ganar… a vaciarse para recibir... a soltar para que fluya.

Es la voz de Aquel que sabe de Amor en medio de toda obstinación y ceguera… de aquel que no hace depender la felicidad -ni la plenitud- de lo que paso o de lo que puede pasar.

ABRITE!!!
NO TENGAS MIEDO…
NO CREAS QUE YO NO PODRÉ
BANCAR TU VIDA CON UN POCO MÁS DE LUZ...

La LUZ trae más VERDAD.
La VERDAD más LIBERTAD.
Y la LIBERTAD más ENTREGA.



¡Qué escuche tu grito, Señor!
cuándo me rinda
cuándo me cierre
cuándo el no ver me paralice
cuándo la queja cubra todo
en la ansiedad
en el dolor
cuándo el rencor me encierre
cuándo mi ego me reclame
en mis lágrimas
en mis miedos
cuándo no quiera escuchar
cuándo el futuro sea incierto
en mi debilidad
en mi oscuridad
cuándo sienta que los sueños se rompen
cuándo me sienta vencido
en mi silencio
en mis dudas.
cuándo ya no rece
cuándo me gane la indiferencia

Cuándo no te pueda ver en mí o en mis hermanos...


lunes, 2 de septiembre de 2024

OBRAR desde quiénes SOMOS. Mc 7, 1-23

Los fariseos y escribas venidos de Jerusalén -de seguro no para hacerse discípulo de Jesús- no pueden alegrarse viendo a la gente saciada por la multiplicación de panes, sino que se entristecen y llaman la atención porque no han sido observadas las normas.
Con tal de quedar limpios o de aparecer como defensores de lo que aparentemente es correcto, aceptable y está bien... no les importa si los demás mueren o no de hambre -se olvidan de la gente-.

Es como si el "buen olor del pan" que había impregnado el aire queda ahora envenenado por el mal olor  del "comentario mezquino" y por el "legalismo" que mata la espontaneidad y que al ser mezquino desalienta... y tomando a Dios -o cualquier otro valor- cómo pretexto consigue hacer de la vida algo muy pesado.

Y la manera de ser de Jesús ha sido la de crear un espacio de libertad dónde todos puedan "encontrar su lugar" y sentirse "seguros del valor de sus vidas"... un espacio dónde el verdadero tesoro radica en la presencia de Dios que vuelve digna –valiosa- la vida de cada uno; y esto nunca se pone en juego o en duda.

DIGNIDAD Y LIBERTAD dejan de estar atadas al cumplimiento de normas y ritos, pero se expresan en modos de vivir más humanos -aun aprendiendo de los errores- y en un buen trato a los demás.
Porque aun en la búsqueda de libertad o en la lucha por la dignidad también nos podemos encontrar con toda clase de amenazas y exclusiones. 

Jesús busca pasar la atención del corazón de lo exterior a lo interior... allí donde acontecen las decisiones libres y conscientes; dónde está lo verdadero.

Una religiosidad al estilo de los fariseos es la preocupación por aparecer exteriormente correctos, dónde un cierto modelo social, aceptable, es tomado como voluntad de Dios.
Una religiosidad así es posible de controlar y medir; y al sentirla cómo una constante presión que viene de fuera, se cae en la hipocresía como un "recurso seguro" frente a la consciencia de la propia debilidad que hay que esconder para que no aparezca... o en una "religiosidad a la carta" dónde se toma lo que conviene.

CUÁNTO MALTRATO a nosotros mismos por las presiones que sentimos; o por las exigencias que nos imponemos o por las culpas que llevamos por no cumplir con todo, sin tener en cuenta el límite o las heridas que traemos.
CUÁNTO DAÑO nos hacemos por no cuidarnos creyendo que la libertad es hacer lo que nos venga en ganas... lugar dónde los otros tampoco cuentan. 

Muchas han sido las normas y las formas que a lo largo del tiempo fueron diciendo cómo y de qué manera podíamos experimentar a Dios.
Que error cuando se volvieron absolutas tras el concepto -"en nombre de Dios"- formas y maneras de un tiempo o tal vez porque alguien dijo que hay que hacer esto o aquello y entonces se está más cerca o se cumple mejor con Dios o se es más bueno.

La mayoría de las leyes en el pueblo de Israel nacieron buscando la unidad del pueblo y para darles una fuerza mayor a muchas de éstas las establecieron como leyes venidas de Dios.
Por eso Jesús crítica la interpretación que hace iguales el mandamiento de Dios y las tradiciones de los hombres... llegando a excluir por el cumplimiento de éstas lo más esencial de Dios: AMAR – que es lo que hace más humana la vida.

Y frente a la tendencia que hay de separar donde algunos son mejores que otros Jesús rechaza la distinción judía entre lo puro y lo impuro.
No hay profano y sagrado. 
La pureza no es consecuencia de prácticas.

No se nos purifica de la vida cotidiana para encontrar a Dios... al contrario "los de corazón limpio encuentran a Dios en todo"… aún en el barro; sobre todo en el barro porque eso somos.
PORQUE NO HAY LUGAR DONDE DIOS NO ESTÉ.

Pero es verdad también que necesitamos estar atentos a la rectitud de intención del corazón porque aun en la búsqueda del bien -de la justicia y de la igualdad- podemos estar motivados por otros intereses que nada tienen que ver con la búsqueda de que todos tengamos una mejor vida... y esas búsquedas pueden estar movidas por intereses egoístas que buscan manipular a las personas. Tal vez esta sea la única impureza: buscar el propio interés a costa de los demás.

"DE LA ABUNDANCIA DEL CORAZÓN HABLABA LA BOCA"
dice un biógrafo hablando de san Francisco.

Tal vez tengamos que volver a descubrir en dónde se apoya nuestro seguimiento a Jesús... ¿en el cumplimiento de qué cosas hemos puesto nuestra seguridad? ¿en dónde se apoya el sentirnos más buenos o mejores que los demás?
Tal vez necesitamos descubrir en cuántos ritos y en cuántas explicaciones hemos escondido lo más esencial del mensaje de Jesús (es posible que no robamos ni matamos, pero tal vez destruimos con la lengua).
Tal vez tengamos que liberarnos de estar tan atentos a la mirada de los demás y confiar más en la BONDAD y en el BIEN que llevamos dentro, dejándonos llevar por la creatividad para hacer más humana la vida. El estar atentos a la mirada de fuera roba espontaneidad y creatividad.

DE QUIÉNES SOMOS EN VERDAD debería surgir NUESTRA VERDADERA LIBERTAD.

DEL CONTACTO CON NUESTRA IDENTIDAD MÁS PROFUNDA debería surgir EL HACER MÁS HUMANA LA VIDA DE LOS DEMÁS.

"El Obrar sigue al Ser", dice Santo Tomás.
Y sin Amor, no hay verdad que libere.

Que nuestra vida exprese lo que somos.
Que andemos en contacto con nuestra verdad más profunda.
Que podamos soltar las formas que oprimen.
Y que creyendo en la bondad que llevamos dentro 
surja como una fuente,
la creatividad y el respeto por toda la creación.
Amén.

pd. Tal vez por eso nuestros compromisos son tan débiles... porque estamos más preocupados por lo que recibiremos de fuera -aprobación, reconocimiento, valoración, etc- que por expresar lo que viene de más adentro... lo que somos.