domingo, 29 de septiembre de 2024

Instrumentos de un DON que nos alcanza. Mc 9, 38-48

 
"Juan le dijo a Jesús: - Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios invocando tu nombre y hemos intentado impedírselo, porque no nos seguía a nosotros. 
Pero Jesús le replicó: - No se lo impidan, pues nadie que actúa con fuerza como si fuera yo mismo puede al momento maldecir de mí. O sea, que quien no está contra nosotros está a favor nuestro..."


Quien sabe de dónde le viene lo que tiene, lo que hace, no levanta muros para defender cuándo esto mismo se muestra fuera del ámbito "propio"... porque sabe que todo es Don y que el único privilegio que celosamente se tiene es el de ser servidor de un Don que es más grande que nosotros. 

Somos "instrumentos" de un don que nos alcanza; 
pero que nosotros no podemos alcanzar.

Pero es una tendencia de nuestro "corazón herido" detenernos en lo que nos divide, en lo que nos diferencia; tal vez para sentirnos de alguna manera "mejores que los otros" o porque nos creemos "dueños" de lo que in-merecidamente hemos recibido o porque tenemos miedo de perder algún tipo de privilegio que creemos que viene con el hecho de haber sido encargados de algo.

Nos olvidamos muy rápido que toda persona humana es portadora de un "misterio" que no podemos alcanzar; y tranquilamente seguimos cantando, con nuestras observaciones "fuera de la iglesia no hay salvación"... fuera de nuestra visión -de nuestra concepción- de las cosas no hay nada.

Observemos nuestras maneras de hablar y de juzgar y descubramos que en nosotros, muchas veces, es el miedo el criterio desde el cual nos estamos relacionando con los demás y con las situaciones que se nos presentan.
Cuántas barreras y muros levantamos porque piensan o sienten o actúan distinto. Y esto puede aparecer tanto en personas que están aferradas a ciertas normas o mandatos que percibimos como "conservadoras" como así también en aquellas que están abiertas a todo lo nuevo.
Todos podemos absolutizar dichos y formas despreciando a quienes no piensan así... cayendo justamente en lo que se critica.

Y al sentir al otro como amenaza, la mejor herramienta es el juicio duro e intransigente, para separarnos... y quedarnos tranquilos creyendo que Dios hace lo mismo;sin darnos cuenta que al hacer eso hemos hecho de Dios un "ídolo".

Y CUANDO HEMOS JUZGADO YA NOS HEMOS SEPARADO... y es imposible entonces querer acercarse para hacer lo que Jesús llamo "corrección fraterna". 
Cuánto camino habrá que desandar para después construir juntos.

Creemos que podemos limitar el amor de Dios; que podemos controlar la "acción de Dios" que transforma la vida desde tantos otros lugares que podríamos juzgar como "no cristianos".

QUIENES DAN VIDA, 
FACILITANDO PROCESOS DE MAYOR HUMANIDAD,
SEAN QUIENES SEAN,
EN EL LUGAR DONDE SEA,
CREAN O NO EN JESÚS, 
LO CONOZCAN O NO,
HACEN REINO DE DIOS, 
AUNQUE NO LO SEPAN,
AUNQUE NADIE SE DE CUENTA.

Pero, quienes no están al servicio de la vida y con su mirada y juicio aplastan y fulminan los pasos débiles de los demás; quienes no ensucian sus manos con lo despreciable del otro; quienes con sus pies no buscan creativamente donde la vida parece perdida o entran en la vida de los demás pisoteando o usando...
"...si tu ojo... si tu mano... si tu pie..."
Es decir, aunque tengan los papeles que dicen que son cristianos lejos están del Reino; lejos están de su verdad, de su humanidad.

Seamos conscientes de esa sed de pertenencia que atraviesa la vida, y recibamos la invitación de Jesús a romper con ciertos esquemas rígidos de pertenencia para que, "con ojos nuevos" podamos descubrir la presencia de Dios en toda palabra y 
en todo gesto humano que busca dar vida.

Seamos expertos en escucha.
Expertos en inclusión.
Expertos en silencio.
Expertos en mirar.
Expertos en hacer "casa" para el más débil, para el que sufre.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario