"En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?”..."
En medio del contexto de confusión que existía, sobre "cuál era el principal mandamiento"; Jesús responde volviendo a lo que está grabado en el corazón y que se percibe como anhelo.
"Jesús le respondió: “El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos”..."
Jesús responde, volviendo a ese Amor cómo experiencia que nos sitúa ante quiénes somos; y que de alguna manera habrá que volver continuamente a hacerla consciente, para permanecer anclados allí, sobre todo, cuando tengamos que atravesar situaciones dolorosas.
Al volver a las palabras del AT, Jesús nos vuelve al origen de la vida dónde Alguien nos llamó "amados". Dónde nuestra existencia no es fruto de un capricho; aunque después la vida nos diga muchas cosas a través de los primeros vínculos.
En ese "AMOR primero" se arraiga nuestra Identidad.
No somos entonces lo que nos dan los demás; ni lo que hacemos; ni lo que tenemos ni lo que pensamos.
No hay entonces nada que demostrar ni nada que hacer buscando merecer ser amados.
Es la "experiencia" que sostiene toda vida, independientemente de lo que digamos o hagamos. No hay "peros" en el "Corazón de Dios".
Su Amor está allí desde antes de nuestra llegada a este mundo y lo estará después que lo dejemos.
Sabernos "amados", dependientes de un Amor incondicional, no nos hace menos independientes o menos auténticos... al contrario, la presencia del Amor en nosotros es cómo un "hogar entrañable", dónde la libertad se expande y lo que considerábamos bajo una "sombra de maldición" es capaz de transformarse en un "lugar de bendición", por la aceptación y el perdón del que somos capaces.
AMAR es transparentar la "Vida de Dios" en nosotros... la "única Vida más allá de las incontables formas de vida".
No experimentarse amado nubla la mirada -no podemos ver bien ni discernir bien-; siendo el mal trato a nosotros mismos el mayor obstáculo.
AMAR nos hace uno con Dios y esto no es otra cosa que "caridad" con los demás.
Saberse amado nos hace agradecidos.
Saberse amado nos hace solidarios con todos y con toda situación humana.
Cuánta "no vida" trae la mentira, el chisme, el resentimiento, los reproches, la calumnia y la indiferencia, etc.
Por eso será necesario ser conscientes de que la "bendición" que no damos -por las razones que sean- no es más que la ingratitud con la que vivimos.
Seguimos creyendo que el "Corazón de Dios" es semejante al nuestro.
Necesitaremos silenciarnos para escuchar a la "única Vida" que nos anima desde dentro.
Y cómo no podemos dar lo que no tenemos... sólo experimentando el Amor, podremos ayudar a que los demás también lo experimenten.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario