LA COMUNIDAD
QUE VIVE A JESÚS
ES LA GRAN APARICIÓN DE JESÚS RESUCITADO,
nos anuncian los evangelios de pascua sin dejar de notar que en ese proceso de "ser Jesús para los demás" el camino está atravesado por dudas y miedos... como en aquellas primeras comunidades.NO PARECE SER COSA FÁCIL CREER EN EL RESUCITADO.
Porque si de esto somos testigos muchas cosas en la propia vida se transformarían a al menos serían atravesadas con más confianza.
Nos seguimos encontrando con que la primera comunidad es un grupo de gente donde hay de todo... donde la experiencia tenida o el testimonio de otros se va inmediatamente cuando algo los vuelve a conectar con aquello que desato tanto miedo y tanta duda... es como si recordasen el pasado y lo estuviesen viviendo de nuevo.
O cuando las cosas siguen pasando de una manera o bajo unos aspectos que siguen siendo inaceptables.
O ¿Quién es este que pide soltar la seguridad que de una manera engañosa dan los miedos y las dudas –creyendo que protegidos no nos volverán a herir-?
Porque mientras se permanezca en la duda y en el miedo parece que estamos justificados a no hacer nada.
POrque mientras no hagamos del miedo y la duda un camino de búsqueda y de reconciliación personal, estos se convierten en espacios que encierran y alejan... dándole a la vida una engañosa protección.
Mientras están contando lo sucedido en el camino, Jesús se les hace presente deseándoles la paz pero, tan atados están aquellos discípulos a ciertas imágenes -el pasado son sólo imágenes- o a ciertas vivencias -de lo que significa creer- que no pueden verlo sino como un fantasma.
Si entre nosotros seguimos creyendo que el Dios de Jesús es el dios de los buenos y de los puros... de los correctos... lo seguimos confundiendo con un fantasma y difícilmente haremos experiencia del Resucitado.
Si seguimos viviendo una fe del miedo al juicio y a la condena... o tan atada al comercio de que a Dios hay que darle más para que nos dé más... un fantasma entonces habrá ante nosotros y la experiencia del Resucitado no nos alcanzará.
Porque si de esto somos testigos muchas cosas en la propia vida se transformarían a al menos serían atravesadas con más confianza.
Nos seguimos encontrando con que la primera comunidad es un grupo de gente donde hay de todo... donde la experiencia tenida o el testimonio de otros se va inmediatamente cuando algo los vuelve a conectar con aquello que desato tanto miedo y tanta duda... es como si recordasen el pasado y lo estuviesen viviendo de nuevo.
O cuando las cosas siguen pasando de una manera o bajo unos aspectos que siguen siendo inaceptables.
Tal vez la duda y la incredulidad que nos presentan los textos de la pascua surgen de aquella relación herida por la frustración que vino de aquel viernes santo... y que necesita tiempo -proceso- donde de seguro ciertas palabras o gestos vuelven el corazón a ese momento... donde también sintieron que sus deseos no fueron escuchados... o donde sintieron que a la vida le arrancaban algo.
¿Cómo volver a confiar en medio del miedo que sigue ahí y esclaviza la vida?O ¿Quién es este que pide soltar la seguridad que de una manera engañosa dan los miedos y las dudas –creyendo que protegidos no nos volverán a herir-?
Porque mientras se permanezca en la duda y en el miedo parece que estamos justificados a no hacer nada.
POrque mientras no hagamos del miedo y la duda un camino de búsqueda y de reconciliación personal, estos se convierten en espacios que encierran y alejan... dándole a la vida una engañosa protección.
Mientras están contando lo sucedido en el camino, Jesús se les hace presente deseándoles la paz pero, tan atados están aquellos discípulos a ciertas imágenes -el pasado son sólo imágenes- o a ciertas vivencias -de lo que significa creer- que no pueden verlo sino como un fantasma.
Si entre nosotros seguimos creyendo que el Dios de Jesús es el dios de los buenos y de los puros... de los correctos... lo seguimos confundiendo con un fantasma y difícilmente haremos experiencia del Resucitado.
Si seguimos viviendo una fe del miedo al juicio y a la condena... o tan atada al comercio de que a Dios hay que darle más para que nos dé más... un fantasma entonces habrá ante nosotros y la experiencia del Resucitado no nos alcanzará.
Si seguimos separando la vida cotidiana, con todos sus aspectos, de la opción fundamental por la persona de Jesús… se nos seguirá presentando un fantasma.
Y Jesús les muestra sus manos y sus pies: sus marcas.
"SOY YO EN PERSONA"
Aun así no pueden creer por la alegría que tienen.
Y les pide de comer.
Las intenciones del evangelista son claras: por un lado afirmar que el encuentro con el Resucitado fue el encuentro con una persona viva... no fue ni con un invento de la imaginación ni con una idea... pero que no fue percibida como antes, de ahí la alegría y la incredulidad que viven.
Y Jesús les muestra sus manos y sus pies: sus marcas.
"SOY YO EN PERSONA"
Aun así no pueden creer por la alegría que tienen.
Y les pide de comer.

Y al mismo tiempo quiere también afirmar la continuidad del Crucificado en el testimonio del Resucitado que ahora vive la comunidad.
Y LES PIDE DE COMER, haciendo referencia a todo cuanto sucedía en las comidas en donde él estaba; de ahí que podríamos decir que Jesús tiene hambre de esas relaciones nuevas -de esos modos de relación y de encuentro- que surgieron alrededor de esas mesas; porque es allí donde hacemos experiencia de que está vivo.
Por eso frente al miedo que cierra y levanta barreras... que separa y busca justificaciones para mantener la separación.
Y LES PIDE DE COMER, haciendo referencia a todo cuanto sucedía en las comidas en donde él estaba; de ahí que podríamos decir que Jesús tiene hambre de esas relaciones nuevas -de esos modos de relación y de encuentro- que surgieron alrededor de esas mesas; porque es allí donde hacemos experiencia de que está vivo.
Por eso frente al miedo que cierra y levanta barreras... que separa y busca justificaciones para mantener la separación.
O frente a la duda que muchas veces paraliza... que bloquea la creatividad y saca ganas de vivir.
LA PALABRA nos muestra un camino - aun con los miedos y las dudas - nos invitan a escuchar y atender a quienes vienen a nosotros con las mismas marcas pidiendo pan -pidiendo "modos nuevos de relación"-... con la certeza de que si los recibimos nos encontraremos con la paz que también traen.
Ese camino -esa alternativa- está marcado por una única convicción: que en las marcas de los demás está Jesús y que ayer como hoy nos pide: "¿TIENEN ALGO PARA COMER?"
Por eso,
nos encontraremos con el RESUCITADO si somos una comunidad que recibe al Jesús que viene a nosotros bajo el rostro de los demás... de todos los demás.
Nos encontraremos con el RESUCITADO si nos animamos a seguir abriendo puertas... si nos atrevemos a comprender más... a juzgar menos... a dialogar más.
Nos encontraremos con Jesús VIVO si somos capaces de vivir la misericordia entre nosotros... si somos testigos del perdón.
Nos encontraremos con el RESUCITADO si somos una comunidad que está más preocupada por escuchar el hambre de otros que por alimentarse de más de lo mismo.
Nos encontraremos con el RESUCITADO si somos testigos de la verdad... y anunciamos con la vida que toda vida vale... y no nos callamos ante la injusticia que somete y vuelve indigna la vida de las personas ni andamos usando a las personas para sentirnos menos solos.
ES LA GRAN APARICIÓN
DE JESÚS RESUCITADO.
Pero tal vez nos hemos acostumbrado - hasta es más cómodo- seguir esperando una manifestación de Dios que nos convenza... que nos resuelva la debilidad que llevamos... que sea tan para mí que no necesite ir hacia los demás... o seguimos encerrados en la vivencia de un pasado que ya pasó... que nos seguimos resistiendo a creer que el RESUCITADO está en una comunidad que vive lo que el Crucificado vivió.
QUE DIFÍCIL CREER QUE ÉL ESTÁ VIVO.
EN EL MODO DE TRATAR A LOS DEMÁS LO EXPERIMENTARÍAMOS...
pero esto no lo terminamos de creer...
LA PALABRA nos muestra un camino - aun con los miedos y las dudas - nos invitan a escuchar y atender a quienes vienen a nosotros con las mismas marcas pidiendo pan -pidiendo "modos nuevos de relación"-... con la certeza de que si los recibimos nos encontraremos con la paz que también traen.
Por eso,
nos encontraremos con el RESUCITADO si somos una comunidad que recibe al Jesús que viene a nosotros bajo el rostro de los demás... de todos los demás.
Nos encontraremos con el RESUCITADO si nos animamos a seguir abriendo puertas... si nos atrevemos a comprender más... a juzgar menos... a dialogar más.
Nos encontraremos con Jesús VIVO si somos capaces de vivir la misericordia entre nosotros... si somos testigos del perdón.
Nos encontraremos con el RESUCITADO si somos una comunidad que está más preocupada por escuchar el hambre de otros que por alimentarse de más de lo mismo.
Nos encontraremos con el RESUCITADO si somos testigos de la verdad... y anunciamos con la vida que toda vida vale... y no nos callamos ante la injusticia que somete y vuelve indigna la vida de las personas ni andamos usando a las personas para sentirnos menos solos.
LA COMUNIDAD
QUE VIVE A JESÚSES LA GRAN APARICIÓN
DE JESÚS RESUCITADO.
Pero tal vez nos hemos acostumbrado - hasta es más cómodo- seguir esperando una manifestación de Dios que nos convenza... que nos resuelva la debilidad que llevamos... que sea tan para mí que no necesite ir hacia los demás... o seguimos encerrados en la vivencia de un pasado que ya pasó... que nos seguimos resistiendo a creer que el RESUCITADO está en una comunidad que vive lo que el Crucificado vivió.
QUE DIFÍCIL CREER QUE ÉL ESTÁ VIVO.
EN EL MODO DE TRATAR A LOS DEMÁS LO EXPERIMENTARÍAMOS...
pero esto no lo terminamos de creer...
qUE se abra nuestra consciencia
de estar habitados Señor.
Hace en nosotros
lo que nuestra voluntad no puede.
Amén.
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