El buen Pastor da su vida por las ovejas."
"DAR VIDA".
El evangelio no podría haber sido más explícito para decirnos cuál ha sido la actitud interior de toda la vida de Jesús... el sentido de su vida.
Pero también la palabra nos invita a descubrir que se entra cada vez más en contacto con esa VIDA NUEVA del buen Pastor, siempre y cuando, crezca en nosotros la misma actitud interior hacia los demás.
LA PROPIA VIDA HABLARÁ DE LO QUE HA EXPERIMENTADO.
Y sin que nos demos cuenta trataremos a los demás como en lo más profundo del corazón sentimos que somos tratados nosotros.
Por eso en JESÚS queremos reconocer un rostro, una mirada que salva, una voz que libera, un Tú que despierta lo mejor de nosotros mismos.
En JESÚS queremos abandonar los miedos y confiados caminar hacía los lugares donde él camino porque de seguro tendremos más vida.
Pero muy lejana a la actitud del buen Pastor Jesús es la del "asalariado"... que buscando el propio interés se desalienta cuando el sostener la apuesta de "vivir en clave de servicio", suponga correr riesgos, perder seguridades o cuando tenga que renunciar a ciertas comodidades... llegando hasta abandonar aquello que comenzó tal vez con entusiasmo.
Somos asalariados de la vida cuando vamos perdiendo la capacidad de DAR GRACIAS, creyendo que lo que tenemos lo merecemos; y de esa forma vamos dejando de disfrutar de nuestras entregas que son nuestra vida.
Somos asalariados de la vida de los demás cuando -conociéndolos o no- nos hemos puesto a clasificarlos.
Somos asalariados de la vida cuando nos hemos acercado a los demás buscando el beneficio personal dejándonos llevar por las apariencias y por lo que ellas nos dan a nosotros.
Somos asalariados de la vida cuando nos hemos aprovechado de los demás para sentirnos aceptados por otros...
Y muy lejana también a la actitud del buen Pastor es la del "lobo"... que oprime y violenta... y les quita la vida.
Somos lobos de la propia vida cuando no somos capaces de valorarla... cuando le permitimos a los demás usarnos.
Somos lobos de la vida de los demás cuando manipulamos la vida de los demás con los afectos.
Somos lobos de la vida de los demás cuando solo tenemos mirada para las faltas y la intolerancia se vuelve trato habitual.
Somos lobos de la vida cuando rotulamos a las personas... cuando no les permitimos aprender de los errores...
Somos lobos cuando nos ponemos duros y rígidos generando divisiones o partidismos... no pudiendo aceptar las diferencias ni que unidad no significa uniformidad.
Acercarnos para dar vida - o vivir en clave del "dar vida"- supondrá entonces soltar lo que hay en nosotros de "asalariados y lobos" y convertirnos a los sentimientos de Jesús.
Es aprender de esa escucha que reconoce en primer lugar que en la vida de todos hay luchas.
Vivir en clave de "dar vida" es permanecer en la tensión que supone el diálogo con el otro que no puede ser utilizado ni sometido a nuestras propias ideas.
Vivir en clave de "dar vida" es aceptar el desgaste cotidiano que supone buscar el bien siempre.
Es aceptar que el "ego" pierda protagonismo y no sea gratificado en todo.
Es aceptar los silencios... aprendiendo a callar.
Vivir en favor de los demás hace que los demás estén cada vez más en el centro de los propios intereses.
Significa una tensión constante a que los demás puedan encontrarse siempre con una alternativa para descubrir el valor de sus propias vidas.
Supone de alguna manera cargar sobre sí las preocupaciones de los otros; haciendo de sus fallas y errores una posibilidad para crecer.
Supone de alguna manera cargar sobre sí las preocupaciones de los otros; haciendo de sus fallas y errores una posibilidad para crecer.
VIVIR EN FAVOR DE LOS DEMÁS
es expresión de una profunda familiaridad
y de una tierna cercanía.
Pero también la palabra nos invita a descubrir que se entra cada vez más en contacto con esa VIDA NUEVA del buen Pastor, siempre y cuando, crezca en nosotros la misma actitud interior hacia los demás.
LA PROPIA VIDA HABLARÁ DE LO QUE HA EXPERIMENTADO.
Y sin que nos demos cuenta trataremos a los demás como en lo más profundo del corazón sentimos que somos tratados nosotros.
Por eso en JESÚS queremos reconocer un rostro, una mirada que salva, una voz que libera, un Tú que despierta lo mejor de nosotros mismos.
En JESÚS queremos abandonar los miedos y confiados caminar hacía los lugares donde él camino porque de seguro tendremos más vida.
Pero muy lejana a la actitud del buen Pastor Jesús es la del "asalariado"... que buscando el propio interés se desalienta cuando el sostener la apuesta de "vivir en clave de servicio", suponga correr riesgos, perder seguridades o cuando tenga que renunciar a ciertas comodidades... llegando hasta abandonar aquello que comenzó tal vez con entusiasmo.
Somos asalariados de la vida cuando vamos perdiendo la capacidad de DAR GRACIAS, creyendo que lo que tenemos lo merecemos; y de esa forma vamos dejando de disfrutar de nuestras entregas que son nuestra vida.
Somos asalariados de la vida de los demás cuando -conociéndolos o no- nos hemos puesto a clasificarlos.
Somos asalariados de la vida cuando nos hemos acercado a los demás buscando el beneficio personal dejándonos llevar por las apariencias y por lo que ellas nos dan a nosotros.
Somos asalariados de la vida cuando nos hemos aprovechado de los demás para sentirnos aceptados por otros...
Y muy lejana también a la actitud del buen Pastor es la del "lobo"... que oprime y violenta... y les quita la vida.
Somos lobos de la propia vida cuando no somos capaces de valorarla... cuando le permitimos a los demás usarnos.
Somos lobos de la vida de los demás cuando manipulamos la vida de los demás con los afectos.
Somos lobos de la vida de los demás cuando solo tenemos mirada para las faltas y la intolerancia se vuelve trato habitual.
Somos lobos de la vida cuando rotulamos a las personas... cuando no les permitimos aprender de los errores...
Somos lobos cuando nos ponemos duros y rígidos generando divisiones o partidismos... no pudiendo aceptar las diferencias ni que unidad no significa uniformidad.
Acercarnos para dar vida - o vivir en clave del "dar vida"- supondrá entonces soltar lo que hay en nosotros de "asalariados y lobos" y convertirnos a los sentimientos de Jesús.
Es aprender de esa escucha que reconoce en primer lugar que en la vida de todos hay luchas.
Vivir en clave de "dar vida" es aceptar el desgaste cotidiano que supone buscar el bien siempre.
Es aceptar que el "ego" pierda protagonismo y no sea gratificado en todo.
Es aceptar los silencios... aprendiendo a callar.
Es esperar en la vida y lo que tiene de proceso.
Es aceptar que en lo cotidiano haya molestias, conflictos, equivocaciones y errores... aprendiendo a gestionar nuestras emociones y sentimientos poniéndonos en contacto con lo que es más valioso.
CUÁNTA MÁS VIDA ENTREGUEMOS.
CON MÁS VIDA CARGADA DE SENTIDO NOS ENCONTRAREMOS.
Es aceptar que en lo cotidiano haya molestias, conflictos, equivocaciones y errores... aprendiendo a gestionar nuestras emociones y sentimientos poniéndonos en contacto con lo que es más valioso.
CON MÁS VIDA CARGADA DE SENTIDO NOS ENCONTRAREMOS.
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