domingo, 23 de mayo de 2021

"ESPÍRITU DE JESÚS... sana y restaura... levanta e inquieta..." Jn 20, 19-23

Con PENTECOSTÉS la Pascua de Jesús es ahora nuestra pascua... es nuestro tiempo... el tiempo de la COMUNIDAD.
Con Su Presencia es el mayor TESTIMONIO de la "Vida de Dios" en nosotros.
De que no somos huérfanos.
De que tenemos hogar… donde podemos experimentar estar a salvo de nuestros propios juicios y de las presiones que nos imponen.

SALIENDO del miedo y del encierro aquella primera comunidad fue experimentando la misma libertad y la misma apertura que ellos mismos habían experimentado en su encuentro con Jesús.
Presentían que Alguien animaba sus vidas y que de todos los modos posibles los invitaba a la apertura... al encuentro... a la gratuidad.
DIOS ESTABA EN ELLOS.

ESPÍRITU era llamada esa Presencia.
El Espíritu es Dios habitando en nuestras vidas por eso no podemos seguir identificándolo con un don más de Dios.
Sin el Espíritu en nosotros no hay VIDA.
Nada se puede sin su asistencia... aunque no creamos ni seamos conscientes.

El Espíritu es expresión del Corazón abierto de Jesús que grita:
"DON" es mi nombre.
"APERTURA" es mi camino.

Hacernos conscientes de que Dios sostiene nuestra existencia -sin ninguna condición previa- nos hace caminar hacia esa verdadera libertad que hace de nuestras vidas un DON para los demás.
POr eso la primera tarea del Espíritu en nosotros es hacernos personas integras... y libres de cualquier cosa que quiera someternos o quiera decirnos quienes somos: Miedos - mandatos culturales - el deber ser - el buscar caerle bien a todos - nuestros propios complejos... etc.


EL ESPÍRITU ILUMINA TODO CUANTO NOS DESINTEGRA...
nos descentra o nos esclaviza... como pueden ser esas relaciones que se basan en amar al otro más que a uno mismo... o como pueden ser las adicciones o la continua búsqueda de estar virtualmente conectados para no sentir el vacío ni la soledad.

EL ESPÍRITU ILUMINA LO QUE NOS VUELVE CERRADOS e indiferentes entre nosotros.
Dejarse llevar por el Espíritu es relacionarnos con los demás como lo hizo Jesús: no buscando someter a nadie... posibilitando que los demás puedan caminar... no bloqueando con juicios o condenas la vida de los demás.
Nos hace capaces de descubrir las posibilidades ocultas que tiene la vida del otro.

Reconocerse sostenidos nos hace hombres y mujeres agradecidos.
SOLO EL INGRATO ES TIRANO.
Por eso quién se deja empujar por el Espíritu, por el agradecimiento del don que ha recibido, es capaz de dejar la queja frente a las molestias cotidianas y se anima a vivirlas como espacios que lo pueden ayudar a crecer en humanidad... en compasión... en flexibilidad.

"DIOS EN NOSOTROS" siempre será APERTURA  a lo diverso... a lo distinto.
Para el Espíritu la diferencia no es una amenaza... y la exclusión nunca será una alternativa.

Esto lo capto la comunidad y así lo que expresó en Pentecostés, donde todos llegan a entenderse... a abrirse a la escucha y al diálogo con la Palabra.
Como lo habían visto en Jesús: LOS MUROS Y LAS BARRERAS DE SEPARACIÓN HABÍAN SIDO DESTRUIDAS.

Frente a nuestra pretensión de querer un orden único; frente a nuestros miedos que pretenden la uniformidad o el cumplimiento estricto de las normas; el Espíritu busca todos los modos... los diferentes lenguajes para hacerse entender... para unir en lo diverso.
Crea en nosotros una dinámica nueva que nos hace capaces de escuchar lo que va naciendo en la vida de los demás.

El Espíritu es lo que hace que nuestra COMUNIDAD sea comunidad de Jesús.
Se expresa entonces en la escucha que nos tengamos unos a otros... donde la imposición o el que todos piensen de la misma manera no tiene ningún lugar.
Es VIDA FRATERNA que se muestra en la compasión que es capaz de romper con prejuicios o ideas para posibilitar la vida... para dar tiempo.

El Espíritu de Jesús en nosotros hace que podamos entregarnos al bien de los demás aun en medio de la incomprensión o del rechazo.

PORQUE COMO EL AMOR NO SE IMPONE NI NEGOCIA CON NADA.
ES DON.
Y ES APERTURA.












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