Y que nuestro camino de seguimiento a Jesús es un estar volviendo a quienes somos en verdad... es un camino de humanización.
Y a ese lugar nos conduce el Espíritu…
MÁS HACIA DENTRO.
MÁS HACIA LO QUE SOMOS.
MÁS ÍNTEGROS.
MÁS HUMANOS.
MÁS JESÚS.
Y aunque hacia allá vamos… y es grato saberlo… eso mismo no nos salva (podríamos decirlo así) de tener que decidir, abrirle al Espíritu los espacios que necesitan aire en nuestra vida –los que huelen mal- (y esto a veces con cierto dolor)… y también bancarnos, de alguna manera, que los ritmos no los marcamos nosotros... por eso estará de más cualquier enojo frente a la falla o a la equivocación sufrida.
Despojados de los lugares en dónde muchas veces buscamos saciar el hambre de afecto y de seguridad, llegamos a saber quiénes somos en verdad y en quién en verdad nos confiamos.
Y a ese lugar nos conduce el Espíritu…
MÁS HACIA DENTRO.
MÁS HACIA LO QUE SOMOS.
MÁS ÍNTEGROS.
MÁS HUMANOS.
MÁS JESÚS.
Y aunque hacia allá vamos… y es grato saberlo… eso mismo no nos salva (podríamos decirlo así) de tener que decidir, abrirle al Espíritu los espacios que necesitan aire en nuestra vida –los que huelen mal- (y esto a veces con cierto dolor)… y también bancarnos, de alguna manera, que los ritmos no los marcamos nosotros... por eso estará de más cualquier enojo frente a la falla o a la equivocación sufrida.
Despojados de los lugares en dónde muchas veces buscamos saciar el hambre de afecto y de seguridad, llegamos a saber quiénes somos en verdad y en quién en verdad nos confiamos.
De ahí que también somos despojados de esa sensación de creer que tenemos a Dios porque decimos algunas palabras enseñadas sobre Dios a lo largo de la historia del cristianismo - palabras tomadas hace tiempo de la filosofía-.
PALABRAS que hoy no nos dicen mucho.
¿Quién entiende hoy muchas de las palabras que usamos para hablar de la Trinidad?
¿Qué le dicen a nuestra vida esas palabras?
Es Jesús y su "experiencia vivida" quién nos hace percibir que el Dios con quién él se relaciona -de quién es Rostro- es un Dios de encuentros, de aperturas... "humilde por excelencia".
PALABRAS que hoy no nos dicen mucho.
¿Quién entiende hoy muchas de las palabras que usamos para hablar de la Trinidad?
¿Qué le dicen a nuestra vida esas palabras?
Es Jesús y su "experiencia vivida" quién nos hace percibir que el Dios con quién él se relaciona -de quién es Rostro- es un Dios de encuentros, de aperturas... "humilde por excelencia".
Que su Dios es profundamente un Dios de relaciones, dónde la presencia del Otro, aunque distinto no es vivido como amenaza. Que puede ser Uno y al mismo tiempo Ser en otros.
Y ESTO PARA NOSOTROS CREA UN "ESTILO DE VIDA"... unas formas de vivir muy concretas.
Si somos “imagen y semejanza” del Dios de los encuentros, entonces podemos decir que nuestro ser más profundo se identifica con el "encuentro y la apertura".
Más aún podríamos decir que allí se nos juega la vida… en cómo nos encontramos, en cómo nos relacionamos… en cómo amamos.
Si somos “imagen y semejanza” del Dios de los encuentros, entonces podemos decir que nuestro ser más profundo se identifica con el "encuentro y la apertura".
Más aún podríamos decir que allí se nos juega la vida… en cómo nos encontramos, en cómo nos relacionamos… en cómo amamos.
“El que no ama permanece en la muerte” dice san Pablo. Así que acercarnos a lo que en verdad somos es haber pasado de la muerte a la vida.
Habiendo sido hechos como "encuentro, apertura y relación", todo en nosotros será comunicación, lenguaje que necesitaremos aprender a leer... todo en nosotros expresará lo que llevamos dentro... la vida será una constante oportunidad para ejercitar la contemplación y la escucha y el silencio -el espacio de oración- será el lugar de aprendizaje para que lo sea también cada instante.
Por eso será una tarea de toda la vida aprender a comprender el lenguaje del otro... haciendo como Dios que se acerca sin anular y sin invadir... Callando nuestros comentarios y los supuestos sobre el otro para abrirnos al silencio que acoge sin proyectar.
Habiendo sido hechos como "encuentro, apertura y relación", todo en nosotros será comunicación, lenguaje que necesitaremos aprender a leer... todo en nosotros expresará lo que llevamos dentro... la vida será una constante oportunidad para ejercitar la contemplación y la escucha y el silencio -el espacio de oración- será el lugar de aprendizaje para que lo sea también cada instante.
Por eso será una tarea de toda la vida aprender a comprender el lenguaje del otro... haciendo como Dios que se acerca sin anular y sin invadir... Callando nuestros comentarios y los supuestos sobre el otro para abrirnos al silencio que acoge sin proyectar.
Seamos conscientes entonces, cada vez más, que para encontrarnos es esencial "andar desarmados"... percibamos los miedos dentro nuestro que nos llevan a cuidarnos y a vigilarnos excesivamente... percibamos las resistencias que ponemos para corrernos de nuestras "medias verdades"...
simplifica la vida pero supone correr riesgos.
Creer en el Dios de los encuentros es posibilitar la vida de los demás sin que nadie se dé cuenta...
Es creer en la fuerza que tienen las palabras y los gestos sencillos en la propia vida y en la vida de los demás.
Es aceptar que necesitamos seguir aprendiendo lo que significa dialogar... que no es para conseguir algo o para dominar o controlar... ni tampoco es un monólogo donde solo nosotros hablamos, nos preguntamos y nos respondemos ignorando así la presencia de los demás.
CUÁNTAS COSAS NO DICHAS sigue habiendo en nosotros y en los demás.
Cuántos silencios impuestos dentro de nuestras propias familias o dentro de nuestras comunidades.
Cuánta agresión y cuánto miedo esto genera.
Cuántas dependencias innecesarias y cuantas adicciones esto produce.
El Dios de Jesús crea
y se retira para dejarnos ser.
Creer en el Dios de los encuentros es sentarse a la mesa de la comida con la propia familia dejando de lado las noticias, el chat, el trabajo y las cosas de la casa... con las que huimos para no encontrarnos...
Y de esa forma estar presente totalmente para los demás.
VIVIENDO ESE INSTANTE COMO UNA OPORTUNIDAD DE ENCUENTRO:
dejando por supuesto la prisa y las tácticas para conseguir otras cosas...
dejando la palabra autoritaria para expresar de otra manera el límite que cuida y desea construir al otro.
Dando ESPACIO para crecer y TIEMPO para comprender.
Somos ESCUCHA. Somos SILENCIO.
Somos APERTURA. Somos DIÁLOGO.
Somos APERTURA. Somos DIÁLOGO.
Somos RELACIÓN.
En este tiempo de tanta intolerancia y violencia... en este tiempo de incertidumbre y miedo... dónde a veces no vemos claro cómo nos están cuidando y esto provoca inseguridad y desamparo... seamos instrumentos de encuentro al modo de Jesús:
Con nuestra debilidad sabiendo que él es nuestra fuerza.
Con nuestros errores sabiendo que él es nuestro perdón.
Con la vida frágil de los demás sabiendo que él es nuestra compasión.
Con la desesperanza sabiendo que él es quién nos anima.
Con la cerrazón sabiendo que él es nuestra apertura.
Con el dolor sabiendo que él es samaritano.
Con los vacíos sabiendo que él es camino.
Con la muerte sabiendo que él es nuestra vida.
Y recordemos que no será posible un "verdadero ir al encuentro del otro" -ponernos en contacto con lo más valioso del otro- si no podemos encontrarnos con nosotros mismos ni encontrar bondad en nosotros.
ES DIFÍCIL… pero posible.
I. Orce
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