domingo, 14 de julio de 2024

Lo más esencial no se compra. Mc 6, 7-13

Habiendo recibido rechazo e incomprensión, Jesús no deja de seguir "enseñando" cómo si el hecho de estar anclado en lo esencial, hiciera que la dificultad -la resistencia de los demás- fuese abrazada como parte del camino.

En ese camino de salida y encuentro pone ahora a los que había elegido para que estuviesen con él.
Y de alguna manera a través de las palabras y  de los gestos que habían estado compartiendo, aquellos discípulos debían haber aprendido el modo de estar en medio de la gente y de que se trataba la "buena noticia de Jesús".

SON ENVIADOS PROVISTOS ABUNDANTEMENTE DE TODA FALTA DE SEGURIDADES.
"No lleven nada por el camino..."
Tienen que marchar estando dispuestos a vivir la misión en condiciones no favorables, contando con el rechazo y la incomprensión.
Tienen que ir sabiendo que el éxito no está asegurado.
Tienen que salir al encuentro contando con los compañeros del camino y  contando con la gente. Expuestos y vulnerables, abiertos a experimentar que todos pueden tener algo para dar cómo algo para recibir.

No dice mucho sobre el contenido del anuncio más que aquel de volver a lo que realmente es verdadero -"predicar la conversión"-; y liberando de todas aquellas cosas que intentan oscurecer u obstaculizan el encuentro con lo que somos en verdad -"echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban"

POR ESO LO IMPORTANTE SERÁ SALIR AL ENCUENTRO... CÓMO ASÍ TAMBIÉN SABER PERMANECER EN MEDIO DEL CAMINO.

Tal vez la imagen de unos "hombres enviados en medio de lo que no se conoce ni controla" nos puede ayudar a pensar sobre lo que nosotros anunciamos... sobre la experiencia que quisiéramos transmitir a un mundo que ya no cree ni piensa a Dios como antes ni cree en que la iglesia tenga algo para decirle a su vida.

Tal vez  esa imagen nos ayuda a preguntarnos qué nos pasa que hablamos tanto de aprender a acercarnos al otro pero que a la hora de hacerlo nos sigue acompañando un modo de pensar la vida y la fe tan rígidos dónde lo diferente queda afuera; o dónde queremos seguir vendiendo "falsas ilusiones" de salvación y sanación para buscar adeptos... etc. 
¿No será que muchas veces hablamos de cosas que sabemos pero que no hemos experimentado?

Observemos nuestra vida: ¿Cuántas veces, cuando nos equivocamos, nos hemos enojado y desanimado, teniendo miedo a que nos dejen de querer o a que nos ocurran cosas peores?; ¿acaso no creemos que lo de Dios es don gratuito?. O ¿cuántas otras invocamos castigos para los demás cómo si fuésemos jueces?; ¿acaso no creemos que lo que le hacemos al otro se lo hacemos a Dios?

Tal vez el anuncio de la CONVERSIÓN debería comenzar por nosotros; y no como una cuestión moral poniendo el acento en el pecado, lo que tal vez sea consecuencia de otra cosa; sino más bien cómo pregunta que desnude el hacia dónde corremos nosotros buscando llenar el anhelo de vida, de amor y de felicidad... cayendo en la cuenta de que convertirse no es otra cosa que "cambiar de dirección", de pasar de buscar hacia fuera lo que ya está dentro.

Y de esa manera contagiar a los demás de que no es necesario correr hacia fuera buscando más cosas o más vínculos... o más que se yo... buscando de esa forma sentirse valiosos o más queridos o peor tal vez, que les digan quiénes son...
... sino que hay que caminar hacia dentro porque allí hay una VIDA que ya está y nos habita... y es más fuerte que cualquier palabra o mirada que busque condicionarnos... y más fuerte que cualquier situación que provoque miedo y ansiedad.

Dicha experiencia está despojada de los VESTIDOS de la seguridad y la protección que dan las normas, los mandatos y las doctrinas que nos han alejado de las verdaderas compañeras de camino como son los pequeños e inciertos pasos, la desapropiación de la verdad y la fragilidad de las formas.
Dicho anuncio no tiene puesta su confianza en los BASTONES utilizados para condicionar o para condenar buscando de esa forma que el evangelio sea aceptado, sino que cree en la fuerza de la bondad que habita en todos -"los otros son el bastón"-... aunque por momentos esté perturbada por vivencias desagradables o dormida por tantas distracciones.

Por eso nada más alejado del camino de la BUena Noticia de Jesús que la facilidad o la impaciencia.
No es fácil desaprender un modo de vivir dónde por mucho tiempo nos dijeron que si cumplíamos tales cosas conseguimos otras... y no era poca cosa lo que nos prometían.

En el camino, nos encontraremos con la pobreza de no poder darnos vida a nosotros mismos simplemente porque es don... cómo así también nos iremos dando cuenta en la incapacidad de cambiarnos en profundo; que al mismo tiempo se transforma en una tremenda posibilidad para contagiar libertad y dar serenidad a los demás.

TODO EN NOSOTROS... aún las equivocaciones y fallas -los aciertos y desaciertos del camino- que nos acompañarán hasta que nos muramos...  son la posibilidad más sentida que tenemos para abrirnos a Aquél que en verdad nos dice quiénes somos...  y con todo,  así lo sostiene.

Nuestras manos frágiles y pobres, que pueden cerrarse y convertirse en agresión y poder -que busca dejar huella aplastando-... PUEDEN hacer experiencia del don que gratuitamente le han puesto en lo profundo...
Y DE ESA MANERA ser también portadoras de una buena noticia... de una intuición que no deja a nadie afuera... pueden ser capaces de salir al encuentro, de dar consuelo, de generar espacios de libertad, de ofrecer perdón, de sacar de la postración... etc.

SOMOS PORTADORES DE UNA VIDA que es más verdadera que lo que sentimos, o pensamos, o creemos, o hacemos.

Pero seamos conscientes también de que no podemos contagiar lo que no hemos experimentado.


Por eso que se anime el corazón a dejar de correr hacia afuera -hacía eso que cuanto más sentimos que no llena más sentimos que nos vacía- ... y a confiar más buscando más hacia dentro.

Grande puede ser el temor en el camino, 
pero mucho mayor es el motivo para confiar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario