e inclinando la cabeza, entregó el espíritu...
Y la Palabra se hizo silencio.
Hasta su "espíritu" ... todo cuanto tenía para vivir.
Muere, como vivió... siendo el "entregado del Padre".
Su actitud vital frente a la muerte, como frente a la vida, nos habla de cómo es Dios y también nos habla de nosotros mismos... de que es posible llegar a ser plenamente humanos aprendiendo a Amar ... aprendiendo a aceptar las limitaciones y miserias de toda vida humana...aun la traición que vino desde dentro.
Hoy celebramos una entrega, no celebramos un sufrimiento.
¡Cuánta insistencia en el sufrimiento seguimos sosteniendo!
No es el sufrimiento de Jesús lo que nos salva.
Es su actitud de entrega sin límites... es su Amor aun en la cruz.
La cruz, nos aporta la certeza de que es posible amar hasta en los extremos de la vida... de que no hay excusas para no hacerlo.
Por eso, lo que nos salva, no es si el Padre quiso o no quiso la muerte de su Hijo... o si la recibió como pago de nuestros pecados... etc.
Jesús, al permanecer en su decisión de amar, no sólo que lo hace creíble y digno de confianza,
sino que además le aporta al amor, toda autenticidad.
De esa manera, al afrontar la pasión sin resistencias, aceptando lo que se le presenta, entregándose... ha desarmado toda oscuridad... le ha quitado a la muerte todo poder y toda tragicidad... ha transformado las heridas de la muerte en aberturas por dónde puede fluir la vida.
Por su solidaridad con toda la humanidad, se convirtió en el hambriento, en el sediento, en el preso, en el enfermo, al que tenemos que auxiliar.
"Padre, perdónalos porque
no saben lo que hacen"
Allí dónde nosotros cerramos... allí donde nosotros, podemos llegar a herir hasta aniquilar... Jesús responde dándose todavía más.
Perdonar es seguir dando...
Su perdón es resurrección.
Su perdón no justifica ni disimula el mal.
Permanece "no violento", en medio de nuestros arrebatos.
Desarmado se hace perdón... y de esa forma nos libera de ese círculo de culpas, venganzas y vergüenzas, que nos asfixia.
No sabemos lo que hacemos cuando nos negamos a recibir este perdón.
No sabemos lo que hacemos cuando no sabemos quienes somos.
La Cruz - el Crucificado - el que "pende de un madero" - el "Inocente"... nos recuerda hoy quienes somos...
Atrayéndonos busca despertarnos a nuestra verdadera esencia... a nuestra verdadera identidad...
Somos don, espacio, capacidad... para que Dios se siga dando.
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