sábado, 10 de diciembre de 2022

AlimenTemos al mUndo con EsperAnzA... Mt 11,2-11


ADVIENTO
TIEMPO DÓNDE SOMOS VISITADOS.
TIEMPO de andar despiertos.

TIEMPO de camino entre lo que nos encierra y lo que somos en verdad.
TIEMPO DE ESPERANZA.

Pero,
¿Qué esperamos nosotros? ¿A quién esperamos?
Y ¿qué es lo que nos da esperanza?
Descubramos que lo que esperamos configura de alguna manera, nuestro "aquí y ahora".

De esPeranza estamos hechos... pero también de una esperanza que viene atravesada por ilusiones... búsquedas... expectativas... deseos... que al confundirse y al no darse las cosas como quisiéramos se pone en duda el sentido de lo que vivimos o de lo que estamos haciendo... se resquebraja la confianza...

Como Juan también nosotros desde las cárceles donde nos ponen nuestras propias frustraciones enviamos a Jesús aquella pregunta: ¿Eres Tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?


Juan se había jugado todo por lo que creía... con la fuerza del temor invitó a la conversión... había tratado de "razas de víboras" a los fariseos... condenó públicamente el pecado del gobernador... etc... porque frente a la inminencia del juicio de Dios no había necesidad de reservarse nada para sí... no había nada que temer más que a Dios.

"El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce fruto será cortado..."


Pero ahora todo es oscuridad... acostumbrado a los "amplios horizontes del desierto"... lo esperado desde su mirada no llega... al contrario las noticias de "las obras de Cristo" que le llegan parecen estar muy lejos de aquel que trae fuego... y tiene en su mano la horquilla para limpiar y quemar...
Juan desconoce al que "había visto" y había señalado como "el cordero que quita el pecado del mundo..."

No hay fuego. Ni hacha.
Ni horquilla... no hay "Día del Juicio".
"¿Eres Tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?..."

Y Jesús les pide a los mensajeros que lleven a Juan lo que ellos escuchen... lo que ellos vean.
No responde directamente... las dudas de Juan, como sus búsquedas, deben ser alcanzadas ahora por algo más que palabras... deben ser alcanzadas con gestos conocidos... cercanos... que hablen de una dinámica que siempre ha estado en la historia de la salvación.

Sólo el "gesto liberador con el otro" iluminará la esperanza de Juan porque así ha sido siempre Dios: LIBERADOR.
SÓLO EL AMOR TRANSFORMA Y LIBERA.


"...los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos escuchan; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres."

En la marginación se anuncia la Esperanza.
La vida es liberada de todo cuanto la oprime.
"Buenas noticias" se anuncian a los pobres y excluidos.
Juan es invitado a encontrar que aquellas palabras de Isaías citadas por Jesús se están cumpliendo en su actuar.

Y si esto es así el tiempo se ha cumplido... lo esperado se ha cumplido... eso significa entonces que "lo definitivo ha venido a nosotros".
Eso significa que la úlTima pAlabrA sobre nuestras vidas no la tendrá la opresión... ni la injusticia... ni el dolor... ni la muerte... SINO LA FUERZA DE LA BONDAD QUE HA VENIDO A HABITAR EN NOSOTROS.

Pero,
¿Qué esperamos? ¿A quién esperamos nosotros?
y ¿qué es lo que nos da esperanza?

¿NO será que a nosotros todavía este modo de ser de Jesús nos escandaliza?
Notemos que muchas veces detrás de nuestros juicios y condenas seguimos esperando un Dios que cambie violentamente las cosas... que imponga su voluntad... que deje de jugar a respetar nuestra libertad.
Notemos que este modo de ser de Dios no nos gusta para nada... preferimos que se mantenga dentro del templo... eso de que "lo que hicimos al más pequeño se lo hicimos a él" nos sigue sin convencer.


Y cómo a Jesús... a nuestras comunidades cristianas también llegan "mensajeros" trayendo  aquella misma pregunta.

Y llegan de lugares donde la oscuridad y la opresión parecen haber vencido... donde solo se espera la muerte como salida.

Llegan desde la oscuridad de la droga o de la impotencia de la enfermedad que no consigue resultados ni ayuda.

Llegan desde la pobreza y desde tantos rostros que se sienten marginados porque sus opciones afectivas, como no son familiares para nosotros, las hemos etiquetado de "no normales".
Llegan desde la soledad del anciano o desde el enfermo que nos incomoda.
Llegan desde la explotación laboral que descubre nuestras incoherencias.
Llegan desde la violencia familiar que sufren tantos niños y mujeres y hombres... y de tantos otros lugares.

También llegan "mensajeros" desde los fondos de nuestro propio corazón... en forma de preguntas... de esos lugares que percibimos oscuros y cerrados... esclavos de la comodidad y de la imagen... frustrados por los continuos fracasos al buscar aparecer "puros e intachables"... de esos lugares cerrados por la desconfianza y el juicio.


¿Que responderemos nosotros?
¿Los enviaríamos a escuchar y a ver nuestros gestos?

Que nos abramos al Espíritu de Jesús.
Para hacer de nuestras comunidades "lugares de esperanza" para quienes nos escuchen y nos vean.

DEMOS A LOS "JUANES" DE HOY ESPERANZA...
Siendo comunidades más fraternas, preocupadas más en vendar heridas que en defender normas y ritos.
Siendo comunidades más orantes... más verdaderas... más humildes... más libres, menos pre-juiciosas.
Siendo comunidades de servicio... solidarias con toda pobreza humana.

Comunidades que anuncian buenas noticias:
- La de la Misericordia que nos hace libres.
- La de Dios que nos ha salvado a todos gratuitamente.
- La del Amor que es capaz de transformarlo todo.
- La de estar perdido como posibilidad de ser encontrado.
- La de la mesa de la Eucaristía que nos iguala y nos hace uno.
- La del servicio como camino de humanización y plenitud personal.
- La de Dios Padre-Madre de todos.

Alimentemos al mundo con esos gestos que hablan de ESPERANZA, que hablan de HUMANIDAD.
VALE LA PENA!!!
PORQUE LA BONDAD QUE NOS HABITA ES MÁS FUERTE.


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