domingo, 13 de noviembre de 2022

"DiOs en noSOtros" haCIEndo huMAnidAd... Lc 21, 5-19

"...Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen...
Se levantará nación contra nación... habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes...
Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán... los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre..."

Más allá de lo difícil que es para nosotros este lenguaje apocalíptico; las palabras del evangelio no podrían describir mejor muchas de las situaciones que venimos viviendo.

Situaciones frente a las cuales vamos adoptando diferentes actitudes: algunas defensivas; otras indiferentes; otras de cercanía; otras de un compromiso por la transformación de esas situaciones.

Aquellos hombres que iban experimentando la guerra - el hambre - la persecución y por otro lado la tardanza de Jesús y de su Reino tan ansiado... se vieron empujados a reintrepretar sus palabras... a repensar la Esperanza...a re-ubicarse frente al presente de otra manera.
El fin se tarda... ¿Qué hacemos entonces?

También nosotros tal vez lidiamos en nuestro interior con esa misma TENSIÓN que se expresa en dudas... en miedos... en preguntas frente a la realidad que vemos y que muchas veces padecemos… y más aún cuando hemos caído en la cuenta que en el "compromiso con la realidad se nos juega la vivencia de la fe".

¿A QUÉ NOS CONVOCA JESÚS ENTONCES EN MEDIO DE LAS SITUACIONES QUE HOY PERCIBIMOS?.
- dE la persecución a causa del nombre de Jesús.
- del hambre y la precariedad de lo necesario para vivir de muchos hermanos y hermanas nuestras.
- Del desarraigo de la tierra por parte de muchas familias  que buscan vivir en paz.
- DE los límites que tan fácilmente ponemos a la tolerancia... hasta el punto de justificar guerras o acciones violentas por delitos indecibles.
- Del ahogo y la desesperanza que brotan del maltrato físico y verbal en nuestras familias.
- DE la soledad -carencia de afecto- que viven muchos ancianos al interior de nuestras familias.
- De la destrucción de la vida ocasionada por la droga.
- De la incapacidad para construir relaciones fieles y auténticas.
- De la falta de libertad en la vivencia de la sexualidad.
- De la presencia de las adicciones que nos esclavizan.
- De la inseguridad que se cuela por todos lados provocada por las presiones económicas como así también por la violencia que parece no tener límites.
- De esa creencia que se profundizo con la pandemia de que podemos prescindir de los demás, sobre todo de los que nos molestan (como si pudiésemos apagar la cámara).

¿Cómo no levantar barreras? ¿Cómo no vivir alarmados?
¿Cómo no desesperanzarnos? ¿Cómo no perder con facilidad el sentido de las cosas?

Mejor entonces buscar nuestra propia seguridad... mejor no mirar y ser simples espectadores... mejor preocuparse sólo por los nuestros... mejor pasarla bien... o encerrarnos en nuestros rezos y devociones con aquellos que pensamos lo mismo esperando que Dios se decida de una vez por todas hacer las cosas que tiene que hacer.


En la experiencia de Jesús no existen situaciones de las cuales quiera huir o buscar defenderse, porque de alguna manera no son signos de más o menos confianza en Dios ni de imposibilidad de felicidad; tal vez estos son signos de lo mal que nos tratamos y lo egoísta e indiferentes que podemos ser.

JESÚS NOS INVITA A DESCUBRIR QUE LO IMPORTANTE  - "lo esencial que es invisible a los ojos..."-  no son las cosas que pasan -porque siempre nos pasarán cosas- sino la Presencia de ese Dios que transforma la dura realidad en un brecha, en una puerta hacia algo nuevo… por eso no hay que dejarse engañar por falsas promesas ni alarmarse.

Su PRESENCIA AQUÍ Y AHORA hace del hoy - limitado y herido- una posibilidad de encuentro y no de lucha... una posibilidad para la atención y no para la indiferencia... una posibilidad para desarmar la soledad con el consuelo... una posibilidad para la transformación que deje sin argumentos a la desesperanza...
Su PRESENCIA AQUÍ Y AHORA hace del presente una ESCUELA DE ACEPTACIÓN de la propia limitación... "le da sentido al presente"... donde quedan de lado la resignación y la huida hacia un futuro mejor...

Su PRESENCIA AQUÍ Y AHORA hace del hoy un lugar necesitado de TESTIGOS... no superhéroes ni todopoderosos... sino de TESTIGOS, FRÁGILES Y LIMITADOS, PERO "CARGADOS DE HUMANIDAD"...
Esto es lo único que se nos pide.

"El tiempo es tan largo como la gracia. Entrégate a la gracia del tiempo. No puedes interrumpir la música para atraparla y recogerla: déjala que fluya y vuele, de otro modo no la comprenderás. No la puedas empaquetar en un bello acorde y poseerla para siempre. 

LA PACIENCIA ES LA VIRTUD PRIMERA DE QUIEN QUIERE PERCIBIR. 
Y LA SEGUNDA LA RENUNCIA. 

Pues mira: no comprendes el movimiento de la melodía hasta que suena su último tono..." 

Del Corazón del Mundo - H U Balthazar.



Por eso el camino no será la IMPACIENCIA - de aquel que quiere todo ya y de una única manera- de aquel que cree saber cómo tienen que ser las cosas... cómo se tienen que dar ... eso engendra prepotencia... y a la larga frustración y desesperanza... y al final indiferencia y cerrazón.

El camino no será otro que la PACIENCIA que brota de la humildad -aceptación serena de sí que sabe que no controla ni maneja todo- que se atreve a mirar de otra manera - que deja de andar renegando por lo que tiene que vivir y se anima a ser transformado por esa situación que tiene más de barro que de luz.

Sólo su PRESENCIA en medio de nuestro límite -sufrido y aceptado- nos hace TESTIGOS FIELES Y PACIENTES.
NOS HACE GENTE CONFIADA.

¿Por qué perseverar?... ¿por qué dejarse transformar por lo que se vive?...
¿Por qué disponerse siempre al servicio?... ¿por qué aceptar y no rechazar?
¿Por qué luchar por la justicia? ¿por qué construir la paz?
¿Por qué tener Misericordia? ¿por qué no dar a nadie por perdido?
¿Por qué tener paciencia y humildad en medio de lo contradictorio de la vida?

SIMPLE… porque no hay otro camino para alcanzar lo divino que llevamos dentro que perforando la realidad en la que estamos…
y eso se hace aceptándola, abrazándola;
y llenándola de esa humanidad nueva 
que también está dentro de nosotros.


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