domingo, 15 de junio de 2025

SOMOS "expresión de un Amor que se entrega a los demás". Jn 16, 12-15


Hemos celebrado, en estos domingos, aquello que tal vez por tantas voces que escuchamos, y por tantas historias personales vividas… olvidamos y nos enredamos… y es que, ESTAMOS HABITADOS.

Que nuestro camino de seguimiento a Jesús es un estar volviendo a quienes SOMOS en verdad.
Algo que olvidamos rápidamente, y dejándonos llevar por las "heridas" que se sienten resentidas, o por situaciones que se presentan, reaccionamos lejos de lo que en verdad somos. 

A "quiénes somos en verdad, a lo que estamos llamados a ser", nos conduce el Espíritu: 
más hacia dentro, más hacia lo que somos,
más íntegros, más humanos, más Jesús.
"Más uno con Dios".

Y aunque hacia allá vamos -de dónde hemos salido-, y es grato saberlo, eso mismo no nos libera (podríamos decirlo así) de tener que decidir abrirle al Espíritu -aún con dolor- los espacios que necesitan aire en nuestra vida –lo que huele mal-; y también bancarnos, de alguna manera, que los ritmos no los marcamos nosotros. 
Y por más que nos cueste entenderlo, no es posible permanecer en el encierro para siempre.

Ahora, SOLO DESPOJADOS DE LAS IDENTIFICACIONES CON LAS QUE CREEMOS SER ALGUIEN, TENER ALGO, SABER ALGO...
LLEGAMOS A PRESENTIR EN VERDAD QUIENES SOMOS.
Que difícil nos resulta aceptar y vivir desde ahí, cuando la vida nos regala tantas posibilidades.

Y TAMBIÉN LLEGAMOS A DESCUBRIR
EN QUIÉN NOS CONFIAMOS EN VERDAD.

Por eso uno de esos tantos despojos por los que pasamos será el de darnos cuenta que por más palabras que podamos decir sobre Dios... a Dios no lo podemos agarrar... NO LO PODEMOS COSIFICAR... más aún, a muchos de nosotros las palabras que usamos para pretender explicar quién es Dios... cómo es... no nos dicen nada. Un ejemplo es todo lo que hemos llegado a decir cuando hablamos de la fiesta que hoy celebramos:
la Santísima Trinidad… que desde lo que percibió la primera comunidad en Jesús hasta lo que hoy decimos hay una gran distancia.

Volver a la “simplicidad de la experiencia de Jesús” es percibir que todo cuanto nos habla de Dios, nos habla de RELACIÓN, de DON, de APERTURA, de ENCUENTRO, de SALIDA, de movimiento.

Que se convierten para nosotros en un estilo de vida... en un modo de estar con los otros.... no para cumplirlo porque es una obligación o por miedo a algo, o esperando una recompensa; sino porque esos modos se convierten para nosotros en un camino - en una posibilidad- para que surja la "mejor versión" de nosotros mismos.

Si elegimos vivir en clave de haber sido creados a "imagen y semejanza de Dios" podemos decir entonces que, "a más profundidad -a más encuentro con nosotros mismos-, más don... más apertura... más humanidad"... porque nos relacionamos con los demás cómo nos relacionamos con nosotros mismos.

Entonces la calidad de nuestra vida se mide por la capacidad de construir relaciones con sabor a reino... se mide por la capacidad de apertura que tengamos.
Cuánto trabajo habrá que seguir haciendo con nosotros para crecer en un modo de relación que exprese apertura y no cerrazón, que hable de acogida y no de juicio, que hable de diálogo e inclusión y no de resistencias ni barreras ni imposiciones.

El Dios que se hace presente en la experiencia de Jesús, y que lo anima con su Espíritu, es APERTURA... siempre y todo el tiempo... a lo distinto, a lo que tiene ritmos diferentes... hasta el punto de cambiar las normas y las reglas, los lugares y los modos, para que nadie se sienta más lejano, o con menos posibilidades de las que ya experimenta para vivir con otros -es lo que llamamos inclusión-.

Contemplemos cuál fue el lugar del anuncio de Jesús -no fue un templo sino dónde estaba la gente-, con quienes se sentó a la mesa -publicanos y pecadores-, a quiénes dejo que lo tocaran -impuros y enfermos-, con quienes se puso a hablar -niños y mujeres-... etc.

El Dios que nos acerca la experiencia de Jesús no es un dios de tolerancias y respetos... Jesús se acerca descubriendo en toda persona humana aquello que lo habita... es frente a esa PRESENCIA que se despoja, se descalza, se "desprejuicia", se hace servicio, se hace don.

Seamos capaces de cambiar en nosotros, y en nuestro entorno, todo aquello que haga sentir al otro, que con su debilidad -o con su déficit o con sus opciones- nada tiene que hacer entre nosotros.

Seamos oportunidad de encuentro, para todos aquellos 
que sienten con mucho peso la exclusión y la condena.
Y entonces, presentiremos algo de esa "dimensión trinitaria" 
-dimensión relacional, de apertura y encuentro- que nos atraviesa.

lunes, 9 de junio de 2025

La CONFIANZA está ahí... al comienzo de todo. Jn 14, 15-16. 23b-26

Así como en el comienzo de la vida pública de Jesús, con PENTECOSTÉS se quiere resaltar que algo nuevo comienza... ahora es nuestro tiempo... el tiempo de la COMUNIDAD.

La Presencia del Espíritu en nosotros es el mayor TESTIMONIO de la "Vida de Dios" en nosotros.
De que no somos huérfanos.
De que tenemos hogar - de que hay algo en nosotros más definitivo- donde podemos experimentar estar a salvo de nuestros propios juicios y de las presiones que nos imponen.

Su PRESENCIA  es LIBERTAD en nosotros... desafiándonos a salir de donde estamos...  nos pone en movimiento... nos empuja.

NOS EMPUJA DE LA DUDA A LA CONFIANZA.
DE LA IMPACIENCIA AL TIEMPO HABITADO.
NOS EMPUJA DEL DESALIENTO AL CORAZÓN DESPIERTO A SU MAYOR VERDAD.

Todos tenemos experiencia de que el Evangelio es camino... es Promesa... y que nos invita siempre a estar en búsqueda  sin dar certezas… haciéndonos conscientes de que nuestra fragilidad no nos abandona.
Por eso "el ESPÍRITU viene en ayuda de nuestra fragilidad" para hacernos experimentar esa CONFIANZA que no podemos darnos a nosotros mismos... pero que sí podemos caminar hacia ella.

Caminar hacia la confianza comienza por soltar todas esas opiniones de nosotros mismos y esa cantidad de comparaciones con las que vivimos.
Comienza por atrevernos a poner entre paréntesis lo aprendido de como tienen que ser las cosas… o por dónde tienen que ir.

CAMINAR HACIA LA CONFIANZA EXIGIRÁ DE LA ESCUCHA ATENTA A LA VIDA... TAL COMO APARECE... NO PARA CAMBIAR NADA.

Escuchar se convertirá en una profunda valoración de sí mismo… de querer aprender… supondrá desinterés de nuestra parte… porque "nada se da ya y ahora"... descubriendo una vez más que el tiempo es nuestro compañero de viaje para crecer.

La ESCUCHA de nosotros mismos – de nuestros propios ritmos - es la que nos salvará del DESALIENTO que llega cuando experimentamos que no llegamos… o que “otra vez estamos con lo mismo” (expresión terrible y nefasta).
Y nos abrirá a lo que tiene la vida de POSIBILIDAD y NOVEDAD... aunque venga bajo la misma apariencia.

Pero como estar abiertos a la NOVEDAD si queremos sentirnos seguros todo el tiempo… si  creyendo saberlo todo queremos tenerlo todo ordenado... todo bajo nuestro control.
Como estar abiertos a la NOVEDAD si andamos con tanto MIEDO.
El miedo ha sido utilizado (y lo es todavía) dentro del cristianismo como arma – como estrategia para despertar la atención. Ha causado y causa mucho mal – de ahí que percibimos muchas cosas en nosotros como amenazas – como si por el hecho de pensar esto… o sentir aquello… o hacer tal otra... se nos quitará algo que Dios nos regaló "sin condiciones".

LA PRESENCIA DEL ESPÍRITU ES TESTIMONIO DE QUE NO HAY SITUACIÓN QUE DIOS NO ABRACE, NO ACOMPAÑE Y NO AME.


 Y nos hace comprender que "sabernos en sus manos" - "seguir a Jesús" - "experimentar-nos amados"  es ALGO MUY FRÁGIL.
No se apoya en lo que sentimos hoy... o en lo que sabemos... o en lo que percibimos de nosotros mismos... Además de que se "CAMINA A TIENTAS", se apoya en la CONFIANZA.

NECESITAMOS RECOBRAR LA CONFIANZA.
HACIA ALLÍ NOS EMPUJA EL ESPÍRITU.

Caminar hacia la confianza es caminar hacia nuestro propio corazón.
Caminar hacia la confianza es saber que nuestro corazón no se adhiere fácilmente al Evangelio.
Caminar hacia la confianza es creer que la transformación requiere infinita paciencia – y que podemos en todo momento acoger el Perdón.

SE HAN PREGUNTADO ALGUNA VEZ,
SI LA CONFIANZA DEL CORAZÓN ESTUVIERA AL PRINCIPIO DE TODO, ¿QUE SERÍA DIFERENTE?...

Si estuviese en la base de nuestras maneras de encarar las cosas?
Si estuviese ahí cuando algo nos sale mal… cuando tropezamos?
Cuando experimentamos el límite?
Cuando sentimos las resistencias a ponernos en camino?
Cuando somos rechazados o nos dicen una palabra que no nos gusta?
Cuando nos corrigen?

Si nuestra confianza depende de la presencia de ciertos apoyos… ¿Qué pasará cuando no estén?
NADIE PUEDE CONSTRUIRSE DESDE LA DUDA Y LA SOSPECHA.
DE QUE SI MAÑANA NO HACEMOS ALGO O ALGO NOS SALE MAL ...
NOS DEJARÁN DE QUERER…

El Espíritu en nosotros - verdadero HOGAR  de nuestras vidas - nos dice que SOMOS HIJOS... QUE HABITAN EN NOSOTROS SIN CONDICIONES.
Podemos entonces experimentar PAZ... porque allí nadie nos exige ni nos esclaviza.

PAZ QUE SURGE DE UN CORAZÓN DESPIERTO -NO DORMIDO- A QUIEN REALMENTE LO HABITA.

PAZ que surge de saber que nuestra VERDADERA IDENTIDAD no depende de hacer bien todas las cosas.

Esto no significa ausencia de tironeos...lucha o dolor... más aún caminar hacia esta confianza supondrá ser despojados... porque para "estar en camino" no podemos llevar mucho equipaje.


Hermanos y hermanas...
Hoy frente a nuestras vidas como ayer en Betania -frente a la tumba de Lázaro - el Espíritu de Jesús vuelve a gritar "quiten la piedra..."
Quiten lo que impide que el “aliento de Dios” penetre en cuanto hay de cerrado en nosotros... o en nuestras comunidades... o en nuestras familias.

Con su "confianza en nosotros" vayamos entonces al encuentro de esa Fuente que nos habita...  animemos-nos a atravesar todos esos lugares que nos mantienen alejados de nosotros mismos -y por ende de los demás - y que no nos permiten disfrutar de la vida que surge de esa "agua nueva".

ABRIR LO CERRADO...
PORQUE ALLÍ HAY RIQUEZA POR DESCUBRIR.

El Espíritu que es VIENTO Y FUEGO "viene en ayuda de nuestra debilidad..." Iluminando nuestra consciencia - abriéndonos a la presencia de los otros - desatando los nudos de nuestra historia - soltándonos de los afectos enfermizos - abrazando con nosotros el dolor y la muerte - comunicándonos vida - haciéndonos recordar que el Perdón que nos habita sostiene la confianza.
PODEMOS ENTONCES DEJAR DE DEFENDERNOS... no hay necesidad de negar nada (aun lo que huele mal)... comprendiendo que nuestra desconfianza brota de nuestras heridas.

Abramos el Libro de nuestra Historia Personal 
con sus recuerdos y sus ausencias a la FUERZA de este Viento y Fuego.
Abramos el Libro de nuestra Historia Familiar 
con sus recuerdos y sus ausencias a la FUERZA de este Viento y Fuego.
Abramos el Libro de nuestra Historia Comunitaria 
con sus recuerdos y ausencias a la FUERZA de este Viento y Fuego.

Confiados en palabras que le dijo al Anciano Nicodemo:
-"El viento sopla... no sabes de donde viene ni adónde va... lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu."


No hay tiempos entonces, ni ritmos que nosotros podamos medir...

solo CAMINAR EMPUJADOS HACÍA LA CONFIANZA.










domingo, 1 de junio de 2025

El ciElo es caMino de miSión. Lc 24, 46-53

Que en el ENCUENTRO con la Palabra, el "Señor nos regale un espíritu de revelación... e ilumine nuestro corazón", como reza san Pablo (cfr. Ef 1, 17-23), para reconocer en nosotros, ese mundo interior tan contradictorio que nos hace preguntarnos:
- ¿Verdaderamente queremos vivir en clave de Jesús?.
- ¿Queremos dejar de lado esquemas de vida que nos hacen andar a la defensiva; o más ansiosos porque nada alcanza?
- ¿Queremos que sean iluminados esos espacios de oscuridad que aunque sentimos que nos arrastran... un poco de satisfacción nos dan?.
- ¿Qué le pasa a nuestros verdaderos anhelos -deseos- frente al encuentro constante con los límites?

Así como a los discípulos, a nosotros también, nos podrían hacer el mismo reclamo:
-"Hombres de Galilea, 
¿Por qué siguen parados allí, mirando al cielo?..." (cfr. Hech 1, 1-11)

La fiesta de la ASCENSIÓN -que es una forma diferente de decir Resurrección - Glorificación - etc- viene a revelarnos que el camino de Jesús no terminó con la muerte sino en la VIDA.

Y que ese camino es el que transitan todas nuestras situaciones...
CAMINAMOS HACÍA LA VIDA.

La ASCENSIÓN de JESÚS rompe con el "sentido del tiempo".
Viene a llenar ese espacio ENTRE LO QUE SOMOS EN VERDAD... entre lo que nos habita... percibido por nosotros como futuro...
Y NUESTROS LÍMITES...  aquello en donde -o por donde muchas veces andamos... o nos perdemos.

Con la Ascensión nos regalan un sentido nuevo para lo que vivimos...  nos vuelven a decir que "vale la pena estar de camino"... que no somos ni tenemos que ser siempre así... que las cosas pueden transformarse... que es posible pasar de la cerrazón a la apertura - del juicio a la bendición - del egoísmo al don.


Para eso, NOS RENUEVAN UNA PROMESA:
EL PADRE QUE NOS QUIERE
ES NUESTRA CASA VERDADERA.

ES NUESTRO HOGAR MÁS SEGURO
DONDE PODEMOS ESTAR A SALVO.

Y ESTÁ DENTRO DE NOSOTROS.
ES LA VERDAD MÁS PROFUNDA.

Y como hablar de CIELO es otra manera de hablar de Dios…
entonces podemos decir que EL CIELO ESTA DENTRO DE NOSOTROS.

¿Acaso no lo hemos percibido cuando nos hemos encontrado, "aceptados y amados", en esos espacios que habíamos calificado como "lejos de Dios"?
¿O no lo hemos sentido cuando, llevados por un modo más humano de relación, hemos sido capaces de recibirnos como somos, sin juicio ni condenas?
¿No hemos sentido gozo y alegría después de servir a otros de manera desinteresada?; ¿o cuando hemos dado tiempo y lugar para que otros descansen de sus preocupaciones y dolores?

CAMINO... AMOR... ESCUCHA... SERVICIO... LUGAR.
ESPACIOS DONDE MÁS SE REVELABA QUE JESÚS ERA "UNO CON DIOS".
IR HACIA DIOS -hacia más Vida, hacia más apertura- ES IR HACIA LOS DEMÁS.
EL CIELO ES CAMINO DE MISIÓN; ES 
SER LUGAR DE DIOS SIENDO LUGAR PARA LOS DEMÁS.

PERO,
Nosotros seguimos por la vida recortándonos todo el tiempo... soy esto... soy este sentimiento... soy esta situación... soy este dolor... soy este pensamiento... soy está debilidad, soy esta falla... etc.

Necesitamos encontrarnos con el SILENCIO... allí somos despojados de las voces que escuchamos... que presionan... que nos hacen andar por la vida buscando aceptación - reconocimiento - cariño... Y cuánto más lo buscamos afuera más rechazados y menos entendidos nos sentimos por dentro...

Cuánto miedo a la SOLEDAD hay dentro de nosotros... andamos cómo "fugitivos" de nosotros mismos... y cuánto más la rechazamos o la negamos, más presente se hará.
¿DE DÓNDE VIENE ESO QUE NOS PASA?
Acercarse a la soledad es percibir que ella está cerca de algo que nos falta... de algo que esperamos... no le tengamos miedo... porque cuando somos capaces de ponerle nombre a lo que nos pasa... esto pierde parte de su poder.

DOLERÁ... GRITEMOS PORQUE ÉL LO HACE CON NOSOTROS.
Y permanezcamos allí por un tiempo... que hable nuestra pobreza... escuchemos... y entonces podremos percibir que también guarda un DESEO DE ABSOLUTO - un "anhelo de trascendencia"-  de algo que permanezca para siempre; y allí sabremos que nuestra vida solo en DIOS -en está VIDA que es apertura, don y gratitud- TENDRÁ SU VERDADERO DESCANSO.

Y frágil y débil la soledad será la mensajera de un DON muy precioso... porque justamente DE LA DEBILIDAD SENTIDA -sufrida, aceptada y transformada - "amada de Dios" - SURGEN LA MISERICORDIA Y LA PASIÓN POR LA VIDA.


Pero nosotros no queremos ir por ese camino... preferimos que algo nos calme inmediatamente.
Y solo por ese camino descubriremos quiénes somos en verdad y en quién en verdad confiamos.

LA ASCENSIÓN DE JESÚS nos grita que, "caminamos hacia más vida"... y que el "tiempo" no es más que un registro, "miope y rígido", que sólo mide y valora lo que consigue... el adonde llega... juzgando de pérdida el retroceso o el estar detenidos, etc.

PORQUE SÓLO DIOS EXISTE EN VERDAD...
DÓNDE, "VIVIMOS... NOS MOVEMOS Y EXISTIMOS..."