domingo, 9 de febrero de 2020

Con la Fuerza de la sal y la Pasión de la luz...Mt 5, 13-16

Con el evangelio de Mateo nos encontraremos con aquellos grandes discursos de Jesús que revelan su corazón... su misión... la pasión de su vida... y también los caminos por donde deben andar quienes se animen a seguirlo.
Después de expresar cuales son los fundamentos del Reino que dan Identidad al nuevo pueblo Jesús muestra con dos imágenes que significa seguirlo... que significa estar en el mundo siendo sus discípulos.

"Son SAL de la tierra..."
"Son LUZ del mundo..."

Y esto lo recuerda y lo celebra una comunidad de hombres y mujeres que estaban siendo perseguidos... marginados por seguir a un condenado a muerte.
Son sal... son luz... aún en medio del miedo y la contradicción.
Son sal... son luz... aún cuando tantas otras cosas quieran serlo.


SAL y LUZ.
Elementos que se entienden en función de otros... ni la sal ni la luz son para sí mismas.
Ambos necesitan conservar lo propio para permanecer en lo que son como también para servir.
Ambos expresan su utilidad dejando de ser ellos mismos.
Y ambos... sólo en sus excesos se hacen notar.

Cuántas veces nos hemos dedicado a quitarle sabor a la vida por nuestras prácticas ascéticas mal entendidas.
Cuántas veces hemos apagado la pequeña luz del otro porque percibimos que algo de sombra le hace a nuestra estima.

Sin sal los alimentos son insípidos y desabridos.
Y si la sal pierde su virtud no sirve... pierde aquello por la cual existe... y la eficacia no está dada por la cantidad.

Sin luz estamos en la oscuridad... se anda a tientas.
Y sólo si se deja consumir es útil... puede iluminar.
Y sólo si la propia vida está iluminada puede iluminar.

Así tiene que ser el modo de vivir de aquellos que quieren seguirlo.
Esta es la misión de los que deciden responder a la invitación de ser sus discípulos.



Un modo de vida que atienda a lo esencial... que se tome tiempos para entrar en contacto con aquello que lo hace ser... que junta las partes del corazón... que lo integra.



Un modo de vida que busque "vivir en verdad"... que aunque la propia casa guarde lugares que no sanan no por eso esté oscura y cerrada.

Un modo de vida atravesado por la sencillez... dejando de lado toda ostentación... actuando con los demás de manera clara... sin ambigüedades o segundas intenciones... siendo verdaderos.


Un modo de vida que esté en amistad con la vida... escuchando y no siendo rápidos para el juicio y la condena... esperando como Dios sabe esperar; a ejemplo de Jesús que cuando ilumina es para sanar, nunca para condenar.

Un modo de vida que no tema perder espacios... perder imagen... perder cosas... perder tiempo... para que otros tengan una mejor vida... al menos se sientan menos excluidos.

Un modo de vida que no busque convencer a nadie... ni imponer nada... que con gratuidad dé lo que gratuitamente recibió.

Un modo de vida que no subestima lo pequeño... y que no le dá todo lo mismo porque alguién más anima la vida y le da sentido a vivir de una manera.






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