domingo, 14 de noviembre de 2021

La ESPERANZA "a las puertas". Mc 13, 24-32

"En aquellos días... el sol se hará tinieblas... las estrellas caerán... y los ángeles serán enviados a reunir a todos...  y no pasará esta generación antes que todo esto ocurra...
El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán..."  
Cuánto miedo hemos generado tomando estás palabras de manera literal; como si Dios estuviese en una guerra "terrible" contra todo aquello que humanamente no vivimos muy bien.

Miedo que ha llevado a demonizar sentimientos, sensaciones... a sentirnos mal por sentir algún sentimiento no agradable como si los sentimientos se pudiesen clasificar en buenos y malos; dejándonos encerrados en el maltrato que eso genera porque no hemos sentido culpables o manchados.

CUÁNTA VIOLENCIA, CUÁNTO RECHAZO, CUÁNTA RESISTENCIA HA GENERADO ESTE MIEDO... cuántos ateos ha producido esta lectura y cuantas reacciones que hoy no aceptamos, no son más que gritos de libertad frente a esta lectura cerrada y estrecha.
Porque hagamos lo que hagamos... al final... somos culpables... 
porque nadie puede presentar una vida sin manchas. 
Ante un "dios" así es preferible vivir bien lejos.

Y aunque lo experimentamos... nos cuesta aceptar que hemos interpretado mal el llamado a ser perfectos.
Sería inhumano si nos pidiesen una vida intachable... sin debilidades ni fallas.
Muy diferente es la invitación a creer y a confiar que lo único importante es que Dios es fiel y que su Amor es GRATUITO y permanece SIEMPRE. 
Una manera de pensar nos lleva a la rigidez... la otra se mueve desde la libertad que le regala un Padre que ama y que no deja de mostrarnos las posibilidades que se esconden en toda situación humana para responder de otra manera... siendo una alternativa para vivir lo que la vida me presenta -aún la experiencia de la falla-.

PERO,
como Israel en su momento... aquellos primeros cristianos ante la tardanza de la venida de Jesús debieron encontrar fundamentos de su esperanza y como Israel también creyeron que "lo mejor estaba siempre por venir".

Hoy estamos invitados a hacer propia una nueva manera de mirar nuestra realidad donde podamos descubrir que toda vida humana es vida en camino... un camino que lleva dentro aquello que lo hace pleno... y esto en medio de la debilidad que nos acompañará siempre.

Pero para descubrir esto debemos dejar de identificar nuestra vida con lo que nos pasa hoy... porque si esto es así... y lo que vivo hoy no me gusta... inmediatamente fantaseo con un futuro en el que Dios tiene que intervenir.

La VIDA ES VIDA... lo que hoy acontece... cómo me dispongo a vivirla la vida hoy, de eso se trata... en el hoy impregnada por el Dios que nos habita.

Cuánta expectativa frustrada... cuánto enojo escondido... cuánta angustia con sabor a resignación porque la vida no es como quisiéramos o porque "dios" no cambia las cosas

DIOS YA INTERVINO EN LA HISTORIA, DESDE SIEMPRE.
Y lo hizo de una manera muy única en la persona de JESÚS.
DESDE ALLÍ NOS HA GRITADO QUE ESTA EN NOSOTROS Y CON NOSOTROS VIVE.


¿QUÉ ESPERAMOS entonces cuando esperamos? es el grito del evangelio de hoy.
Nuestra esperanza no se alimenta de que mañana las cosas serán mejores -aunque esto puede o no suceder- sino en que Dios viene con nosotros... de que Dios está con nosotros... de que Dios se identifica con esa posibilidad más humana que se esconde en nosotros para responder a cualquier situación.

Por eso necesitamos tomar distancia de nuestras sensaciones, emociones... pensamientos... la esperanza es una actitud frente al presente... y supondrá apertura..."sepan que está cerca... a las puertas"... 
"A la puerta" está una manera de vivir la vida de otra manera.

¿Cuándo esperamos de esta forma?
¿Cuándo hacemos carne la ESPERANZA?

Esperamos cuando apostamos a nuestra verdad más profunda y nos despegamos de lo que percibimos en primer lugar, y no nos dejamos llevar simplemente por las ganas o  por lo que sentimos... ni aun por lo que podemos llegar a pensar.
Esperamos cuándo apostamos al perdón... y aprendemos de nuestras heridas.
Esperamos cuándo le permitimos al corazón tener tiempo para sí... y evitamos maltratarnos por la debilidad que descubrimos.

Esperamos cuándo permanecemos en la actitud de servicio aun cuando no nos reconozcan.
Esperamos cuándo nos permitimos jugar... y reír... y bailar... aun cuándo al corazón le atraviesa el dolor.
Esperamos cuándo nos permitimos ser escuchados... que nos ayuden y acompañen.

Esperamos cuándo somos capaces de mirar hacia afuera y salimos al encuentro, y nos compadecemos de los marginados por la pobreza o la soledad.
Esperamos cuándo dejamos de juzgar y creemos en la Bondad que nos habita a todos.
Esperamos cuándo nos podemos alegrar de las capacidades y de los logros de los demás.
Esperamos cuándo no damos a nadie por perdido... y permanecemos cercanos y familiares con ellos. Pensemos aquí en la madre de un hijo/a preso o de un hijo/a con una adicción, ¿qué hace? ¿se aleja o permanece?, ¿de dónde saco el corazón aquella madre?.

Esperamos cuándo generamos posibilidades para que otros puedan esperar...
y puedan escuchar interiormente: "Dios está conmigo porque ustedes están conmigo"

Pero toda apertura tiene sabor a muerte... cada vez que abrimos la puerta a la esperanza a vivir una situación, un acontecimiento de otra manera supone una muerte.
¿Qué muere dentro de nosotros?  
Muere ese yo -ese ego- que quiere tener siempre la razón o busca siempre ganar... que controla, que juzga, que busca dominar dividiendo, que quiere entenderlo todo, saberlo todo, que no quiere sentirse en nada manchado, que busca siempre culpables de lo que le pasa, que busca a los demás para llenar los vacíos que siente, que está resentido...


"El cielo y la tierra pasarán..."
Es decir, lo conocido, 
lo medido,
nuestro estrecho "yo" 
puede entonces pasar, 

porque lo eterno que nos habita
"MIS PALABRAS"
es decir, su persona, su vida, su proyecto,
LO DIOS EN NOSOTROS, lo de posibilidad en nosotros
LO ETERNO 
que infinidad de veces se hace presente 
EN NUESTRAS PALABRAS Y GESTOS 
ESO, NO PASARÁ JAMÁS.

BUENA ESPERANZA PARA CADA UNO.






domingo, 7 de noviembre de 2021

SOMOS lo que DAMOS. Mc 12, 41-44

Como si las palabras ya fuesen suficientes Jesús hace exégesis -lectura e interpretación- de un gesto de una desconocida.
Y lo hace al final de un camino donde insistió en que lo importante y lo más valioso de una persona no está en el exterior ni en lo que aparenta sino que todo depende desde donde se vive... verdad que se encuentra dentro, en lo profundo, dado como DON.

Pero como al ciego del camino a muchos esto les resultaba todavía difícil de ver y más aun de creer.

Jesús está cerca del lugar que se utilizaba para dejar la ofrenda donde tal vez,  muchos dejaban que sus monedas, hicieran un gran ruido para alimentar de esa manera su estima personal.

Pero aquella mujer no quería hacer ningún ruido.
Podía dar sin hacer mucha publicidad del asunto... tal vez por vergüenza o tal vez porque tenía otra cosa ante sus ojos.
En las palabras de Jesús ella había dado “TODO CUANTO TENÍA PARA VIVIR”.

Qué difícil se nos hace captar el verdadero valor de los pequeños gestos cuando estamos tan acostumbrados a hacer cuentas calculando lo que damos según lo que esperamos recibir.

Frente a la totalidad entregada por aquella mujer, el corazón de Jesús vibro... fue un gesto que no le paso desapercibido… se sintió convocado, llamado... el Padre se le revelaba -se le mostraba- en el corazón de aquella anciana como lo había hecho tiempo atrás la viuda de Sarepta frente al profeta Elías.

HABÍA DADO TODO CUANTO TENÍA PARA VIVIR.
Todo lo que constituía su posibilidad de vivir.
Podía abrazar su propio límite -su finitud- sin necesidad de taparse con nada -ni con títulos, ni con cosas, ni con roles ni saberes-.

Podríamos preguntarle:
MUJER, ¿QUÉ TIENES ANTE TUS OJOS?
Nosotros podríamos pensar que tal vez por su situación económica y por su edad, ante sus ojos habría resignación… pesimismo… bronca tal vez mezclada con envidia… etc.
Pero de haber estado alguno de estos sentimientos la hubiesen obligado a reservar un poco tal vez de lo que tenía pensando que tenía todo el derecho de hacerlo.

¿QUÉ TIENES MUJER ANTE TUS OJOS?
O podríamos formular mejor la pregunta:
¿ANTE QUIÉN SABIAS QUE ESTABAS?

“El hombre es lo que es ante Dios y no más” decía san Francisco.
No era entonces un gesto con el cual Jesús quería dar a entender la importancia de la ayuda o de la limosna sino que volvía a insistir sobre que significa vivir… que es la vida para él… un DON que se está recibiendo siempre… que nosotros no somos más que sus depositarios… y que por ende no hay nada que ganar ni perder… que es posible entonces correr riesgos… y que vivir así se alimenta solo de disponibilidad y confianza.

DISPONIBILIDAD Y CONFIANZA,
Que nos hace libres... que nos hace soltar el miedo a perder que nos lleva a ser crueles con los demás.
Que expresa nuestra verdad más profunda, porque quién nos habita es apertura y donación siempre; y esto nos libera de todas esas dependencias y de todas esas formas posesivas de relacionarnos.
Y nos abre a compartir lo que somos y tenemos... a dejar que el ser de Dios fluya a través nuestro... en nosotros.

"El primer centavo no dice nada, 
el último lo expresa todo", dice San Ambrosio.

VIVIR será para nosotros tal vez un largo aprendizaje en saber ubicarnos frente a Aquel que “da de comer a los pájaros del cielo… y viste a los lirios del campo”.
“RECIBIÉNDONOS”, como pobres y necesitados… sumamente vulnerables y abiertos… despojados de tanta cosa con lo que queremos aparentar algo más de lo que somos... descubriendo que no somos lo que conseguimos sino lo que recibimos como don.
SOMOS LO QUE DAMOS.
A MÁS VERDAD, MÁS LIBERTAD.

Tal vez por eso el corazón de aquella mujer era puro...
Porque nada tenía... lo tenía todo... y a nada se aferraba.
Se sabía en Dios y eso le bastaba.

¿SERÁ ENTONCES QUE NOSOTROS NO PERCIBIMOS ESTO PORQUE ESTAMOS DEMASIADO AFERRADOS A MUCHAS COSAS?
¿Será tal vez porque tenemos demasiado miedo a perder lo que somos o lo que tenemos?
O ¿será tal vez que nos asusta la libertad?

Que escándalo Padre que te vuelves corazón de mujer 
para mostrarnos que el camino de la felicidad pasa por nada retener.
Que los pequeños gestos de cada día donde damos vida, tiempo, servicio, dinero… 
lleven al corazón a ponerse, en Jesús, sin nada frente a vos. Amén.


Y desde aquel día, aquella anciana quedó registrada 
en el libro de los pequeños, de los desconocidos 
que son grandes ante Dios.

domingo, 31 de octubre de 2021

Escuchemos. SOMOS AMADOS. Mc 12, 28b-34


Decía Aristóteles que las personas que no se sienten amadas buscan ser admiradas y si no se sienten amadas ni admiradas se sienten morir. 

Valga este argumento para decir que no es posible negar que dentro nuestro habita un anhelo muy grande de amar y ser amados. 
Y tampoco no es posible negar que por razón de las experiencias negativas vividas hemos construido muros para protegernos y guardarnos de lo que consideramos una amenaza a nuestras seguridades. 

La búsqueda de Dios se había convertido en tiempos de Jesús en una razón más para levantar muros con otros pueblos - se sentían mejores porque tenían más preceptos que los demás-; y también su observancia era razón para separar puros e impuros... enfermos y sanos... pobres y ricos. 
Todo estaba justificado por el cumplimiento o no de una ley que se decía "en nombre de Dios".

¿Qué es lo que estaba bien entonces?
¿Qué era lo correcto?

Podríamos decir que aquel escriba que se atreve a preguntar está inmerso en un tiempo marcado por la confusión sobre qué es lo importante - lo esencial - donde tal vez -como hoy- es de "locos" pensar o sentir de otra manera... donde decir algo que se cree más esencial tiene como consecuencia el ser calificado de un grupo o de otro. 

Se había llegado -en la experiencia de fe-  hasta el punto de poder justificar el desentendimiento del otro por no romper con una ley... o no cumplir con alguna obligación.

¿QUÉ ERA LO IMPORTANTE EN LA VIDA?
Cuántas cosas -muy importantes- seguimos poniendo en primer lugar o defendemos con mucha pasión descuidando lo esencial... o tal vez atacando al otro... o tal vez descalificando o haciendo sentir al otro todo el desprecio aún el de Dios.

¿QUÉ ES LO PRIMERO? JESÚS. 
¿QUÉ ES AQUELLO QUE NO PODEMOS PERDER DE VISTA PENSEMOS LO QUE PENSEMOS... O HAGAMOS LO QUE HAGAMOS?

Tenemos muchas razones - demasiadas - para estar lejos unos de otros y aparentemente son cada vez menos las razones para la comunión entre nosotros y con los demás. 

"¿Cuál es el primero de los mandamientos?... pregunto el escriba."
Jesús le responde al escriba trayendo del Antiguo testamento lo que está en lo profundo de la vida... aquello que le da verdadera consistencia... aquello que se ha grabado en nosotros y lo percibimos como ANHELO.

"...Escucha Israel: el Señor nuestro Dios es el único Dios; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo..."

Jesús nos vuelve a hacer conscientes de que no es posible una vida sin amor... sin la certeza profunda de esa fuerza que nos habita y que nos hace reconocernos valiosos independientemente de nuestras opciones... y que nos mueve a reconocer a los demás. 

"...Escucha Israel: el Señor nuestro Dios es el único Dios; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas..."
Jesús ubica el AMOR como esa única fuerza capaz de totalizar la vida... como esa posibilidad desde donde todo lo demás puede fluir. 
Por eso la invitación a ESCUCHAR.

ESCUCHEMOS para no hacer de lo que llamamos amor algo egoísta. 
ESCUCHEMOS para no manipular ni condicionar el afecto según lo que quisiéramos conseguir de los demás. 
ESCUCHEMOS para vivir en libertad las relaciones con los demás. 
ESCUCHEMOS para saber callar y respetar el modo de sentir de los demás. 

ESCUCHEMOS... SOMOS AMADOS. 
Dentro tenemos una inmensa capacidad para amar y ser amados. 

Si no escuchamos nos arriesgamos a vivir esa capacidad según nuestros criterios... según nuestras medidas. 
Si no escuchamos la entrega a los demás pierde sentido...y las decisiones contrarias de los demás o los no reconocimientos se transforman en durezas que van cargando el corazón haciendo más pesada la vida.

Y es justamente en la capacidad de amar,
donde se hace visible y creíble el amor que decimos  creer y tener.

ESCUCHAR también nos libera de la  idolatría que no es otra cosa que haberse puesto en el centro de la vida haciendo girar alrededor de sí -de las propias necesidades y criterios- la vida de los demás. 
ESCUCHAR nos libera de la idolatría de la propia imagen donde los logros - aun espirituales- se han convertido en trofeos haciéndonos creer que somos diferentes o mejores que el resto. 

ESCUCHAR el anhelo que se identifica, en lo más profundo, con el AMOR gratuito e incondicional de Dios...
NOS abre al reconocimiento del otro de manera gratuita e incondicional... nos hace experimentar a Dios en la vida.
"Y Jesús le dijo: Tú no estás lejos del Reino de Dios"

Escuchar.
Para crecer en GRATUIDAD.
Escuchar.
Para crecer en INCONDICIONALIDAD.
Escuchar. 
Para crecer en AMOR DE ÁGAPE. 

AMEMOS, ESTAMOS EN DIOS
SU REINO EN NOSOTROS. 









domingo, 24 de octubre de 2021

JESÚS, ¿qué quieres que yo vea? Mc 10, 46-52

"...Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: 
-Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí..."  

De los labios de un ciego al "borde del camino" -en la marginación, invisibilizado y sin poder moverse- se escucha como un pre-anuncio aquellos otros gritos que también querrán hacer callar: "Hosanna al Hijo de David!!! Bendito el que viene en el nombre del Señor... Hosanna!!!" (cfr. Lc 19, 37-40)
Pero Jesús no lo manda callar como lo venía haciendo cuando hablaban de él.

Y ante la resistencia silenciosa de Bartimeo de no hacer más caso a su exclusión; de querer buscar por fuera de esa situación que lo hace sentir lejos de todo y de todos... los que deberían escuchar y ayudar siguen creyendo que aquello que lo margina es más fuerte que Aquel a quién creen y siguen... "Muchos lo reprendían para que se callara..."

NO LO VIERON NI QUIEREN AHORA ESCUCHARLO.
No quieren escuchar porque la debilidad incomoda... algo habría que hacer si se escucha y algo tendrían que perder (tiempo, dinero, etc) porque escuchar y ver rompe el círculo de la tranquilidad.

Sin darse cuenta que a la exclusión que ya somete le sumarán el hacer callar; y esto además de "acallar una herida" provoca más resentimiento y más violencia. 
Nada más "peligroso" que una herida callada.

Pero aquella situación que lo hacía tan dependiente de que alguien lo viera no había conseguido alejarlo de todo... no había logrado cerrar del todo al corazón haciéndolo incapaz de percibir un saludo amable o un gesto compasivo.

Tanta es la necesidad de ser tratado bien que un mínimo gesto desencadena una confianza ilimitada:
"-Ánimo, levántate, que te llama. 
Soltó el manto, dio un salto y se acercó..."

LA CONFIANZA RECIBIDA EN LA OSCURIDAD LO HACE CAMINAR SIN VER MÁS CLARO.

Lo hace soltar las defensas con las cuales protegía su herida... podía soltar el cartel que lo hacía sentir sin hogar... soltar el enojo por sentirse invisible... y podía también dejar de escuchar ese grupo que parecía estar más cerca de Jesús y que ahora eran un obstáculo para el encuentro.

Comencemos nosotros por dejar ir la indiferencia frente a las personas que nos importan o dejar ir la pereza con la que vivimos para poder ver y escuchar
Podemos también, como Bartimeo, liberarnos de las cosas que consumimos para escaparnos... o de esos modos de amar donde el cuerpo se siente maltratado y no escuchado.

LA CONFIANZA QUE NOS HABITA...
AUN EN LA OSCURIDAD.
Nos hace soltar las máscaras con las cuales nos ocultamos... por miedo a ser heridos... y los rótulos que ponemos a las personas para sentirnos mejores.
Nos hace soltar las barreras de lo que consideramos "normal o no" con las cuales nos defendemos.
Nos hace soltar esa manía de andar por la vida descartando personas porque ya no producen porque son mayores o porque tienen alguna discapacidad.
Nos hace soltar aquellas emociones que se instalan en nuestro corazón y en nuestra mente, que nos hacen sentir "sin hogar" y abandonados de los demás.

"Entonces le dijo Jesús: “¿Qué quieres que haga por ti?” 
El ciego le contestó: “Maestro, que pueda ver”..."

Y BARTIMEO COMENZÓ A VER...
Y comenzó a ver... a comprender que el cambio viene por la acogida -por el aceptación y el perdón- incondicional.
Y comenzó a ver... a descubrir que toda persona es portadora de una bondad preciosa.
Y comenzó a ver... a aceptar que no hay fuertes y débiles... o pobres y ricos.
Y comenzó a ver... a encontrarse compartiendo una misma humanidad.

Y COMENZÓ A VER QUE EN EL DAR VIDA A LOS DEMÁS ESTÁ EL HABER VISTO.
"Enseguida comenzó a ver y lo siguió por el camino..." a Jerusalén.
Si NOSOTROS no lo seguimos en ese camino de confianza hacía todo lo humano - en ese camino de facilitar la vida a los demás-  ES PORQUE NO ESTAMOS VIENDO... "estamos ciegos".

Y como el ciego necesitaremos entonces gritarle a Jesús: Señor,  ¿QUÉ QUIERES QUE YO VEA?
porque muchas cosas tal vez -criterios, prejuicios, repulsiones, etc- están nublando nuestra mirada, limitando nuestra capacidad de escucha y por ende nuestra capacidad de dar vida (situación de la que los discípulos no eran conscientes, pero sí el ciego).

Jesús que yo pueda ver
por debajo de toda herida
en toda ambición desmedida.
En lo profundo de todo dolor,
en toda indiferencia.
Por debajo de toda falta de perdón,
en toda soledad.
Jesús que pueda ver
que pueda comprender
que pueda reconocer
que pueda descubrir
que pueda aceptar,
Que sólo la aceptación incondicional transforma.
Que sólo la acogida sin condiciones abre a la confianza.
Que sólo el perdón salva.
Que sólo el servicio libera.
Que sólo el Amor une.




domingo, 17 de octubre de 2021

"Entre ustedes, no debe ser así". Mc 10, 42-45

¿Cuándo nos sentimos amenazados por los demás?
¿Por qué nos cuesta creer que la apertura a los demás es lo que realmente nos hace crecer?

Creo que todos podemos ser conscientes de lo difícil que es, salir de nuestras estructuras de pensamiento, soltar el "querer tener la razón", para encontrarnos con lo diferente, con esa mirada del mundo distinta a la de uno.
Debemos caer en la cuenta de cuánto miedo nos da lo que no conocemos, y como la comparación es la primera reacción que nos sale.
Necesitamos entonces, darnos cuenta que solo en el encuentro con los otros nos encontramos a nosotros mismos... es allí dónde crecemos en verdad.  
No somos sin los otros. 
Por eso seguimos necesitando un cambio de actitudes.

Nos encontramos con una palabra que invita a una actitud con respecto a los demás que debe nacer de quienes somos... de lo que comprendemos de la vida... de lo que creemos que nos hace plenos.

Para los discípulos este camino estuvo atravesado por la presencia de la cruz, signo del fracaso, del no poder, de lo contrario a todo aquello que habían esperado... como pasa en nuestras vidas.
Desde ese lugar se está leyendo el camino hacia Jerusalén; en ese camino se dan los anuncios de la pasión -que es otra manera de decir que la respuesta a toda resistencia es más entrega-; y también aparecen allí las diferentes reacciones de los propios discípulos.

Desde el entusiasmo y el cálculo... o la generosidad y la búsqueda de garantía de los hermanos que piden sentarse a la derecha y a la izquierda en el reino... hasta los celos que produce esto en los demás, tal vez porque sienten amenazados sus propios sueños de grandeza.
Unos y otros son llamados una vez más a encontrarse con el evangelio de la gratuidad... nada más subversivo que la gratuidad que rompe con todos los méritos que creemos tener y con todos los derechos que creímos conseguir.

Vivir la vida en clave de Jesús es haber comprendido - y aceptado- que la vida es don -la hemos recibido- y que crece en la medida que la compartimos... y para esto no se necesita ninguna recompensa.
Es hacerse consciente entonces que la apertura y la receptividad son actitudes dónde se nos juega nuestra humanidad. De ahí la confianza como actitud vital que nos permite permanecer disponible a cuánto se dé.  

Y para que quede más claro por dónde Jesús ha decidido caminar para expresar lo mejor de Dios y por ende lo mejor de nuestra humanidad  es que hace mención de los modelos de mando y comportamiento que se tienen en la sociedad.
Existen "jefes"... que se hacen llamar "señores" que se sirven de los demás con fuerza, poder y apariencia; descubriendo ese instinto de sometimiento que está arraigado en el corazón de las personas.

Jesús tiene la pretensión de cambiar nuestra mentalidad, de convertir el deseo de poder en una verdadera alegría por servir, y de arrancar del corazón de sus discípulos todo instinto de dominio sobre los demás

De alguna manera invita a los discípulos a una comunidad sin poder pero con autoridad. 
A una autoridad calificada por el servicio, que no mendiga comprensión o consuelo como compensación de los conflictos que atraviesa.
Una autoridad que nace de una fuente que está dentro y por ende su servicio será hacer crecer y conectar a las personas con lo sagrado de esa fuente. 

Pero para que esto sea posible será necesario conectarnos -hacernos conscientes- de dónde brota la fuerza en nuestras vidas... en dónde se fundamenta lo valioso de nosotros. Y si esto no está vislumbrado necesitaremos invadir los espacios de los demás porque no nos bastará lo propio... y la cerrazón transformará a muchos en amenaza.


"NO HA DE SER ASÍ ENTRE USTEDES"
, les dijo Jesús.
Debería ser para nosotros como una letanía a repetir una y otra vez. Debería ser como una luz que nos esté continuamente guiando.

No ha de ser así entre ustedes... dándose a los demás de manera programada y calculando tal vez la recompensa.
No ha de ser así entre ustedes... clasificando a las personas olvidando el Don de Dios en toda vida humana. 
No ha de ser así entre ustedes... buscando engordar el propio ego a través de más cosas, o aprovechándose de los demás.
No ha de ser así entre ustedes... buscando siempre ser protagonista y "primeros" en todo, y no creyendo que basta con servir desde dónde sea.

Ha de ser así entre ustedes... 
Descubriendo quiénes somos.
que vivimos lo que somos:
SOMOS UNO CON DIOS
si nos recibimos como DON
y nos damos a los demás.




sábado, 9 de octubre de 2021

"LigerOs para cAminar detrás de Jesús". Mc 10, 17-30

"Una cosa te falta: anda, 
vende lo que tienes, 
dale el dinero a los pobres, 
así tendrás un tesoro en el cielo 
y luego sígueme..."

De cuantas cosas dependía aquel joven que la respuesta de Jesús no le resulto ni convincente ni segura  para "hacerse disponible, ligero e ir detrás de él... 
Aunque en ningún momento se le ocurrió pensar que 
ya nada volvería a hacer igual en su vida.

Es verdad que tenemos la tremenda capacidad de callar aquel momento donde nos experimentamos libres y aceptados sin ningún tipo de mérito ni de exigencia posterior.
Pero cuándo se ha conocido la INCONDICIONALIDAD que difícil volver a la constante preocupación de guardar y cuidar… donde los demás se vuelven amenazas… donde las cosas se vuelven rutinarias y la insatisfacción pide más y diferente.

El joven que sabe de ganar y perder espera de Jesús alguna otra regla -alguna otra práctica- que pudiese él cumplir y de esa forma "heredar" -ganar- lo que él entendía  por "vida eterna"… ya que la vida de todos los días la tenía bien asegurada… condición que era considerada por cualquier judío como una bendición de Dios.

Y habiendo Jesús aceptado la pregunta lo lleva a mirarse en Aquel que es la fuente de toda bondad y desde ahí lo invita a entrar en la dinámica del seguimiento que tiene como única condición la LIBERTAD DE TODA SEGURIDAD, aun de aquella que surge de una falsa imagen de Dios con la que se puede negociar el más allá.

JESÚS LO INVITA A PERDER, A NO SEGUIR SUMANDO.
LO INVITA A DESPOJARSE, A DEJAR DE LLENARSE DE OTRAS OBRAS BUENAS.
JESÚS LO INVITA A DEJAR Y A DAR AQUELLO POR LO CUAL SE LEVANTAN BARRERAS, SE EXCLUYE, SE SOMETE Y SE MALTRATA.

De esa forma rompería con esa cadena infinita de dependencias que lo único que logra es hacernos más codiciosos y violentos llevándonos a percibir a los demás como extraños y como una amenaza a la seguridad conseguida.

Pero aquel joven sabe mucho de esfuerzos y de méritos… es bueno… y justamente todo eso se le convierte en un obstáculo para entrar en la dinámica a la cual Jesús lo invita.

Tal vez todos nosotros, como aquel joven, estaríamos dispuestos a seguir a Jesús si se nos impusiera un peso más... pero que difícil cuando lo que se nos pide es otra cosa: una orientación distinta donde la preocupación no esté en el tener o en el cumplir para obtener algún tipo de seguridad aquí o en el más allá.

La invitación de Jesús es descubrir aquello donde la propia humanidad se juega la vida.
Donde el valor personal no está agarrado a lo que se logra o a lo que se tiene.
Qué difícil es romper con esas búsquedas de poder y de tener que todos llevamos dentro.

JESÚS NOS INVITA A ENCONTRARLO EN EL CAMINO.
Donde los demás aparecen sin ser amenaza ni obstáculo.
Donde la propia desnudez se hace libertad y compasión para otros.

El joven no llegó a captar "ni la mirada de cariño"… ni el tono… ni la invitación de Jesús…  “demasiadas cosas tenía” que seguramente ya lo hacían sentir alguien…  y mejor que los demás porque "bendición" lo eran también...

¿Qué necesidad había entonces buscar por otro camino donde la seguridad no formaba parte?

viernes, 8 de octubre de 2021

¡FRANCISCO, qué fuerza tiene tu vida!. Octubre 2021

"Este es aquel que en su tiempo se reparó el templo,
en sus días se afianzó el santuario.
En su tiempo cavaron la cisterna
y un pozo de agua abundante."
Sab. 50, 1-2

Encontrarnos con la figura de Francisco es acercarnos, no sólo al evangelio vivido de manera clara y sencilla, sino también es acercarnos a los deseos de cambio y de transformación que se respiraba en el ambiente de aquella época.

Francisco fue testigo, como también lo somos nosotros: de las desigualdades generadas por una mala práctica del poder; del sometimiento de unos sobre otros en muchos de los aspectos de la vida, de la exclusión y del total abandono de la vida como consecuencia de un modo de entenderla cómo algo que es sólo para unos pocos "llenos de privilegios".

En ese contexto, la llamada de Francisco a vivir la fraternidad con todos y con toda la creación, es una palabra profundamente profética que denuncia toda relación de sometimiento pero que al mismo tiempo revela una esperanza muy grande en la capacidad que tienen las personas para abrirse a lo nuevo... o mejor dicho a lo que siempre estuvo ahí.

¿Cuáles son los clamores de hoy que nos llegan desde la vida?
¿Qué escuchamos en el sentir de la gente?
¿Escuchamos o estamos demasiado preocupados por lo que llamamos "mío"?

Acaso la pandemia no desnudo nuestro corazón y el corazón de una sociedad que se sentía demasiado satisfecha; aún cuando tantos seguían gritando a sus puertas.
Acaso no nos sentimos conmovidos al escuchar las estadísticas de tantas familias que quedaron fuera del sistema educativo; o frente a tantas otras donde se hizo evidente la precariedad del trabajo; o frente a lo injusto de los sistemas de salud en nuestro país; o frente a la miseria con la que viven muchos de nuestros adultos mayores; o frente a la ostentación de privilegios con la que a veces se viven ciertos roles en la sociedad; o frente a la desigualdad en los salarios de tantos que siguen dando sus vidas en favor de otros.

No nos conmueve la agresividad que encontramos en tantas familias... o la desesperanza o la apatía de nuestros jóvenes... que hemos hecho con el miedo que sentimos en nuestros niños...


Las intuiciones de Francisco de Asís fueron siendo amasadas con las grandes desventuras y esperanzas de su gente... su opción de vida evangélica fue una respuesta fraterna y solidaria a esa historia.

¿Qué historias de hoy necesitan de nosotros una respuesta evangélicamente fraterna y solidaria?
Respuestas fraternas y solidarias cargadas de la propia vida que transita también la ambigüedad... y no respuestas sólo desde la palabra que muchas veces esta cargada de ideologías y de reclamos hacía otros.

En Francisco de Asís hubo una situación -un tiempo de enfermedad- no buscado ni querido, que le abrió a la escucha de sí mismo y a la experiencia de ese Dios que es capaz de transformar lo "amargo en dulzura"...  y es esa misma experiencia la que le hará descubrir el reverso de esa sociedad de la que él era uno de sus privilegiados. Esa sociedad que se enorgullecía de la libertad y el respeto por todos tenía también sus excluidos, sus desheredados: los leprosos, los de la calle y un montón de gente sometida a trabajos inhumanos.
Francisco se siente conmovido por esta situación, se anima a salir, a romper con las barreras que lo separan, se anima a acercarse y hacer de ellos sus amigos.
Lo que sucedía en la sociedad, de alguna manera también sucedía al interior de la iglesia de su tiempo; por eso frente a una iglesia instalada y llena de privilegios, Francisco, sin buscarlo y sin criticar a nadie, vuelve a hacer del evangelio una buena noticia para esa gente... y lo hizo simplemente haciéndose cercano... dejándose encontrar.

Optar por Jesús, hacer de su vida un espacio de encuentro, no sólo valía la pena porque lo reencontraba con ese deseo de que la vida tuviese sentido, sino que además era la respuesta más efectiva y más contundente a una sociedad cargada de tanta desigualdad e injusticia.
Ese modo de vivir es lo que quiso compartir con otros.

¿Qué mejor testimonio a una sociedad así dividida, que la vida compartida de unas personas que sin conocerse, viven un modo de relación dónde la reconciliación es lugar de encuentro; la autoridad es servicio; el trabajo es comunión con los pobres de la tierra y la oración es relación con Aquel que todo lo sostiene?

"Convertir toda hostilidad
en un tensión fraterna,
en el interior de una unidad de creación"
P. Ricoeur

Francisco al hacerse caminante de un pueblo que también sufría se encuentra con que antes que él, alguien ya venía caminando en medio de los últimos... en medio de los que estaban sufriendo.
Dios mismo se había hecho rostro humano.
Dios mismo era  pobre, era leproso, era hermano, era hermana, era trabajador, era niño, era anciano, era enfermo... era creación. 

Su mirada se había transformado, no sin vivir la soledad, la angustia, el sentimiento de fracaso, el sufrimiento y el rechazo.

El canto de un Dios que se hizo humanidad en medio de su pueblo había abrazado toda su vida...

¿NOS ANIMAREMOS  A RESPONDER, de manera solidaria y fraterna, a los clamores que nos conmueven?
¿QUÉ TESTIMONIO QUEREMOS DAR cómo comunidad, a un mundo que sigue buscando razones para dividir y excluir?



sábado, 2 de octubre de 2021

AMAR, un camino de toda la vida. Mc 10, 2-16

 "eN el principio no fue así",
le respondió Jesús a los fariseos que querían ponerlo a prueba en esta cuestión que compromete la vida… olvidándose de lo esencial.

Y aunque el texto es una denuncia contra la desigual entre hombres y mujeres también quiere reflejar aquello que hace que nuestro corazón sea "imagen y semejanza de Dios".

Fuimos creados para estar con un otro desplegando en el tiempo y en fidelidad nuestra capacidad de amar, no de cualquier manera sino al modo, al estilo del Amor de Dios que nos habita y que Jesús nos lo recordó con su vida.
Pero aún esta concepción de cómo entender el amor es una entre muchas otras que hoy escuchamos, lo que hace del amor al estilo de Jesús algo que tendremos que optar y aprender cada día.

El Amor de Dios mostrado en Jesús es un amor que humaniza… por eso habrá sacramento del Amor de Dios solo si el amor que se expresan humaniza al otro… tal vez esto nos da también un criterio para mirar cuando un vínculo se rompe… tal vez no hubo amor que humanizaba… tal vez no hubo amor auténtico, menos verdadero.

Y cuando hablamos de “relación con un otro” estamos hablando  también de todas las áreas de la persona que esto compromete: el cómo entendemos el cuerpo, la vivencia de la sexualidad, el compromiso con la vida, los hijos, etc.
Y hablamos de tiempo porque sabemos que el recorrido de una pareja pasa por muchos terrenos, por muchos tiempos… y es en el tiempo donde se nos va despojando de todos aquellos añadidos que hacen buscarnos sólo a nosotros.

Y como de AMOR se trata nos toca a todos...
¿QUÉ SERÍA UN AMOR QUE HUMANIZA?


Algo que humaniza es algo que hace grande al otro… por lo menos no lo empequeñece… un amor que humaniza será tal vez un amor que deja que el otro sea sin emitir juicios de valor… en una constante atención a estar al diálogo… a salir al encuentro.

Algo que humaniza es algo que pone al otro en primer lugar… un amor que humaniza será tal vez aquel que no ponga como criterio de valoración de la relación la satisfacción de sus propias necesidades (aun cuando el otro esté de acuerdo)… no usa y tira, es fiel - permanece… no funciona porque recibe… no busca sólo su propio provecho… no pisotea sino “reconoce”.

Algo que humaniza es algo que siempre busca la forma de llegar… un amor que humaniza será tal vez aquel que no se pone límites… que es capaz de sufrir por el otro… de esperarlo si es necesario… corre riesgos… busca de dar oportunidades pero también invita a crecer… no se escandaliza por la caída del otro… cree en el perdón y en la conversión que se hace camino a través de medios concretos…

Algo que humaniza es algo que defiende la vida… un amor que humaniza es un posibilitador de vida… no se deja llevar por la ley que a veces sólo aplasta a las personas haciéndoles sentir la exclusión… no da ninguna situación por perdida y a nadie por perdido… está abierto a la vida desde su gestación hasta que toque caminar en otros campos… cree en la providencia.

¿Habría más?  Seguramente… creo que cada uno podría aportar que es lo que entiende por “un amor que humanice al otro”.


Cabe una aclaración… aunque a esto hemos sido llamados, verdad es que hay muchísimas situaciones como personas hay: en ellas encontramos relaciones que se han quebrado… otras que no han podido emprenderlas… otras que han elegido opciones que a muchos escandalizan… pero, aunque es difícil dar una respuesta a muchas de estas situaciones…

Pero tal vez, en este tiempo dónde se proclaman tantas "formas de relación"... estemos en la situación personal que sea... necesitamos volver a redescubrir que crecer en un amor cargado de humanidad al estilo de Jesús, es una atención - invitación - exigencia - don - tarea de todos aquellos que hemos decidido ir detrás de sus huellas.


Por eso la búsqueda de caminos para amar de esta manera, no se termina porque algo se rompió, o porque en algún sentido nos sentimos excluidos, o porque ya hace tiempo que estamos casados “por iglesia”…


AMAR HUMANIZANDO LA VIDA
SERÁ CAMINO DE TODA LA VIDA.




lunes, 27 de septiembre de 2021

Facilitadores de VIDA. Mc 9, 38-48

"Juan le dijo a Jesús: 
- Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios invocando tu nombre y hemos intentado impedírselo, porque no nos seguía a nosotros. 
Pero Jesús le replicó: 
- No se lo impidan, pues nadie que actúa con fuerza como si fuera yo mismo puede al momento maldecir de mí. O sea, que quien no está contra nosotros está a favor nuestro..."


Quien sabe de dónde le viene lo que tiene... lo que hace... no levanta muros para defender "lo que cree como propio" cuando esto mismo se muestra fuera del ámbito "controlado"... porque sabe que todo es Don y que el único privilegio que celosamente tiene es el ser servidor de un Don que es más grande que él... de un don que nos alcanza.

Pero es una tendencia de nuestro "corazón herido" detenernos en lo que nos divide... en lo que nos diferencia... tal vez... para sentirnos de alguna manera "mejores que los otros" o porque nos creemos "dueños" de lo que in-merecidamente hemos recibido... o porque tenemos miedo de perder algún tipo de privilegio que creemos que viene con el hecho de haber sido encargado de algo.

Nos olvidamos muy rápido que toda persona humana es portadora de un "misterio" que no podemos alcanzar... y tranquilamente seguimos cantando, con nuestras observaciones "fuera de la iglesia no hay salvación"... fuera de nuestra visión -de nuestra concepción- de las cosas no hay nada.

En nuestras maneras de hablar y de juzgar seguimos descubriendo que en nosotros muchas veces el miedo es el criterio desde el cual nos estamos relacionando con los otros y con las situaciones que se nos presentan... cuantas barreras levantamos porque piensan o sienten... o actúan distinto.
Y esto puede aparecer tanto en personas que están aferradas a ciertas normas o mandatos que percibimos como "conservadoras" como así también en aquellas que están abiertas a todo lo nuevo.
Todos podemos absolutizar dichos y formas despreciando a quienes no piensan así... cayendo justamente en lo que se critica.

Y al sentir al otro como amenaza, la mejor herramienta es el juicio duro e intransigente, para separarnos... y quedarnos tranquilos creyendo que Dios hace lo mismo... sin darnos cuenta que al hacer eso hemos hecho de Dios un "ídolo".

Y CUANDO HEMOS JUZGADO YA NOS HEMOS SEPARADO... y es imposible entonces querer acercarse para hacer lo que Jesús llamo "corrección fraterna". 
Y cuanto habrá que desandar para después construir juntos.

Creemos que podemos limitar el amor de Dios... que podemos controlar la "acción de Dios" que transforma la vida desde tantos otros lugares que podríamos juzgar como "no cristianos".

QUIENES DAN VIDA, QUE NO ES OTRA COSA QUE FACILITAR PROCESOS DE MAYOR HUMANIDAD.

SEAN QUIENES SEAN... 
EN EL LUGAR DONDE SEA...
CREAN O NO EN JESÚS... 
LO CONOZCAN O NO...
HACEN REINO DE DIOS 
AUNQUE NO LO SEPAN...
AUNQUE NADIE SE DE CUENTA.

Pero... quienes no están al servicio de la vida... quienes con su mirada aplastan y fulminan los pasos débiles de los demás... 
Quienes no ensucian sus manos con lo despreciable del otro... quienes con sus pies no buscan creativamente donde la vida parece perdida o entrar en la vida del otro pisoteando o usando...
"...si tu ojo... si tu mano... si tu pie..."
Es decir, aunque tenga los papeles que dicen que es cristiano... lejos están del Reino... lejos de su verdad... lejos de su humanidad.


La palabra y los gestos de Jesús son una nueva invitación a romper los esquemas de pertenencia para que, "con ojos nuevos" lo podamos descubrir presente en toda palabra... en todo gesto humano que busca dar vida.

domingo, 19 de septiembre de 2021

SOMOS lo que buscamos. Mc 9, 30-37

¿POR QUÉ TE BUSCAMOS?
¿POR QUÉ TE SEGUIMOS?, JESÚS.

Si atendemos a la verdad de nuestro corazón deberíamos reconocer que muchas veces dentro de nosotros están estos interrogantes... preguntas  que podrían resumirse en una sola:
¿QUIÉN ERES JESÚS?
¿Qué significa para nosotros Jesús?

Buscarlo ha significado muchas veces arriesgarse a andar por caminos que la razón o el "sentido común" nos dirían que estamos equivocados... 
Buscarlo ha significado también tocar nuestras propias sombras y también nuestras expectativas frustradas, ya sea porque las ilusiones de que algo satisfaga para siempre no llega o por querer retener algo que como todo, es un momento.

Buscarlo también ha significado encontrarse con la carencia, con el límite... con la experiencia de saberse en camino... con la percepción de lo inútil que han sido muchas búsquedas y con la impotencia de no poder darse a sí mismo muchas cosas... Experiencias todas estas que han llevado también a dejar de buscar.

"Cuando rezo, ¿a quién le rezo en realidad? Cuando digo "Señor", ¿a quién me refiero?... La respuesta del Abad Eudes resultó totalmente distinta de lo que yo esperaba. Él dijo: "ÉSTA ES LA PREGUNTA, la más importante que se puede formular... en cierto modo, DEBERÍA SER SU ÚNICA PREGUNTA en torno a la cual se organice todo lo que usted hace... ahora requiere una clara decisión si usted desea convertir esta pregunta en el centro de su meditación. Si lo logra, usted descubrirá que ha emprendido un camino largo, muy largo..."
Nouwen H. "Presta atención al Silencio" - 2001

Los discípulos han visto a Jesús hacer milagros... lo han visto acercarse a la gente con muchísima ternura sin importar la historia que cargaban... ellos mismos experimentaron la libertad de saberse con Dios como "amigo" que come con ellos... ríe con ellos... se cansa... trabaja... reza con ellos.
Pero desde hace un tiempo las palabras de Jesús se han vuelto muy duras de entender... hablan de conflicto... de ruptura... de muerte. Palabras que hablan de por dónde pasa a veces, la vida humana, y que nada salva de vivirlas. 
Pero cuánta decepción acarreamos por no aceptarlo.

Creían saber quién era Jesús... pero ahora un abismo los separa... hasta el punto de tener miedo de preguntarle sobre el significado de sus palabras.
Y tal es la distancia con Jesús que pueden seguir discutiendo entre ellos sobre quién era el primero... el más grande.

También nosotros, muchas veces, optamos -sin darnos cuenta- por no preguntar... porque no queremos entender que el camino no pasará por la respuesta inmediata... o por el conflicto resuelto... o por el dolor calmado... o por la herida sanada...

Tal vez no terminamos de convencernos  que el AMOR PASA POR DAR LA VIDA... allí donde sea... allí donde estemos... allí como estemos.
Y QUE ENCONTRAR "VIDA" PASA POR SERVIR... allí donde sea... allí donde estemos... allí como estemos.

Nosotros podemos seguir preocupados por tantas otras cosas: por lo que no logramos; por lo que no conseguimos; por lo que no convencimos; por lo que no fuimos escuchados; por lo que no se dio en el tiempo que nosotros queríamos... etc... etc...
Todas preocupaciones que de alguna manera encierran lo que para nosotros es lo más importante hoy y a las cuales les hemos dado el poder de decirnos si somos valiosos o no... tal vez, en última para sentirnos más importantes que otros... y por ende quién tiene más espacio... 

Y si acaso nos ponemos a servir a los demás -aun desde nuestras profesiones-, cuánto enojo percibimos porque no se nos reconoce... cuánta bronca cuando nos exigen más o las cosas no se dieron como las había planeado... o ya dejan de contar con nosotros.
Sin darnos cuenta que utilizamos "la piedad y la caridad" para diferenciarnos de los demás... para levantar barreras... para sentirnos "buenos" y más cerca de "dios" que no es el Dios de Jesús...

"La piedad interesada provoca divisiones... 
la codicia es la raíz de todos los males..." cfr 1Tim 6

Tal vez necesitamos hacernos conscientes de que seguimos sin entender a Jesús, más aún, de que no queremos hacerlo..., porque de ser así, supondría dejarse llevar por otro camino donde el control no estaría en nosotros... dónde no nos pondríamos a medir la solidaridad o el tiempo que damos... camino donde nuestras pretensiones de poder y reconocimiento... esas... las más íntimas chocarían con un AMOR QUE NO SE IMPONE... no manipula... no obliga... no juzga... mendiga y sirve... es pobre y necesitado.

Tal vez porque seguimos sin querer entender, no preguntamos... no nos preguntamos "¿desde dónde hacemos lo que hacemos? o ¿qué buscamos con lo que buscamos? o ¿quién es el otro para mí?"
Preguntas que nos revelarían a nosotros mismos quiénes somos en verdad y qué es aquello que se está poniendo en juego.  
Preguntas que nos harían entrar en un modo nuevo de entender nuestra espiritualidad -nuestra vida- dónde nosotros -y lo que nos pasa o pretendemos controlar- no son el centro del mundo... dónde en definitiva somos con otros... dónde todo, aun la adversidad, se transforma en don que viene a nuestro encuentro, despertando lo mejor de nosotros... dónde la vida del espíritu entonces, no es una suma de "propósitos de santidad".

En definitiva,
NO QUEREMOS ENTENDER QUE EL CAMINO ES HACÍA LOS DEMÁS... que es allí dónde se nos juega nuestra humanidad... nuestro ser con Dios que se hizo servidor de todos...  y esto aunque estemos dolidos y rengos.
Porque nuestra esperanza no radica en que algún día las cosas sean distintas... o el dolor se calmará... o la herida sanará...

NUESTRA ESPERANZA RADICA -tiene como suelo- EN QUE DIOS ESTÁ CON NOSOTROS ARRODILLADO ANTE TODA VIDA HUMANA... sirviendo... "esclavo como un niño que no cuenta"... no porque "tiene una baja autoestima", sino porque ama.

NOSOTROS HEMOS DECIDIDO LIBREMENTE ADHERIRNOS A JESÚS.
HEMOS CREÍDO QUE ESO ES LO MEJOR PARA NOSOTROS.
Descubramos entonces que en el servicio a los demás además de hacernos más señor de nosotros mismos, más crecemos en humanidad.

"Somos lo que buscamos.
El Mar está en la acuidad
de la gota que somos.
Aún no lo sabemos"
J. Melloni