Todos estamos inmersos en un OCÉANO INMENSO. Ser alcanzados es percibirnos que somos parte de esa PALABRA que aunque la sentimos venida de fuera, esta dentro nuestro. Las reflexiones que aquí comparto no son más que señales, intuiciones; cómo "bocanadas de aire" como cuando el pez sale a la superficie. Hermano Walter Ofm
domingo, 29 de agosto de 2021
El “OBRAR” sigue al “SER”. Mc 7, 1-23
domingo, 22 de agosto de 2021
Señor, ¿a Quién irEmos?... Jn 6, 60-69

Y lejos de hacer más suave el mensaje Jesús tensa el corazón hasta tal punto de que las personas que lo escuchan se ven exigidas a tomar una decisión.
"SEGUIRL0 O DEJARLO".
Al no conformar a todos, el entusiasmo por la persona de Jesús en estos momentos es sólo un recuerdo.
Esta situación de decisión en medio de lo dificultoso se hará presente en el camino de seguimiento, de igual manera que en la vida aparecen situaciones bajo los rasgos de la claridad y también de la oscuridad. ¿Qué hacemos cuando esto aparece en nuestra vida?, sabiendo que no hay verdadero crecimiento sin crisis... y que muchas veces las crisis nos muestran que no siempre sabemos lo que queremos.
Es la experiencia que tenemos cuando algo nuevo aparece frente a nosotros -más allá de si es bueno o malo, es nuevo-; y nos sentimos perdidos y ninguna de las respuestas anteriores parece darnos la seguridad de acertar con lo que debemos hacer.
Como no conocemos hacia donde somos llevados tenemos miedo...
Pero sólo es necesario volver a ponerse de camino, tal vez no hacía los mismos lugares de siempre.
Jesús había dado un signo -el pan-, había satisfecho el deseo inmediato de la gente pero también le había dado un significado totalmente distinto.
TODO ERA UN SIGNO DE OTRA COSA.
Contra todo lo razonable para quienes lo escuchan Jesús invita a vivir la vida desde una lógica de "siempre más" -desde una atención constante a sí mismo- que no puede ser reducida a la satisfacción de las propias necesidades porque nada ni nadie podrá alcanzarnos aquella plenitud de la cual somos unas "vasijas".
Jesús quiere llevar a la gente a descubrir que dentro hay otro tipo de hambre, otro tipo de deseo: ENCONTRARLE SENTIDO A LA VIDA más allá de lo que podemos conseguir o medir o controlar.
Y él se ofrece como camino.
Se presenta como alternativa que nada tiene que ver con lo esperable o con lo que para nosotros sería de "sentido común".
"EL ESPÍRITU ES VIDA.
LA CARNE DE NADA SIRVE."
Es como si preguntará al servicio de quién estamos... o cuáles son las ilusiones que seguimos alimentando.
O mirando nuestras preocupaciones ¿Qué es aquello que en verdad nos quita el sueño?.
O hacia dónde van nuestras quejas... o nuestros reclamos.
De qué estamos haciendo depender nuestra vida. ¿Cuál es nuestro norte?
"Espíritu" y "carne" .
Como si fueran dos maneras de afrontar la vida.
Podemos vivir creyendo que la vida es sólo saciar el hambre que proviene de nuestras necesidades que nos hacen sentir que siempre nos falta algo.
O podemos dejar que nuestra "carne" este animada por el Espíritu haciendo de nuestra vida un espacio de Reino, es decir, un espacio de escucha, de disponibilidad, de aceptación a lo que está, de perdón a la vida como se presenta.
Pedro al igual que el resto de los doce se queda... tal vez sin saber muy bien por qué... tal vez lo sentirían como una injusticia abandonarlo.
"Simón Pedro le respondió:
¿A quién vamos a ir?"
Si tú tienes palabras que generan alivio y al mismo tiempo desafían.
Si tú tienes palabras que dicen la verdad de mi vida.
Si tú tienes palabras que llenan -satisfacen una búsqueda- pero que al mismo tiempo amplían horizontes.
Si tú tienes palabras difíciles de entender y aún más de vivir.
Si tú tienes palabras que no dejan nada en su lugar -descolocan- pero al mismo tiempo sacian.
SI TÚ TIENES PALABRAS CON SABOR A ETERNO.
Palabras que hacen surgir un hambre imposible de saciar.
¿A DÓNDE IR?
Estar contigo es como respirar Misterio, diría Pedro
Alejarme es como andar a la deriva... es perderme en tantas otras cosas que reclaman mi centro... sería abandonarme.
SERÍA PERDER EL SENTIDO DE LA VIDA. Sería darle la razón a la historia de lo injusto, de la incomprensión y del resentimiento.
TE SIGO...
TE SIGO
lunes, 16 de agosto de 2021
En la MesA comPartiDa. Jn 6, 51-58
¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?..."
Acercarse a Jesús para aquellos hombres era como acercarse a un precipicio... tan seguros de sí mismos y de su relación con Dios que la invitación de Jesús les resultaba extraña y descabellada.
No sólo es condición para seguirle "el comer su cuerpo y beber su sangre" sino que además es la condición para tener VIDA... para que "él habite en nosotros y nosotros en él".
Escuchadas literalmente resulta un lenguaje duro y demasiado complicado para llevarlo a cabo.
No pueden descubrir que lo que está en juego es un proyecto de humanidad... un modo de vivir que se expresa en cómo se comparte el pan alrededor de una mesa donde todos son iguales... donde no hay diferencias y todos tienen lugar.
También nosotros, aún después de tanto tiempo seguimos sin entender a Jesús... que llega a ser plenamente pan cuando se abre totalmente.
Seguimos sin aceptar a un Dios que su ser más profundo es ser Don; y que hace de la mesa compartida un lugar de familiaridad, de inclusión y de perdón.
Tal vez nosotros seguimos buscando en nosotros razones por las que Dios se hace presente en nuestras vidas y de esa forma buscamos que siga satisfaciendo nuestros pequeños deseos de sentirnos buenos o calmando nuestros miedos frente a un futuro cielo que depende de cumplir con todo.
"COMER SU CARNE, BEBER SU SANGRE...",
no es otra cosa que hacerse uno con Jesús en la entrega y en la compasión... en el amor y en la misericordia... en el deseo de incluir a todos... algo que comienza asumiendo y aceptando lo que somos... algo que sólo el Espíritu puede hacer.
Tal vez convenga también preguntarnos: ¿Qué hemos hecho nosotros de la Eucaristía?
Cuánta preocupación seguimos teniendo por lo que podemos o no hacer en misa... por los que pueden o no acercarse a comulgar... etc... olvidándonos que esta mesa es expresión de la decisión de Jesús de estar a los pies de toda humanidad... al alcance de toda vida... descubriéndonos que somos uno... lo débil y lo fuerte es de todos.
"Quién come mi carne,
y bebe mi sangre tiene VIDA..." es expresión de la actitud existencial de una persona que ha decidido vivir en clave de Reino, es decir, en clave de fraternidad, de inclusión y de perdón con los demás... y esto supondrá un cierto desgarro, algún tipo de pérdida o de muerte.
Hacer Eucaristía es la comunidad que reunida alrededor de una mesa vuelve a recibir lo que es -aceptación agradecida de la propia vida- y que sólo se experimentará si se transforma en gesto y en palabra de vida para los demás.
Hacer Eucaristía es Jesús que nos vuelve a gritar que lo mejor que nos puede pasar es vivir para los demás... que es allí justamente -cuando decidimos renunciar a esa pulsión de apropiación - cuándo la vida nos revela todas las posibilidades que lleva dentro.
Comulgar entonces no es un acto de devoción sino que es un acto de seguimiento hacía dónde nos encontró Jesús... hacía abajo... hacía la pequeñez... dónde nadie queda afuera.
Comulgar es soltar las viejas imágenes de Dios cuando en alguna situación o en alguna persona nos cuesta ver a Dios porque DIOS ES AMAR.
domingo, 15 de agosto de 2021
SALGAMOS, a prisa, al encuentro de la vida que clama. Lc 1, 39-56
Tal vez en las palabras de Agustín "nos creaste para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que no descanse en ti" podríamos encontrar un poco de luz para reinterpretar lo que celebramos hoy.
Podríamos decir que la fiesta de la Asunción de María nos habla de lo que está en el origen... en el camino... y en la meta de toda la creación; y que para presentirlo tendremos que detenernos... y hacernos conscientes de esa Presencia que todo lo sostiene, más allá de las apariencias de las cosas o de las situaciones de la vida... habrá que aprender entonces a mirar, "porque lo esencial es invisible a los ojos".
Celebrar esta fiesta es celebrar al Dios que invita a salir "de prisa" e ir al encuentro de toda realidad para que allí hagamos experiencia de la Vida que todo lo transforma."En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel..."
La habían dejado sola y sin un plan, y en medio de la incertidumbre, María se pone en camino: así comienza toda experiencia cristiana.
domingo, 8 de agosto de 2021
QUIÉN SE TIENE... se puede dar a los demás. Jn 6, 41-52
Seguirlo y dejar que nuestras búsquedas se pongan en diálogo con la persona de Jesús provocará muchas veces en nosotros duda y resistencia.
Desde el conocimiento que tienen les resulta excesiva la invitación a creer en su palabra y que trastoque la perspectiva desde dónde vivir o que buscar.
CONOCEMOS DE DIOS LO QUE VIVIMOS.
Porque a Dios que es Amor sólo se lo conoce amando.
Y en esa experiencia de Dios se nos regala conocer a Jesús.
Por eso confiarle nuestra vida a Jesús es aceptar de parte de Dios que él nos encuentre allí dónde estamos... con nuestros hambres que nos ciegan y nos embrutecen... y nos ayude a vivirlos desde un sentido más grande... dónde experimentemos ese paso de la muerte a la vida por el simple hecho de amar.
POr amar como Jesús, nuestra vida se despega de cuánto la limita -de las ilusiones que la cierran-; de cuánto es para los judíos de aquellos tiempos obstáculos para creer.
¿Cómo es posible que sea la carne... lo más bajo, lo limitado... el lugar donde podemos encontrar el verdadero camino?
Para aquellos hombres no es posible que el encuentro con Dios se realice en la carne de aquel que saben bien de dónde viene.
JESÚS ES ENCARNACIÓN.
Y no hay fuera de Jesús -de su carne- lugar donde el Espíritu se manifieste.
En su carne todo ha sido asumido... porque "lo que no se asume, no se redime" diría Ireneo de Lyon... y solo quién se asume se puede entregar.
Si esto es así, TODA NUESTRA HUMANIDAD es una posibilidad para el encuentro; aunque para alcanzar esta comprensión nueva haya que bajar hasta lo más oscuro que llevamos dentro... porque nada ha quedado fuera de la reconciliación comenzada en la carne de Jesús.
En nuestra propia carne -quebrada y dolida- nos podemos encontrar con esa posibilidad que nos da el Espíritu a aprender a reconocer y asumir el propio caminar... aceptando agradecido lo recibido como don, como capacidad... como también las limitaciones, los dolores, las heridas y las frustraciones con lo que tienen de traba y de posibilidad...

Cuanta demonización de nuestra humanidad llevamos dentro.
En Jesús el camino de encuentro con Dios se ha hecho carne.
HUMANIDAD. HISTORIA.
POR ESO TODA VIDA ES SAGRADA.
No podemos entonces manipular ni usar ninguna vida... tampoco podemos juzgarla ni condenarla porque todo es privación de posibilidad.
"Comer su carne... beber su sangre" es alimentarnos con sus modos de vivir... es encontrarnos con que Dios está comprometido con nuestra carne... es dejarnos llevar por sus maneras de tratar a los demás... es mirar a través de sus ojos y acercarnos a la vida como él lo hace.
JESÚS SE HA HECHO EUCARISTÍA.
Un pan que hace del perdón un camino de libertad de todo enojo y de todo resentimiento.
Un pan que encuentra su alegría al ser consumido.
Un pan que cura la injusticia.
Un pan que crea libertad.
ESE PAN NO ES MÁS QUE NUESTRA CARNE,
NUESTRA VIDA,
NUESTRA HISTORIA,
QUE AL SER ANIMADA POR EL ESPÍRITU,
domingo, 1 de agosto de 2021
En Jesús, soMos viDa pAra el mUndO. Jn 6, 24-35
Con aquella gente que busca a Jesús nos hemos puesto de camino; hemos experimentado el entusiasmo por haber sido alimentados pero ahora comenzamos a sentir el desconcierto de lo que significa seguirlo.
No es claro por dónde anda o hacia dónde va y lo que busca de nosotros no es tan simple de aceptar.
Al comienzo nos sentimos satisfechos... lo experimentamos cercano.
Alimento de nuestras búsquedas y necesidades más inmediatas.
Pero ahora "buscarlo" parece traernos mayores dificultades y contratiempos...
Sentimos que nos pide más... pero no estamos dispuestos.
A través del mar no es posible encontrar huellas claras.
Pero la experiencia tenida todavía resulta cercana y es suficiente para atreverse a "ir a la otra orilla".
Pero nuevamente Jesús busca clarificar las motivaciones que se esconden detrás de aquella búsqueda.
Descubre que el corazón se ha quedado en lo más exterior "en el pan que comieron" y no en la invitación que esconde dicho signo.

NO ES FÁCIL EL CAMINO HACIA LA LIBERTAD.
Y sin poner en duda la necesidad del pan cotidiano para vivir, Jesús invita a descubrir que lo que realmente da verdadera vida es otro alimento.
Un alimento que tiene que ver en cómo se vive y al servicio de quién se vive.
Un alimento que tiene que ver con que otros tengan vida.
Y que la falta -como el desierto- es una posibilidad.
Pero los que lo escuchan no pueden ir más allá de la espiritualidad aprendida por eso intentarán reducir la invitación de Jesús a lo conocido, buscando una vez más asegurarse teniendo bajo control el hasta donde hay que hacer -hasta donde hay que tomarse en serio la propuesta de Jesús-: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?"
"BASTA QUE CREAN..."
será la respuesta de Jesús.
"Basta que crean", que lo que somos ante Dios eso somos y no más.
"BASTA QUE CONFÍEN", que la esperanza no significa que Dios hará lo que nosotros queramos.
"¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti?
¿Qué obra realizas"..."
Jesús responde haciendo que el corazón de la gente vuelva a la historia donde Dios fue providente en medio de la murmuración... y como el desierto -lugar del vacío y de la ansiedad- se volvió lugar de encuentro... siendo todo esto un signo de aquello que en su persona sería definitivo.
"...mi Padre les da el verdadero pan del cielo;
porque el pan de Dios
es el que desciende del cielo
y da VIDA al mundo."
Jesús nos descubre entonces que lo inmediato que buscamos y que esperamos que se satisfaga, puede bloquear nuestro camino de seguimiento cuando nos sentimos decepcionados o los demás están en contra de nuestras opciones.
Quisiéramos que Jesús satisfaga nuestros anhelos para siempre... pero sin entregarle nuestra adhesión... sin querer vivir como él.
"YO SOY EL PAN DE VIDA".
YO SOY... es como si nos dijera que su modo de vivir es lo que realmente alimenta nuestra vida y la hace más feliz.
YO SOY... es como si nos dijera que fuera de él es difícil encontrar posibilidades para crecer en humanidad.
"YO SOY",
JESÚS.
SU PERSONA. SU MODO DE AMAR.
ES PAN DE DIOS.
ES VIDA PARA EL MUNDO.