La interpretación que hagamos de la pasión de Jesús determinará nuestro modo de ser cristianos, más aún, nuestro modo de alcanzar mayor humanidad.
Por eso démonos cuenta de que tal vez hemos reducido la muerte de Jesús al recuerdo de algo que nos hace sentir culpables, o nos emociona, centrando nuestra atención en el dolor o en el sufrimiento o en el pecado.
Para acercarnos a una lectura de la muerte de Jesús que no cierra todo al sufrimiento, es necesario dejarse iluminar por sus palabras y gestos... es necesario mirar como él vivió: dando vida, poniéndose al servicio, no condenando a nadie, rescatando dignidad, poniéndose siempre de parte del más débil - del más pobre - del que no cuenta.
Y esto lo hizo no de cualquier manera sino SIENDO LO QUE ERA : DON PARA LOS DEMÁS.
LO IMPORTANTE ES LA ACTITUD VITAL CON LA QUE VIVIÓ CADA MOMENTO DE LA VIDA... y también la muerte.
Muere como consecuencia de su opción de vida... de su humanidad atravesada por un "Amor que vale más que la propia vida"...
Muere por permanecer en una Verdad que desafío un sistema de creencias que anulaba y excluía personas...
Muere porque molestaba su forma de entender a Dios, "un Dios al servicio de la vida del hombre" liberaba personas de cualquier búsqueda de poder.
Muere para decirnos que el Amor de Dios no se aleja jamás de nuestras vidas...
Que Dios es Fiel aun en medio de nuestro rechazo.
Amar así crea un modo nuevo de vivir donde no hay lugar para dominar ni oprimir ni controlar a nadie... ni aun creyendo tener buenas razones para hacerlo.
Amar así crea un modo de vivir donde el darse a los demás, en medio de cualquier situación, nos conecta con lo más verdadero de nuestra humanidad; NOS HACE PLENOS.
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