
Ir detrás de Jesús es sentarse hoy junto al pozo de Jacob y mirar la llegada de aquella mujer, parte de un pueblo que el profeta Oseas había juzgado como "infiel y prostituta"... esa mujer llega con su cántaro vacío a buscar calmar la sed... esa sed que había buscado calmar con tantas otras cosas.
Y NOSOTROS, ¿CÓMO LLEGAMOS HASTA JESÚS?
¿Somos capaces de aceptar que dentro tenemos vacíos y que muchas veces los buscamos llenar distrayendonos?
¿Cuáles son los "pozos de agua" a donde fuimos para calmar esa sed de "sentirnos vivos"... o de que "algo valga la pena"?
Como le pasaba a aquella mujer, ¿detrás de qué cosas nos escondemos para no dejarnos encontrar? ¿qué justificaciones ponemos para no permitirle al otro esa pregunta que tal vez puede cuestionar o desestabilizar algo en nosotros?
Pasando por alto las cuestiones religiosas... Jesús se detiene en tierra samaritana... y rompiendo también con aquella otra barrera que decía que un hombre no podía hablarle a una mujer extraña comienza el diálogo... y lo hace pidiendo algo que la mujer puede darle... le pide de beber... busca ayuda.
Pero aunque esa manera de acercarse despierta el interés de aquella mujer no es suficiente para dejarse encontrar... inmediatamente aparece el "¿Quién eres...?".
Lo aprendido se vuelve tan absoluto que se convierte en barrera y si además se está herido resultará más difícil dejarse encontrar. Y de esa manera, con el paso del tiempo nos dejamos de escuchar, nos quedamos en formas y nos desconectamos de nuestros deseos... y así los verdaderos anhelos, aquellos que están en lo profundo del corazón, son olvidados.
Jesús ira de a poco perforando las apariencias...
Y PORQUE SABE QUE SOLO UN ANHELO -DESEO- MAYOR RELATIVIZA DESEOS PEQUEÑOS... dice a la mujer: "Si conocieras el DON de DIOS y quién es él te pide de beber..."
Seguramente estas palabras despertaron aún más el interés... le estaban hablando de algo que ella no conocía... de algo que no se consigue con el propio esfuerzo ni con los conocimientos que se tienen... porque aun ellos pueden llegar a convertirse en grandes defensas... que además de dar un poco de seguridad llevan a casarnos con "maridos" que solo aseguran eso... entretienen y sofocan lo más verdadero.
JESÚS ROMPE CON LO QUE ELLA SABE DE DIOS.
JESÚS LE HABLA DE DON.
Y como tal inesperado... no programado...
No es este pozo que lleva tanto tiempo dando agua -símbolo de la ley- el que puede dar "AGUA VIVA".
eSA "aGUA" está dentro... en lo más profundo.
ES LA PRESENCIA PERMANENTE DE DIOS EN NOSOTROS.
Y JESÚS ES SU FUENTE.
Primera condición: TENER SED.
Encontrarse con el cántaro de los propios cansancios... que generan vergüenza... que ocultamos.
Segunda condición: CAMINAR HACIA LOS LUGARES donde sabemos que nos espera: la profundidad del propio corazón... la Palabra... los cansancios de la vida... la comunidad... los otros... la Eucaristía...
Tercera condición: ABANDONAR LOS "POZOS" que han tenido entretenido al corazón pero lo han cansado más... dejando de llamar vida o libertad a lo que provocó más vacío.
Y para no tener excusas donde esconderse y para que la búsqueda sea verdadera... al igual que aquella mujer... Jesús querrá encontrarse con el punto de mayor fractura... con aquel espacio de la vida que tal vez coincide con el lugar por donde ha pasado más vida afectiva...
Y QUERRÁ DESPOSARSE CON ESE CANSADO CORAZÓN.
Querrá que percibamos que no necesitamos mendigar nada porque dentro lo tenemos todo.

Dejemos de ir detrás de esos maridos de la "falsa imagen"... de la careta y del aparentar... que tienen la pretensión de protegernos de la mirada de los demás.
De esos otros que solo saben de consumo y de comodidad... o de "todo vale" porque todo el mundo lo hace.
Dejemos los maridos del individualismo que no deja que nos alcance el dolor de los otros.
Rompamos con los maridos que tienen una explicación racional para todo... donde Dios parece no tener nada que decir... buscando protegernos de la desesperanza cuando las cosas se tardan o se repiten en nuestras vidas.
Dejemos ir el marido de esa espiritualidad intimista y cerrada... que parece no haberse enterado que si no se encuentra con el otro no se encuentra con Dios.
Y como aquella mujer... nos sentiremos encontrados...percibiendo en nosotros una PRESENCIA QUE PACIFICA toda la vida...
Nos daremos cuenta de estar haciendo experiencia de que aun en medio de todos los tironeos -y de la infidelidad del corazón- Dios no ha roto su alianza con nosotros.
Y experimentaremos la LIBERTAD como si fuese algo recién estrenada... "el pez no se da cuenta de que estaba en el agua hasta que es sacado de allí."
"La mujer, dejando allí su cántaro,
corrió a la ciudad y dijo a la gente:
Vengan a ver un hombre
que me ha dicho todo lo que hice,
¿No será el Mesías?"
La mujer se ha olvidado del agua... el contacto con la persona de Jesús ha saciado su sed.
Y sin miedo al encuentro de aquellos que hasta hace un momento evitaba... corre a anunciarles que fue encontrada por alguien que le dijo todo lo que había hecho... y seguía ahí.
Padre,
que podamos abandonar las cisternas agrietadas
que no pueden contener el agua de nuestras vidas.
Que nos descubramos habitados
por JESÚS, FUENTE DE VIDA VERDADERA.
Amén
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