sábado, 21 de marzo de 2020

Detrás del barro están tus manos, Señor. Jn 9, 1-41

La Palabra nos trae hoy un encuentro cargado de luz... 
Es el encuentro de Jesús con aquel ciego que estaba sumergido en las tinieblas del "no contar para nadie"... 
Es un encuentro entonces que libera al ciego de la opresión de la exclusión llevándolo a la libertad de una vida llena de sentido.

Aquella persona se encontró sorprendido al ser tenido en cuenta... alguien detuvo su mirada en él y lo trató con ternura de madre poniendo sus manos sobre sus ojos.

Jesús haciendo barro con su saliva unta los ojos del ciego... nuevamente TIERRA EN MANOS DEL CREADOR, como si estuviese diciendo que ahora sí se terminaría la obra de la Creación.

EL PADRE HABÍA DE CONTINUAR CON LA OBRA EMPEZADA.
NO SE HAN CANSADO SUS MANOS EN SEGUIR MODELANDO AQUELLO QUE HABÍA CREADO.

Y el ciego aceptó la invitación... salió corriendo a lavarse a la piscina del "Enviado"... fuera de los muros... fuera de lo instituido... el proceso de sanación había comenzado con la iniciativa de Jesús que no había suprimido la libertad del ciego.


"...hizo barro y lo puso sobre los ojos del ciego..."
Cuántas situaciones experimentamos como barro en nuestras vidas... carencias... debilidades... muertes... pecados... que están allí en la vida... que son parte de nuestro ser limitados... en camino...
Pero que en manos del Alfarero pueden ser instrumentos que den luz...

Como el "barro", tosco y oscuro, esas situaciones pueden ser puentes para más luz... oportunidades para que el corazón se transforme en más compasivo - menos prejuicioso... 
más atento - menos indiferente... más solidario - más humano.

Pero cuántas veces rechazamos aquello que la vida nos presenta y que en manos de Jesús pueden ser portadoras de más vida... de vida verdadera.
Dios no quiere nuestro dolor ni nuestro sufrimiento ni nuestra muerte... toma eso que es parte de nuestra condición y lo hace camino, lo hace espacio de transformación... no se queda con los brazos cruzados frente a la limitación... trabaja con eso.

Jesús de todo cuanto la vida tiene sacará vida... aunque nosotros sintamos sólo barro que nubla nuestra mirada... qué nos desconcierta... que hace tambalear nuestras certezas.

Jesús unge con barro al ciego.
Lo identifica con el barro
descubriendo-le que él también es
BARRO ANIMADO POR EL ESPÍRITU...
QUE ASÍ LO PENSÓ EL PADRE.

PERO... ¿por qué ese camino de transformación tiene que venir bajo los aspectos que nosotros quisiéramos para aceptarlo en nuestra vida? Como nos ponemos cuando las cosas no vienen en el envase conocido.
¿Por qué tiene que ser fuera del sábado para que sea de Dios?
¿Por qué tiene que cumplir todo lo prescrito para que sea auténtico?

Los fariseos del Evangelio buscaron razones en los padres, en el ciego...para desacreditar lo que había sucedido... no podían concebir que las cosas podían hacerse de otra manera... fuera de la institución... fuera del sábado.


NOSOTROS,
podemos aflojarnos un poco... 
soltar un poco las riendas de nuestra vida...
dejar de fiscalizar los cómo? y los porqué?...
confiando que detrás del barro siempre hay unas manos que buscan el bien de nuestras vidas.

"...y al encontrarlo le preguntó: 
¿Crees en el Hijo del Hombre?...
Creo Señor... y se postró ante él..."

Al igual que Jesús... aquel hombre sanado es juzgado y expulsado por los que más cerca se sentían de Dios... Pero Jesús lo busca para terminar la obra... para que aquel hombre sanado encuentre en el DON RECIBIDO ALGUIEN QUE ES CAPAZ DE DARLE SENTIDO A SU VIDA.


"Y el ciego se postró ante Jesús..." ya no se postró en el Santuario... lo hizo en la calle...
Ahora hay un nuevo Santuario... la humanidad de Jesús -nuestra humanidad-.
¿En qué consistirá entonces reconocer a Dios?
¿Qué significará alabarlo?.
¿Qué significará seguirlo o estar salvado?
¿Qué estar vivos en verdad?

Dice Irineo de Lyon: "LA GLORIA DE DIOS ES QUE EL HOMBRE VIVA"

Reconocer a Dios como Señor... postrarse ante Jesús... "dar gloria a Dios"... será reconocer a Dios en nosotros y en los demás... aunque percibamos sólo barro... y no solo reconocerlo sino también procurar que tengan vida... ejercitando con todos ellos la caridad.


AMÉN... nos grita hoy Jesús...
EN ESTO SE HARÁN CONSCIENTES DE QUE ESTÁN SALVADOS...
EN ESTO CONSISTE SEGUIRME...

Y MIREN MI PASIÓN,
NO HAY EXCUSAS PARA NO AMAR.





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